Mis años en el instituto con Kati

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Siempre supe que me gustaban las mujeres, desde pequeña lo supe pero no fue sino hasta que conoci a mi mejor amiga Kati que las ganas se me desbordaron. Ambas perdimos nuestra virginidad en la misma cama al mismo tiempo y con el mismo chico.

Eso hizo que el sexo compartido se convirtiera en algo natural entre nosotras. Vaya, follábamos en presencia de la otra sin ningún recato, compartiamos parejas y hasta nos pajeabamos la una frente a la otra antes de dormir cuando ella se quedaba en mi casa o yo en la suya a escondidas de nuestros respetables padres.😍

Ella nunca supo que la mayoría de mis orgasmos los alcanzaba viéndola y oyendola mientras nos follaban. Si algo me ponia perra era verla saltar encima de una verga con sus tetitas y sus rizos rubios rebotando mientras sus mejillas se llenaban de chapas rosas de tanto gusto.

Nos platicabamos todo y no era nada raro que yo acabara masturbandome mientras ella me contaba alguna de sus aventuras. Ella era mas caliente y mas activa que yo en el sexo, por cada pareja sexual que yo tenia (que eran muchas) ella tenia el doble o incluso el triple en algunas epocas de desenfreno.

Pero bueno, el asunto es que ella no sabia de mi deseo por ella hasta que un dia en una fiesta de uno de nuestros folladores que ni siquiera cabe mencionar, le pedi un beso. Se quedo callada y después de una pausa me preguntó que como, que a qué me refería.

Le dije que tenía ganas de ella, que me regalara un beso. Un beso de lengua le dije, un beso como cuando chupas una de tus pijas preferidas, quiero que me des un beso como cuando se la mamaste a Fernando (su polla más grande y preferida). Se me quedó viendo como analizando la situación. Sígueme, me dijo, fuimos escaleras arriba a buscar un cuarto para estar más íntimas pero las 3 habitaciones estaban ocupadas y sus camas siendo usadas.

Salimos al patio y vimos un recoveco oscuro y maloliente pero no nos importó, entramos y le pusimos pestillo a la puerta. Sin ni siquiera voltearnos a ver nuestras lenguas se fundieron en un un primer beso lesbico lleno de lujuria. Mis manos se ajustaron tenazmente a esas nalgas que tanto me atraían mientras ella se dirigió directamente a mis grandes y todavía en desarrollo tetas.

Siempre te las he querido chupar Lorena, me dijo. De veras?, le pregunté. Si, contestó. Su revelación me sorprendió, nunca vi nada en ella que me deseaba lo mismo que yo a ella. Le bajé los shorts con todo y pantis de un jalón y mi lengua sólo se dirigió, como autómata, a su entrepierna. Ya conocía su sabor a partir de chicos que se la chupaban y luego me besaban a mi, pero directamente su sabor era mucho mejor.

Estando yo hincada frente a ella comiendole el chocho por primera vez, la empujaba contra la puerta que tenía el pestillo y esta crujía al ritmo de mis dedos dentro de ella y mis labios succionandole el clitoris. Se sentía como un penesito, sentía claramente su tronco y su glande en mi boca y yo intentaba mamarsela como si fuera la verga de algún caballero de ocasión.

Kati colocó sus piernas y femeninas manos sobre mi cabeza y me empujaba al ritmo que ella quería mientras me decía “qué bien la chupas putita” (a ambas siempre nos a puesto hablar sucio). Eso me prendió y me subí a besarla frenéticamente empujándola aún más contra la puerta que no dejaba de chirriar a todo volumen pero estábamos en tal trance que no nos importaba ser oídas.

La música se oía fuerte aún pero no tanto como para opacar los ruidos de nuestra lujuria. Mi presión sobre ella fue tan fuerte que kati perdió el equilibrio sobre el rincón al lado de la puerta, y ambas caímos al suelo haciendo un sonoro ruido de piezas metálicas que no sabíamos qué eran pues la oscuridad era casi total.

Y así, en la oscuridad y rodeadas de cosas que parecían ser herramientas, las dos seguimos en lo nuestro ahora recostadas en el suelo. Chupamela tú le dije. Kati se incorporó y me bajó hasta los tobillos el micro short de jean roído que llevaba y mi tanga. Se volteó y acabamos fundidas en un delicioso 69 lesbico.

Ella arriba y yo abajo sintiendo en mi boca los movimientos copulatorios de mi mejor amiga sobre mi boca y rostro. Intentaba usar mi lengua de la misma manera en que nuestros chicos usaban sus miembros sobre nosotras y creo que lo logré porque no mucho después sentí sus fluidos escurrir sobre mi quijada y cuello.

En ese momento sentí una corriente eléctrica sobre mi clitoris que, magistralmente utilizado por kati, me hicieron estallar el mejor orgasmo de mi joven existencia. Ambas quedamos exhaustas, llenas de sudor y saliva por todos nuestros cuerpos. Ella me pesaba sobre mi cuerpo (ella estaba arriba) pero estaba tan exhausta y falta de aire que no dije nada por un buen rato.

Finalmente, nos incorporamos y empezamos a buscar a tientas nuestras ropas. Nos vestimos, quitamos el cerrojo de la puerta del cobertizo y salimos juntas. Cuál fue nuestra sorpresa que teníamos auditorio. Tres chicas del instituto y dos chicos que no conocíamos nos quedaron viendo con cara de deseo.

Qué cojidon se acaban de meter chicas, guau – dijo leti, una de nuestras compañeras del instituto conocida por follar con maestros. Apresuramos el paso hacia el tocador y nos volvimos a encerrar. No inventes, nuestras shorts y playeras sport estaban negras de grasa, la parte trasera de mis blancas piernas también y lo mismo mi espalda. Kati casi no porque ella estuvo todo el tiempo arriba de mi. Nos metimos a la ducha para limpiarnos pero después de asearnos terminamos besándonos y con nuestros dedos dentro del coño de la otra.

Cuando salimos de la ducha nos enfrentamos a las caras de deseo de chicos y chicas. Llegaron a la fiesta como heteros y salen como lesbianas – dijo alguien -, o como bis – dijo otra voz.

Salimos de la fiesta rumbo a casa de kati que estaba a escasos 10 minutos de caminata. Esa noche dormimos desnudas en el mismo lecho abrazandonos. A la mañana siguiente pusimos nuestras ropas a lavar para no tener que dar explicaciones.

A la tarde salimos a caminar a un parque cercano y ambas nos empezamos a fijar en chicas y a hablar de ellas. Me sentía diferente, me sentía más mujer, más adulta, más cachonda de sexo femenino. Buscamos un árbol frondoso y nos sentamos sobre una de sus ramas. Nos estuvimos besando y tocando por un par de horas.

El lunes regresamos al instituto (sólo salíamos en las tardes de los jueves por 3 horas y los fines de semana a donde los padres respectivos. Recién entramos al instituto nos dimos cuenta que todas sabían de lo sucedido la noche del sábado.

Y se lavaron la boca? Quién es el macho y quién la hembra? Se tijeretearon? Fueron algunos de los comentarios que recibimos de nuestras compañeras de instituto.

Ese año kati y yo tuvimos una intensiva actividad lesbica en las duchas y dormitorios del colegio. Para el año escolar siguiente, kati se lío con uno de los maestros del instituto y yo seguí enredandome con chicas por aquí y por ahí.

By: Asesoradelamor 💕

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AlfredoTT
AlfredoTT
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