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La mujer de mi amigo infiel una vez, infiel siempre

Es una mujer fantástica, la conozca hace muchos años, tantos como los que llevo trabajando en la empresa. No es una hembra despampanante, pero tiene algo que me hechiza. Tiene 41 años, casada y dos hijas. Somos amigos desde hace tiempo, y a pesar de que siempre he defendido que entre un hombre y una mujer puede haber verdadera amistad sin sexo, la realidad no me ha dado la razón.

El caso es que hace un mes aproximadamente, en una conversación de risas entre compañeros les dije: ?el próximo puente me voy a Venecia?, ?¿con los niños?? dijo Carlos, como siempre en estas ocasiones la mujer se da por hecho. A lo que respondí, ?no si Marta no viene?, risas, alboroto, ?¿con quién vas golfo?? Me salió sin pensar: ?Joder, me habéis estropeado la sorpresa para Ali?. Ja, ja, ja, más risas, anda tonto, dijo ella enrojecida. Y ahí quedó.

A los dos días asomó por el despacho y con la más sensual de las miradas me dijo: ?ya tengo la maleta preparada, ¿eh? Y se marchó.? Mi corazón se aceleró como el de un adolescente, y no he dejado de pensar en ello.

A los pocos días lo tenía pensado, reservé una casa rural de puta madre, con jacuzzi, sauna, camilla para masaje, sillón tantra, chimenea. Un lujo que me costó 200 pavos la noche. Pero me arriesgué.

?Ali, tengo preparado nuestro viaje a Venecia, el fin de semana del 15, espero que puedas? ?Se puso roja, ¿cómo, cómo dices? Estás de coña ¿no?? ?En absoluto, yo a Marta ya le he hablado de la reunión que tengo en Bilbao ese finde, y que probablemente tú también tuvieras que venir? le dije. Su cara era una mezcla de asombro, incredulidad y nerviosismo. Al fin me dijo, ?no se Jorge, no sé si debemos? ?¿Debemos?, ¿qué debemos o qué no debemos? Te quiero mucho, somos amigos y quiero disfrutar tranquilamente de tu compañía. Eso es todo.? ?¿Me dejas pensarlo?? ?Claro, cómo no?.

Pasaron un par de días en que apenas la vi por la oficina, miraba continuamente el móvil pero nada. Cuando el miércoles ya pensé en que tendría que buscar otro plan para no perder los 200 euros, me llegó un whatsupp:?De acuerdo, mi marido dice que se queda con las niñas y que mi empresa es un coñazo con tantas reuniones los fines de semana?. ?Te recojo el sábado a las 10:30 en tu casa, tú solo preocúpate de estar increíble y disfrutar, vas a ser mi invitada de honor?

Me pasé los tres días preparando todo, comida, bebida, sales para el baño, aceite de masaje, incienso, también le compré un par de conjuntos de lencería de esos irresistibles, que probablemente utilizara solo el fin de semana, pero ?

Llegó el sábado, me despedí de Marta, de los niños y me fui. A las 10:20 ya estaba en su puerta. Cinco minutos más tarde la vi aparecer, pantalón vaquero que marcaba sus caderas, botas con un poco de tacón jersey de cuello vuelto y poncho abierto de lana. Su pelo corto, más rojizo que nunca, un poco de pintura y una sonrisa radiante.

?Estás preciosa? dije cuando entró en el coche. ?Esto es una locura Jorge. ¡Ay, espero no arrepentirme!? Se echó un poco hacia atrás en el respaldo del coche: ?¿dónde vamos, porque no creo que tengas billetes para Venecia de verdad?? ?No, tienes razón. Sólo quiero que descanses, que te relajes y disfrutes. Vamos a una casa rural especial que conozco, cerca de aquí?. ?¿A una casa rural? Mira, a mí no me pongas a cocinar, ¿eh?? Me encanta cuando se pone así de vehemente. ?Ja, ja, ja, no se me ocurriría, desde luego, te repito que tú solo tienes que descansar, de lo demás me ocupo yo?

Una hora y algo después estábamos en el pueblo, hicimos el checking y fuimos a la casa. Ali, comenzó a relajarse, la bañera de hidromasaje y la sauna, la camilla para masaje e incluso que hubiese dos camas para dormir separados ayudaron bastante.

?Mira, lo primero va a ser una sesión de baño y masaje, tú ve a la habitación, ponte cómoda y descansa un rato?. ?Umm, genial, me gusta? dijo. Yo organicé la cocina, puse el vino y el champán a enfriar, preparé la bañera con sales de baño, puse velas aromáticas, música adecuada, encendí el sistema de cromoterapia, puse encima del diván tantra los dos juegos de lencería. Me encanta prepararlo todo, el placer de la anticipación, de la imaginación corriendo libre por mi cabeza.

Subí despacio por la escalera, oía su voz de fondo: ??si claro, cariño, ¿cómo no?, te quiero, cuídate, oye, acuérdate de que Laura se tiene que tomar la pastilla antes de acostarse. Un beso cielo, te quiero? Suspiró, tiró el móvil encima de la cama. Estaba a medio vestir, o medio desvestir, no sé. Tenía el pantalón puesto, sin el jersey y sin los zapatos, una camiseta blanca de tirantes muy ajustada que resaltaba sus tetas, pequeñas, pero sugerentes. Me quedé quieto, mirando en silencio. Se quitó el pantalón, sus caderas eran espectaculares, su culo bien formado y sus muslos como para perderse entre ellos. No se quitó el sujetador ni las bragas, pero yo ya estaba a mil. Al girarse para ir a coger una bata de raso morado que había colgado en la puerta del armario, me vio.

?Perdón, perdón, subía para decirte que ya está listo. ¿Todo bien?? ?Sí, sí, hablaba con Dani. Me entran dudas Jorge, esto es una locura?

?Puede ser, pero siempre he pensado que el amor tiene múltiples formas, que no puede ser restrictivo y que dudo mucho que nuestra relación reste a nuestros matrimonios, al revés, estoy convencido de que puede sumar?

?¿Sumar, cómo??.

?¿Soy mejor porque nunca le haya sido infiel a Marta, o porque la quiera con toda el alma aunque también pueda querer a otras personas??

?No sé, supongo que porque la quieras con toda el alma?.

?Así es, para mí la fidelidad no se cifra en tener un cerco alrededor de matrimonio dentro del cual no puede entrar nadie y del cual ninguno de nosotros puede salir. El amor es darse, es vida, es relación es afecto, es sexo también, es muchas cosas pero no, no creo que sea restrictivo. No es infiel el que engaña a su pareja, sino el que no sigue la voz de su corazón en cada momento?.

Se giró, vino hacia mí, y sin mediar palabra, me besó. Primero de manera muy suave, luego su lengua buscó mi lengua. Me dejé hacer. ?Me has convencido. Hoy no quiero ser infiel, seguiré la voz de mi corazón? Se apartó de mí, se desabrochó el sujetador y lo dejó caer. Sus dedos se deslizaron muslos abajo arrastrando sus bragas negras. Quedó desnuda frente a mí. Su figura era espléndida, una mujer madura, hecha a la vida, con mirada sólida y sin titubeos. Tetas perfectas, pezones rosados, caderas abundantes, coño con el vello elegantemente perfilado, muslos carnosos, hombros firmes y sonrisa delicada. Toda una mujer.

Bajamos a donde estaba el jacuzzi, ella delante, desnuda por las escaleras y yo, como hechizado detrás. Al llegar, la ayudé a entrar en la bañera, subí un poco la música, y me acerqué al comedor a por un par de copas y una botella de champán que ya estaba es su punto justo.

Al volver a la habitación estaba recostada, dentro de la bañera, con los ojos cerrados y una cara de quietud absoluta. Sin abrir los ojos me dijo, ?quiero que te desnudes y me acompañes?. Me acerqué despacio, entonces se incorporó, y me dijo, ven, empezó a desabotonarme la camisa, muy despacio, mientras me decía con voz queda, ?ya sabes que pienso que los hombres con camisa ganáis mucho, pero sin ella aún más?. Sus dedos iban acariciando mi pecho al tiempo que la camisa se deslizaba por mis brazos.

Sus manos se dirigieron a mi pantalón, me lo desabrochó, bajó la cremallera y cayó al suelo. Mi polla estaba despertando de su letargo, cuando con sus dos manos me bajó el calzoncillo, al inclinarse, su barbilla rozó mi pene y reaccionó poniéndose más tieso. Me metí en el jacuzzi junto a ella.

Pasamos largo rato juntos, acariciándonos, besándonos, su cuerpo se movía en el agua con gracilidad, sus tetas aparecían y desaparecían debajo del agua, dejándome ver sus pezones tiesos, su risa se hacía cada vez más libre y descarada, el calor del alcohol y del agua fue derribando barreras. ?¿Quieres que te de un masaje?? Le dije. Claro, como no, fue la respuesta.

Salimos del agua, la sequé con la toalla abrazándola fuerte contra mí, mientras besaba su cuello y su oreja. Completamente desnuda la tumbé en la camilla de masaje y me unté las manos de gel. Su espalda era una autopista para mis manos, su cuello, sus hombros, sus brazos, sus caderas, todo en esa mujer me volvía loco.

Dirigí mis manos hacia su culo, lo acaricié despacio, masajeando cada una de sus nalgas, luego metí la mano por debajo, buscando su coño cálido y húmedo, no se movió, seguí buscando con mis dedos, primero las yemas, luego dos dedos, luego tres, poco a poco fui entrando en el calor de su sexo y ella poco a poco fue cediendo terreno, elevó un poco el culo para poder entrar más adentro. Los primeros gemidos, leves, luego un poco más fuertes, y más, su respiración se fue agitando al tiempo que mi mano seguía hurgando su coño y jugando con su clítoris, tieso, grande, desafiante.

Empezó a gritar, me corro, me corro, joder, me corro, Jorge, Jorge, sigue, no te pares ahora, sigue, sigue. Me empapó la mano, la camilla, sus mulos. ¡¡¡Ufff qué mujer, qué corrida impresionante!!! Gemía y gemía sin parar.

La levante de la camilla y la apoyé sobre el sillón tantra, completamente inclinada, su culo expuesto hacia mí, chorreando su flujo entre las piernas, mi mano empapada se acercó hacia su culo, lo acaricié, metí un dedo en su agujero, entró fácil, lo saqué metí dos. Su tremenda corrida mezclada con su flujo vaginal hacían de excelente lubricante, mis dos dedos entraban y salían ya fácil de su culo. La oí gemir algo, seguí, sabía que su culo era virgen, Daniel me lo había confesado y sólo de pensarlo me estaba poniendo malo.

Agarré mi polla con la mano, baje bien toda la piel dejando el capullo bien libre, lo apoye es su culo y apreté, despacio, muy despacio, la volví a oír gemir, estaba completamente entregada, apreté un poco más, vi como mi polla se hundía despacio entre sus dos nalgas perfectas, soltó un gritito, e hizo ademán de quererse escapar. Sé por experiencia que ese es momento crucial para abrir bien un culo, la agarré con fuerza de las caderas y le di la embestida definitiva, mis huevos rebotaron contra sus muslos, seguí mis embestidas, cada vez más encendido por sus jadeos, sus gritos, sus déjame ya joder, dame más fuerte, más, más, esa adorable mezcla de dolor y placer que proporciona una polla follando un culo.

Estaba sudando, mi polla a punto de reventar, mis manos seguían aferradas a esa presa maravillosa de sus caderas, cuando estaba a punto de correrme se la saqué de golpe, sin que se moviera, me dirigí hacia su cabeza, la cogí del pelo y la dije, chúpamela. Se la metió en la boca. No la chupaba nada mal, se le tragó hasta dentro un par de veces, lo que unido a mi excitación, hizo que me corriera casi de inmediato, su cara, esa cara de princesa, de señora bien, de modales exquisitos, se llenó de leche, de semen de macho ajeno resbalando por sus mejillas, su barbilla y su cuello. ?

Eres impresionante acerté a decir? mientras acariciaba su cara mezclada con mi semen, su sonrisa entrelazada con mi pasión, su candor despertando a la vida.

La recosté en el diván para hacerle la mejor comida de coño que hubiese podido soñar mientras miraba de reojo a la cámara que no había perdido detalle de lo que había pasado allí.

Estaba seguro de que a Daniel no le iba a defraudar el video que le había prometido.

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