Cuando una mujere caliente sabe lo que quiere

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Estaba en una mesa solo mirando la nada de cada uno de los rostros femeninos que acompañaban a sus respectivos hombres. Ninguno me decía nada, de pronto noto que una mano levantada me llamaba tras un par de mesa y que debido a mi escasa visión por mis 45 años no podía divisar ni quien era ni si era a mí a quien llamaba. Veo que se para y se dirige a mi mesa? era un viejo amigo de trajinada de los 20 años del que me unía solo el recuerdo de la joda inocente de los años 80 fue que charlamos un rato y él había dejado en la mesa a su novia y la madre de ella. Se sentó hablo de boludeces normales que se dicen dos extraños conocidos y me invito a que lo acompañara y me sentara con ellos.

Accedí ya que nada tenía para hacer y mi trago estaba por la mitad. Hizo la presentación de rigor y yo con mi mayor sentido de diplomacia me acerco una silla y nos sentamos los cuatro. La novia de él no habría tenido más de veinte años, un verdadero pimpollo y la madre de ella no superaba los 40 a suponer por el aspecto y que como soy educado y a la antigua no pregunto la edad. Charlamos de algunos recuerdos del pasado intercalado con indagaciones sobre la madre a la que detallare con precisión milimétrica. Mónica, una rubia con unos ojos mi chispeantes de esos que parece lagrimar permanentemente. Su pelo lacio y llovido con un flequillo que tímidamente ocultaba la mirada estrellada. Su piel algo trigueña por los primeros soles de primavera y con rostro que en general era armónico, bello y que solo desentonaba pero para bien unos labios carnosos que enmarcaba su boca y su sonrisa seductora. Desde el primer momento note una vibra que nos era común, donde festejaba mis chistes más boludos y los no tanto, pero detecte que entendía más allá de los simple lo que denotaba su inteligencia? captaba las dobles intenciones y redoblaba respuestas que me hacían pensar mis comentarios, teniendo en cuenta mi lentitud dada la hora y las copas ingeridas.

Así estuvimos un bueno rato hasta que la conversación quedo casi reducida entre ella y yo porque mi amigo se había puesto a discutir con su novia por lo mucho que estaba bebiendo. Fue en ese momento que corro la silla para tener una mejor perspectiva de mi visión sobre ella y lo que puede ver disimuladamente, como esa veterana era poseedora de un cuerpo alucinante. Obra de algún cirujano de calidad o de una virtud de la naturaleza ya que el marido es marino mercante y cobra muy bien y tiene alto el deseo de volver a puertos sublimes. Sus pechos parecían estallar de su blusa por la redondez de esa carne apretada por la ropa interior que intentaba saltar del lugar con vida propia en sus movimientos generados por las carcajadas o extrañas posturas de seducción natural. Su cintura si bien de dama en años, era plausible y su pollera corta dejaba entre ver unos deliciosos muslos decorados por una extraña medias de buen gusto, que nunca había visto y que luego me contaría que se la traía el marido en los viajes que hacía en su rol de marinero europeo junto con otras extrañas ropas interiores que iban desde cómicas a erótica. Ese comentario despertó en el mí el fetichismo que tengo adentro y no dude en pedirle que me las muestre en algún momento solo por investigación sexual? obvio que con más intenciones que la simple curiosidad.

Mi amigo enfadado se paró de repente y dijo con tono de enojo por las discusiones con su novia:

– Yo me voy?. vienen con migo o se quedan acá?

A lo que quedamos mudos en especial yo que venía haciendo un trabajo fino de conquista y que mi amigo estaba poniendo en riesgo.

Me juegue y al oído le dije a Mónica,

– si quieres quedarte un rato más yo te acerco no tengo problemas.

Ella sonrió y la miro a su hija que estaba verde con mi amigo.

El tiro un billete de 100 pesos para pagar lo que habían consumido y me palmeo y salió despavorido y enojado y por suerte atrás la hija? Mónica me miro con sorpresa pero casi aprobando que la llevaría, al parecer la noche pintaba redonda para cerrarla de la mejor manera.

Seguimos charlando un poco de ella y otro de mí mientras los tonos de seducción fueron aumentando a lo que Mónica respondía con aprobaciones de una hembra que se precie de tal. Fue entonces que decidí jugarme una carta alta y ver qué pasaba. Acerque la silla a su lado me incline para susurrarle al oído como si fuera un secreto y muy pausadamente le dije que tenía la tentación incontrolable de tocarla a lo que simultáneamente mis manos se posaron en su rodillas.

Quedo petrificada como si mis palabras y mi imposición de manos la hubiesen hipnotizado. Sin expresión y observando el entorno creyendo que todos nos miraban. El mantel del bar era largo y ocultaba los movimientos que por debajo se podían pergeñar, no se podía observar mis manualidades así que avance antes de que se rompiera el encanto. Mirándola fija escasa distancia recorrí sus muslos lentamente con la yema de los dedos parecían interminables ya que nunca llegaba a tocar piel solo la textura de sus medias exóticas. Pareció una eternidad hasta que mis dedos se toparon con una perturbe rancia que pude reconocer como el borde de las medias.

Suave apoye el resto de mi mano como queriendo abrazar con toda mi mano sus mulos pero sin apretar y pude sentir un escalofrío que nacía en ella y terminaba en mí. Eso me daba la pauta que estábamos conectados y que lo que pasaría era producto del deseo de ambos y no de mi simple imaginación y morbo. Me miro con aprobación y mis manos fueron jugando suave y delicadamente por su pierna podía sentir el calor del destino cuando mis dedos se toparon con la puerta de su caldera? se sentía muy ardiente y cuando rose con mis dedos por arriba de su tanga se movió y abrió las piernas en señal de conformidad de mi irrespetuosa actitud. Socialmente no podía besarla ella era una mujer casada y podían reconocerla así que se mantuvo mirándome con cierto disimulo mientras mis manos exploraban su concha? ya más decidido mi hurgueteo fue al grano tal vez no era tanto las caricias intimas si no ese sabor que da lo prohibido de tocar tan íntimamente delante de un mundo de gente que nos rodeaba y que desconoce el universo de placer que ambos estábamos experimentado. Mónica miraba a su rededor y entre dientes y mordiéndose el labio expresaba palabrotas de insultos recatados hacia mí y a la dudosa honradez de mi madre con un ?Hijo de p? mira como me pones.

Retiro una de sus manos de arriba de la mesa y la bajo por entre sus piernas agarrándome la mía para que ejercer el justo toque que necesitaba con el fin de viajar en el tren del placer. De pronto libera mi mano y busca frotando por arriba de mi pantalón el que ya denotaba el macho en acción ya que estaba muy excitado por la vivencia. Bajo el cierre y metió su mano acariciando, removió su palma por arriba de mi bóxer para luego meterla por entre la pierna y poder, tal vez tener una dimensión de mis atributos y excitación ya que rodeo y apretó con suavidad que me hizo retorcer de placer sin medida. Franeleo con el incómodo movimiento del poco espacio que dejaba la ropa logro sacarla afuera y acaricio con más libertad en una paja magistral que si hubiera tenido 15 años hubiera acabado allí mismo pero dado mis 46 años necesitaba un poco más de tratamiento. Ya mi glande debería estar mojado con mi propio liquido pre seminal y sentí como con su dedo índice lo rodeo desde la base a la punta como queriendo recoger la mayor cantidad de mis viscosos jugos de pronto soltó mi pene ? saco la mano debajo de la mesa y me mostro su dedos brilloso de mis néctares, lenta fue acercándolo a su boca y posó su dedeos en su labio inferior y lo giro lentamente mientras su lengua rozaba con disimulo la punta de su dedo y saboreaba sus labios embardunados con mis jugos. Era unas ceremonias perfectas? casi absortos del medio que nos rodeaba pero con esa precaución de que nadie se diera cuenta de que estábamos haciendo, Era nuestro secreto mundo debajo de la mesa, dentro de un bar con sonidos y balbuceos de gentíos.

Me acerque a su oído como para proponerle ir a otro lado? Aprobó con la cabeza. Busque desesperadamente al mozo que nos había atendido y cuando cancele la deuda salimos del local.

El rumbo era incierto Ya que mi casa estaba impresentable y se lo hice saber a lo que me dijo no te hagas problema vamos a ir a un lugar que te va a guastar?

¬-Tu casa? dije?

-No? ¡!!!

Respondió ella es un secreto y fue indicándome el camino ya que quedaba lejos del centro. Habiendo trascurrido unos quince minutos de viaje me hizo entrar en camino vecinal con casa distanciadas entre si y me señalo un chalecito que era la última del caserío

-Es a ahí?!!!!

Me acoto.

-Entra y pone el auto por detrás que yo abro el portón?.

Obedientemente ubique el auto entre unas medias sombra que cumplía la función de ocultar más que de protegerlo.

Se bajó y entramos?. Tienen que ver lo que era esa chalet un casa que no pintaba nada de afuera pero por dentro un decorado fantástico parecía la ante sala al infierno por los colores, los cuadros y todos los objetos. Era un bulín perfecto y oficiaba de tal. Como no entendía pregunte de quien era la casa a lo que respondió que era del marido y de ella que la habían hecho para revivir viejos tiempos de moteles y lujuriosas noches en lugares ambientados y que había comprado esa pequeña casa para usarla como un nido más que de amor de placer absoluto. La idea era espectacular para matar el aburrimiento de 23 años de casado claro está que no con migo ya que Mónica estaba haciendo uso del lugar con otra persona? o sea yo?.

Dada la calentura reprimida en el bar no quise preguntar más detalles y nos besamos desaforadamente con mucha violencia para mis gustos habituales, pero no por eso menos agradable. Era una ninfómana con todo su cuerpo a tal punto que voló un botón de mi camisa por su lujuria, me sentía un marinero y su reencuentro en puerto con una mujer después de seis meses de navegación?.

De parado íbamos desprendiéndonos mutuamente la ropa? su blusa cayo de su cuerpo y sus pechos corpulentos estaban enmarcados en un sostén con puntillas de color negro que me volvía loco, me zambullí en el valle de sus montañas a la que bese con desenfreno, desprendí el corpiño y me aboque a sus pezones rozados y erectos, ella comprimía los hombros y haciendo más exuberante sus atractivos, mientras con su mano me presionaba y maldecía mi existencia.

Mis manos acariciaban sus nalgas por arriba de su pollera mientras la subía deslizándola por sus muslos como una ola se desliza en la orilla. Podía sentir su piel en mis manos. Cuando su falda quedo casi suspendida en la cintura y mis manos se movían por sus nalgas acariciando sus zanjas? como soy de brazos largos y como un faquir metí mi dedo más largo en un deslizar por su canal acariciando su cola y buscando el nacimiento de su concha desde atrás que a esa altura estaba mojada y muy tibia a lo que respondió parando la cola para que masajeara más profundamente. Disfrutaba como una yegua en celos que se removía sin detenerse un instante fuimos como pudimos caminando yo para atrás torpemente y ella empujándome hasta la habitación. El sitio parecía un motel de calidad con espejos por todos lados y cuando encendió la luz todo se tiño de un rojo prostibulario que resaltaba nuestra piel con un color atractivo. Los olores empezaron a cambiar en el ambiente un suave aroma a jazmín, creo, inundo la pieza era la perfección del entorno me tiro sobre la cama se sacó la pollera con movimientos de un strip tease privado mientras me desprendía el pantalón para dirigirse en forma inmediata y en cuatro patas a besar mi bóxer por arriba, casi me acabo allí mismo. En ese entorno mis ojos desorbitado querían masticarse ese reflejo de mujer? en los espejos del sexo? buscaba hacerme un pete ante mi pene que salto erecto tragándoselo por completo y lo mantuvo por un tiempo en su boca?. podía sentir el apretón de sus labios en la base de mi pene para tal vez no dejar caer su propia saliva. Luego lentamente fue liberándolo parecía interminable por lo pausado que desnudaba mi pene y cuando libero el glande note que me miro y con su boca cerrada, para luego liberar su saliva sobre mi pija como si estuviera poseída y vertiera todos sus malos espíritus? esa chanchada hubiera sido tal vez de mal gusto pero era tan ceremonial que todo estaba permitido y me resultaba estimulante. Me masturbo con sus manos empapadas y con la lengua rosaba la punta de mi pija? estuvo así hasta que pedí fin al tratamiento por que iba a terminar ahí mismo y me parecía injusto para ella. Me senté? para con mis manos acariciar sus nalgas y con fuerza la fui moviendo hasta que quedamos en el número matemático más atractivo, un perfecto 69 en el que abrió sus piernas para que yo pudiera acceder con mi boca su concha mientras ella se mantenía activa en mi mástil y su base agarrándome los testículos y besándolos. Mi lengua saboreaba ese manjar de labios vaginales mojados a lo que se movía con deslizamientos rítmicos. No había más que la música de nuestros cuerpos y los sonidos que podíamos emitir solo eran ruidos rudimentarios de la boca tapada por cada uno con el sexo del otro. Estuvimos preparándonos durante una eternidad? Luego nos separamos y la puese acostada quedamos enfrentados con movimientos pélvicos de guerra de nuestros sexo mi boca a centímetro de la de ella, corro con mis manos su tanga y apoye mi verga en su vagina y de apoco buscando fundirme en ella mientras la besaba? simultáneamente mientras entraba en su concha metía mi lengua en su boca. Era perfecto y sincronizado con una sintonía que pocas veces se da en una relación sexual. Me moví con todos los ritmos y variaciones. Los gritos y jadeos eran mutuos? cogimos así durante un largo rato en la posición más simple y más conservadora (el misionero)? fue ella que cruzo una de sus piernas por arriba de mi cabeza sin que dejara de penetrarla y sus nalgas a mi derecha con su concha cerrada por el cruzamiento de piernas y sus tetas volcadas sobre uno de sus lados era una fotografía sexual de alto contenido erótico. Cogimos de esa manera un buen rato hasta que la rutina de la pose no dio para más y se separó de mí y salió disparada para el baño yo quede atónito y desconcertado diez minutos después volvió con un conjunto de un color raro pero casi inexistente que tapaba parte de su pezón y bajaban como dos líneas de telas a su entre pierna le quedaba perfecto y parecía una foto de almanaque de gomería. En la mano tenía un especie de botiquín que apoyo en la cama para sacar juegues de todos los colores y tamaños parecía una vendedores de tapewear? pero sexual No se privaba de nada en sus período de abstinencias. Eligio uno carnoso y lo metió en su boca mientras con la mano se acariciaba mirándome como suponiendo cuanto disfrutaba viéndola estimularse. Se acercó y se volcó en la cama dándome el culo a mi observación. Se froto el consolador por su concha y su cola, mojado por su saliva y sus jugos, era una delicia que me invitaba a masturbarme mientras me la devoraba con la observación. Su manos mágicas saco un aplicador de gel y se embarduno los dedos? se abrió más de piernas podía observar su ano claramente y con sus dedos se embarduno el culo con el viscoso liquido haciendo intentos de meterse el dedo hasta la mitad cuando se sintió preparada se apoyó el consolador en el corto y empezó a hundirlo se podía ver como ese extraño aparato se perdía lentamente en su propia intimidad mientras de costado y con la cabeza en la cama me miraba que fijamente como hipnotizada o por el dolor o placer. Mi excitación era tal que me puse a masturbar en un juego de a dos me sentí un adolescente mirando una porno. Cuando hubo hundido lo suficiente el vibro lo dejo estático en su culo y movía la cadera mientras entre suspiros y sollozos se masturbaba. La luz tenue y roja hacía de la imagen un infierno de placer con una lava de brilloso fluidos de su volcán incandescente.   Interrumpí mi masturbación y la de ella me puse por detrás y hundí mi pene en su concha con frenesís su consolador era empujado por mi panza cuando daba tropezones contra ella todo era de una locura total y sus jadeos se transformaron en gritos a los que respondía con los míos en un chancho y desinhibido comentarios acotando los placeres que nos producía estuve por mucho tiempo en esa posición insistiendo en todo los ritmos y danzas hasta que se paralizo en un orgasmo que pude sentir que estaba experimentado? comprimió sus músculos y se quedó ya más relajada para que yo terminara el mío. Pero he aquí la imperfección de algunos encuentro, no se si por el stress o la gran excitación pero no podía eyacular y sentir la cúspide de mi placer a pesar que insistía por sus movimiento? luego se desprendió de mí se dio vuelta se sacó con vergüenza el consolador y me chupo la pija de la forma como habíamos iniciado la acción pero con mucho interés en mi para que terminara y volcara toda mi lácteo?.después de insistir le dije que no se preocupara y que descansara nos tiramos en la cama y hablamos de temas varios y de lo bien que tenía en mente el sexo ella y el marido marinero. Insistimos un par de veces para ver si yo podía terminar pero fue en vano que maldición abre recibido para no poder culminar con una acabada como se debe en esa experiencia? pero bueno esto después fue consulta de un medico amigo que termino cegándose de risa de mi fracaso? La cuestión que quedamos en vernos cuando el marido vuelva a emprender un viaje por esos mares del abandono en el que como servidor ocupare mi rol de compañía si ella quiere?.

Insisto si te gusto avísame?. si no también para corregirme o dejar de molestar con mis relatos? Gracias

EROS44

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AlfredoTT
AlfredoTT
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