Cuantos más, mejor

Vivo en una gran urbe, donde todos pasamos desapercibidos, eso muchas veces hace más fácil pasar inadvertida. Tengo 55 años, de mediana estatura, pechos grandes y todos los hombres dicen que mantengo una figura envidiable, no me considero una adicta al sexo, pero me gusta, y cuando me excito, me es difícil reprimir mis instintos. Me encanta mantener sexo con desconocidos, y siempre una de mis fantasías había sido mantener un encuentro con varios hombres a la vez.

Cuando mi calentura llega a plano insoportable, me gusta meterme en el metro en una hora punta y sentir como los hombres, se pegan a mí, sentir sus pollas duras refregándose por todo mi cuerpo, sus manos sobándome las tetas, algunos llegan a meter sus manos por dentro de mis bragas, metiendo sus dedos dentro de mi coño, incluso dentro de mi culo. Siempre procuro coger el metro a la misma hora y en el mismo sitio, de esta manera tengo asegurada una pequeña sesión, porque no os podéis imaginar lo persistente que pueden llegar a ser algunos hombres.

Era verano, llevaba puesto un vestido blanco con flores azules, abotonado delante, ajustado a la cintura y con un poco de vuelo en la falda, un vestido de tirantes que me sentaba muy bien, el último vagón estaba lleno, al fondo 3 chicos de unos treinta años, me coloqué delante de uno de ellos, aguantándome en una barra vertical, en cuanto el tren empezó a moverse, el chico no tardó en darme dos o tres puntazos, y al ver que yo no reaccionaba de mala manera, se pegó a mi, notando como su polla crecía rápidamente dentro de sus pantalones, me encantaba dejar mis nalgas flácidas y sentir esa presión. Los otros dos chicos charlaban a mi lado creo que sin percatarse de lo que estaba ocurriendo, el que estaba detrás de mí colocó su mano en mi nalga y apretó, sentir su mano entre mis nalgas me puso a cien y yo me apreté más a él, sentí como se movía, sentí como metía sus manos por debajo de mi falda y volví a sentir su mano, pero esta vez directamente sobre mi carne, este sabía lo que tenía entre mano, y no se cortaba, su mano no tardó en recorrer todo mi coño y se dio cuenta de que estaba completamente mojada. Se volvió un momento a sus amigos y les dijo algo, al momento los dos ocuparon lugar a cada lado mío, mirándome, hasta que no vi como se habían colocado, no me di cuenta que tapaban buena parte de la visión de lo que fuera a ocurrir a mis espaldas, eso me dio miedo, pero me excito mucho más.

El que estaba detrás de mí, levantó mi falda y de pronto sentí que tenía su polla entre las piernas, estaba dura, pero era de medianas dimensiones, con su mano apartó mi braga y con la ayuda de que yo abriera las piernas, me vi ensartada por su polla, lo que me gusta de estas situaciones es que son cortas, cuando llegan a algo así están tan excitados, que les bastan varios empujones para correrse, y yo llego al orgasmo cuando siento la leche caliente sobre mi piel, embistió con fuerza. Los otros dos chicos me miraban con cara de lujuria, el que estaba a mi derecha, tiro del otro más hacía si, para taparme más y tal como lo hizo, desabrocho un botón de mi vestido y metió su mano por la raja que quedaba, sentí su mano caliente apretarse a mi teta, apretaba mi pezón, y la movía en círculos, el de detrás se corrió llenándome todo el coño con su leche caliente, se apartó y dejó el lugar al que estaba a mi izquierda.

Mi coño chorreaba la leche del primero y mientras el segundo se colocaba, el de mi derecha, metió su mano por delante, llegando a mi coño, se lleno los dedos de la leche del primero y busco la entrada de mi culo, desde esa posición, solo consiguió meter la punta de un dedo, ya que el que estaba detrás le pedía paso con su polla, la polla de este era muy diferente, más fina y curva y acertó a la primera. Mientras me embestía el que estaba a mi derecha cogió mi mano y la bajo hasta colocármela en el bulto de su pantalón, retiré la mano al notar el tamaño de su polla, era inmensa, me corrí de solo pensar en que ese aparato me iba a traspasar, la quería ya dentro de mí.

Apreté mis piernas ayudando al que estaba detrás de mí, y en varios segundos se corrió, unas gotas de leche y ya le estaba dejando paso al que faltaba. Mientras se colocaba se metió un dedo en la boca y lo perdí de vista, sentí como me subía la falda y sentí su dedo en la entrada de mi culo, sin esperar lo tenía dentro, fue una pasada, me corrí con solo la entrada de su dedo, lo sacó y sentí su polla pasando por mis labios, era grande y dura, sentía su cabeza salir por delante de mí, estaba mojándola con el flujo y la leche de los otros sin llegar a metérmela, llevo la cabeza para atrás hasta sentirlo en la entrada de mi culo, y sin contemplaciones apretó, me tuve que agarrar a la barra para no caerme, sentí un dolor inmenso, pero ya estaba dentro, me desgarraba, su polla era descomunal, me relajé todo lo que pude para sentirla, hasta que no la tuvo hasta los huevos no paro de meter.

Sentía como apretaba mis paredes, me hacía verdadero daño por dentro, pero el placer era inmenso, casi conseguía levantarme del suelo, cada vez que la tenía dentro por completo, no tardó mucho, en varias sacudidas, sentí como un mar de lecha caliente recorría mis entrañas, mi orgasmo fue inmenso, la sacó despacio recogió mi braga del suelo las olió y se las guardo en el bolsillo, me dio un beso en los labios, y los tres salieron del vagón dejándome en las nubes, nadie se había dado cuenta, o eso pensé yo, sentado muy cerca de nosotros, estaba Juan, un amigo de mi hijo, y por el tamaño del bulto que tenía en los pantalones y la mancha que tenía se lo había pasado bien, los dos salimos en la siguiente estación camino junto a mí, y cuando estaba a punto de llegar a mi casa, me dijo:

- ¿Si quiere la puedo acompañar a su casa?

- Hoy no Juan, quizás mañana.

- ¿Si quiere puedo avisar a unos amigos?

Conteste lo primero que se me vino a la cabeza:

- ¿Cuantos?

- No sé, tres o cuatro.

- ¿Cuatro y tu?, No estaría mal, Juan

- Hecho. Hasta mañana.

Pasé toda la noche pensando en lo que había dicho, me pasé toda la noche chorreando flujo, sin poder reprimirme, quizás al día siguiente realizaría una de mis fantasías.

A la mañana siguiente y muy temprano, Juan llegó a casa, venía para pedirle unos apuntes a mi hijo, y en cuanto se quedó un momento a solas conmigo, me dijo que ya tenía a los 4 amigos y que no me preocupara que ninguno de ellos me conocían, ni conocían a mi hijo, eso me tranquilizó un poco y le dije que sobre las 5 de la tarde podrían venir.

A la 5 en punto estaban llamando a la puerta, abrí y fueron pasando, en sus rostros podía ver la excitación que traían, en sus rostros y en los bultos de los pantalones, todos eran chicos de entre 20 y 24 años y todos estaban en buena forma. Abrí la puerta con una pequeña bata, amarrada con un cordón, sin nada debajo, y recién salida del baño, estaba muy mojada, no me dio tiempo a decir nada, en cuanto cerré la puerta, Juan tiró del cordón desabrochando mi bata y quedé con ella abierta, fueron 10 manos sobre mí, y 5 bocas, unas pocas de manos recorrían mi coño, otras mis nalgas, entraban sin contemplaciones dentro de mi, apretaban mis tetas, unos mordían mis pezones, fue como entrar en un orgasmo continuo, nunca había sentido algo igual, no me caía porque entre todos me sostenían.

Uno mordía una de mis tetas, otro la otra, tenía dos delante agachados que metían sus lenguas en mi coño, y otro detrás de mí que jugaba con su lengua en mi culo, uno de los que estaban debajo se levantó y se desnudo rápidamente se tendió en el suelo del pasillo y tiró de mí, hasta hacerme sentar sobre él, su polla se clavó en mi coño, mientras los otros cuatro se fueron desnudando, un rápido vistazo y ninguna de ellas eran lo considerablemente grande para volverme a hacerme daño como el día anterior, tres delante de mí y el otro que rápidamente ocupó un lugar detrás de mí y sin remediarlo la tenía ensartada en mi culo. Estaba follando con dos a la vez dentro de mí, y tres pollas para poder chupar y lamer, había momento que llegaba a tener dos dentro de la boca, en minutos los que me follaban se corrieron, yo estaba en trance, cuando sentía esa leche caliente dentro de mí, era otra mujer.

Uno de ellos me cogió la cabeza y sujetándome se corrió en mi boca, los otros al verlo hicieron lo mismo, tenía tanta leche en la boca que me costaba tragar, ya se habían corrido todos una vez, los que me follaban se salieron de mí, y los que se habían corrido en mi boca ocuparon sus lugares, los otros se colocaron para que los chupara, mientras uno me mordía las tetas con fruición, volvía a estar ensartada por dos pollas y otras dos en la boca, ahora no se corrieron tan rápido estuvieron jugando conmigo un buen rato. El que jugaba con mis tetas le pidió el sitio al de mi culo, hubo una pequeña discusión y yo la remedié poniendo orden, me separé de ellos y me coloqué a cuatro patas en medio del pasillo, y les dije que de uno en uno.

Quería la leche de todos en mi culo, el primero acabó rápido, y el segundo, con el tercero ya tenía todo el intestino lleno, yo no se cuantas veces me había corrido ya, cuando el 5 terminó el primero ya volvía a estar empalmado. Me tendí en el suelo boca arriba y les dije a todos que se pusieran de rodillas a cada lado de mi cuerpo, y se pajearan, con la leche que salía de mi culo, me refregaba el coño, apretaban mis tetas, metían sus dedos en mi coño, los puse a todos de pie cuando sentí que ya estaban a punto, me puse de rodillas y les dije que cuando se fueran a correr la quería en la cara, dicho y hecho, el primero soltó tres o cuatro ráfagas en los ojos y el resto en la boca y todos fueron acabando sobre mi, metían sus pollas en mi boca y terminaban. Me costó tragar tanta leche, cuando todos terminaron, tal como entraron en casa, salieron y me dejaron allí tirada en el pasillo, toda llena de leche, y deseando recuperarme para poder repetirlo.