Sorpresa inesperada
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Mi hermana me llamó para que la acompañara al medico, pues mi cuñado trabajaba de día y no podía.
Después de salir del medico y comprobar que que todo estaba bien, después de la operación, paramos en un bar a tomar algo.
.- Me alegro de que estés bien… Le comenté.
.- Yo también… Contestó ella… Estaba asustada, pero estoy tranquila después de la exploración y el resultado de la analítica.
.- Bueno, todo bien… Comenté… Terminemos de beber y te llevo a casa.
.- No… Contestó ella… Vamos a tu casa. Le dije a tu cuñado que me recogiera después del trabajo. Compraremos algo de la calle.
.- Ah, vale… Comenté, intentando contener una sonrisa picarona… Luego veremos que comeremos.
Terminamos de beber y montándonos en el coche, pusimos rumbo a mi casa. Al llegar y entrar en el piso, esperé que mi hermana soltara el bolso y se quitara el abrigo para abrazarla desde atrás, besarle el cuello y cogerle las tetas, (.)(.). Para mi sorpresa su reacción fue darse la vuelta, desabrocharme el pantalón, tirar hacia abajo junto con mis bóxer, y cuando mi polla apareció como un resorte se agachó y se la metió en la boca, lamiendo con su lengua mi glande y subiendo y bajando me pasaba la lengua de arriba abajo, para cuando llegó al glande, darle un mordisquito e introducirla en la boca hasta casi la mitad, acariciando mis huevos y subiendo y bajando con sus labios. Estuvo así unos minutos y cuando me iba a correr, intenté sacarla, pues nunca tragaba, pero no me dejó. Agarró mis nalgas y con mi polla aun en su boca, solté mi descarga, llenándosela. Me miró con rostro picarón y acto seguido se tragó mi corrida, relamiéndose sonriendo. Terminó lamiéndome el capullo, hasta que no dejó ni una gota de lefa.
.- Uff… Suspiré… Ha sido increíble.
.- Tenía que hacerlo… Comenzó a explicar… Cada vez que te la chupo, te quedas con ganas de más, aunque me lo sueltes en mis tetas. He estado apunto varias veces, pero no me atrevía.
.- Pues ha sido una gran sorpresa… Contesté… No me lo esperaba.
.- Te lo debía… Comentó… Es lo único que nos quedaba por hacer, ¿verdad?
.- La verdad es que sí… Conteste… Pues lo hemos hecho todo en estos años de sexo.
Mientras hablamos, yo le seguía sobando las tetas por debajo de la ropa. Yo seguía con mis pantalones por los tobillos y mi polla se estaba poniendo dura de nuevo.
.- Ponte apoyada en la mesa… Le propuse a mi hermana… Te voy a follar el culo.
Cuando se colocó en la postura, le subí la falda, y de nuevo otra sorpresa, pues no llevaba ropa interior. Le comí el coño hasta que se corrió, mientras le metía dos dedos. Con sus jugos y mi saliva, lubriqué su ojete y apuntando con mi polla se la inserté poco a poco en su culo, notando como me apretaba la polla en su ano.
La agarré por las caderas y atrayéndola hasta mí, entró mi polla hasta el fondo. Comencé un mete y saca suave, subiendo el ritmo poco a poco, cada vez más rápido, hasta que en una de mis embestidas solté todo mi esperma inundando su esfinter.
Me recosté sobre su espalda y dejé que mi polla saliera sola debido a la flaccidez por la corrida. Le di un beso en sus nalgas y le recompuse la ropa. Yo me recompuse la mía y ella se fue al servicio a limpiarse los chorros que le caían por los muslos.
Bajamos al bar a comer y al subir, nos desnudamos y después de un 69, volví a insertarla por todos los agujeros. Incluida una ultima mamada con mi corrida de nuevo tragada.