Fantaseando con mi profesora, la cogemos entre dos

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Era un día más, como todos los días, de nuevo al colegio….

Solo había una razón para ir con ganas: la profe de historia… qué linda que era, siempre con sus polleras ajustadas y cortas. Rezábamos al contrario de otras profesoras, para que nos tomara oral y nos hiciera pasar al frente, para deleitarnos con sus piernas, ocultas tras el escritorio.

Ella tendría unos 40 años y yo apenas 23. Había sido profesora de mi hermano mayor y un día tomándome oral me preguntó por él. Le respondí que estaba haciendo el servicio militar en el sur… y ella me dijo que mi hermano estaba más fuerte que yo… no entendí mucho, era medio dormido para ese tiempo….

La profe sabía bien que calentaba a todo el curso, encima que cuando te levantás a la mañana entre bostezos y demás y a esa edad estábamos todo el día al palo…

Un día, después del recreo, decidimos con mi mejor amigo no entrar a clases y esperar que la profe saliera de la sala de profesores…

Y si, estábamos dispuesto a todo. Estábamos muy calientes con Piru, que así se llamaba ella y pensábamos que lo peor que nos podía pasar era que no nos aprobara nunca más la materia. Ni se nos ocurría que pudieran echarnos.

Recuerdo que debajo de la escalera estaba el depósito del material de los profesores de educación física.

Pensamos que “ese” sería nuestro “nidito de amor”.

Fue en ese instante, nuestras adrenalinas a mil… las manos transpirando… disimulamos cuando la encaramos y le preguntamos algo acerca de la próxima prueba escrita… cuando en un descuido de ella le tapamos la boca y la metimos en el cuartito.

Le dijimos que no gritara porque la iba a pasar peor, que teníamos un cuchillo (obviamente era mentira).

Ella se puso muy nerviosa y parecía muy asustada. Nos decía que no nos preocupáramos, que nos aprobaría por el resto del año, que no le hiciéramos nada.

“No profe”, le dijimos.

“No es eso lo que queremos” …

“La queremos a usted como mujer”

Abrió los ojos bien grandes e intentó hablar pero no le salió palabra.

“Si profe”, continuamos

“Queremos que sea nuestra por 35 minutos” que era lo que duraba la clase que ella iba a dar, antes del cambio de hora y que aparecieran los alumnos en el patio.

Ella temblaba mientras nosotros comenzamos a manosearla por todos lados.

Decía que no, que no le hiciéramos nada, que era una mujer decente y que no se merecía eso.

Mi compañero, ya estaba con su pija afuera y al palo y estaba bien dotado por su edad.

Me pareció ver que la profe lo miró con disimulo y tuvo un gusto como de admiración por semejante pedazo.

Yo le metía manos por todos sus rincones.

La hicimos arrodillar y pudimos verle las hermosas piernas que tenía y las enormes tetas que parecían escapársele del escote.

Eso nos calentó aún más.

Le pedimos que se la chupara a mi amigo y no se negó mucho, es más, por la forma en que la mamaba parecía que le gustaba. Parecía no estar tan obligada y disfrutar del momento.

Yo también ya estaba al re-palo y no dudé y me metí debajo de la profe y comencé a chupársela (le había corrido la bombacha para un costado) toda, toda, como un desenfrenado y ella ya no decía más que no. Ahora decía sisisisiiiiiiiiiiiiiii…, la muy puta se había puesto muy caliente.

No se dan idea de cómo se meneaba arriba de mi cara… me recalentaba.

Salí de abajo y arrancándole la bombacha se la metí de una. Se enterró de un saque ya que tenía toda su conchita empapada.

Yo la bombeaba de atrás mientras veía la cara de felicidad de mi amigo quien no tardó en acabarle en la cara… eran impresionantes los chorros que le salían de esa tremenda pija ¡Qué animal!.

Yo seguí bombeando por unos minutos hasta que acabé en toda su espalda. Eramos chicos pero no boludos. No teníamos preservativos y no queríamos acabarle dentro.

¡Qué polvo hermoso!… pero fue muy rápido producto de nuestra inexperiencia, a la profe la dejamos con las ganas.

Fue entonces que nos gritó: “Pendejos de mierda ¿no me van a dejar así? ¡Háganme acabar!”

Nos empezó a pajear y chupar a los dos a la vez, estaba desesperada.

Lo empujó a mi amigo, el que cayó de espaldas y lo montó y comenzó a cabalgarlo rápidamente.

Yo quedé parado mirando todo y con la pija súper parada y pensé que era la mía.

Su culito estaba hinchadito, todo para mi. Subía y bajaba y cuando se agachó para besarlo a mi amigo… me mandé.

Le puse mucha saliva a mi pene y se lo apoyé en su colita…. y ella gritó “¡nooooo!”, “por favor, por mi colita no, que soy virgen”.

Cuando escuché eso me excité tanto que casi acabo ahí mismo.

Fue lo peor que pudo hacer o decir porque me calentó mucho más todavía.

La agarré de los pelos y le dije que se callara, que no se olvidara del cuchillo y que mejor que obedeciera porque no queríamos hacerle daño, que iba a ser peor.

No terminé la frase que la empujé de una… aaaaaaaaaaaaa, juro que le brillaron los ojos. Quizás le había dolido, mi inexperiencia casi la lastima.

“No, no pendejo hijo de puta” “No quiero que me cojas por el culo”

Sus palabras me calentaron más y más. Juro que sus puteadas me excitaban tanto que mi pija estaba a reventar.

Traté de hacer lo que había visto en películas porno. Le dije a mi amigo que se quedara quieto, que yo me movía y con mi movimiento íbamos a acabar los tres juntos.

Ese culito virgen… ese culito virgen sería mio después de haberle dedicado tantas pajas, al fin sería mío.

Piru, la profe, estaba en el medio de los dos. Les estábamos haciendo un sanguchito.

Mi pija entraba y salía como una condenada y ella ya dejó de gritar y hasta parecía que gozaba de la situación.

Por Dios, que madurita más linda que era la profe.

Ella comenzó a disfrutar y vieja zorra, se dio cuenta rápido que me excitaba con insultos y empezó a decirme cosas y yo a moverme más y más rápido.

Ahora había cambiado y me decía “más fuerte, pendejo”, “más fuerte pendejo puto”, “o no sabés cómo cojerte por el culo a una mujer”, “dale pendejo, me encanta que me llenes el culito de leche calentita”,

Ahhhhhh, bombié como nunca, era increíble y ya no nos importaba si nos escuchaban de afuera. Gritábamos los tres como locos.

“Siiiiiiiiiiiiiiiii”, “Siiiiiiiii”, “Dale”, “Ahhhhhhhhh”.

No les puedo explicar lo que sentí en ese momento. No se si acababa u orinaba porque no termiba de salirme líquido de mi pija.

Le llené toda su colita y acabamos los tres casi al mismo tiempo, quedando ella al medio de nosotros.

Abrazándonos nos dijo para nuestra sorpresa que le habíamos cumplido un viejo sueño que tenía de coger con un par de pendejos, sobre todo alumnos, pero que nunca se le había hecho realidad.

Nos agradeció también el hecho de haber llegado al orgasmo siendo penetrada por su colita, aunque le doliera un poco.

Esa fue una de las tantas veces que nos cogimos a la profe Piru

Ah, me olvidé, aprobamos la materia.

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