Mi madre y yo cogimos bajo los efectos del alcohol
Me llamo Antonio. Esto pasó cuando tenía 24 años. Todo empezó el día del cumpleaños de mi madre (Ana). Para celebrarlo, decidimos ir a casa de unos parientes muy allegados. Todo se preparó como se había planeado y, por la noche, empezó la fiesta. Todos estábamos contentos, pero no esperaba que hubiera alcohol ese día. La verdad es que me puse a beber, pues hacía tiempo que no lo hacía. Lo que no esperaba era que mi madre también bebiera. En fin, la fiesta se alargó hasta tarde. Yo ya estaba cansado y lo único que quería era irme a la cama, pero entonces mi madre decidió que unos primos se quedaran con nosotros y siguieron bebiendo. La mujer de mi primo estaba harta de la fiesta y se fue a casa. Para entonces, mi madre estaba borracha. Lo único que quería era que se fuera a descansar, pero entonces me quedé medio dormido. Me levanté y vi que mi madre y mi primo no estaban.
Me pareció raro, abrí la puerta de mi habitación y cuál fue mi sorpresa al ver que mi madre estaba desnuda y mi primo se estaba quitando la ropa. Me molesté, pero en eso tocaron al portón y abrió una sobrina de seis años que se había ido a casa con nosotros. Mi prima estaba enfadada y preguntaba dónde estaba mi primo. En eso, llamaron a la puerta de mi cuarto y tuve miedo de que descubriera algo.
En ese momento, me cubrí con una sábana y me tapé con mi madre. Cuando entró mi prima, dijo: «Ya nos vamos, ellos ya están durmiendo». Solo le dije a mi madre: «Hasta mañana y no te quites la sábana, porque no llevaba nada puesto». En fin, mi primo se fue y mi madre solo me abrazó. Cabe recalcar que en mi mente no pasaba nada malo, ya que estaba más borracho que despierto. De repente, mi madre me agarró el paquete y empezó a tocarme con las manos. Ya para entonces estábamos solos en casa. La verdad es que se me puso duro de tanta tocadera. Entonces mi madre me dijo que tenía buen paquete, metió la mano y empezó a jugar con él. Yo estaba paralizado por lo que pasaba. Entonces cerró la puerta con llave e indicó que se la lamiera.
De repente, mi madre me agarró el paquete y empezó a tocarme con las manos. Para entonces estábamos solos en casa. La verdad es que se me puso dura de tanta tocadera. Entonces mi mamá me dijo que tenía buen paquete, metió la mano y empezó a jugar con ella. Yo estaba paralizado por lo que pasaba. Entonces cerré la puerta con llave y me indicó que le lamiera la concha. La verdad es que ya estaba excitado y procedí a abrirle las piernas para deleitarme con ese rico lugar del que salí.
Así estuvimos un buen rato, solo podía escuchar sus gemidos. De tanto estar chapando, me decía a gritos que me quitara la ropa y que se la metiera. Estaba muy excitado y me dijo: «Primero sobame con tu verga, mi cancha, y después la introduces lentamente». Así lo hice. Soñé por un rato hasta que me pidió que la penetrara. Lo hice lentamente y fui metiendo mi verga en esa jugosa vagina poco a poco, mientras escuchaba cómo gemía de placer. Me tomaba de las nalgas para que se la empujara más adentro y me decía: «Hijo, tienes una verga muy grande y gruesa, métemela más duro». Y así lo hice. Solo podía escuchar esos gemidos que me volvían loco. Estuvimos de misionero un buen rato.
Después, ella se subió encima de mí y se metió mi verga en su vagina sola. Lo mejor era que gemía. Volvimos a la misma posición de misionero y no aguanté más, me vine dentro de ella. Solo veía cómo le escurría mi semen en esa vagina y me agradeció. Salió para su cuarto de baño y siguió tomando. Yo terminé exhausto y me dormí un buen rato. Cuando me levanté por la noche, ya estaba en mis cinco sentidos y me daba vergüenza.
Ella continuaba bajo los efectos del alcohol y me pidió que la volviera a penetrar, pero esta vez estaba consciente. Desde ese día todo cambió, pues cada vez que tomábamos quería repetirlo, pero eso será tema de otra historia.
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Que rica hostoria espero me puedas contactar para hablar más ya que hice lo mismo y me encantó espero hablemos soy mexicano
Claro