La semana santa de 2014 en Londres

Bueno, pues al año siguiente, en semana santa, la de 2014 me fui séis días a Londres con Javier, fueron esos seis días los que de alguna manera marcaron la pauta que he seguido durante estos últimos años; era mi primera vez en Londres y vi el parlamento, por fuera, la abadía de westminster y las tres calles alrededor del hotel con sus pubs y restaurantes; creo recordar que no vi mucho más, todos los días pasábamos entre diez y doce horas en un club.

Llegamos a instalarnos en el hotel a eso de las dos de la tarde, a las cinco fuimos a un club privado cerca de lexintong street, Javier me había hablado de este tipo de clubs pero todo superaba con creces lo que me habían contado; también es cierto que él iba con frecuencia a Francia y decía que eran diferentes. Hay clubs en Francia, Madrid y Barcelona fantásticos, pero lo de Londres era otro mundo.🤣

El club era de alto estanding en todos los sentidos y a mis 55 años yo era con mucho en apariencia la más joven de las mujeres, las únicas personas más jóvenes que yo que yo era un grupo de unas cinco o seis transexuales que físicamente tenían más de mujer que de hombre, bellísimas y muy solicitadas tanto por hombres solos como por parejas; evidentemente todas estaban allí por placer pero también era evidente, a lo largo de tantas horas durante seis días pude observar mucho, que algunos de los hombres de mayor edad tenían detalles con ellas.

Además de amplio bar había estancias con camas redondas gigantescas y dos de estas estancias tenían la particularidad que tenían las paredes de cristal, esto es que estuvieran con quien fuera y haciendo lo que fuera todo resultaba público para todos los presentes en el club, aunque en ningún momento entré en ninguna de ellas también pude ver al menos dos salas con elementos o mobiliario para sm. Los hombres generalmente ataviados con una ligera toalla alrededor de la cintura y las mujeres, excepto un par de ellas desnudas completamente, con ropa interior más o menos sexy y zapatos de alto tacón.

Nos acomodamos ambos en la barra del bar y tras pedir las consumiciones nos hicieron una marca en una pulsera de plástico naranja que nos habían colocado al entrar. Javier fue claro desde el segundo uno: iba a estar conmigo hasta que yo tomara el aire al lugar, luego me dejaría a mi libre albedrío o si lo prefería podía estar con él y más gente. Siempre que iba a ese lugar le gustaba “jugar” con las travestís, en su opinión eran el más completo complemento para disfrutar del sexo en todas sus variantes,

En su opinión tenían lo mejor de cada género.

Javier se estaba excitando mientras hablábamos, podía notar perfectamente como estaba su polla bajo la toalla y sus dedos cada vez más osados entre mis nalgas estaban logrando que me mojara y no podía evitar los movimientos de mi cintura y mis nalgas disfrutando, tratando de evitar o de colocar sus dedos en el lugar adecuado. Un hombre mucho más alto que Javier se acercó a nosotros, tras presentarse pidió un zumo de naranja y entabló conversación; reímos a carcajadas cuando acercando su boca a mi oído me dijo que el hombre que estaba conmigo, por Javier, había caído rendido a mis pies, no había más que observar el bulto que marcaba.

Era bastante mayor que Javier, luego supe que tenía 74 años y sin mayores rodeos me dijo que le costaba mucho ponerse duro pero cuando lo lograba hacía disfrutar a una mujer más que un joven de 20 años….. Pasó su mano por mi cintura antes de bajar por mis nalgas y meterse entre los pliegues de una micro tanga y aletear entre mis labios vaginales. Es lo que me gusta de estos lugares a día de hoy, que no hay rodeos; supuse que fue tras un gesto o llamada de atención por parte de Javier que se acercó a nosotros una de las travestís, mientras todo esto ocurría el hombre tomó mi mano y la metió bajo la toalla guiándola hacia su verga. Estaba flácida, o quizás no del todo, ni dura ni flácida, y al tratar de abarcarla para acariciarla me convencí de que era grande, bastante y sobre todo gruesa. Creo que en ese instante decidí que aunque era demasiado mayor para mi gusto iba a follar con él.

Se había acercado a nosotros una segunda travestí que evidentemente había tenido en alguna ocasión algo con mi nuevo amigo, steve de nombre, porque la forma de saludarse así lo hacía entrever. Nos dirigimos a uno de los reservados, reservado por llamarlo de algún modo: era una estancia espaciosa pero no con una sola cama como yo había creído ver.

En un extremo una cama cuadrada como tapizada en rojo y donde fácilmente podían caber dos o tres parejas, estaba ocupada por dos hombre y dos mujeres, había una segunda cama, redonda e igualmente roja en otro extremo; era una cama muy amplia, y donde nos echamos revueltos los cinco, esta se podía ver desde el exterior a través de la única pared que había de cristal…..

Javier estaba haciendo un 69 con una de las travestís, la otra lamía mis pechos y ocasionalmente ponía su polla entre mis labios mientras el hombre que había conocido en la barra, Steve, lamía casi a la vez mi coño y mi culo al tiempo que se la meneaba tratando de poner su verga dura.

Recuerdo que aquel primer día y en me primera visita a un club de este tipo follé mucho y con muchas personas diferentes, pero sobre todo recuerdo lo de el hombre que conocí en la barra con Andrés. En estado de flacidez era una polla bastante considerable y recuerdo que sin llegar a tenerla dura del todo trató repetidas veces de penetrarme sin llegar a conseguirlo.

Se tumbó boca arriba y yo me coloqué en cuclillas sobre él sujetando su verga por la base y tratando de que entrara; una de las travestís se puso a mi lado y tras lamer repetidamente su verga la apretó fuerte por la base y la dirigió a mi coño…

Me deslicé despacio sentándome sobre él y…… Cielos!!!! Estaba entrando muy despacio, sentía como me abría para dejar paso a ese trozo de carne que ahora se me antojaba mucho más grueso a como lo veía, no le sentía duro, pero me estaba llenando totalmente y comencé a mojar descontroladamente. Colocó sus manos en mis caderas y sujetándome con fuerza comenzó a moverme al tiempo que él hacía también movimientos con su pelvis haciéndome sentirle bien adentro, algo estaba ocurriendo que no controlaba y me estaba volviendo loca haciéndome sentir un inmenso cosquilleo en mi coño que me hacía suspirar, gemir y finalmente gritar….

Sentía nítidamente como su polla estaba creciendo dentro de mi, si, por fin, después de penetrarme su polla se estaba poniendo finalmente dura y yo podía sentir como iba engrosando dentro de mi…… No recuerdo cuantas veces me corrí, estuvo poco más de una hora follándome despacio pero sin pausa haciéndome perder el control de todo, apenas dejó escapar unas gotas de esperma, pero cuando sentí que él estaba teniendo un fuerte orgasmo sus manos se agarraron más fuerte a mi cintura y caderas apretando y empujando mi cuerpo contra el suyo, no sé que punto o que lugar de mi interior tocaba la punta de su pene pero comencé a gritar que me corría, que no podía más y después de tantos años podría jurar que no he vuelto a sentir nada como aquello, o sí, quizá tan solo unos instantes más tarde.

Del mismo modo que había sentido crecer su verga dentro de mi ahora la sentía cada vez más floja y como se iba deslizando fuera, todavía tardó unos minutos, pero no hubo descanso para mi a posteriori. Apenas se separó de mi una de las travestí metió su cuerpo entre mis piernas….

La pude notar dura, nunca he sabido dar el nombre adecuado a estas personas: la otra era enormemente femenina, sus rasgos faciales, su cuerpo…. Pero su torso, perfectamente depilado era masculino, ésta estaba hormonada u operada, tenía unos pechos firmes y de un tamaño similar al mío, se metió abrazándome entre mis piernas, lamió mis pechos y me besó en la boca, notaba su polla rozando mi coño, mientras me besaba agarró mis piernas e hizo que rodeara su cuerpo con ellas… Estaba tan dilatada y abierta que se metió dentro de mi casi sin pretenderlo.

No sé si todavía fue más intenso este polvo que el anterior; pero en cualquier caso hubo algo que en cuanto a morbo superaba con creces cualquiera de las cosas que estaba experimentando: los pocos segundo que dejaba de concentrarme en las persona con las que estaba teniendo sexo veía como a través de la pared de cristal había continuamente no menos de seis u ocho persona observándonos y tocándose o tocando a la persona que tenía al lado excitándose con nosotros.

En fin, fuimos al club los seis días que estuvimos en Londres, estábamos casi doce horas dentro del club pero no era solo eso: dos de las noches que estuvimos allí y tras haber estado más de diez horas pasando de mano en mano me fui a la habitación de otro huésped del hotel a quien había conocido en el bar del mismo a echar un último polvo con él. En aquellos días no echaba números ni hacía cálculos pero Javier me decía de regreso a España que calculaba que podía haberlo hecho con no menos de 40 0 45 personas diferentes. El único día que se me ocurrió contar con cuantos había estado a la salida del club me salían nueve. Lo que era cierto es que dentro del club no rechacé a nadie que deseara estar conmigo.

El regreso a lo cotidiano podía resultar frustrante pero afortunadamente todos los días me veía con Javier y muchos de ellos también con su amante Brandon, el joven colombiano; no solo ellos, en más de una ocasión se juntaba a nosotros otro de los amigos de Brandon que vivía en otra ciudad cercana a la nuestra y alguna tarde hubo en la que lo que iba a ser un sensual trío devenía en un tórrido cuarteto.

By: Anna 😘

Compartir en tu redes !!
AlfredoTT
AlfredoTT
Relatos: 4237