Relatos eróticos de Gays para leer y masturbarse. El temagay está de moda, hombres deseando a otros hombres en historias morbosas.
Me llamo cesar tengo 23 años e vivido casi toda mi vida en la calle y droga y pidiendo para comer. Me gustar andar limpio para tener mejor suerte pidiendo aveces ayudó con los paquetes algunas dueñas de casa cuando…
Hola mi nombre es Eduardo trabajo como asesor en tecnología, tengo 37 años, soy blanco, ojos azules, pelo castaño oscuro entrecano, me considero en cuanto al sexo por ahora como bisexual, pero yo creo que en un futuro daré el…
Tranquilo me dijo, a la vez que con una mano en la cabeza me empujaba para que me agachara. Abre la boca me ordenó. Temblándome las piernas y mirando para todas partes, a causa del nerviosismo que me había entrado,…
Esta historia no tiene nada de novelesca, ni es fruto de la imaginación apasionada de alguien que como yo vivo y disfruto el sexo en toda su plenitud. Tengo 40 años, soy profesional universitario y ocupo un cargo importante en…
Habían pasado varios días desde que me habían sorprendido y follado en la fábrica abandonada, el día que había salido del puerto sin tener suerte a la hora de conseguir trabajo. Pero por suerte, al día siguiente había encontrado trabajo…
Es una experiencia que tuve, no apta para placeres normales, llena de dilataciones enormes. Siempre me ha gustado probar de todo en el sexo, soy bisexual, y ya de joven comencé a probar el sexo con hombres, al ser joven…
Soy un hombre bisex de 40 años, casado hace 6 años y bisex desdé los 21. Siempre me han gustado las chicas trans. Me encanta ser culeado por ellas. La última vez que me decidí a hacer algo contacte a…
Cuando me pasó lo que voy a relatar; fui sorprendido en una fábrica abandonada haciéndome una paja y con uno de mis dedos acariciando mi ano. En la época en que esto sucedió, me encontraba realizando el servicio militar en…
Al día siguiente de haber sido follado por Venancio y el camarero Marcos, y Venancio el viejo tendero, me había follado en el portal de mi casa, era sábado, y ese día tenía una cena con los amigos. Por supuesto…
Los siguientes días seguimos coincidiendo el viejo tendero y yo, en el bar en el que solíamos parar. Y como ya era costumbre, cada vez que coincidíamos en los aseos, el viejo tendero, me metía mano todo lo que podía.…