El desayuno de los miércoles en mi casa
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He escrito algún relato con el Nick del cabrón de mi marido; pero este he decidido presentarlo por mí misma, soy Cristina la mujer de Raúl (baguira1955). Aquí voy a relatar una de las muchas veces que le puse los cuernos.
Por aquella época andaría yo sobre los veintiuno o veintidós años, vivíamos en un piso en Getafe que nos había regalado mi suegro, aunque casi siempre estábamos en la casa de mis padres ya que ambos trabajábamos en Madrid capital. 😍
Yo trabajaba en un restaurante y me había liado con uno de los cocineros, como es lógico en todo trabajo de hostelería imposible librar los fines de semana, al contrario que mi marido que libraba los sábados y domingos, días que aprovechaba él para llevarse allí a sus ligues, que fueron muchos.
Por aquel entonces era follada por mi marido y mi querido, yo no sé por su parte la cantidad de mujeres que pasaron por allí, pero bueno continuemos con mi relato.
Como he dicho mi marido libraba los fines de semana, mientras que mi amante y yo librábamos los miércoles, día en que él venía a visitarme a mi casa, así que el martes yo ponía mil excusas para que nos fuéramos a mi casa y durmiéramos allí. 😏
Que si tenía que limpiar el polvo y no mentía, polvos me iban a echar y limpiar claro a sacarle brillo a la polla de mi Antoñito, ¡qué polla tenía!. Solo de pensar en ella se me moja el coño, más gorda y más larga que la de mi marido, descapullado, y pudiendo estar follando sin parar durante horas, aunque se corriera el continuaba hasta que se corría otra vez.
El único fallo es que la primera vez que se corría, lo hacía con solo rozarle, las primeras veces me pilló con la boca abierta, luego ya que sabía que no me gusta me avisaba y saltaba para todos los lados, menos para dentro de la boca.
Mi marido salía de casa sobre las seis de la mañana y regresaba a las cuatro de la tarde, así que os podéis imaginar todo el tiempo de que disfrutábamos mi Antoñito y yo, ese día, mi cabroncito, porque es mi cabroncito, salió a la hora de siempre a las seis de la mañana, yo me quedé ya levantada. 🤩
Solo llevaba una bata abierta por delante y sin nada de ropa interior, tengo que reconocer que en aquella época tenía un cuerpo espectacular, aunque había tenido ya a mi primer hijo, conservaba mis curvas espectaculares, mis tetas duras y bien puestas, de tamaño justo para una mano, un culo respingón y un coño húmedo y con pelo negro y frondoso, pero arreglado, que tanto a mi Raúl y a mi Antonio les encantaba jugar con él, mientras me lo comían.
Sonó el timbre del telefonillo, aunque sabía que era él, mis piernas comenzaron a temblar, mi corazón se aceleró, como un coche de carreras, me mire en el espejo de la habitación y me coloqué el pelo, salí corriendo, para abrirle la puerta.
No quería que los vecinos le vieran, aunque tiempo después me enteré que lo sabían casi todos, no sé si por el cotillo del vigilante de la urbanización o por los berridos que yo pegaba mientras mi Antoñito me bombeaba con su hermosa polla. 😮
La metiera por donde la metiera me hacía chillar como una guarra, miré por la mirilla para asegurarme que era él y si era él abrí corriendo para que entrara, cerré la puerta y él aprovechó para cogerme por la cintura y pegarme contra él, dándome en beso de tornillo, que sentí su lengua jugando con mi campanilla.
Sentí como mi coño se humedecía y restregué mi pubis contra la bragueta de su pantalón sintiendo como su polla ya estaba dura y dispuesta para penetrarme, pero teníamos que continuar con nuestro ritual de siempre, primero desayunar juntos, después la ducha también juntos y a continuación folleteo más juntos todavía.
Yo ponía el café, él los bollos y después la leche en abundancia, ese día trajo un par de croissant, muy propios por cierto, nosotros íbamos a comernos los cuernos y luego a ponérselos a mi maridito bien puestos y retorcidos. 😵
Me fui a la cocina a por el café, cuando volví él ya se había desnudado y me estaba esperando, como su madre le trajo al mundo, puse los cafés encima de la mesita para meterme su polla ya gorda y dura en la boca, apreté su capullo con mis labios y lo introduje dentro de la boca.
Antonio no tardó en avisarme que aquel manantial de lefa no iba a tardar mucho en soltar su primera carga, la saqué pero el primer chorro chocó contra mi cara que separe rápidamente y los siguientes se encontraron con mis pechos, me limpie su caliente esperma con la bata que llevaba y me subí encima de él introduciéndome su polla que continuaba dura como una piedra en el interior de mi vagina.
Arrimando mis pechos a su cara y él comenzó a acariciarlos y chuparme los pezones, de tal forma que me volvía loca, comencé a subir y bajar por aquella columna que parecía de hierro de lo dura que estaba, así me encontraba cuando él me cogió por la cintura y sin sacarme su verga se levantó. 🥰
Puso mi culo sobre el respaldo del sillón, echando mi cuerpo hacia atrás, levantó mis piernas y así él de pie, empezó un mete y saca, golpeando con fuerza, sentía el roce se su polla dentro de mi sus huevos golpeándome en mi ojete, estuvo así mucho rato, no se las veces que me corrí, pero puse el sillón y el suelo chorreando.
Mis gritos de placer, seguramente se escucharon hasta en el cerro de los ángeles, pero la verdad no me importaba una mierda, el cuerpo me temblaba, no sé si me estaba metiendo la polla o un cable de alta tensión, no sé si se me pusieron los ojos en blanco, pero hubo un rato en el que dejé de ver.
Mis palabras eran si cariño si fóllame así métemela hasta los huevos, que gusto mi amor, te quiero así, fóllame así, mi cuerpo se quedó rígido cuando sentí como mi Antoñito se derramaba dentro de mí, sentí su lefa caliente llenarme todo el coño, de tal manera que no pude retenerlo y salía de dentro de mí a borbotones. 😛
Me tuvo que ayudar a levantarme, mis piernas casi no me sostenían y los dos nos fuimos a la ducha, estuvimos un rato jugando bajo el agua, nos secamos y nos fuimos a tomar el café y los bollitos con cuernos, que en mi mente les puse la cara de mi marido.
Después nos fuimos hacía la cama, me hizo tambar boca arriba y comenzó a chuparme el coño, que gusto sentir su lengua entre mis labios del coño, como la movía dentro de mi vagina, estuvo así un buen rato, después me hizo girar y comenzó a chuparme el culo, a jugar en mi ojete con su lengua.
Comprendí lo que vendría después, me metería allí su verga como tantas veces había hecho, no tarde mucho en sentir su capullo en la entrada de mi culo, sentí como empujaba muy despacio, sentí como se iba abriendo camino, note su gorda polla rozando todas las paredes de mi ojete. 😫
Hasta que sentí como sus huevos golpeaban en mi coño y así comenzó un mete y saca frenético que me volvió loca y volvió hacerme chillar como una loca, no sé si mordía la almohada, para no chillar o por todo el gusto que me estaba dando y me volvía loca, sentí como su polla comenzaba a palpitar con fuerza y entendí que me estaba poniendo una buena lavativa de lefa espesa y caliente.
Luego volvió a follarme hasta dejarme reventada, tenía que llenar cada hueco de mi cuerpo por lo menos un par de veces, para dejarme sin ganas de follar con el cabroncito o cabronazo ya que sus cuernos eran muy grandes y retorcidos, eso pensaba él. 😁
Dejaba que esperara a mi marido para terminar la faena, ese polvo era muy especial, así eran todos los miércoles de las semanas mientras estuve trabajando en el restaurante, aunque después durante algún tiempo me siguiera encontrando con él.
By: Cristina la Cachonda