Pasión Juvenil con un viejo

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Solo me gustó como me hablaba el señor; era muy mayor y no me parecía lindo pero era elegante y rico perfume. Fuimos a una casa donde tenía una cama con techo y sábanas de seda. Me besó lindo y aunque no era de mi agrado yo ya quería saber de sexo.

Me desvistió y entre mis temblores me fui relajando con su lengua por todo mi cuerpo, la pasó por lugares que suponía eran feos pero a mí me hacían hervir mucho y del miedo pasé a querer más. Su lengua era muy rápida y cuando quise darme cuenta de algo, había empezado a entrar su pito dentro de mí para hacerme mujer. Fue un pequeño dolor donde me comprimí arqueando y él me dijo suavemente. “Tranquila mi amorcito, ya sos mujer, relajate”. Empezó a entrar y salir mientras jadeando me decía lo hermosa que era y me daba las gracias por dejarlo ser el primero en unas carnes tan firmes.

Después ya todo me gustó, su lengua dentro de mi boca sus manos por todo mi cuerpo y esa sensación de ser adorada y poseída pese a mi mote de “chinita” que me hacía sentir fea. Para alguien que pertenece a una familia numerosa mayormente indiferente a las carencias por falta de tiempo o dinero es muy importante sentirte con seguridad de todo.

Me lamía con pasión mis senos y no dejaba de acariciarme las nalgas mientras yo lo abrazaba de una forma muy fuerte. Empezábamos a sudar cuando me sacó el pito y tiró su semen en mi pancita. Después se acostó a mi lado y yo me incliné poniendo mi cara en su peludo pecho. Entre besos y caricias me preguntó si me había gustado, contesté con firmeza que me había encantado.

Y mientras su mano recorría mi espalda y cola, me dijo que nunca había estado con una trigueña tan hermosa y de ojos negros tan profundos. Seguimos con encuentros a veces frecuentes y otras veces mas distanciados, lo que le pedía lo tenía, si bien eran cosas simples era tan lindo saber que no tenía mayores preocupaciones. Una vez me presentó un señor que era de los que se llama su generación, me pidió que lo hiciera feliz y como era un deseo de él no puse reparos en hacerlo.

El viejo se desnudó y empezó a besarme muy lindo, yo ya lamía pitos y no me costó hacerlo, gimió de placer cuando lo hice desaparecer en mi boca, “Tan pequeña y mira la nena”, después me penetró y fuí descubriendo que se mueven de diferentes maneras. Cuando nos ponen abajo una siente que la poseen como dueños del cuerpo, y cuando me pone arriba es como que me endiosa, me masajea los pequeños senos haciéndome saltar los pezones y con las manos me menea el cuerpo para hacerle saltar la leche.

Me quiso hacer por atrás pero no me dejé y él aceptó mi decisión. En realidad yo quería que el primero fuera quien me lo abriera. 2 días después se lo pedí y me lo hizo; una lengua en el ano es algo maravilloso, su dedo entrando y lubricando me llevó a pedirle que entrara, fue casi mágico y aunque sentía que raspaba siempre recordé relajar el cuerpo. Por el espejo ví como prendido de mis tetitas cerraba los ojos sonriendo, Sentí su ardiente semen llenarme el culito y fue cuando dijo que era una mujer completa y que a más de uno de sus amigos le gustaría.

Pasé por un par de amigos nuevos, todos mayores y un día le hablé de mi hermana casi 2 años mayor y que era muy loca. Llevar a la Chona no me costó mucho, según ella ya había cogido con medio colegio y barrio ; al final y hablando entre ellos era virgen, solo era bocona y boca sucia.

El viejo me pidió los esperar ahí y sabiendo de que se trataba los ví entrar en la pieza de la cama con techo para desvirgarla, una hora después salieron con ella colgada de su cuello llenándolo de besos. El viejo nos dió unos pesos para que fuéramos a una pizzería. Y allí a las risas con la Chona fuimos viendo como repartir nuestro novio (algo de celos tenía) y sus amigos.

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