Mi hermosa hijastra

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*Esta mujercita es un hermoso bomboncito.

Mi hijastra Sofía es un hermoso bomboncito y empecé a verla con deseo porque ella también comenzó a utilizar ropa bastante ajustada y pequeña, y diversos micro bikini cuando se metía a la alberca.

Como pasábamos bastante tiempo solos, me tenía mucha confianza para preguntarme sobre temas que, según me comentó, no se atrevía con su mamá que además llegaba cansada o de mal humor tanto del trabajo como de sus constantes salidas con las amigas.

Toda esa cercanía y confianza hacia mi empezó cuando una mañana Sofi gritó asustada; su mamá y yo corrimos a su cuarto pensando que le había ocurrido algo grave, terminó regañándola y con una simple respuesta: deja de hacer berrinche, simplemente es una araña la que se te ha metido a la cama.

Eres alarmista, ya tienes 18 años, lo mismo hiciste cuando la cuca se te empezó a llenar de pelos, ¡no molestes! Me quedé sorprendido, mi mujer no ponía interés por apoyar u orientar a sus hijas, ella vivía su mundo de trabajo y diversión y, según me platicó la chica del servicio, siempre fue así y el papá de sus hijas terminó por aburrirse y se lió con la contadora de su trabajo, que por cierto es un bombón.

Mi mujer dio un portazo y se retiró para irse a bañar, porque tenía un desayuno con sus amigas, mientras que decidí acercarme a Sofi y ver en qué podía apoyarla, me vio asustada y me abrazó pidiéndome ayuda y desde entonces quedamos conectados. Le dije que no se preocupara que todo tenía solución.

Además de la araña, me platicó que estaba en sus días y que la sábana de la cama estaba llena de sangre, la quité y eché a la ropa sucia, se volteó y me enseñó que su pijama estaba manchado, le dije que se lo quitara. A los gritos también se aproximó la chica que nos ayudaba en la casa, pero Sofi le dijo que todo estaba bien y que Alberto, que soy yo, le haría compañía.

Antes de salir del cuarto le dije que si no se quería bañar porque aún era temprano, que se limpiara con toallas húmedas, pero me detuvo y me dijo, hazlo tú, apapachame, hoy amanecí con asco y me dio el paquete de toallas.

Procedí a limpiarle la cuquita peluda que estaba llena de sangre, lo hice con mucho cuidado. Tampoco tenía toallas sanitarias, me dijo que andaba despistada y había olvidado comprar.

También le dije que cuando quisiera ayuda u orientación con gusto lo haría y me tomó la palabra, porque cuando se rasuró por primera vez para el área de bikini, fui el afortunado de tener esa rica visión de su panochita o cuando me platicó su primera experiencia sexual que, según me dijo, fue fatal porque su pareja, mucho más grande que ella, solo busco satisfacerse y no pensó en ella.

Tengo muy presente el 5 de mayo, era una tarde lluviosa de 2020, cuando Sofía me llamó llorando para pedirme que fuera a recogerla. Se trataba de un motel. Ingresé a la habitación del lugar, estaba completamente desnuda, el sujeto con el que había llegado no solo la había tratado de lo peor, si no que le había robado la ropa.

A pesar que ya la había visto desnuda, esa noche lluviosa su cuerpo me impactó, es hermosa, tiene unos labios para comérselos, sus pezones rodeados de una aureola color marrón y sus labios vaginales gruesos y largos.

Su pubis estaba adornado con un corazón hecho con sus vellos, tenía una erección tremenda, no me pude contener y empecé a mamarle sus pezones, estaban riquísimos y poco a poco bajé hasta su vagina y empecé a chuparle el clítoris, me agarró la cabeza, presionando hacia su vulva y tuvo su primer orgasmo, diciéndome gracias padre, desde hace tiempo he deseado este momento, hazme el amor, hazme disfrutar de tu hermosa verga que tanto deseo.

Cogimos bien rico, me dio una mamada de verga con la que me sacó hasta la última gota de leche, no desperdició nada, toda se la tragó. Me la cogí de perrito, es su postura favorita, también me pidió que se la metiera por el culito. Una vez que quedamos satisfechos, me dijo que era un tonto, que desde hace tiempo quería que me la cogiera, que no le entendía las señales que me enviaba como cuando andaba en calzón por la casa, sin sostén, con solo una micro blusa transparente y con los pezones parados o como cuando varias veces me pidió que le quitara los pelos de su panochita.

Te veía con tremendas erecciones, me dijo, al tiempo que empezó a darme otra mamada de verga, no me quitabas la calentura con una buena cogida, lo que hacías era irte a coger a Judith, así se llama la chica del servicio. Eso me dejó perplejo y se sacó mi pene de la boca para decirme, no te preocupes, de ahora en adelante serás mi amante, mamá nunca sabrá eso, te quiero solo para mi, te cogerás a mi nana solo cuando tenga la menstruación, porque a mamá no creo que le hagas falta, y terminó tragándose mi leche y se levantó para besarme la boca con sabor a semen y con un te amo Alberto.

Desde ese día mi Sofi me hace feliz y, según me lo ha dicho cuando platicamos o cuando gime cuando se está viniendo, que disfruta y que me ama, que por el momento no necesita a otro hombre más que a mi. Ya son varios años de felicidad. En las madrugadas nos vamos al sótano, que hemos acondicionado para coger bien rico y para que no vayan a escuchar su mamá ni Judith que ya lo sabe y que al inicio se enojó, pero ha comprendido que la vida es para ser feliz.

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