Obsesión por mi hermana
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Cuando mi hermana tenía 29, fue la primera vez que la vi desnuda. Aunque solo fue su culo, me obsesioné con ella.
Mi padre estaba trabajando y mi madre fue al medico con mi otra hermana, por lo que estábamos solos en casa. Yo estaba haciendo las tareas del cole y mi hermana estaba en su habitación. Tuve una duda sobre una de las tareas y cuando fui a preguntarle a mi hermana, me llevé la sorpresa. Mi hermana estaba dormida boca abajo, con la falda subida hasta la cintura y las braguitas bajadas hasta las rodillas.
El pene se me puso como una estaca de duro. Me acerqué y puse mi mano sobre una de sus nalgas, acariciándolas suavemente. Se movió un poco y me asusté, salí de la habitación y fui al servicio a masturbarme pensando en ese delicioso culito de mi hermana.
Esperé un tiempo prudencial y fui muy despacio a la habitación de mi hermana. Esta vez, estaba dormida en ropa interior, pero sus braguitas eran semitransparentes y se le notaba su culito por la tela. Me acerqué muy despacio al filo de la cama y la escuché roncar. No lo dudé y poco a poco le fui acariciando, de nuevo, el culo por encima de las bragas. Como no reaccionaba, me decidí a bajarlas y desnudar su culito delicioso. Poco a poco fui deslizando las braguitas por sus muslos, hasta dejar el culito totalmente desnudo a mi vista. Seguía roncando, y fue entonces cuando empecé a acariciarle las nalgas. Después de un buen rato tocando, jugando con sus nalgas y besando su culo, le volví a subir las braguitas y me fui al servicio a masturbarme. Así fue como descubrí que mi hermana tenía el sueño muy pesado.
Con el tiempo fuimos creciendo, pero yo seguía obsesionado con el culo de mi hermana. Durante años, le sobaba el culo cada vez que tenía oportunidad, ya fuese a la hora de la siesta o por la noche. Y llegaba más lejos, jugando con su coño y sus tetas, cuando tenía oportunidad.
En otra ocasión, mi hermana menor se fue de vacaciones con su novio. Una noche, me decidí a entrar en su habitación para volver a desnudarla. Era verano, y mi sorpresa fue que solo estaba durmiendo boca arriba, solamente con unas braguitas, y sin sujetador. Me acerqué muy despacio y al sentir como roncaba, poco a poco comencé a jugar con mis manos en sus pechos, luego los besé, chupé y mamé a mi antojo, mientras metía mi mano en las braguita para acariciarle el coñito. Bajé la braguita y comencé a pasar mi lengua por la rajita y a lamer su clítoris, mientras metía un dedo.
El pene se me puso como una estaca, y armándome de valor, me puse encima, apunté con el glande a la entrada de su coñito, y poco a poco fui empujando, hasta que casi tenía la mitad de mi pene dentro. Noté que me iba a correr y lo saqué, llenandole los pelitos de mi semen. Fui al baño y cogí una toalllita para limpiarla. Cuando la estaba limpiando, se volvió de lado, dándome la espalda y dejando su culo a mi vista. No lo dudé, y esperando un tiempo prudencial, le separé las nalgas y voví a introducirle mi pene en el culo, como en el camping.
Esta vez, metí la mitad, empecé a bombear y cuando noté que me iba a correr, lo saqué eyaculando en sus nalgas. La volví a limpiar, le vestí, no sin antes besar sus nalgas y masajear sus pechos, y me fui a mi habitación. Esto lo repetí varias noches, hasta que regresó mi otra hermana.