Mi primer y único negrito
Hola soy Alexa y ya tengo 31 años, mexicana, soy muy alta de 1.75 descalza de piernas largas, cabello negro largo negro, bubíes de tamaño medio nada espectacular, pero si en su lugar y bien duritas todavia, unas nalgas que bueno han levantado hasta muertos jajajajaja ya estoy rayando en la categoría de gordibuena pero ya regresare al Gym, hey recuerden calificarme y comentar mis relatos y asi yo siga mejorando relatando mis vivencias okas.
Esto paso cuando tenia como 18 años creo era segundo semestre de conta allá en CDMX, a regañadientes acompañe a mi amorshito de ese entonces a su partido de soccer, era casi casi religioso jugar los viernes por la tarde, si salimos temprano de la universidad pues nos dábamos un revolcón antes o ya lo veía hasta en la noche después del dichoso partidito. Se me hacía aburrido ver a todos corriendo tras una pelotita, no poder beber porque necesitaría un sanitario y ni de chiste había unos cerca, ese día no encontré el pretexto perfecto y tuve que ir para complacerlo.
Prácticamente ya todos llegaban creo vendados y cambiados, solo llegaban ahí a la entrada del campo a saludarse, a presumir a las novias y uno que otro se cambiaba con pena o solo la playera de juego y ahí es donde empezó mi perdición.
Era de los últimos en llegar, cuando lo vi venir para irnos la tribuna lo tuve de frente, con una calma y serenidad que me llamó la atención, era un negrito que caminaba despacio, un poco más alto que yo quizás 185 con una paleta de dulce en la boca, a lo mucho 25 años no mas, le gritan que se apurara que ya era tarde y se quita la playera frente a mi, pude comprobar lo que ya adivinaba desde lejos que había debajo. Era un cuerpo hermoso que no había visto en un hombre. Nunca me había sentido atraída por un negro hasta ese día, a pesar de haber oído hablar maravillas de ellos, hasta la fecha no tengo mucho contacto con gente de color, no es que no quiera pero no se me ha dado. Este cabrón me impactó desde ese momento. Tenía la cabeza rasurada por completo, lo que le daba un toque mucho más exótico, su pecho dejaba ver todo el trabajo físico que debía realizar, estaba como tallado por los mismisimos dioses, me contaron las otras novias que tenía poco que había entrado al equipo. Sus brazos y sus piernas caray no estaba marcado, estaba rayado, super bien definido, no se le veía grasa por donde lo vieras, era una barrita de chocolate que quería probar.
Pues bien, no me lo pude sacar de mi cabeza, fantaseaba con montarme en ese corcel negro toda la noche. Lo hice en varias ocasiones en donde me imaginaba que ese macho me cabalgaba sin piedad. Definitivamente ese negro fue mi obsesión, lo deseaba con locura y frenesí.
Era un viernes por la tarde cualquiera, nos habíamos quedado en la Uni a hacer un trabajo y terminando me fui con 2 amigas a un barcito ahí a Coyoacán a pasar el rato y bajar el estrés.
Pedí una margarita de mango, hacía calor y necesitaba refrescarme, el bartender me hizo jetas, mas por que al terminarla me llegó otra inmediatamente, empezamos a voltear para ver a quien reconocemos y ahí estaba esa barra de chocolate de mi tamaño lista para quitarle la envoltura.
Llevaba puesta una camisa que dejaba percibir esa magnífica anatomía y unos jeans que resaltaban esas nalguitas mucho más duras que las mías. Mi vagina me empezó a traicionar, ni siquiera me había dirigido alguna palabra y ya estaba yo como una fuente, podía sentir mi tanga mojada. Él debió darse cuenta de alguna reacción mía, le sonreí en señal de agradecimiento, fue a donde yo estaba y pidió permiso para sentarse, yo estaba con una sonrisa estúpida y completamente embobada, mis amigas sorprendidas con lo que estaba pasando. Comenzamos a platicar de todo y nada, de pronto el lugar se empezaba a llenar y aunque estábamos en mesa nos empujaban y nos empezábamos a acercar rompiendo cada vez más rápido esas barreras si es que en ese momento todavía había alguna. Le hice creer que apenas si me acordaba de él pero no sabía que en mi mente en mis pensamientos ya me habia cogido como animal desenfrenado al menos unas 69 veces.
Empezó la musiquilla coqueta y me invitó a bailar, me daba vueltas pegadito a él , sentía su mano a mi alrededor en mi cintura, como discretamente rozaba mis tetas y nalgas al girar, olía delicioso como a madera pero no tan fuerte, estuvimos asi un buen rato, hasta que en un momento estaba de espaldas a el y sentí un gran tronco pegado a mis nalgas. Su proximidad me excitaba de tal manera que con todas mis fuerzas deseé que me apretara a su cuerpo. Yo sudaba de nervios, de calor, de bailar y si ya estaba empapada de tantos roces, de sentirlo pegadito a mi, me puso a mil y él sabía lo que estaba logrando.
Ni recuerdo cuando se despidieron mis amigas, un par de tragos y piezas de bailes ya la calentura era incapaz de esconderse, afortunadamente él vivía cerca de donde estábamos, desafortunadamente los 2 llevábamos coche así que lo seguí muy de cerca, iba excitada por lo que pasaría pero a la vez con miedo de no saber que me enfrentaría, en sí ni su nombre sabia, tuve una oportunidad de separarme de él ya que quedó un semáforo entre nosotros pero él mas adelante me espero, entonces ya no habia marcha atrás.
Llegamos a donde vivía, dejamos mi auto afuera en el área de visitas y me subí con él para entrar a su estacionamiento que era de 2 niveles y nos tocó abajo, tan pronto se detuvo desabotoné rápidamente sus jeans liberando esa verga que estaba ansiosa por conocer. La sorpresa fue mayúscula, pues aunque sentía esa barra entre mis nalgas mientras bailábamos, nunca hubiera podido imaginar lo grande, gruesa y hermosa que era, y su color le añadía un toque más a esa maravilla. No resistí más y como pude me introduje lo que pude ese carbón en mi boca chupándoselo como si fuera lo último que iba a hacer en mi vida. Sentía ese calor de macho, mientras él, provocado por la excitación, intentaba meterme más profundo en mi boca mientras con sus manos masajeaba mis nalgas y mis tetas aun con ropa. En su preciosa verga comencé a sentir un sabor algo salado de sus líquidos preseminales los que junto con ese olor de macho que se desprendía de sus testículos, me estaban volviendo loca.
Él detuvo ese intento de mamada con una tierna caricia en mi cabeza, indicándome que estaba próximo a venirse y quería que esa primera venida fuera dentro de mi panochita, por lo que subimos a su departamento, nos besábamos medio intensos esperando no nos vieran tanto en el elevador, el repetía cada que podía lo hermosa que yo era.
Al entrar salieron los zapatos de los 2, sentí como de un par de giros ya estábamos en su recamara tirandonos en su cama mientras seguíamos besándonos, siguió por mi cuello desapareciendo mi blusa de un jalón quedando en bra, después de admirarme las tetas me quito el bra y comenzó a masajear y besar mi tetas que tanto le encantaron desde que me las rozaba y apretaba mientras estábamos bailando, desapareció su camisa también y por fin lo sentía cuerpo a cuerpo, era una sensación indescriptible, por fin tener a ese muñeco piel a piel, siguió saboreando mis tetas como el más rico manjar con sus grandes manos y esa boca llena de sabor. Tenía rato de no sentirme tan deseada y el calor que se desprendía de su ser me arropaba, sintiendo esa pasión y energía que se desprende de él.
Me puse sobre él como pude y con la punta de mi lengua jugueteaba con sus pezones que estaban enmarcados por unos perfectos pectorales por donde resbalaban las gotas de nuestro sudor. Me giro poniéndome de pie mientras él sentado en su cama quedó a la altura de mis tetas dándole una especial atención, mientras lo hacía, desabotono mis jeans y no dudo en bajarlos con todo y mi tanga empapada, se detuvo a verme y disfruto verme completamente depilada, me agarro las nalgas mientras pasaba sus dedos por mi cola y confirmando que yo ya estaba completamente empapada mientras con la otra mano me agarraba la teta que no tenía en su boca, yo ya no podía más con la incertidumbre y calentura de querer tenerlo dentro de mi. Lo recosté y pase mis manos por sus bien formados abdominales, hasta que por fin desabroche uno a uno los botones que aprisionaban esa negra verga. Jale esos jeans hasta quitárselo y por la luz que provenía del baño de la habitación, pude observar que traía puesto unos bóxer blancos que contrastaban deliciosamente con su negra piel. Por la parte superior salía la cabeza de ese enorme animal y al bajárselos pude apreciar ahora sí, en toda su dimensión la verga que hasta ese entonces marcaría mi vida. Debía medir unos 22 a 24 cm la verdad no se pero si era lo más grande que había tenido en mi manos a mis 18 años, y su grosor caray sabía que dolería. Él lo entendió al ver mi cara y para tranquilizarme me dijo que si me lubricaría super bien, no me iba a doler… tanto. Procedí a meterme nuevamente su verguisima en mi boca, haciéndolo jadear de placer, el cual aumentaba, cuando le pasaba suavemente mi lengua por su cabeza descubierta de color marrón y por sus huevos, que los tenía rasurados, lo que hacía más agradable mi labor.
Le rogué para que ya me la metiera, mi panocha quería saber si resistiría o sería destrozada por ese barra negra ya que nunca había probado nada igual. Me recosté en la cama abriéndome de piernas para él, me puse una almohada en la cadera para darme mas comodidad y a él más acceso, como todo un maestro se puso sobre de mi, tomo su mástil y antes de meterla me dio unos golpecitos en mi vientre en mi abdomen y me llegaba mas arriba del ombligo caray, y me empezó a provocar, a estimularme más todavía introduciéndose sólo unos pocos centímetros y no avanzaba así yo se lo estuviera suplicando. Después de un rato en ese va y ven y sentir como entraba esa tranca en mi, de sentir como cada estocada entraba más profundo, por fin según yo dije que ya estaba toda, me sentí bien y orgullosa, adolorida hasta que de un golpe me metió ya por fin lo último, fue un gemido casi grito, se me salio una lagrima de placer de lujuria y de por fin saber que si ya me la había metido toda! sentía como estaba llena por dentro, como su verga ocupaba cada centímetro de mi conchita, al sentirse hasta adentro y sentir sus huevos pegando en mi se quedo quieto, sin moverse hasta que yo me acostumbrara a esa vergaza. Al sentir que el dolor inicial se fue cambiando por muestras de placer, empecé a mover mi cadera en círculos y él entendió el mensaje, para que empezara a bombearme con suavidad pero con picos de dureza saliéndose un poco y cuando salía hasta la mitad me la metía de un jalón, comenzó a bombearme de manera salvaje. Yo le pedía que me diera más, que me hiciera sentir su mujer esa noche. Empecé a sentir esos choques eléctricos de mi cuerpo avisando de un super orgasmo, no tarde mucho en retorcerme de placer debajo de el, aguantándolo lo mas que pude hasta la respiración entrecortada mientras lo veía a los ojos y desnudaba ese orgasmo solo para él, me disculpe por clavarle mi uñas mientras él seguía taladrando lentamente. De verdad podía sentir que el roce de esa cabezota en mis entrañas estaba acabando conmigo, él no se detuvo ante mi delicioso y loco orgasmo, todo lo contrario, esto despertó ese animal e hizo que aumentara sus embestidas, me jalo a la esquina de la cama tomando mis piernas y poniéndolas en los hombros, por si faltaba más profundidad ya la tenía, estaba dándome verga de una forma riquísima como si fuera la única vez hasta sentí como se empezó a convulsionar su animal y recibí una violenta descarga de leche caliente que me inundaba por dentro. Nunca había visto a ningún hombre reaccionar con el placer de una venida como lo hizo Thoreau. Se veía que de verdad sentía su papel de macho, fue espectacular.
Le pedí no se saliera de mi, nos giramos y quedé sobre él, descansamos yo recostada sobre su fuerte pecho, él acariciándome el cabello repitiéndome lo delicioso que había estado. Era una persona que además de tener un físico como el que tenía, era muy dulce y cariñoso. Después de un rato tuve que salirme ya me había cansado de estar con las piernas abiertas y tenia miedo de que a este negro se le volviera a parar, me escurría todo el jugo de amor de los dos, me dio unos besos, se coloco detrás de mi y nos dormimos un rato.
Al pasar las horas yo ya me tenia que ir a casa, era cerca de media noche, lo vi dormido en un estado felino, tan sensual y con la riata en reposo, pero igual de provocativa, decidí no dejar las cosas así quería y necesitaba un segundo round, me puse a la tarea de levantar nuevamente ese objeto de mi placer a punta de suaves lengüetazos desde su carita, bajando por su perfecto pecho, esos abdominales marcados aun estando en reposo hasta llegar a ese animal que quería ser despertado, aún sabía a nuestros jugos combinados, y sin que Thoreau se despertara del todo, me subí sobre él primero pasando lentamente su animal en la entrada de mi rajita la cual se mojo instantáneamente y me fui sentando en él lentamente, no estaba pasando la mitad cuando sentí como me tomo de las caderas sujetándome y él haciendo movimientos para penetrarme hasta el fondo, sentí como se abrió espacio dentro de mi y literal llegar hasta el fondo. Definitivamente ya estaba más que despierto, tenía una mano en mis tetas y otra en la cadera mientras yo me daba de sentones en él. Cuando lo tenia hasta adentro hacia circulos con mi cadera y el sonido que provocaba mi excitación con el roce de mis nalgas en sus bestiales huevos, hizo que nuevamente me viniera cayendo en brazos de mi negro amante. No fue condescendiente esta vez y de un brinco me hizo colocar en cuatro para clavármela. La escena tuvo un plus que cada que lo tengo me excita mas, un espejo y que por la oscuridad de la noche no había apreciado, reproducía la imagen por demás excitante, de un negro impresionante clavándole la verga a una chiquilla como yo. Al ver nuestro cuadro reflejado no tuve más que excitarme aún más y pedirle que me echara toda esa leche que estaba por venir en mi espalda, en mi espalda baja, que quería sentir como me escurría todo su amor entre mis nalgas. A Thoreau eso lo excito mas y cuando iba a explotar se salió de mi y me los aventó en la espalda, sentí ese calor escurrirse desde la parte alta bajar a donde inicia mi culo y como si le hubiera apuntado se empezaron a escurrir entre mis nalgas, fue un placer indescriptible. Asi toda mequeada , embarrada de nuestros jugos, apestando a mi negrito chulo y pegajosa jajaja me vestí, asi quise irme sabiendo que me habían dado una revolcada sin buscarla ni quererla ni provocarla, me fui contenta y feliz aunque me fui sentada de ladito un rato, ya despues ya se me paso.
Ese día hice realidad una fantasía que ni sabía que tenía jajaja, nacida más por el azar que por cualquier otra cosa. Desde esa ocasión continuamos nuestra relación de manera clandestina, me hice fan del equipo jajaja y lo mejor fueron los festejos donde nos tocó escondernos o escaparnos, pero esa ya es otra historia.
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