Mi segundo GYM – I

📋 Lecturas: ️1648
⏰ Tiempo estimado de lectura: 12 min.

Segundo GYM – Primera parte

Después de esa primera experiencia sexual con el chico del gym, estuve visitando una semana más las instalaciones de ese gym, pero tuve el temor que hablará más de la cuenta con los otros chicos del gym.

Tal vez, fue solo idea mía pero algunas veces, pensaba que era a mi quien miraban los demás chicos del gym; con el que tuve sexo, nos cruzamos dos veces más en el gym, pero fue solo para saludarnos y nada más.

Busqué otro gym y encontré uno alejado de mi casa, pero de fácil acceso, al igual que en el anterior gym, las primeras dos semanas la pase bien y sin mayores inconvenientes, salvo el notorio interés de uno de los entrenadores.

Fue la tercera semana, en la que el entrenador se animo a buscar más interacción conmigo, no solo estando un momento conmigo, enseñándome el uso de las maquinas o mis requerimientos de ejercicios, se dieron las clásicas preguntas; ¿estudias?, ¿soltera? Y demás preguntas que nos hacen.

Por supuesto que respondí todas sus preguntas con la verdad y sin ningún problema. Y a la cuarta semana, empezaron las invitaciones; ¿te parece si podemos tomar algo uno de estos días? ¿Podremos salir un fin de semana? Y otras más.

Decidí dar largas al entrenador y como ya estaba saludándome con los demás chicos del gym, acepté salir con un chico tranquilo. Por supuesto, que lo hice, a sabiendas que el entrenador se enteraría. Fue una salida inocente, fuimos a comer algo luego de gym, la pasamos conversando, no es que no era atractivo y simpático, solo lo veía como un amigo y para mí, solo era una salida a comer y nada más.

Y a la semana siguiente el entrenador, ya estaba diciéndome que yo aceptaba salir con chicos del gym y no con él; y me pregunto, ¿Por qué? Si había algún problema con él. Y con la franqueza que me caracteriza, le dije porque: él chico en cuestión solo quería conversar y eso es lo que hicimos, tú en cambio, solo quieres cogerme.

El se quedo como entenderán como una piedra, mientras yo me iba a otro lugar. Antes de salir del gym, se me acerco y me pidió disculpas, si eso (cogerme) había apreciado en él, que no era así y que no por eso dejará de asistir al gym. Le dije que no se preocupará, que iba a seguir viniendo.

Pasaron dos semanas sin que el entrenador se me acerque, más allá de lo necesario y estricto de las dinámicas del gym. No volví a salir con ninguno de los chicos, a pesar que varios me invitaban. Solo iba, hacia mis rutinas y me iba.

Hasta que una tarde, el entrenador poco antes de salir del gym se me acerco, me detuvo y mirándome de frente a los ojos, me dijo: tenías razón, solo he quería cogerte desde que llegaste, solo tengo ganas de ti.

Ustedes me dirán que fui una regalada o algo así, pero luego de esas palabras, conversamos algo más y ya estábamos caminando al primer hotel que encontráramos.

Quizás esa fue, una de las sesiones de sexo que más recuerdo, porque él fue muy exigente, pervertido, duro y atrevido conmigo y yo, como pocas veces lo he hecho, me deje llevar y me puse en una posición de sumisa. También me gusto porque fue la primera vez que tenía sexo con alguien mucho mayor que yo.

Por lo general, yo misma siempre he sido la que me desnudado, aún ahora con mi Sugar o con mis amigos cariñosos e incluso con el colágeno, prefiero desnudarme, como una forma de excitarme a mi misma o al hombre que tenga al frente.

Recuerdo esa noche, porque ni bien entramos a la habitación, él me abrazo y comenzó a tratar de quitarme la ropa, veníamos del gym, tenía un top como sostén y un polo muy corto, una lycra y una tanga, casi en un instante me había levantado el polo y el top, dejando mis senos al aire, los cuales casi de inmediato empezó a lamer y chupar, solo estuvo haciendo eso un momento y se agacho y me bajo la lycra y la tanga, aún sin quitarme del todo poniéndolos a la altura de mis pies, se arrodillo y empezó a tratar de lamer y besar mi sexo, yo tenía las piernas juntas, trate al menos quitar de un pie de la zapatilla, la lycra y la tanga para poder abrir mis piernas y él pudiera lamer mi sexo.

El se dio cuenta de eso, se detuvo, y me ayudo a quitarme las zapatillas, las medias y el resto, me quede desnuda parada delante de él y él de rodillas, abrí un poco mis piernas y deje que él volviera a poner su cara en mi sexo, empezó a lamer y chupar todo lo que podía.

Tenerlo así, me excito mucho, tomé su cabeza y la comencé a mover al mismo ritmo que mis caderas empezaron a moverse, si bien esa podía pasar como un acto de dominación de mi hacia él. Eso cambio casi de inmediato.

Cuando estaba de lo mejor, sintiendo su lengua lamer mis labios vaginales, lamer mi clítoris y tratar de meterse en mi vagina, él se detuvo, se levanto y me tomo de las axilas, me levanto y me puso en la cama, me arrodille y lo espere. El empezó a desnudarse, y sus brazos fuertes, su tórax y su vientre con músculos y sus piernas duras, con un buen pene ya duro, fue la mejor visión que había tenido un mucho tiempo, estiré una mano para tomar su pene, de inmediato lo empecé a masturbar, mientras el sonreía.

Fue solo un momento, él se acerco y me tomo del cuello y comenzó a inclinarme hacia su pene, no dijo nada, pero era indudable que quería que le de sexo oral, deje que el me bajará a la altura de su pene y cuando estuve a su altura lo acerco de inmediato, y sin necesidad de sus manos o las mías, lo introdujo en mi boca abierta y ensalivada por la excitación y el deseo que tenía. 

Comenzó a mover sus caderas, empujando su pene en mi boca, casi como cogiéndome. Siempre me ha gustado dar sexo oral, pero siempre ya era quien tomaba la iniciativa, esta vez era él, quien lo hizo, tomo mi cabeza con sus manos y comenzó a meter más su pene en mi boca, tuve que poner su mano en su vientre para que no lo haga tan rápido, estaba en la práctica cogiéndome por la boca. 

No sé los minutos que pasaron así, yo seguía resistiendo las embestidas de su pene, mi boca salivaba, al salir su pene la saliva caía y bajaba por sus testículos. En un movimiento, saco por completo su pene y al embestir de nuevo golpeo mi nariz y mi mejilla, volvió hacerlo su pene golpeo mi mejilla, retiro un poco su pene y puso sus testículos en mi boca, sobando su pene en mi nariz y mi frente.

Al rato, me tomo del cabello y me subió la cara a la altura suya, pensé que quería besarme, pero cuando estuvo cerca, sentía una cachetada no fuerte, pero me dejo sin habla, solo me miraba con perversidad, volvió a darme otra cachetada más fuerte esta vez y me dijo, eres una puta, te gusta que te cojan ¿verdad? Y al terminar sentí otra cachetada. Le dije que sí, con voz suave y volvió a darme otra cachetada, dime ¿te gusta puta? Y le respondí más fuerte: si me gusta.

Sin más, me agacho la cabeza y comenzó a darme la vuelta, ya estaba como una perrita, al tener cerca mis nalgas las comenzó a nalguear, al inicio suave, pero al instante sus nalgadas eran fuertes y duras, me puso al borde la cama y él se mantuvo parado, sentí sus manos abrir mis nalgas y pasar su lengua para todo mi sexo, por mi ano, una y otra vez, sin dejar de nalguearme y escupir en mi sexo y ano.

Se tomo su tiempo, pero yo ya estaba excitada y deseando ser cogida, al sentir su pene rozar mi vagina, me sobre excite, quería ser cogida ya, moví mis caderas hacia atrás como buscando su pene, me dio dos fuertes nalgadas en cada nalga y me metió de un solo golpe su pene en mi vagina y comenzó a meter y sacar su pene que me hacia gemir de placer, no dejo de darme nalgadas, de agarrar mi cintura, jalarme el cabello, sentía sus manos nalguearme, sobar y apretar  mi cuerpo, yo solo gemía y gemía.

Yo estaba por tener un orgasmo, pero a él no le importo o no se dio cuenta, en un momento dejo de cogerme, me empujo para que me echará en la cama, me pidió que me volviera, que me ponga boca arriba y me tomo de los tobillos y me jalo hacia él, se subió de rodillas a la cama, puso mis tobillos en sus hombros y me volvió a coger, mi vagina esperaba con ansias su pene, volví a gemir y gemir, sentí en un momento todo su peso contra mí, pero no importaba solo sentía su pene entrar y salir dentro de mí. Se detuvo por un momento, se levantó y se colocó mejor, junto y abrazo mis piernas que las apretó a su pecho sudado y caliente, y siguió cogiéndome, al rato volvió a abrir mis piernas y poner mis tobillos en sus hombros, echarse contra mi pecho, nuestras frentes casi chocan y mis tobillos estaban casi a la altura de mis hombros y yo solo sentía su pene haciéndome gozar y gozar, dejé de gemir y di un grito ahogado.

Tuve mi primer orgasmo esa noche

Cuando me recobré, él seguía cogiéndome, se había levantado un poco, tenía sus manos en la cama, al abrir mis ojos, vi su cara, cara de arrecho, de pervertido, sudado y diciéndome que era su puta. No tardo en tener su orgasmo él y dándome otro orgasmo a mí. Sentí su embestida final, sentí su semen golpear mi sexo, su peso sobre mi y volví a perderme en el orgasmo.

Lejos echarse y descansar de la cogida, cuando se recobró, saco su pene de mi vagina y me la puso en mi boca, mirándome me dijo: chupa y limpia mi verga. Aun con las sensaciones del orgasmo en mi cuerpo, abrí mi boca y comencé a lamer y chupar su semen, el aroma y el sabor me excitaban más, ese aroma a sexo, a orgasmos, me excitaba más.

Limpié su pene de semen con mi legua y labios, lamí sus testículos, volví a chupar su pene y él comenzó de nuevo.

Casi de costado, él volvió a tomar mi cabeza y cabello y empujar su pene a mi boca, que en vez de ponerse flácido se endurecía con mis chupadas y lamidas, no tardo en ponerse duro y arrecho otra vez. Aun tenia su semen en mi vagina, no me importo que no haya usado condón, estaba más que excitada, estaba arrecha también, con ganas de seguir cogiendo.

Se puso boca arriba y de inmediato me monte encima de él, no espere su reacción, me arrodillé, tome su pene y lo introduce a mi vagina, y me senté, sentí un placer inmenso, puse mis manos en su pecho, y comencé a cogérmelo, arriba abajo, movimientos circulares, adelante atrás, me moví a mi ritmo y deseo, él solo me cogió de mis caderas y me nalgueaba cuando podía, otra vez agarraba mis pechos y los apretaba con fuerza. Yo estaba perdida, abstraída encima de su pene, lo sentía como una vara caliente que me encendía cada vez más.

Estuvimos un buen rato en esa pose, de pronto él, me detiene, levanta mis caderas y saca su pene, me mira y me pide que le dé la espalda. Me acomodo, me pongo de rodillas de nuevo dándole la espalda, tomo su pene de nuevo y me siento en él, comencé a cogérmelo de nuevo.

Fue increíble que lo hiciera, estaba super excitada y arrecha, a los minutos volví a tener otro orgasmo, él se dio cuenta, me agarro las caderas y las apretó con las suyas, mientras que mi cuerpo otra vez convulsionaba por el orgasmo. Me quede quieta luego de ese orgasmo, no recuerdo si era cansancio o que, solo me quede algo inclinada sobre la cama, solo estaba unida a él por su pene aún duro y caliente en mi vagina.

Tomo mis nalgas y levanto mis caderas, dejo salir su pene de mi vagina, que la sentí mojada y jugosa, yo ya solo me dejaba hacer, tomo mis tobillos y los estiro a cada lado, me dejo boca abajo jadeando y suspirando, tomo una almohada, me levanto mis caderas y la coloco de bajo, se puso detrás de mí, abrió más mis piernas y volvió a tomar mis nalgas abriéndolas con fuerza, sentí su pene rozar mi ano, jugar con el y luego sentir esa deliciosa sensación que te parten, solo cerré mis ojos, gemí y gemí y gemí.

No sé qué tiempo se demoró en volver a eyacular, solo sentí sus embestidas de nuevo y con fuerza, clavando su pene en mi ano, solo volvía sentir una embestida con fuerza y un grito ahogado de él, los espasmos de su pene en mi ano eyaculando y todo su peso encima de mí.

Se echo a mi lado y nos quedamos dormidos.

Compartir en tu redes !!
Damaris Alvarez
Damaris Alvarez

Soy una mujer que desea experimentar y explorar su sexualidad al límite.

Relatos: 1