Una gran noche. Me llevo una sorpresa
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Estaba en un local, con mis amigos, tomando unas copas, cuando veo entrar un grupo de chicas, entre las cuales vi a una amiga que hacia años que no veía. Me acerqué a saludarla y se unió con sus amigas a mi grupo de amigos. Después de unas copas, me comentó de salir a un sitio más tranquilo para poder hablar y ponernos al día.
Nos despedimos de nuestras amistades, y salimos del local para ir a otro más tranquilo. Entramos en un Pub, que estaba frente al local y nos sentamos en una mesa, en una zona oscura. Después de ponernos al día de nuestras vidas, donde hablamos de que los dos estábamos divorciados, salimos del local. Volvimos con nuestras amistades, pero para mi sorpresa, se despidió de las suyas y dirigiéndose hacia mí, me cogió de la mano y me invitó a ir a su casa. No lo pensé, pues era una chavala que siempre me gustó, aunque ella nunca quiso nada conmigo. Nos montamos en mi coche y fuimos a su casa.
Por el camino, íbamos hablando de nuestros respectivos ex. Llegamos a su barrio, y después de aparcar subimos a su piso. Nada más entrar, se quitó los zapatos y entró en el servicio. Yo me quedé en el salón esperándola. Para mi sorpresa, cuando salió del servicio, solo llevaba la ropa interior. Un conjunto negro de sujetador de encajes, que casi dejaba ver sus pechos a través de la tela, y unas braguitas a juego, que casi no tapaba su coñito. El conjunto resaltaba su piel blanca y su larga melena morena.
.- Ya no aguantaba más la ropa… Comentó, mientras se acercaba al salón… Preferí estar más cómoda.
Yo no dejaba de mirarla. Pues tenía un cuerpazo de diosa.
.- No te sentirás molesto. ¿Verdad?… Preguntó al ver mi cara de sorpresa.
.- No, para nada… Balbucee… Solo, que no me lo esperaba.
.- Cuando estoy en casa siempre voy en ropa interior… Comenzó a explicar… O a veces desnuda.
Dicho esto, se fue a la cocina y trajo un par de cervezas. Nos sentamos en el sofá a tomarlas. Mi vista se iba hacia sus pechos, deliciosamente redondos con forma de pera y a sus pezones, deseando salir a través de la tela. Dio un largo trago a su cerveza, y dirigiéndose hacia mí, me quitó la mía de la mano y colocándose encima me comenzó a besar. Mi reacción fue agarrarla de las nalgas y devolverle los besos, metiendo mi mano por el elástico acariciando su culo. Notaba los pezones duros clavándose en mi pecho, a pesar de llevar una camisa.
Se incorporó y comenzó a desabrocharme la camisa, besando cada centímetro de mi piel que iba descubriendo, hasta que llegó a mis pantalones, y desabrochando el cinturón, el botón y bajando la cremallera, tiro de los pantalones y mis bóxer, saltando mi polla dura hacia su cara.
Se quedó unos segundos mirándola, con una sonrisa picara, mordiéndose el labio inferior, y acto seguido se agachó y me empezó a dar suaves besos en mi glande, jugaba con su lengua, subiendo y bajando por toda mi polla, hasta que se la empezó a meter en la boca y mi piel se estremeció al sentir sus labios subir y bajar. Bajé mis manos por su espalda, quitando el broche del sujetador, que cayó al suelo y agarré sus pechos, pellizcando sus pezones.
Dejó de mamar y colocó mi polla entre sus pechos, haciéndome una cubana, mientras lamía mi glande. La incorporé, agarrándola por la cintura, le bajé las braguitas hasta los pies, alejándolas con un puntapié, la tumbé en el sofá, le abrí las piernas y comencé a pasar mi lengua por su coñito, cubierto por una fina mata de vello moreno, metiéndosela entre los labios vaginales y lamiendo su clítoris.
Después de un rato, subí hasta sus pechos, metiéndome los pezones en la boca y mamando de ellos, mientras apuntaba con mi polla a la entrada de su coño, metiéndosela poco a poco, sintiendo como se estremecía y me apretaba mi polla con su coño. Comencé a bombear suavemente, disfrutando del momento, mientras seguía chupando y mamando sus tetas y jugando con mi lengua en sus pezones.
Estuve un buen rato bombeando, y sacándola, la coloqué de perrito volviéndola a meter, pero esta vez de una sola vez, hasta el fondo, haciéndola soltar un pequeño gemido. La agarraba de las caderas, para que la penetración fuese más profunda, hasta que sentí las contracciones de su coño en mi polla, cuando llegó al orgasmo, empujando más, casi metiendo los huevos, y soltando mi leche en su interior.
Nos dejamos caer en el sofá y nos relajamos, mientras pellizcaba sus pezones. Encendimos un cigarrillo y terminamos de beber las cervezas. Nos fuimos a su habitación y allí repetimos lo mismo que en sofá. Después nos despedimos y yo salí de su casa con una sonrisa y pensando que por fin me follé a mi amiga.
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