Honguitos mágicos con Orgasmos ilimitados

Breve contexto.

Soy Vale y mi marido John , ambos tenemos 42 años, nacimos en una comunidad pesquera en el sur del estado de Veracruz (México); nos conocemos desde el preescolar, pero nos hicimos novios hasta la prepa y ahí en la preparatoria (18 años) nos embarazamos a las primeras de cambio, tenemos un hijo de 25 años, antes de que naciera nuestro vástago, mis padres nos enviaron a vivir a la capital (hoy CDMX), aquí nació nuestro bebe y aquí juntos hicimos una familia y construimos un hogar, con el tiempo nos convertimos en profesionistas y con mas tiempo logramos que nuestro retoño también terminara sus estudios profesionales.

No somos una familia perfecta, tampoco somos impecables, pero hemos sido muy felices siempre, somos muy humanos, muy decentes, trabajadores, respetuosos, tratamos de sumarnos a la comunidad ya hacer el bien, no tenemos conflictos con nadie y según mis ideas, nadie nos ve con ojos de maldad, somos una familia de normales.

La normalidad puede confundirse o convertirse en monotonía y después la monotonía puede mutar a una enfermedad para la pareja; ¡ojo con ser muy normales!

Estamos muy acostumbrados a nuestras vidas, amamos ser quienes somos, yo soy maestra de educación física en una secundaria y mi marido es contador publico y trabaja para el gobierno, ambos estamos gozando de una etapa de estabilidad y tranquilidad.

Nuestro hijo apenas termino sus estudios y migro a otro país, eso nos dio una nueva dimensión de nuestro propósito sobre la tierra, la idea era nacer, crecer, reproducirse y cuidar al crio hasta morir, pero si el crio se fue, nos deja con mucho tiempo libre.

Desde que nuestros padres murieron fundimos los fideicomisos y vendimos una propiedad y con el dinero remodelamos la casa que fue de mi suegros, así que tenemos una casa de playa muy linda, es hermosa, da de frente al mar y tiene unos atardeceres de en sueño; la visitamos poco, regularmente en vacaciones, pero el que le dio muy buen uso y disfrute fue mi hijo, ahí paso muchos MUCHOS de sus días libres, con amigos o con novias o sus primos, de hecho antes de irse ahí realizo su despedida del país, yo esperaba una bacanal y al final me entere que solo llevo a su novia y a 3 o 4 amistades extras.

Al hecho.

Por la mañana me dice mi marido para la próxima semana se casa “tito” (amigo en común de la infancia), me mando correo y por lo que veo tu también estas copiada, nos invita a su comida matrimonial, seguro irán todos nuestros amigos del pueblo, vamos yo encantada acepte, me emocionaba la idea de irnos al pueblo a ponernos al día con las amistades que dejamos allá; imagine como seria el viboreo, todas querrán verse lo mas joven y mejor forma, todas querrán ser el centro de atención, la guerra de los egos, me emocione.

John (mi marido) y yo fuimos de compras, buscamos un vestido playero elegante y lindo para la ocasión, encontré uno floreado, corto y muy ceñido a mi cadera, me precia lindo y mi marido acepto feliz, compre unas zapatillas altas que hacían un juego perfecto con el vestido, mi marido también se atavió con un traje formal de lino, muy vaporoso para la costa.

El sábado por la mañana llegamos a “la casa de la playa”

Hacia un día nublado y la humedad te consumía la garganta, pero necesitábamos suéter, ese contraste raro de viento y lluvia con calor y vapor, es muy común en mi pueblo. genera neblina y misterio.

Encontramos la casa en perfecto orden, mi hijo fue el ultimo que vino aquí y dejo todo muy limpio y ordenado, me puse un tanto melancólica por la ausencia de mi hijito o por la ausencia de mis padres o amigos etc. Antes de deprimirme o ponerme bajona, decidí hacer café, puse a hervir agua y saqué de la alacena un café soluble y una lata que (según yo) tenia leche en polvo.

Preparé 2 tazas, le di una a mi marido y una para mi, subí a ponerme mi traje de baño y juan se puso un short y camiseta, queríamos caminar por la playa y juntar conchas de mar, yo traía conmigo un suéter muy amplio es especial para playa, es tejido con estambre y se puede confundir con capa, es ideal para estos días de viento, dimos un breve paseo, pero volvimos pronto porque el aguacero arreciaba y las olas estaban muy agitadas, preferimos atajarnos en una banca acolchonada que esta en el porche de la casa, desde ahí se aprecia precioso el horizonte y puedes tostar malvaviscos en el asador; nos sentamos ahí, John estaba dándome un masaje de pies, yo estaba viendo mi celular, ambos estábamos en silencio, solo éramos un matrimonio aburrido pasando el rato en la playa.

John estaba dándome un masaje de pies cuando poco a poco comenzó a acariciarme mas piel, mas arriba, mas tobillos, mas pantorrilla, después se levanto y fue a la casa a buscar algo, volvió con un aceite relajante para masaje, yo gustosa acepte la cordialidad, estábamos en esas caricias cuando John topa sus dedos con la parte inferior de mi bikini, voltea a verme a los ojos y dice con voz de orden, “quítatelo para untarte bien aceite”, yo obedecí, la sensación de sus manos y el aceite me relajaron mucho, me sentí cómoda y me deje llevar.

John frotaba brevemente mi vagina, eran roces intermitentes, el acariciaba mis piernas y parte de mis nalgas, no se porque pero yo sentía con mucho mas fuerza o intención sus dedos, eran las mismas manos y dedos que me han acariciado por mas de 25 años, pero esa mañana algo distinto se sentía; abrí mi suéter con la intención de que John me masajeara los senos, pero el tomo la botella de aceite y me la puso en la palma de mi mano, dijo: “ponte mucho aceite en las tetas”; en mi casa jamás se dice la palabra tetas, jamas se tienen tocamientos en ningún lugar de la casa que no sea la alcoba y siempre tiene que ser de noche y en absoluto silencio, ese pequeño detalle de decir tetas en esa mañana me dio una señal de libertad que no había experimentado nunca.

John subió de tono las caricias y sus dedos comenzaron a invadir mi vagina, para este momento yo ya estaba muy húmeda y muy deseosa de mas sensaciones, comencé a untarme el aceite en los senos y la imagen transformo aun mas el rostro de mi marido, fue como si el viera por primera vez un par de tetas, tenia un rostro de tigre o algún animal salvaje, el jugueteo con la mano en la vagina ya era una cosa muy invasiva pero también muy estimulante y deliciosa, no se sabia si era el aceite relajante o el mar o nuestro ultimo aire o lo que sea, esa mañana estaba mucho mas erótica que ninguna otra mañana en un cuarto de siglo.

John me cargo delicadamente y me puso de tal manera que mi cola le quedara justo en la cara, hasta ese día conocí el verdadero sexo oral; ¡wow! les voy a ser sincera, lo primero que sentí fue ¡SORPRESA! Mi marido nunca me había hecho sexo oral en esa posición, mi marido jamás hubiera ni fantaseado con tener relaciones sexuales “normales” fuera de la alcoba y hoy me estaba haciendo sexo oral de manera acrobática en la playa, al aire libre, con peligro de que alguien nos vea o nos espié.

Es un pueblo chico y los chismes vuelan, además … John me abrió las nalgas y sumió su lengua en mi vagina, su nariz rondaba las aureolas de mi anito, yo ahí aun respingaba un poco y dije “vamos adentro amor, aquí nos pueden ver”; John contesto con una voz fuerte e irreconocible para mi (por lo menos hasta ese momento) “en primera llueve, en segunda no hay nadie, en tercera somos adultos y además tu hoy eres mi puta”.

Para mi fue como recibir un hechizo o una palabras de hipnosis, me deje ir muy fácil, recibí con gran placer cada lamida, cada mordidita y cada lengüeteo, mi vagina lubricaba a chorros y yo gemía en voz alta como nunca lo había hecho antes.

Durante esa riquísima faena de sexo oral, John paso un par de veces su lengua alrededor de mi ano, la sensación fue muy placentera, no quiero decir que mas placentera o menos placentera que el sexo oral vaginal, lo que quiero decir es que la sensación fue MUY DISTINTA Y TAMBIÉN RICA y lo crean o no, sigo recordando ese momento como si ahora mismo mi marido me lo estuviera haciendo de nuevo.

Una vez mas John me cargo y quede sentada justo sobre su verga muy erecta, estaba sentada mi marido me abrazaba por la cintura y las tetas, yo me movía a ojos cerrados y con mi mano trataba de acariciar su nuca, era fascinante cerrar los ojos y llenarse de sensaciones y de pronto abrirlos y ver de frente el mar y el horizonte, tal vez suene cursi pero créanme en ese momento para mi fue increíble; yo me movía para atrás y para adelante al ritmo que mi marido me marcaba con sus brazos, John me mordisqueaba la oreja y el cuello, casi al oído me decía cositas que nunca me había dicho, usaba un lenguaje que jamás se había permitido decir en mi casa y las caricias y las envestidas se sentían como nuevas, mejor que la primera vez.

(Parece oportuno contar que mi primera vez sexual coincide con la primea vez que me embarace).

Yo me gire y quedamos frente a frente, yo sentada y penetrada y el sentado en la banca columpio del pórtico, me impulsaba con mis rodillas y los movimientos se hicieron mas rápidos, mas extremos, mas candentes y después de un momento explote en un rio caudaloso, no había manera de controlar el flujo, según yo dure como media hora en coma, inconsciente e ida, según John dure cuando máximo 1 minuto, fue espectacular, mágico, es como si nunca antes hubiera tenido relaciones sexuales, es como si hubiera sido virgen hasta ese momento, obvio antes había experimentado un orgasmo pero no así tan real, tan fuerte, tan agresivo.

Cuando retome mi vida y el control de mi persona, no sentía mas que gratitud por el hombre que me había dado el mejor sentimiento sexual que una mujer pueda experimentar, así que me arrodille y comencé a darle una buena mamada, una que nunca me había atrevido para esa hora yo ya no tenia inhibiciones o prejuicios, para esa hora yo ya era vulgar, atrevida, así que con mucho gusto jugué con la verga de mi marido en mi boca, en serio, sin exagerar, yo siempre creía que esa practica solo satisfacía al hombre, pero esa mañana supe que también la mujer disfruta mucho el mamar una verga.

Por primera vez en toda nuestra historia de matrimonio mi marido se descargo a chorros dentro de mi boca, obvio no pude contener toda esa leche, se me salió y me embarré toda, cara, pelo, pecho, piernas y todo lo demás quedaron escurriendo de semen, en serio era como coger con alguien distinto, pero también es como si yo me sintiera feliz de atreverme a probar de maneras distintas.

Después nos metimos a la casa, tomamos juntos una ducha, tenia muchos años que eso no sucedía, seguimos tocándonos y acariciándonos, de vez en vez yo le daba alguna chupada o el me penetraba con una o 2 embestidas, era como sexo y diversión sin que el principal personaje sea la penetración, aquí lo que mas abundaba eran las caricias, los besos y las nalgadonas.

Se llego la hora de irnos a la boda, ninguno teníamos ánimos pero si cargábamos con el compromiso y con mucha resignación nos pusimos ropa y nos arreglamos para el evento; yo seguía sintiendo ganas de sexo, me seguía sintiendo excitada, así que sin mas recato le digo a mi marido: “prefiero encamarme contigo toda la tarde”, mi marido sonríe y dice: “te prometo que cuando regresemos volvemos a repetir la encamada, pero antes quiero pedirte algo, por favor, quiero suplicarte que esta tarde me hagas sentir el ganador de la lotería, esta tarde quiero darle envidia a todos mis amigos, quiero que envidien el portento de hembra que tengo en mi cama, quiero que deseen al menos un segundo ser yo y poder tocarte, quiero que hoy seas sexy”. Yo sonreí y dije con voz segura y juguetona “ASÍ SERA”.

Yo llevaba mi vestido de flores nuevo, ese vestido es la cosa mas sexy que me he comprado en la vida, es corto y ceñido, tiene una abertura en una pierna y el escote no es tan atrevido pero si se hacen notar mis pechos, yo regularmente uso una ropa interior muy fea, vivía en la idea de “si nadie la va a ver ¿para que le invierto?” siempre me pongo una licra para no enseñar calzones y me pongo un bra grande, que cubre todo el busto.

Tenia planeada peinarme con esmero, traje alaciadora y plancha de risos, traje mascara luminosa para cabellera y nada de eso utilice, me fui al desván de la casa y busque un conjunto de correas sujetadoras que había comprado para el disfraz de un carnaval, según todas nos disfrazaríamos de sirvientas sexis, pero a la mera hora yo no quise salir, eso fue hace años, pero yo recordaba que ese disfraz estaría guardado en laguna caja del desván, en esa búsqueda tarde mas de una hora, pero al fin la halle, mi vestido no usaba medias, pero yo me puse el liguero, ajuste bien las correas y los arillos, acomode bien los holanes y me monte en mis zapatillas.

Mi vestido era en su mayoría verde y se cerraba cruzado por la parte de enfrente, para que no se abra solo tiene un cinturón de moño, la verdad es muy sensual; me veía al espejo y me veía mas puta que nunca, algo en mi había despertado, no sabia que era pero sin duda me gustaba, nunca pude encontrar una ropa interior que combinara con mi atuendo, mis calzones y mis bra no se veían bien de ninguna manera, así que decidí no usar calzones ni braseare.

Ese día yo tenia planeado peinarme con esmero, traje alaciadora y plancha de risos, traje mascara luminosa para cabellera y nada de eso utilicé, solo me agarre alborote mi cabello y lo sujete con una liga de las de las piernas, me puse muy poco maquillaje y acomode muy bonito mi vestido, me vi al espejo y note que entre mas austera me veía mas provocativa.

Casi siempre que tenemos una boda o algún evento social elegante, yo me pongo zapatillas muy altas y el uso solo en la misa y fotos familiares, después de eso me pongo mis sandalias y soy feliz, esta tarde todo fue distinto, no quise llevar zapatos bajos de repuesto, la palapa donde seria la boda recepción estaba a solo 10 minutos caminando (es un pueblo muy pequeño), podríamos irnos por la playa, pero como vengo de zapatillas hoy preferimos caminar por las calles, ante el charquerio de agua acumulado en las calles tuve que caminar descalza.

Cuando llegamos a la boda me senté en mi lugar y en lo que mi marido saludaba y abrazaba a sus amigos, vino a mi un camarero y me ofreció una toalla para secar mis pies, yo agradecí y el se arrodillo frente a mi y delicadamente seco perfectamente mis pies y mis tobillos, yo le estire la mano con mis tacones y el amablemente me los puso y acaricio un momento mi pierna (solo la pantorrilla).

El camarero estaba rojo como tomate y nervioso como gelatina, pero pudo ponerme los tacones sin equivocarse de lado, yo quise darle una pequeña propina, abri un poco mis piernas y le deje ver mi liguero, obviamente noto que no tenia calzones.

Después le sonreí y le agradecí, me puse de pie y fui a saludar a los 3 amigos de mi marido, como no traía sujetador, pues se me notaban mucho la tetas y clarito vi como los amiguitos saborearon uno por uno, se codearon entre ellos, todos me quisieron saludar de abrazo y besito los 3 igualitos se restregaron en mis tetas y los 3 salivaron nomas de verlas, yo no ponía reparos, dejaba que mis tetas brincaran felices y mas brincoteaba por toda la boda; no llego ninguna de mis amigas, los únicos conocidos eran los amigos de mi marido, sus esposas y el novio, de ahí en fuera éramos unos desconocidos para todos.

Durante la boda fui acosada con miradas y piropos de todos los amigos de mi marido, hubo quien fue moderado y discreto y hubieron quienes fueron mas arrebatados y descarados, la verdad es que me llene de morbo y disfrute a todos, a propósito cometía descuidos y enseñaba de mas con el escote o de pronto permitía a mi falda que descubriera mas mis piernas, nunca antes había sido consiente de que mi cuerpo atrae a los hombres, era como un tema clausurado en mi cabeza, siempre me aparecía con mis vestidos largos o mis pantalones holgados, y en chanclas, hoy las cosas eran muy distintas, mi marido y yo estábamos jugando a algo mucho mas atrevido y la verdad es que ambos estábamos disfrutando muchísimo.

John y yo nos sonreíamos a escondidas, ese día surgió entre nosotros una complicidad incalculable, fue mágico; casi al atardecer los amigos de mi marido ya estaban muy tomados, así que fui al baño para distraerme un poco, lucir mis piernas y provocar a los borrachitos, mi marido me alcanzo llegando al pasillo divisorio, me tomo por la cintura y casi en secreto me dijo: “mi amigo XX XX XX me ofreció tener un intercambio de parejas esta misma noche, ¿te apetece?” ; no se porque no me ofendí, ni me encabrone, ni me aloque, solo fui muy sincera y sin miedo de ser regañada o juzgada por mi marido, (ojo cabía el peligro de romper nuestro juego y nuestra complicidad) pero nada me importo, solo respondí con voz segura y sonriente: “no me apetece el borracho de tu amigo, si a ti se te antoja la esposa, no te preocupes yo te doy permiso, pero yo paso.”

La verdad es que no hubiera lamentado tanto que mi marido si se hubiera revolcado con alguna de las esposas de los amigos, no es por presumir o por discriminar (la verdad un poco si) pero las mujeres esposas de los amigos de mi marido todas eran muy feitas y muy poco arregladas, todas gorditas, no es por nada, pero yo me veo mucho mejor que todas ellas, obvio se nota que somos de niveles distintos. (modestia aparte).

Cuando volvimos a la mesa, los amigos de John ya estaban organizando el affter party en mi casa, fue como una obligación o como un compromiso obligatorio, los amigos borrachos ya habían votado por irnos de la boda a rematarla en mi casa, yo solo sonreí y mi marido puso cara de apenado conmigo y no tuvo de otra mas que confirmar que la fiesta continuaba en nuestra casa. todo fue un alboroto y celebración, pronto pidieron una ronda mas de aguardiente y se alistaron para retirarse, yo me sentí un poco frustrada, mis planes hubieran sido estar a solas con mi marido (quien lo diría) peor al final tendríamos fiesta en casa.

La boda estuvo muy desangelada, poca gente, nunca pusieron música para bailar, no fueron mis amigas y los novios se fueron de luna de miel casi después de comer, fue en un restaurant palapa muy popular en mi pueblo, cuando la mesa donde nosotros estábamos se levanto para salirnos, hubo una esposa que pidió tiempo para ir al baño.

Yo me senté en mi lugar y vino el camarero que me había secado las piernas al principio, vino con una sonrisa y me dijo: “no te puedo dejar ir así” yo volteo a sus ojos y le sonrió, contesto con voz segura y juguetona “¿así como?; el se hinca y me pide mi pie, me dice que no me permite arriesgarme a caminar por la calle toda dispareja, me va a quitar las zapatillas, yo sonrió y el con mucha suavidad y calma me acaricia los pies y me desabrocha el pequeño cinturoncillo de tobillo que tenia mi tacón, de pronto a toda prisa entra al restaurant mi marido, viene a prisa y nota que yo estoy sentada en la silla y el camarero tiene mi pie en sus manos y prácticamente tiene la cara entre mis piernas.

Él se detiene junto a mi silla y dice con voz confundida : ya estamos todos afuera, ¿como estas, como te sientes?; yo sonrió y le digo, estoy muy bien, no he tomado nada, estoy sobria, fingí que estaba borrachita para que no se me juzgue de exhibicionista, pero estoy perfecta, (mi marido ya tenia varios tragos de aguardiente en la sangre), el camarero me soltó la pierna y se intento zafar, pero yo lo detuve y le dije, espérame y me puse de pie a la altura de Juan, (nombre de mi marido John) le dije con una seguridad inusitada “tu me pediste un regalo para hoy y yo lo di, ahora quiero un regalo tuyo, quiero invitar a este cabron a tu fiesta en la casa, ¿tienes problema?

John solo con la cabeza dijo que no

–    Vale – tus amigos no se me antojaron, te me antojas tu, pero en lo que tenemos visitas me quiero divertir con este amigo

–    John – ¿te lo vas a coger?

–    Vale – ¿para que otra cosa lo querría? Ni modo que lo quiera para amarlo o tener mas familia, obvio que me lo quiero coger

John tomo aire profundamente, el camarero seguía hincado cargando mi tobillo

–    John – esta bien, es tu decisión y es tu libertad, pero quiero algo, quiero pedirte que al menos la primera vez que me hagas cornudo yo este presente, quiero estar contigo en ese momento, por favor.

–    Vale – esta bien, hagamos esto, yo te doy mi palabra de que … volteo a ver al camarero y le pregunto ¿Cuál es tu nombre? El contesta XX XX CAMARERO.. Y YO PROSIGO … te doy mi palabra de que camarero y yo no tendremos sexo hasta que tu estés listo y puedas acompañarnos, pero si te tardas mucho ya no respondemos.

–    ¿Trato?

–    Y volteo a ver al camarero y le pregunto ¿estas de acuerdo?

–    El camarero con una sonrisa de sorpresa y euforia solo asiente con la cabeza

–    John – sonríe y me da un beso riquísimo, me dijo “allá te espero “y se va del restaurant

–    Yo volteo y le sonrió al camarero, le pido que me termine de quitar mis zapatillas.

El camarero corrió a toda velocidad a la cocina para aventar su moño y su mandil, regreso y me ofreció el brazo y me dijo “¿A dónde vamos? Yo le dije, trae una botella de vino tinto y te invito a mi casa, el camarero sonríe y me ofrece una carta de vino y me dice que elija el que mas me gusta porque esa noche el invita, yo sonrió, pero no quiero perjudicar al pobre camarero, si yo pido una botella media, el tendrá que pagarla en 2 años, así que elegí la mas barata.

Salimos por el lado de la playa, ya era el ocaso y cada minuto se oscurecía mas, pero la luna aparecía radiante, aunque aun en su posición no alcanzaba a aluzar toda la playa, pero se veía venir una luna hermosa, el camarero llevaba en la mano la botella y unas copas, yo cargaba mis zapatillas, hablábamos boberías, nos reíamos de todo, el camarero se envalentono y me tomo por la cintura y me dio un beso muy apasionado, yo correspondí lengua a lengua durante unos instantes, luego le pedí que se calmara, le pedí que recordara la promesa que le hicimos a John, el se apeno, y yo disfrute saber que tenia el control total de la situación; me dieron muchas ganas de jugar y jugué.

Unos pasos mas adelante ahora fui yo la que lo beso, igual de efusiva, igual de húmedo el beso; el camarero se emociono y ya quería desnudarme en la arena, yo lo calmaba, pero casi cada 4 o 6 pasos le daba nuevas probaditas, por segundos lo dejaba lamerme las tetas o las nalgas, de pronto desataba mi vestido y le mostraba mis ligueros, cuando el quería tocar yo cerraba mi vestido y lo volvía a calmar, en ese jugueteo se lo chupe en algunas ocasiones y el me lamio con su lengua en todas partes.

Yo no permití que ni sus dedos ni su pene pudieran entrar en mi, pero todo lo demás si quise hacerle; tardamos mas de una hora en llegar a la playa frente a mi casa, le dije que ahí acamparíamos (justo enfrente de mi casa) el camarero se quito la camisa y la puso ahí como tapete playero, nos sentamos de frente al mar y nos dimos un beso con agarrón y chupetón de todo, ahí sentí que ya no podría esperar mas a John, ahí ya estaba en un nivel súper excitada.

Decidí retirarlo de encima mío y pedirle que abriera la botella de tinto, el muy obediente saco su celular y aluzo la botella, esta era de corcho y en la playa no contábamos con ningún descorchador; le di un beso y le dije, “no te preocupes, espérame aquí, voy por un sacacorchos y así le aviso a mi marido que ya lo estamos esperando”, me levante y medio me amarre el vestido, camine de frente a mi casa y a cada paso se oía el barullo de las amistades ebrias, cuando entre toda despeinada y llena de arena y con el vestido mojado y de lado todos me vieron con ojos de deseo, yo no explique nada, solo entre a la cocina, tome del refrigerador un paquete de prosciutto y el descorchador.

Cuando salí de la cocina estaban en la sala los amigos de mi marido con sus esposas, todos hicieron alharaca de mis ausencia en la fiesta pero yo solo me dirigí a John y le dije con voz de pendeja “amor te espero en la playa” me le acerco y le doy un pequeño besito, los amigos siguen silbando y celebrando cada frase mía, yo doy un paso hacia la puerta y mi marido dice con su voz de juego, “oye, ¿que me ofreces para que corra a mis amigos y me apure a ir contigo?

Todos vuelven a decir uuuuuuy y a silbar como excitados o emocionados, yo sonrió y me desato el cinturón del vestido y les doy una muy breve imagen de mi liguero; entonces John se levanta de su silla y dice casi gritando “bueno caballeros esta velada se termino, los espero otro día para seguir la tertulia, tengo cosas que hacer” todos abuchean pero caminan hacia la salida, al final se queda el amiguito XX XX XX (el quería intercambiar a su vieja con tal de cogerme), se me acerca y me dice “¿nos invitas a quedarnos? Yo lo veo con cara de desprecio y sonrió y le digo, no gracias, será en otra ocasión.

Una vez que todos quedaron fuera y cerramos la puerta mi marido y yo nos dimos un beso muy rico y le recordé que tenia un invitado en la playa, le pregunte:”¿me acompañas por el o me esperas?” 

John dijo vamos vamos!!!

Mi marido traía en la mano una cobija para playa y yo traía el jamón y el descorchador, el camarero nos esperaba recostado con la camisa abierta y viendo a la luna, parecía que daba gracias a dios por su suerte cuando llegamos junto a el, me senté junto a el y le di un beso en los labios, y cuando me separe le dije con mi voz de pendejita “no sabia de que medida era el vino y mejor traje a alguien que nos ayude a abrirlo, ambos se rieron y mi marido abrió la botella, solo había 2 copas así que decidí que las copas no se usarían y que los 3 tomábamos de la botella, estuvimos un rato ahí sentados, jugando a nada y riéndonos por todo.

Había muchos roses y muchas caricias robadas, el ambiente era de absoluto morbo y lujuria, los 3 sabíamos que pasaría pero los 3 estábamos disfrutando el previo; durante esa botellita de tinto yo les chupe el pene a los 2, tuve por algunos momentos sus vergas dentro de mi boca, ambos me lengüetearon mucho y en todas direcciones, fue inconcebible para mi el momento donde John y el camarero simultáneamente sobaban mis tetas, estimulaban mi clit, lamian mi vagina, jugueteaban con mi ano, lamian mis pies, me besaban, me mordían, me apretaban en todas partes en todos momentos, fue como una multitud de manos y bocas en mi cuerpo.

Yo tuve muchos orgasmos y gemía como nunca antes; llego un momento donde yo estaba hincada, con las rodillas en la arena y mi cara en el piso de cobija, con lengua trataba de lamer el pene de mi marido y el camarero tenia su cara metida entre mis nalgas y con la lengua me hacia un oral/anal que fue SORPRENDENTEMENTE DELICIOSO!!! No se cuantas veces tuve orgasmos con ese jugueteo, pero lo que vino a regresarme a la vida fue la lluvia, volvió a caer lluvia en ese momento, y los 3 estábamos desnudos nos reímos mucho y corrimos a atajarnos en la casa, lo único que yo traía en la mano era la botella, los otros traían cobija, zapatos y su ropa.

Entramos y saque toallas para los 3, la chimenea ya estaba prendida y la sala estaba muy cálida, yo me tumbe desnuda en un sillón y mi marido fue a rellenar el plato de prosciutto y el camarero se escurrió por el piso hasta mi lado, comenzó a lamerme los senos, luego metió su lengua entre mis piernas y me hizo gritar de un solo lengüetazo, yo estaba llena de arena, así que le pedí que nos fuéramos a la ducha a enjuagar de la sal de mar, lo tome de la mano y lo lleve hasta nuestra alcoba, de camino le dije a John que no tardara porque ya tenia ganas de ponerle la cornamenta. Mi marido solo dijo “adelántense NO TARDO NADA”

Me lleve de la mano a mi camarero favorito, le lleve hasta el baño de la recamara, abrí la llave del agua caliente y entre vapor y agua nos comenzamos a besar de nuevo, todo era caricias y besos muy candentes, de pronto perdí la noción de tiempo y espacio y recuerdo haber visto a mi marido con una copa de vino en la mano y con la otra se estaba masajeando el pene, el estaba sentado sobre el lavamanos por fuera de la regadera, el solo observaba con atención, el camarero y yo disfrutábamos; no se cuanto tiempo paso, pero recuerdo haber girado mi espalda hacia el camarero y le di una vista privilegiada de mi culo, me puse en posición para por fin recibir su embestida, me flexione lo mas que pude para darle mas comodidad y bajo el chorro de la regadera fui penetrada de la manera mas deliciosa por un camarero de restaurant costeño.

No era un pene ni tan grande ni tan grueso ni tan largo como el de mi marido, era de tamaño normal, pero yo grite como si me estuviera comiendo la verga mas rica del mundo, la sola idea de estarme entregando sexualmente a un desconocido y que mi esposo lo consienta y lo disfrute es por si sola una idea orgásmica.

Salimos a la cama y nos acostamos sobre las sabanas blancas, mi marido se sentó en el reposet para lectura que esta frente a la cama, el camarero me tomo de la cintura y volvió a la carga, estuvo bombeándome un buen rato, me daba nalgadas, me lamia las nalgas y la espalda, con sus dedos jugaba con mi vagina, y sus embestidas me llegaban mi profundas; después de varios minutos así, la atención se concentro en mi frágil y angosto ano, el me masajeaba con delicadeza y de pronto comenzó a juguetear ahí con su lengua y sus dedos.

Una vez mas fue muy satisfactorio y yo esa noche era muy escandalosa, después de una lamida espectacular, dijo con voz temblorosa y bajita “te lo voy a meter por el culo” yo lo frene y me quite, le dije que aun no, que ese honor de culearme por primera vez se lo que quiero regalar a John, así que mi marido se puso de pie y yo me acomode a la orilla de la cama para que mi esposo me desvirgara el culo; había llevado tanto tiempo de estimulación y jugueteo en esa zona que cuando John inserto su pene en mi ano yo sentí muy rico, pero progresivamente fue a mas y ahí sentí una nueva magia, un nuevo mundo de placer, eso me hizo volver a eyacular a chorros.

Es muy difícil de describir lo que me pasaba o sentí, pero créanme TOQUE EL CIELO, mi marido se corrió el polvo adentro de mi ano, me dejo inundada y cuando termino le dijo con voz de compañerismo al camarero “pruébalo, esta delicioso” el camarero me penetro por atrás y también me hizo volar, después de pocos minutos el también exploto dentro de mi ano, fue sumamente placentero.

Nos quedamos dormidos en lapsos, despertábamos y volvíamos a las caricias y a los mordiscos, así paso toda la noche, no podríamos contar cuantas veces tuve sexo con cada uno o con los 2 simultáneamente, fue una noche muy loca y deliciosa, por la mañana ya con el sol iluminando la habitación hicimos otro sándwich donde la mortadela era yo, eso de vivir una doble penetración o penetración simultanea fue nuevo para mi, pero créanme que fue ¡alucinante!

A medio día nos levantamos para desayunar y alistar nuestro regreso a la capital, el camarero sexy nos ayudo a guardar cosas en el maletero y a poner orden en la casa, entre los 3 dimos barridas y sacudidas de muebles, pero ellos pasaban y me manoseaban y me nalgueaban, en algunos momentos me arrinconaban y me hacían que se las chupara o me penetraban brevemente y me dejaban ir, así pasamos gran parte del día, jugando a usarme como su puta.

Antes de salir nos teléfono nuestro hijo, le pedimos al maletero que guardara silencio mientras saludábamos a nuestro vástago.

Muy bien la platica semanal, pero hubo un dato que a mi marido y a mi nos dejo helados; resulta que mi hijo dejo en una lata de la alacena un concentrado en polvo de hongos alucinógenos, estos son medicinales y curativos, olvido decirnos que eran y yo los di como leche en polvo para café, así que mi marido y yo tomamos varias dosis de hongos y por eso estuvimos tan emotivos y cariñosos.

Hoy la vida en pareja tiene un nuevo tinte, una nueva aliciente y emoción, en serio creo que esos hongos vinieron a reiniciar mi relación de amor.

By: Vale O 😊

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AlfredoTT
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