Primer verano (II)

Mireia se enfado un poco en el momento, pero también ella había estado sintiéndose excitada por mi presencia y aun sin saber que me masturbaba mientras la espiaba cambiándose de ropa, ella también reconoció que se desnudaba en la habitación un poco esperando que yo la estuviera viendo. Lo que había pasado, era casi inevitable. La situación era incomoda en parte porque a los dos nos daba bastante corte pero por otro lado, supongo que sobre todo para mi, lo de poder tener orgasmos fantásticos cada noche, era una cosa difícil de renunciar.

Yo seguía yendo a dormir temprano, la única diferencia era que ahora no vestía ninguna clase de pijama. Procuraba quedar bien destapado. Algunos días Mireia no reaccionaba y se iba directa a dormir. Yo no intentaba nada. Sin embargo, la mayoría de veces, cerca de la media noche notaba el calor de una mano suave cerrándose en mi pene y seguidamente una lengua acariciándolo. A mí me encantaba. A veces Mireia estaba desnuda, otras con su pijama. En cualquier caso, los dos disfrutábamos lamiéndonos hasta el orgasmo. Caricias, masturbación y sexo oral... era el paraíso! Además nos besábamos como locos y nos encantaba tocarnos por todas partes en cualquier sitio que no fuera demasiado publico.

En el sentido estricto los dos éramos vírgenes. La tentación de dejar de serlo era muy grande pero el miedo también. Noche tras noche, lamiendo su coñito me moría de ganas de penetrarla. Nos tocábamos, nos lamíamos, nos masturbábamos, pero una relación sexual completa parecía evidente que no era posible entre nosotros. Descubrirnos así fue increíble. En noches siguientes me corrí entre sus pechos y volví a comerla. No nos cansábamos. Sentada en mi cara gemía de gusto mientras yo le chupaba el clítoris y lentamente introducía mi dedito en su ano. Mi lengua ayudaba a lubricar su culito y la estaba masturbando por los dos sitios. Su clítoris se pegaba a mi boca y las vibraciones que notaba me hacían sentir su orgasmo. Mi dedo continuaba buscando mas y más adentro en su culito, ayudándola a sentir mas placer a ella y a mí a conocerla mejor y desearla todavía más.

Yo cada día iba a dormir mas temprano. Ya no llevaba pijama, me acostaba completamente desnudo. Ella también llegaba cada día mas temprano. Cerrábamos la puerta con pestillo y casi no dormíamos, pasábamos las noches dándonos orgasmos y más orgasmos. No he tenido nunca mas tantos orgasmos como en aquel verano. Mireia también dice lo mismo aunque ella prefiere no hablar del tema. Hemos tenido algunos reencuentros a la salud del pasado y seguramente (espero) tendremos algunos o muchos más.

Aquel verano la cosa se fastidio por no pensar y por cansancio. A finales de julio ya nos sentíamos muy tranquilos jugando cada noche. El 15 de agosto era fiesta especial en el pueblo, pero la noche antes ni lo pensamos. Como cada noche habíamos estando disfrutando como locos y al final acabamos pasándola juntos en mi cama desnudos. Al amanecer el marido de mi prima mayor vino a despertarme a mí para ir a sacar las barcas y nos encontró a los dos en la cama. El por suerte es una persona muy agradable y se lo tomo bien. En aquel momento no dijo nada, solo soltó una carcajada, pero es evidente que más tarde si hablo.

El día paso rápido y por la noche Mireia y yo volvimos a compartir mi cama. Nos reímos bastante de lo que José debería haber pensado al vernos, pero teníamos tantas ganas de estar otra vez juntos que no perdimos mucho tiempo. No quería penetrarla y a ella no le gustaba mucho que le tocaran por detrás, pero estábamos hechos a medida para el 69, sus piernas eran increíbles. La reacción al sorberle el clítoris era casi como la mía cuando ella me chupaba los huevos. Evite que se apartara de mi cara y seguí lamiéndola. Mis manos acariciaban sus piernas y su culo. Ella me lamía la polla y los huevos hasta que me hizo correr sin parar de chupármela mientras me masturbaba con su mano que acercaba mi polla a su cara.

Aquel fue también el primer verano en que viaje al extranjero. Fue un viaje en coche hasta cerca de Londres. Yo hacia muy poco que tenia el carnet de conducir y lo de poder llevar un coche, que ahora sé que no era nada del otro mundo, pero lo parecía, me hacia mucha ilusión. Al final del verano, Wendy, la señora que se ocupaba de ventas, me dijo que si quería ir a Inglaterra unos días, ella me podía llevar gratis en su coche si yo conducía una parte del viaje y además me buscaría alojamiento. No me podía ni imaginar mi suerte.

Salimos a principios de septiembre y nos fuimos turnando al conducir. Wendy era para mi una señora mucho mayor que yo, pero atractiva. En los turnos en que conducía yo, ella ponía los pies sobre el salpicadero del coche y con la falda que llevaba, a mí me costaba un poco concentrarme en la carretera. Decidimos (decidió ella) ir a cruzar el canal por Dieppe. Normalmente habríamos ido por Calais, que tenia un cruce por ferry de solo una hora, pero por el motivo que fuera Wendy prefirió el cruce mas largo. Yo había conducido casi todo el rato en Francia, porque lo de conducir por el otro lado en Inglaterra me daba un poco de miedo. Estaba un poco cansado y cuando Wendy me dijo que había cogido un camarote para la travesía, que pagaba ella, pensé que podría dormir un rato.

En el ferry, buscamos el camarote. En el lavabo, hice la prueba que seguramente hace casi todo el mundo de saltar a ver si se mueve el suelo (se mueve)... había dos literas, yo le ofrecí a Wendy dormir en la de arriba. Ella prefería la de abajo. Ella estaba sentada en su litera. yo me quite los pantalones y empecé a subir la escalera. Casi enseguida note una caricia en mis piernas. No quería complicarme la vida, pero las manos de Wendy estaban recorriendo mis muslos y sin duda tenían un efecto obvio en mi. Subí un peldaño mas de la escalera de las literas y me pare casi de golpe al notar los dedos de Wendy a cada lado de mis calzoncillos. Suavemente me rozo con la nariz y los labios en mis calzoncillos. Yo estaba como a punto de explotar.

- ¿Quieres seguir subiendo? - Me pregunto.

- No

- ¿Qué quieres?

- No lo sé

- ¿Esto? - (presionando su cara contra mi pene erecto y haciendo que sus dedos se noten junto a mi ropa interior).

- Sí, mas o menos.

- Pídeme lo que quieras - dijo ella

- Un momento - Intente bajar la escalera de la litera y ella me paro.

- No. Quédate aquí.

Me bajo los calzoncillos y empezó a chuparme la polla y los huevos como nadie lo ha hecho nunca. Yo la quería tocar pero solo podía acariciarle la cabeza. Sobarle un poco los pechos pero ella me daba mucho gusto. Al llegar a Londres en la casa de los amigos ingleses de Wendy las cosas parecían bastante normales (y un poco aburridas). Su amiga era una señora muy agradable, pero nada que ver con ella y nada deseable. Casi no me dieron tiempo a nada. A los pocos minutos de llegar, estaba instalado en mi habitación y Wendy se había ido rumbo al norte.

Por suerte por la noche la cosa mejoro un poco. El hijo de la familia me llevo a tomar algo con su novia, guapísima y otra amiga. Los bares cerraban muy temprano y volvimos a casa. Desde mi habitación podía oír al hijo de la casa y su novia. Intente salir al rellano a escuchar y me encontré casi cara a cara con Louise, la hija de la familia a la que todavía no había conocido. A mi me pareció que ella también estaba escuchando, pero a los dos nos dio corte y volvimos de golpe a nuestros dormitorios. Al día siguiente, me encontré a Louise en mi habitación, secándose el pelo. Yo me acababa de duchar y solo llevaba una toalla. Ella iba vestida con una especie de chándal azul.

- Perdona, es que siempre me seco el pelo aquí

Empezamos a charlar. A mi ella me parecía bastante sexy, pero resulto que a ella le atraía mas Mandy, la novia de su hermano. En aquel momento no paso nada entre nosotros y tardo tiempo, pero nos hicimos amigos y finalmente la cosa llego al punto en que todos disfrutamos.

Fuimos juntos a esquiar, Louise, su hermano, Mandy, yo y unos amigos. Nos instalamos en una casa que tenia cerca de las pistas. Era grande y no había problema por dormitorios. La primera noche, me levante a beber un poco de agua y de reojo pude ver a Mandy sentada cerca de la estufa, en el sillón que había al lado del sofá. Se estaba masturbando. Entre la luz de la cocina y el reflejo de la estufa se veía su carita llena de placer mientras sus dedos jugaban debajo de sus mallas blancas ajustadas. Me acerque a ella sin dejarla hablar y arrodillándome le separe los muslos mientras mi boca besaba cada lado de sus rodillas y mis manos se acercaban a sus pechos.

Estaba un poco avergonzada, pero al mismo tiempo muy excitada y no me fue difícil quitarle las mallas para dejarla desnuda de cintura para abajo y empezar a lamerla. Disfrute muchísimo devorando a Mandy y jugando con ella, haciendo que disfrutara. Yo quería penetrarla por detrás. Mandy se levanto y se apoyo contra la mesa. La poca luz que desprendía la estufa hacia brillar sus nalgas. Me puse de rodillas y le empecé a lamer el culo, con mis dedos introduciéndose en su vagina y mi mano llegando a sus pechos. Al cabo de un momento me puse de pie y empecé a frotarme contra su culo. Si Mandy no decía nada, yo tampoco... me moría de ganas de penetrarla por detrás.

Estaba a punto de intentar entrar en su culo cuando oímos un ruido. Era difícil saber que era. Mandy tenia que dormir con su novio, que en teoría era una marmota que no se enteraba de nada. Con la cantidad de gente que había en la casa, nos sentimos un poco incómodos. Antes de separarnos le pedí a Mandy que me masturbara. Fue maravillosa y me hizo una de las mejores mamadas que he recibido nunca. Adorable. Con mi dedo en su culito. Mas y más haremos espero. Aparte de esa situación, el ruido fue de Alicia, la hija de unos amigos. Al final acabe pasando la noche con Louise y nos comportamos.