Mi esposo organiza una Reunión en casa

No se si ya les conté que mis papas me habían casado por conveniencia cuando yo tenia 18. El hombre era una persona muy ocupada con sus negocios y no me dedicaba tiempo, y yo, como buena zorrita pervertida que era, pues aprovechaba que él no me atendía como era debido y como yo necesitaba, además, como yo tenía total libertad, pues seguía con mi vida como había sido de Colegiala caliente.

Así que sobra decir que yo me la pasaba cogiendo en ausencia de mi esposo, que de por si, al parecer, a el yo no le interesaba como hembra.

El asunto de este relato es que después de algunos meses de estarme divirtiendo a mi antojo, pues resulta que salí todita embarazada. La bronca que se me venia encima, ya que, definitivamente, de mi marido no era.

Lo mas interesante de todo esto, es que algunas personas, al saber de mi embarazo, se pusieron como locas, todo mundo quería cogerme, si ya de por si todos me quieren meter la verga, ahora que saben que estoy embarazada, pues con más razón.

No se si ustedes sepan, pero hay personas que se mueren con cogerse a una embarazada.

Ya con tres meses de embarazo, se empezaba a notar mi pancita y, no es por presumir, pero la verdad es que yo me veía super linda, si ya de por si lo soy, pues ahora con mucha más razón je je.

Así que, pues yo empecé a recibir visitas de vez en cuando, mi abuelo, mi Tío, mi papa, uno que otro amigo, algún profe y hasta recibía a mi propio suegro uwu.

No se si me expliqué, pero todos ellos me visitaban solo para cogerme, no eran visitas sociales, ya que como les platiqué, a los hombres les encanta coger con embarazadas.

Y yo no sé las demás mujeres, pero a mi me pone bien caliente mi nuevo estado, ustedes ya saben que de por si ando de verga en verga, pues hora con mucha más razón.

Eso si no se explicarlo, pero el embarazo me pone super cachonda y no me detengo ante nada para poder coger, así sea el velador, el jardinero o el vecino, el que se me ponga enfrente, uff.

En una ocasión, mi esposo organizo una reunión con algunos empresarios y otras personalidades, ya que él era una persona muy importante y tenia muy buenas relaciones, además que, como todos querían quedar bien con él, pues se peleaban por ser invitados.

Llego el día de la dichosa reunión, yo ya tenía como 4 meses o un poco más, la pancita me hacia lucir verdaderamente hermosa, increíble, muy cachonda y, sobre todo, super deseable, pero, además, únicamente para el ojo de un buen conocedor, me veía de lo mas cachonda y con tremendas ganas.

Así que a media reunión, se me acerca un hombre y me empieza a decir piropos y tontería y media, ya saben, como esos hombres que se sienten conquistadores y creen que una es pendeja y tratan de hacerse los chistosos, de esos weyes que caen mal nomas de verlos.

Al ratitito apenas, yo ya estaba a punto de mandarlo a la verga cuando, afortunadamente, se acerca otro personaje y le dice que le llamaban, así que no le quedo mas remedio que irse y dejarme en paz.

Mire con ojos de agradecimiento al hombre ya que me había sacado de un terrible momento amargo con el pinche viejo baboso ese.

  • Gracias – le dije mirándolo a los ojos.
  • No es nada, señora. Espero haber llegado a tiempo, ese tipo en verdad es una lata, espero no la haya incomodado.
  • En verdad llego usted a tiempo, estaba a punto de cometer una barbaridad – Si, me imagino.
  • Pero lo entiendo, es usted una mujer muy joven y muy hermosa, cualquiera haría lo imposible por estar cerca de usted – decía muy empalagoso el hombre, pero la verdad, se me hacia muy agradable, tanto, que no me contuve al responder.
  • En verdad? Usted ¿Qué haría? – le decía coqueta, casi descarada, pero no tanto, solo poquito je je.
  • Se me acerco un poco para decirme bajito al oído, en apenas un susurro pero que hizo que se me erizara todita la piel.
  • En este momento me la llevaría a usted al cuarto de servicio para quitarle esas tremendas ganas que tiene y que se notan a un kilómetro – me dijo con una voz tan sensual, tan cargada de tremendo erotismo, que yo ya no me aguante las ganas. Solo lo mire y me marche hacia el cuarto de servicio. El hombre me siguió.

Entre al cuarto y me senté sobre la mesa de planchado, y lentamente, mirándolo a los ojos, empecé a separar las piernas.

El hombre no dudo ni un segundo, me arranco las pantaletas y sin más, enterró su cara entre mi sexo y me lo empezó a lamer como desesperado.

Yo lance un gemido de placer, mezcla de deseo y lujuria contenida., le tome de la cabeza y le frote la cara entre mis piernas.

Al poco ya me tenia todita encuerada, me acariciaba y me besaba la panza maravillado, eso tienen un tremendo efecto en los hombres. Me coloco su enorme cabeza entre los labios de mi sexo, frotándome suavemente, y poniéndome a mil claro está.

Mientras se entretenía mamándome las tetas jugueteando con mis ahora ya muy enormes pezones, clara muestra de una mujer embarazada, eso me tenía loca de pasión.

Le enlace las caderas con mis piernas y lo empuje hacia a mi para que ya me la metiera. El hombre lo hizo poco a poco, yo gemía loca de caliente.

Finalmente la metió todita y entonces vino lo bueno, se empezó a mover rápidamente y al poco los dos ya nos estábamos viniendo a chorros casi al mismo tiempo.

El me la saco y yo le tomé la mano, y con una mirada suplicante le dije.

  • Quiero más, necesito más.
  • Entiendo, espera – el hombre se fue y al poco fueron entrando de uno en uno, más hombres para cogerme entre todos, haciéndome en ese momento la mujer más feliz del mundo.

Cuando ya habían pasado como unos 8 hombres, le toco el turno al Padre de la Parroquia de nuestra Colonia.

  • Hija has pecado – me decía recorriendo mi cuerpo con mirada lujuriosa y libidinosa, a leguas se notaba lo pervertido que era ese hombre.
  • Si Padre, lo sé, ayúdeme por favor ~le respondía yo siguiéndole su jueguito erótico para hacer mas cachonda aun la situación.
  • Por qué lo haces hija? ~ me decía totalmente excitado, pasando una mano sobre mi panza y mirándome con lujuria.
  • Perdón Padre, lo siento, no lo puedo evitar
  • Explícate hija
  • Es que soy muy caliente Padre
  • Ah sí?, porque dices eso hija
  • Me da pena decírselo, Padre, ¿qué va a pensar de mí?
  • No te preocupes, solo dilo
  • Es que me encanta la verga Padre, no lo puedo evitar – le decía al tiempo que me quedaba mirándole el bulto que ya difícilmente podía ocultar.
  • Entiendo, ¿cualquier verga hija?
  • No Padre, no cualquier verga, la suya Padre
  • Entiendo – decía al tiempo que se la sacaba y yo se la miraba asombrada del tremendo tamaño que se cargaba ese pervertido hombre de dios. Grande y gruesa, muy gruesa, enorme cabeza, pocas veces he visto algo así.

Sin querer se me hacia agua la boca y mi sexo palpitaba de gusto soltando jugos de lo super excitada que ya me tenía el pervertido ese.

Se subió junto a mi sobre la mesa y me la dio a chupar al tiempo que se las ingeniaba pasara sobar y besarme la panza.

A cada instante se le ponía más dura y más gorda, ya se notaba claramente como estaba de excitado.

Me ordeno ponerme en cuatro como una perra caliente, así que obedecí al instante. Me empezó a chupar el sexo y a beberse mis jugos que no paraban de escurrir.

Me empezó a ensalivar y a dedearme el culo, mientras me chupaba el clítoris de lo más rico ufff, yo gemía de excitación y me meneaba dándole a entender como me gustaba todo lo que me estaba haciendo.

Al poco, se acomodó detrás de mí y me la empezó a meter poco a poco por el culo. Yo gritaba y gemía y me estremecía de pasión, de lujuria y de placer. El pinche Padre si que sabia como complacer a una puta caliente como yo.

Se empezó a mover y poco a poco sentía como el culo se me iba abriendo dándole paso a la enorme verga del Padre. Se empezó a mover rápidamente para ayudarse a que entrara toda.

Yo chillaba de dolor, pero al mismo tiempo, eso me excitaba y me ponía loca.

  • Te duele? hija
  • Si Padre
  • Mucho?
  • Si Padre – respondía yo temblorosa y chillando de dolor.
  • Te la saco?
  • Nooooo, no Padre, siga siga

El buen hombre se compadeció de mi y de un jalón me la metió todita hasta los huevos, haciéndome lanzar tremendo grito de dolor. El Padre se empezó a mover rápido, de lo más rico, sentía como su enorme verga se hinchaba dentro de mi culo, yo poco a poco empecé a sentir más y más placer, entonces sí que me empecé a mover como verdadera puta.

  • Que bárbara hija, te la comiste todita, eso no lo hace cualquier puta – decía orgulloso el padre sin dejar de moverse, provocándome una calentura como pocas veces.
  • Me siento orgulloso de ti hija – decía el pervertido, al tiempo que me tomaba de las caderas y me la empujaba toda hasta el fondo del culo, sentía como me topaban sus enormes huevos contra mis nalgas, haciendo un sonido de lo más excitante y pervertido.

Poco nos duro el gusto, el suertudo Padre se vino tremendo llenándome todita de sus chorros de lecha caliente, haciéndome jadear y suspirar. Finalmente se salió de dentro de mi y se fue, dándole paso a otros 8 hombres que esperaban turno con las vergas de fuera ya.

Aquello en un instante se convirtió en una tremenda orgia impensable, los viejos me daban verga por todos lados, al tiempo que otros me la daban a mamar esperando poder metérmela.

La mayoría me besaba y me acariciaba la panza y las tetas poniéndome a mil.

Me ensartaron varias veces de a dos al mismo tiempo, y luego intercambiaban con los demás pervertidos.

Para terminar, me pusieron de rodillas y entonces se vinieron sobre mi llenándome todita la cara, la boca y las tetas de su leche caliente. Finalmente, me rodearon y entre todos me tiraron sus meados por toda la cara y el cuerpo.

Eso fue una verdadera delicia, que rico sentir sus chorros calientes de leche y luego sus meados calientes por todo el cuerpo. Realmente me sentí como una verdadera puta sumisa entregada a sus machos vergones.

Sobra decir que esas dichosas reuniones se repitieron durante algunos pocos meses más, haciéndome su puta los mendigos viejos pervertidos, ufff.

Continuara…

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