La felicidad de ser cornudo consciente
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Aquel día salí antes del trabajo así que entré cuidadosamente en casa para darle una sorpresa a mi mujer. Pero la sorpresa me la llevé yo.
Según avanzaba por el pasillo empecé a escuchar ruidos que procedían del dormitorio. Eran gemidos. No lo podía creer.
Me acerqué a la puerta y asomé sigilosamente la cabeza. Allí estaba mi mujer haciéndole una mamada alucinante al socorrista de nuestra urbanización. Era increíble. A mi nunca me la había chupado con tantas ganas la muy puta.
Se la metía hasta la garganta, incluso dando arcadas. Era increíble. Estaba desatada. Yo estaba a punto de entrar y matarlos a los dos pero incomprensiblemente y a pesar del enfado sentí una enorme erección. La polla me palpitaba y me puse muy cachondo así que me la saqué y me empecé a hacer una paja grandiosa.
Me excitaba muchísimo ver a mi mujer como una auténtica cerda a pesar de lo traicionado y cornudo que me sentía. Después de hacer la mejor mamada de su vida se subió encima de él y empezó a cabalgar fuertemente.
-Tócame las tetas,vamos. Le dijo.
Conmigo nunca decía nada cuando lo hacíamos. Sólo soltaba algún gemido tímido y poco más. Era una sosa. Por eso flipé al verla en esa actitud, chupar una polla con tantas ganas, y verla tan suelta follando.
? Vamos, no pares de follarme,así, así. Decía la muy guarra.
Entonces el la puso a cuatro patas y se la empezó a follar salvajemente. Ella gemía sin parar. Su cara estaba desencajada. Nunca había visto esos ojos de viciosa.
-Así,así. Follame. Follame vamos!
Yo estaba haciendome la mejor paja de mi vida cuando de repente dijo:
-Ahora métemela por el culo.
Y por ahí si que no pasé. A mi nunca me había dejado darla por el culo. Y todo a pesar de haberla comido incluso el culo en varias ocasiones. Y bien comido. Pero luego no se dejaba. Y ahora iba a dejar q se la follara por detrás cualquiera.
Así que entré en la habitación. Los dos empezaron a taparse como pudieron.
-Cariño! Me dijo. Yo no la dejé seguir hablando.
-Ya veo de lo que eres capaz puta. Querías que éste te follara el culo?
-Vístete y vete de aquí chaval. El chico agachó la cabeza y obedeció. Cogió sus cosas y se fue.
Mi mujer estaba tumbada en la cama tapada con las sábanas.
-Ahora no te tapes puta. Ya he visto demasiado. No tengas vergüenza ya. No te preocupes, no me enfado y nunca te volveré a hablar de esto. Pero ahora te voy a dar por el culo hasta reventarte.
Ella estaba avergonzada y muy cortada así que la dije dulcemente:
-Vamos acércate.
Ella vino hacia mi y yo me saqué la polla y la acerqué a su boca. Ella empezó a chupar tímidamente.
-He visto de lo que eres capaz cariño, chúpamela con las mismas ganas con las que se la chupabas a el. No! Con más ganas.
Ella comenzó a tragar como nunca. Se la metía hasta los huevos y con cada metida daba una fuerte arcada.
-Así, eso es, guarra. Chúpala, así?
Así estuvo un rato hasta que le agarré la cara y la dije:
? Date la vuelta. Ella obedeció.
? Ahora pídeme que te folle el culo.
-Follame el culo. Dijo ella.
-No, quiero que me lo supliques, que me lo pidas con ganas, que lo desees con todo tu cuerpo.
-Oh, dame por el culo ya por lo que más quieras, vamos! Destrózame!
Eso era lo que quería oír así que cogí mi polla y puse la punta contra ese ano que tantísimo tiempo llevaba deseando y que había estado a punto de disfrutar otro.
Primero escupí abundantemente en su culo y entonces fui metiendo lentamente mi polla.
-Espera, despacio. Dijo ella.
-Seguro que eso no se lo hubieras dicho al otro, puta.
Así que empecé a darla su merecido por haberme engañado. La volví a escupir en el ano y entonces la follé salvajemente durante unos minutos, entonces dijo:
? Aaah, así, así.
-Te gusta, puta? Le dije.
-Si, me encanta. Vamos no pares de follarme, aaaahh.
Era una sensación gloriosa. Había visto a mi mujer chupandosela a otro como si no hubiera un mañana y follandoselo como una cerda y ahora era yo quien la estaba reventando ese culito de zorra.
Pero no iba a acabar ahí la cosa. Se la saqué del culo y me acerqué a su cara.
-Ahora viene lo mejor, nena. Ahora me voy a correr en tu boca por primera vez. Y no puedes negarte. No después de haber visto de lo que eres capaz, de lo guarra que eres.
Sin dejarla mediar palabra cogí su cabeza y empecé a meterle la polla en la boca fuertemente. Entonces ocurrió algo maravilloso. Ella apartó mis manos de su cabeza y siguió chupando ella sola como una loca. Me miraba a los ojos mientras subía y bajaba. A veces se detenía en el capullo y le dedicaba unos cuantos lengüetazos. Yo ya no podía más y ella lo sabía así que empezó a aumentar el ritmo al tiempo que se la metía cada vez más y más adentro. Era indescriptible el placer que estaba sintiendo. Descubrir ese lado oculto de mi mujer me ponía a mil. Era una auténtica puta, mi puta.
Entonces exploté. Todavía recuerdo perfectamente como salía mi leche entré sus labios y cómo ella procuraba minuciosamente sorber hasta la última gota. No paró de chupar hasta que terminé de correrme completamente. Fue alucinante.
Desde entonces no hemos vuelto a hablar del tema, pero el sexo ha mejorado muchísimo.