Su esposa, mi esposa
Mi historia empieza fácil unos diez o quince atrás aproximadamente, cuando junto a Cristian montamos una pequeña empresita que con el tiempo se haría enorme
En esos días, Cristian terminaba sus estudios de electricidad mientras en paralelo yo hacía lo mismo, solo que con orientación mecánica, nos conocíamos por cruces casuales en los pasillos de la universidad, situaciones de momento, y recuerdo que comenzamos a tener una relación cercana por un amigo en común
Teníamos visiones parecidas de la vida, o sabíamos que queríamos para nuestro futuro, y fue como sin querer, fuimos cocinando una misma idea, dar servicios electro mecánicos a las empresas del parque industrial de la ciudad
Recuerdo que empezamos en la nada misma, una sociedad ‘puro nombre’, porque trabajábamos muchas horas en un pequeño tallercito que tenía su papá en el fondo de su casa
Pero fuimos astutos y rápidos para los negocios, pusimos un local, conseguimos representaciones exclusivas de varias firmas extranjeras, ampliamos las instalaciones, tomamos gente, para el taller, para el cuerpo de oficinas, la parte técnica, facturación, y los mas importante, marketing
Nuestra firma trascendió de empresa en empresa, de boca en boca, cuando nos dimos cuenta habíamos puesto representaciones en varias provincias y por decirlo de alguna manera, nos sobraban los billetes
Y nuestra sociedad era perfecta, cincuenta y cincuenta, todo se manejaba así, en los ingresos y en los egresos y lo que hacíamos por fuera de la empresa era asunto de cada uno, nadie metía las narices donde no nos llamaban, aunque después de tanto tiempo de convivencia, naturalmente había nacido una amistad
Habíamos pasado los treinta con creces, y ambos éramos unos solterones empedernidos, y todo parecía fluir naturalmente, Cristian solía criticarme por el empeño enfermizo que yo ponía según su criterio en la empresa, y en la obsesión en guardar cada peso que me llegaba, por mi desmedido interés por todo lo capital, viviendas, tierras, autos, en especial mi debilidad por las cupés importadas
En contrapartida, me molestaba la manera de vida de mi socio, solo viviendo el presente, gastando cada moneda hoy como si mañana se terminara el mundo
Así era él, vivía de viaje en viaje, con mujeres de alquiler, y todo lo bueno que pasaba dentro de la sociedad, era exponencialmente opuesto en nuestras vidas privadas
Por si fuera poco, Cristian tenía un problema, su adicción a los juegos, algo que había empezado como una sonsera y se transformaría en un enorme problema, evidente a mis ojos, invisible a los suyos, él tiraba pilas y pilas de dinero en casinos, juegos de cartas, apuestas y parecía no darse cuenta que nuestra empresa, a pesar de todo lo bueno, era un trabajo de día a día, pero él, como dije, no pensaba en el mañana
Y ahí entraría Olivia en nuestro mundo, y quién era Olivia?
Olivia en verdad se llamaba Virginia, aunque casi nadie lo sabía, Virginia sonaba muy a ‘virga’ y ese no era su perfil, así que creo que era el peor de sus secretos
Ella era una morena con un cuerpo privilegiado y con un culo de no creer, con casi treinta almanaques en el lomo, la única virtud o cualidad conocida era vender su cuerpo en cuanta red hubiese, saliendo en fotos y videos lo más provocativa posible, y con cuanto menos ropa, mejor
La típica mujer que se la pasa de reina, con sus cabellos perfectos, con su rostro maquillado, con sus uñas esculpidas, sin hacer nunca nada más que alimentar su insaciable ego
Y muchas personas tienen hobby a lo largo de su vida, el de ella era coleccionar seguidores, por supuesto, hombres y mas de uno se la había llevado a la cama
Y Cristian caería en sus redes, y cuando la conocí, supe que tipo de mujer era
Porque Olivia, obviamente, tampoco se enamoraría de cualquier hombre, típicamente se enamoraba de alguien que estuviera de acuerdo a sus necesidades, alguien que tuviera mucho dinero que ella pudiera gastar, alguien que no le hiciera planteos, ni reclamos, alguien que de alguna manera hiciera un pacto no escrito, cambiar su cuerpo en la noche por una vida licenciada durante el día
Y mi socio, parecía dar en la talla
Lo bueno en toda esta historia, es que Cristian sabía con que case de mujer se estaba metiendo, y que al amor de Olivia tenía precio, para ella también estaba claro ese tipo de amor condicional, porque no importaba la facha, tampoco como la trataba, ni los sentimientos, ni siquiera exigía fidelidad, tan solo los billetes de su cuenta bancaria, y por supuesto, mi rol como tercero, era ver la película diaria que pasaba ante mis ojos
Pasaron cerca de dos años, dos años en los que viví toda la historia desde afuera, una tragicomedia en la que se llevaban como perro y gato, porque era obvio que Cristian solo estaba con ella por lo buena que estaba, por el culo que tenía y por lo puta que era, y también era obvio que ella lo amaría mientras él tuviera dinero, pero mi socio, no era estúpido, y le daba a ella lo justo y necesario, por eso los reproches, las peleas, porque Cristian ponía límites a todas las extravagancias de una mujer que era solo una aspiradora de billetes
Algo un tanto cómico sucedería, algo que de una broma cambiaría la historia.
En esos días me entregarían una nueva cupé italiana, importada, muchos caballos de fuerza, y como solía hacer, cada vez que me compraba un coche, Cristian era uno de los primeros en enterarse, así que esa misma tarde me llegué a su casa para mostrarles mi nuevo regalo
Mi socio y su mujer, se quedaron con la boca abierta, realmente no podían creerlo, fuimos a dar una vuelta por el vecindario y cuando todo terminó, el me invitó a pasar un rato, quería discutir unas ideas de inversión que tenía en mente y quería ponerme al tanto
Era un poco tarde ya, pero así era nuestra vida, así que acepté y fuimos a la mesa principal, cada uno con su notebook y empezamos a charlar mientras el sol se empezaba a esconder por el horizonte
De paso, no podía dejar de mirar con disimulo a su mujer, ella lucía un top muy corto y ajustado en rojo sangre, por cuyo escote emergían sus tetas como dos globos, una pollera de jean, esas que se usan rotosas y descoloridas, tan corta que apenas tapaba su trasero y su intimidad, dejando ver sus interminables y perfectas piernas, y unos zapatos de finos tacos que le regalaban unos veinte centímetros, un look demasiado innecesario para una mujer normal, pero ella era así, su rostro lucía jovial y sus cabellos perfectamente acomodados, uno por uno
Se puso a un lado, con su notebook, sentada sobre un taburete que le daba un aire más a puta, por si hiciera falta, no tuvo problemas en comentar que estaba interactuando con algunos de sus seguidores, puesto que había subido un nuevo portfolio de fotografías, me preguntó si yo lo había visto, pero su pareja, meneando la cabeza me dejó entender que la ignorara
Se había hecho tarde, demasiado, Cristian, en forma inconsulta llamó por teléfono y pidió cena para tres, sin darme opción y entre una cosa y otra, entre copa y copa habían dado las doce de la noche
Bueno chicos… – dije haciendo una pausa – mañana será un largo día…
Pero espera… – respondió él – de que sirve tanto trabajar si no podemos disfrutar una noche…
Una vez más se evidenciaba la manera de pensar la vida que tenía cada uno
Me tomó por el hombro, una botella del mejor wiski y fuimos a los sillones del living, él sacó un mazo de naipes nuevos y me dijo
Hagamos una partida, y después te vas
Yo le dije que sabía bien que no era jugador, pero él levantó la propuesta
Mira, hagamos una cosa, si yo gano, que obviamente voy a ganar, me quedo con tu nueva cupé, que te parece?
Me parece que no, que ganaría yo? – respondí desafiante –
Qué les parece una noche conmigo? – tiró al azar ella, que hasta ese momento se había mantenido ajena a todo –
Mira Olivia – respondí tratando se ser cortes – no quiero ser ofensivo, eres hermosa, no hace falta que lo menciones, pero ese auto valdría al menos dos años de sexo seguido
Cristian riendo estiró su mano derecha y dijo
Vamos, vamos socio, acepto el reto, total, se que no tienes opciones de ganas y esa cupé esta noche quedará en casa
Nos acomodamos frente a frente de la mesa ratona, y mientras el mezclaba la baraja como un experto, supe que mi calentura de pico me había llevado a tomar una mala decisión, mi socio era un experto jugador, y si no ganaba por las buenas seguramente haría trampas para conseguir su propósito
Pero no contaba con lo que estaba a punto de suceder, Olivia se había sentado junto a su pareja, muy cerca, como su compañera, y estaba al tanto de todo lo que sucedía, y empezó a pasarme señas de las cartas que tenía Cristian, entonces yo sabía cuando avanzar y cuando recular
Y con esa ayuda extra, la suerte de mi socio estaba echada
Hoy visto en retrospectiva, nunca sabré cuanto hubo de verdad y cuanto de mentira, si todo fue como lo narré, o si en algún momento todo fue planificado, y desde cuando, desde la partida? desde la cena? desde la reunión? desde el mismo momento en que yo llegué? o incluso era algo que venían tramando? Cristian siempre lo niega…
Como fuera, en unos minutos, Olivia había tomado un bolso de mano, una camperita liviana por el fresco del exterior y se dispuso a acompañarme así como estaba, en tacos altos, minifalda y top
Nos despedimos de mi socio, y sentí que le hacía un favor, que le quitaba un peso de encima, puse el coche en marcha y partimos hacia mi departamento
Y que decir, comprendería el motivo por el cual Cristian la soportaba
Fuimos derecho al dormitorio, sin preámbulos, enredados en besos, caímos sobre la cama, yo quedé por debajo mirando al techo, ella por encima, como cabalgándome, sentada sobre mi, con las piernas a los lados, me dijo que quería mi pija, que hacía tiempo que imaginaba ese momento, mientras se apretaba los pechos por sobre el top, mis manos se fueron a sus muslos, incluso busqué sus nalgas puesto que con esa postura su falda se había subido naturalmente, desnudando parte de su trasero
Ella tomó mis manos, y las cambió de sitio, puso una en una de sus tetas, haciéndome hurgar por debajo del sostén, mientras que llevó la otra a su boca, para chuparme los dedos índice y anular en conjunto, como si fuera fálico, haciendo que yo observara y me calentara con la situación
Obviamente mi verga creció desde donde estaba y ella, notándolo, empezó a mecer su concha sobre ella, adelante y atrás, una y otra vez, mientras los gemidos llenaban el cuarto
Olivia se quitó el top, y luego el sostén, sus pechos quedaron desnudos, eran hermosos y mis dedos se divirtieron recorriendo sus formas, pero fue solo por unos minutos, ella bajó a besarme muy profundamente, abriendo los botones de mi camisa para acariciar sus tetas contra mi pecho, piel a piel, mientras mis manos se deleitaban con ese culo que se me antojaba infinito
Bajó un poco, soltó la hebilla de mi cinturón con premura, luego el botón del jean, el cierre, y con un poco de esfuerzo arrastró todo hacia abajo, incluso mi ropa interior.
Empezó a chupármela con muchas ganas, con penetraciones profundas hasta lo imposible, me gustaba, porque veía y sentía mi pija perderse toda dentro de su boca y acariciarle la garganta, luego salía, después de asegurarse que estuviera toda babosa por su saliva, la encerraba entre sus tetas y me masturbaba muy rico, sabía a gloria, y volvía a chuparla, y a sus tetas
Se apartó, se quitó la pollera y la ropa interior, a trasluz noté su rajita toda depilada, algo que ya había imaginado, porque era ese tipo de mujer, puta en todo sentido, aun permanecía recostado y ella tirando del pantalón terminó por desnudarme
Volvió a montarme, pero esta vez, dándome la espalda, comiéndome la verga con su concha empapada, y moviendo sus caderas como poseída, gritando, dejándome ver ese trasero enorme que tantas veces había visto en fotos, pero que ahora de me antojaba real
Ella tiró su mano derecha hacia atrás y empezó a acariciarse el culito, primero la punta de un dedito, luego la falange, luego el primer dedo y luego un segundo, diablos, se estaba dilatando toda para lo que vendría
Cerré los ojos y desvié mis pensamientos, ya no podía mirar, no quería llegar, es que ese culo era perfecto, sus movimientos, y sus gemidos y sus palabras que llegaban a mis oídos, y lamentablemente, podía cerrar mis ojos, pero nos mis oídos
Sentí como ella tomba mi verga entre sus dedos y ahora se sentaba haciendo que la penetrara por detrás, abrí los ojos, mi verga entraba toda por su culito dilatado, hasta el fondo, muy rico, muy apretadito, pero Olivia era una perra que tomaba un rol demasiado activo en la cama, donde yo solo era un pasajero que me dejaba llevar en ese viaje de locura
Y solo me vine, ya no pude retenerlo, y entre gemidos y más gemidos le llené toda la retaguardia de leche
Siguió moviéndose, hasta que mi pija empezó a perder rigidez y la penetración ya no fue posible
Entonces ella, giró y vino sobre mi, nuevamente, ahora de frente, casi montando sus piernas en torno a mi cuello, y directamente puso su concha sobre mi boca para que le diera sexo oral
Así me la pasé un buen rato, chupándole esa concha toda depilada, mirando desde abajo como sus manos y mis manos se fundían acariciando sus tetas, y su rostro se desencajaba en un enorme orgasmo
El tema, era que mi verga estaba dura nuevamente, así que me incorporé, la levanté en mis brazos haciendo que ella me rodeara por el cuello para no caerse, la llevé contra la pared del fondo, haciendo equilibrio, soportando todo su peso con mis brazos, la acorralé y se la volví a meter, a cogerla con ganas, sus pezones desnudos parecían rasgar mi pecho y solo la besé en la boca, profundo, tan profundo y tan caliente como para venirme nuevamente, ahora por el sitio natural, llenándola toda para caer rendidos pocos minutos después
Como siguió la historia?
Después de esa noche, Olivia volvió con Cristian, y todo fue normal entre los tres, y poco después volvería a coger con ella, es que lo hacía demasiado rico y poco a poco comenzaba a envolverme en su tela araña
Se produjo un intervalo de tiempo donde ella estaba con él pero también conmigo, aunque cada vez menos con él, y más conmigo
Mi socio parecía feliz con la nueva situación, y era como si en verdad se estuviera quitando una carga de encima
Ella, era cada vez más confidente conmigo, diciéndome que lo suyo con Cristian era tema juzgado, ya estaba cansada de convivir con un jugador compulsivo
En poco tiempo más, ella se mudó conmigo, y sin querer, su esposa se transformó en mi esposa
Por suerte para mi, siempre tuve muy en claro la situación, ella cogía perfecto, pero nunca dejaría de ser una trepadora, y estaba más a gusto con un tipo que guardaba cada centavo que ganaba que con otro que se jugaba hasta lo que no tenía
Como una risueña mueca del destino, nuestra relación de pareja duraría justo dos años, el tiempo que esa noche de cartas había tirado al azar, y todo sería como debería ser
Con el paso del tiempo, Olivia vio en mi lo que estaba buscando, un tipo serio, centrado, y que podría ser el proveedor eterno de todos sus billetes, y claro, con coger solo no le alcanzaba, ella necesitaba un contrato que nos uniera para estar tranquila, y empezó a acorralarme para una unión por civil, era una víbora, siempre lo había sido
Y la mejor forma para terminar con ella indemne, era que ella se arrepintiera y no yo
Esa mañana la llevé de incógnito a un sitio que para ella era sorpresa, porque no le dije donde la estaba llevando, Daniel Insaurralde nos estaba esperando en su estudio, Daniel era nuestro abogado de confianza, y en parte, mi amigo, él nos esperaba para firmar el contrato pre nupcial que yo le había encargado, donde quedaba claro que ella no tenía nada, y yo tenía todo, y que su parte seguiría siendo su parte, y mi parte seguiría siendo mi parte
Olivia me insultó en todos los idiomas, por primera vez habló de amor, de confianza, de traición, una historia de poetas que nunca fue creíble, solo me quedó el placer íntimo de siempre haberlo tenido claro, y haberla cogido hasta el hartazgo, como mi socio lo había hecho
Hoy, Cristian y yo seguimos siendo socios y mejores amigos, sigue gastando cada moneda de la misma manera que yo la guardo, somos así, nada podrá cambiarnos, ni siquiera una mujer, una perra que fue su esposa y fue mi esposa
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