Mi madre enfermera y el vigilante
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Me llamo Agustín soy de complexión flaca, y mido apenas 1,52 por lo que me apodan petizo, en el barrio en el secundario así me llaman.
Vivo en un departamento con mi madre, Sofía, ella está separada de mi padre, y es un bombón, me da cierta pena llamar de esa forma a mi madre, pero es la verdad, yo reconozco la esbeltez que posee la finura de su rostro, casi angelical, su cabellera castaña lacia, sus bien proporcionados senos, su cintura avispada, y lo mejor su gordo derrier, ella es una mujer que recibe piropos en cualquier lugar, siempre con una sonrisa.
Ella labura de enfermera en un hospital, no le conocí novio ni saliente en esos 2 años que ella llevaba separada de mi padre.
Era martes y estaba anocheciendo, yo estaba en mi cuarto abrigado con muchas sabanas, tenía fiebre y ese día no había ido al secundario.
Mi madre en ese momento ingreso a mi cuarto.
Vi desde mi cama, sus preocupados ojos celestes.
Petizo, lo que tienes que hacer es venir conmigo al hospital ahora mismo. Dijo con voz dulce.
No má,ya me recuperare es solo una fiebre pasajera, tú anda a laburar. No pierdas más el tiempo aquí conmigo, ya mañana cuando regreses en la mañana me traes más pastillas. Dije terco.
No no mi gnomo vístete ahora mismo no me agás enfadar dijo ella con voz autoritaria.
Le hice caso de mala gana, cuando me levanté de la cama ella ya se iba de mi cuarto.
Mis ojos se perdieron en el caminar de su culazo.
Me vestí, y salí a la sala en el sillón viendo su teléfono, estaba mi madre esperándome.
Al instante que llegue ella se levantó y pude apreciarla mejor, tenía el cabello recogido en un moño y tenía pintados los párpados de verde y unas pestañas naturales que eran la envidia de sus amigas, también se había pintado de rojo los labios.
Su camisa blanca de enfermera hacia lo posible para retener esos dos globos enormes, su pantalón blanco también hacia todo lo posible para encubrir esas nalgotas que traían babeando y suspirando a todos los machos con la cual ella se cruzará en su camino y si me incluyo en esa lista, ese culazo en forma de corazón era el dueño de mis masturbaciones diarias.
Sus hermosos pies estaban enfundados en un tacón plataforma, esos tacones, hacían enervarse aún más su culazo.
Desde que ella corto relación con mi padre siempre me pregunté, si ella se acostaba con alguien, diablos era un bombón que hombre no querría tomarla como su mujer.
Ella camino directo hacia la puerta con su cartera.
Vamos enano, vamos tomemos el colectivo. Dijo ella presurosa.
Salí y eche llave el departamento, camine a grandes pasos para alcanzarla.
En el paradero había una fila de 4 personas para tomar el bus yo me situé detrás de ella.
Después de unos segundos apareció el bus y al subir, estaba repleto de gente, no se que me pasó en ese momento y en un acto de valor, me moví entre la gente como un gusano y llegué hasta mi madre y me puse detrás de ella.
A lo largo de mi vida, vi a mañosos ponerse detrás de incautas damiselas y puntearlas con su verga las nalgas, un 70 % de las mujeres reacciona mal, pero un 30% recibe el punteo de la verga con buena cara.
Y yo me puse detrás de ella y diablos me lleve una gran decepción, no le llegue a puntear su culote por lo bajo yo que era, mi estómago si se ganó ese privilegio.
Maldecí mi suerte, ella media 1.72 y yo era 20 cm más bajo, y de cuerpo raquítico.
Estuve largo rato perdido en mis pensamientos, y no me había dado cuenta que mi madre por el trajín de la gente se había movido.
Ahora ella estaba más alejada de mí y un hombre de unos 40 años de su misma estatura le punteaba su culazo, me sorprendió que mi madre no le dijera nada, por lo visto ella estaba en ese 30%.
Y yo estaba hirviendo de envidia por ese tipejo, que disfrutaba de lo lindo del culazo de mi madre.
Y poco a poco comenzó a disminuir la gente, el hombre se apartó al costado de mi madre y comenzó a hablarle.
Y ella le respondió y comenzaron a charlar.
Vi con enojo como mi amor platónico sacaba un cuadernito y un lapicero de su cartera y le entregaba al tipejo, el escribía con una sonrisa que sabe que.
El hombre se bajó del bus 2 cuadras después, después de 5 minutos llegamos a nuestro destino y bajando del bus, caminamos hacia el hospital que estaba a nuestro frente.
En ese hospital, esa noche le tocaba hacer guardia a mi madre.
De una caseta de vigilancia salió un tipo era un moreno de 30 años mediría 1.80.
Mi madre me presento al vigilante.
Este señor es Roberto, hijo dijo ella.
Hola señor, saludé de buena gana.
Encantado de conocer a tu hijo Sofía, dijo el moreno ignorando mi saludo.
Ella después me llevo a un cuarto del hospital donde había camas para los pacientes, ella desde una silla se miraba en un pequeño espejo.
Después de admirarse, ella me preguntó de como se veía.
Te ves fabulosa madre, respondí con la verdad.
Me dijo que vendría a la mañana siguiente a verme y se fue.
Al darme la espalda.
Fije mi vista en su portentoso culo.era una delicia admirar esa parte de su anatomía.
Sentí ganas de orinar después de 2 horas de estar en cama, salí a buscar a mi madre para preguntarle dónde quedaba el servicio higiénico.
Fui a buscarla al consultorio y no la encontre,camine por los pasillos y ingrese cuarto por cuarto y no la ubique.
Camine hasta llegar hasta unos árboles que hacían de patio del hospital, y orine detrás de uno.
Vi que la caseta de vigilancia tenía la luz prendida y decidí acercarme.
Roberto el vigilante el sabrá dónde está mi madre, pensé en mi ingenuidad.
Camine por el pasto, y al ir acercándome faltando ya 5 metros escuché gemidos de mujer que venían acompañados de aplausos.
Camine nervioso y excitado hasta llegar a la ventana trasera de la caseta, las cortinas estaban cerradas y el sonido del plof plof plof se había incrementado.
Rodee la caseta y vi con pesar que las ventanas estaban con cortinas y cubrían la visión del interior.
Pero había una ventanita que hacia de tragaluz en la parte oscura de la caseta.
Mi suerte mejoraba y vi en el suelo en ese costado de la caseta que había una escalera.
Con esfuerzo guíe a la escalera debajo de la ventanita, y trepe como una araña hasta llegar a la ventana. Quería ver a que mujer se cogía el moreno vigilante.
Lo que vi a través del vidrio casi me hace desagarrar mi agarre y caer. Observe como mi madre me daba la espalda desnuda, con su cabello suelto hasta las caderas.
Y ver como su tremendo culazo blanco desnudo le daba unos mortíferos sentones ala gran verga del vigilante moreno.
Ella estaba completamente desnuda exceptuando que llevaba puestos sus tacones, y el hombre estaba sentado en una silla con la cabeza mirando el techo con los ojos vidriosos.
Ella golpeteaba su orondo culo con unas ganas tremendas, vi mejor la cogida que le estaba dando mi madre al vigilante y casi me vuelvo a caer al darme cuenta que ella no se lo cogía por la chucha si no por el ano.
Y se lo cogía a carne viva, sin protección.
La negra verga del moreno vigilante era cogida por ese culazo de ensueño por esa mujer que no tenía nada que envidiar a una actriz porno de alta categoría.
Plof plof plof plof y unos gemidos de perra satisfaciéndose y unos pedos cada 5 segundos eran el bullicio de esa caseta.
Yo me saque la verga y comencé a jalarmela,admire a aquel mujeron,y fantasee de que era yo el que era cogido por esa mujer por ese culo de belleza sobrenatural.
No paso ni medio minuto y descargue mi simiente, mi leche cayó al césped.
Y envidie y odie a ese hombre que era cogido como un muñequito, por mi madre, ese hombre que tenía la fortuna de aguantar los temibles sentones de aquel culazo.
Seguí observando aquella maravillosa escena, la verga negra venosa del vigilante lucía brillosa, brillando de puro placer de perforar ese ano codiciado ese culazo enorme y perfecto que se satisfacía con aquella verga.
Mi madre comenzó a dedearse la concha y a gemir aún más fuerte. El vigilante se reanimó y rodeándola con sus brazos la cintura comenzó a penetrarla con brusquedad, el choque de las carnes era más ruidoso.y ella comenzó a dar sentones más rápido con más ímpetu y observé maravillado como ella tenía un gran orgasmo, sus fluidos salieron expulsados con un gran chorro hacia el suelo ella dio un gritito de victoria.
Ella comenzó el mete saca más suavemente, pero el moreno no se había venido, y metía su verga al encantador ano con duras arremetidas, observé atónito como ese hombre chupeteaba el cuello de mi madre y como una bestia salvaje controlaba la cogida tomándola de las caderas, ver salir y nuevamente entrar ese mástil al acogedor recto de mi madre hizo que mi verga nuevamente creciera.
Me masturbe con deleite soñando en que era yo el que la poseía, el que se la cogía, y de nuevo no paso ni 30 segundos y descargue unas gotitas de semen.
Fue en ese momento que veía como caía al césped unas míseras gotitas de mi semilla, que escuché fascinado como esa bestia hombre, comenzó a bramar como un toro, y a dar empellones más rápidos y fuertes, y luego quedarse quieto, las suaves nalgotas, estaban presionadas contra su verga y pelvis por el agarre de las caderas del hombre.
Así estuvieron por largo rato, ella sentada sobre el, hasta que ella recomponiéndose trato de pararse y el soltó su agarre, y cerro sus ojos, del cansancio.
Ella levanto su culazo poco a poco y vi con morbo como salía a vista la verga del vigilante primero el cuello y último la cabeza del miembro.
Y luego el descorcha miento, y un torrente de esperma mucha esperma del ano entreabierto de mi madre.
Ella comenzó a limpiarse con toallitas el ano luego se puso una tanga negra y se vistió.
Roberto mi amor, me voy a darme una ducha, dijo ella arreglándose.
Nos vemos en la mañana mi vida, ella se despidió.
Yo baje la escalera al suelo y la puse en su lugar, luego corrí por la oscuridad hasta llegar a mi habitación.
A la mañana siguiente mi madre vino a verme, irradiaba alegría, irradiaba complacencia, desde ese día entendí que las mujeres se
comportan día a día de acuerdo a cómo te las coges, de ahí su buen comportamiento, su buen trato, su sumisión.
Fin.