Todos me tomaban por afeminado, y eso me abrió las piernas de bastantes compañeras de sexo – I
Cuando era pequeño, todos en la familia creían que yo sería un tremendo gay o un putito regalón. Mis nalgas eran redonditas y bien proporcionadas. Mi cutis blanquecino y mis ojos verdes solían ser objeto de adoración por las chicas…