Ultima vez nos pusimos a jugar a la lucha

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Yo la verdad apenas me acordaba de esos juegos, en que Toño, Adrian, y yo nos poníamos a luchar desnudos. Por lo general yo siempre era la que salía perdiendo. Ya que tanto Toño, como Adrian se confabulaban en mi contra.

Pero al escuchar a mi hermano Adrian, prácticamente rogándome, que aunque fuera por esa ultima vez volvieramos a jugar a la lucha. Lo verdad es que no pude negarme. Y aprovechando que los viejos no estaban en casa durante el fin de semana, y que Julian, mi futuro esposo, regresaba el próximo martes, de la universidad donde se graduó. Sonriendo les dije a mis dos hermanos mayores que si.

Así que de inmediato nos fuimos a casa, y no hicimos nada más que llegar para que Toño, como de costumbre, como cuando eramos chicos, comenzara acariciar, y mamar mis pequeños senos.

En un abrir, y cerrar de ojos, tanto Toño como Adrian, me habían comenzado a desnudar por completo. sin que yo, como cuando era chica, opusiera la menor resistencia.

Ya en esos momentos, y completamente desnudada, mis hermanos agarraron sus miembros, los que comenzaron a mover de manera suave frente a mi cara. Me acordé en ese instante, que la última vez que jugamos a la lucha. Mi madre nos encontró en similar situación, y a mi fue a la única que castigaron, por haberme dejado desnudar por mis hermanos.

Por lo que después de esa ocasión, más nunca volví a jugar así con Toño y Adrian. Hasta esos momentos en que sin necesidad de que me dijeran nada, en lo absoluto, me dediqué a mamar sus paradas vergas, como lo hacía varios años atrás.

Ya llevaba un buen rato, mama que mama, cuando Adrian comenzó acariciar mis nalgas, y pasar una y otra vez, su lengua por mi apretado culito. Al mismo tiempo que con sus dedos acariciaba mi depilado coño. Fue cuando, sacando la verga de Toño de mi boca le recordé a mi hermano Adrian, que yo deseaba llegar virgen a mi boda, por lo que a pesar, de lo mucho que me estaba gustando que mi hermano siguiera acariciando mi coño, le pedí que lo soltase.

Adrian de inmediato me hizo caso, pero comencé a sentir su lengua, atravesando mi esfínter. Hasta que llegó el momento, en que a medida que yo seguía mamado la verga de Toño, nuevamente sacándome de la boca, le pedí a Adrian que me diera por el culo.

Yo chillaba de placer, al sentir como las vergas de mis dos hermanos, una y otra vez entraban y salían de entre mis nalgas, de forma o manera alternada. Sin verlos podía decir cual de ellos dos era el que me la estaba metiendo. Ya que aunque no se diferencian en tamaño, su manera de agarrarme, y apretarme contra su cuerpo, es bien diferente.

Toño me lo mete sin compasión, y me aprieta contra su cuerpo con fuerza, de los dos es el más salvaje. Mientras que Adrian, es mucho más suave, y delicado, me acaricia los muslo, y mis pequeños senos, además de que mientras me mordisquea la nuca sabrosamente, me dice que estoy bien rica.

Yo la verdad es que después de que mis dos hermanos me hicieron sentir tan feliz, pensé que no volveríamos a tener otros encuentros como esos. Pero justo cuando regresamos de nuestra luna de miel, después de mi boda con Julian, él tuvo que ir a buscar unos papeles a la universidad, y los tres días en que mi esposo estuvo fuera, mis dos hermanos me acompañaron en casa, haciéndome volver a sentir la mujer más feliz del planeta, solo que en esa ocasión finalmente me dieron hasta por el coño?

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AlfredoTT
AlfredoTT
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