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Mi esposa y el negro viral, fue dificil asimilar la situacion

Mi matrimonio con Elsa no podría ser más feliz. Los diez años que llevamos casados han sido, sin duda, los mejores de mi vida.

Ultimamente me encuentro, en muchos momentos, rememorando nuestra historia: nuestro largo noviazgo de años, nuestra infancia juntos como los mejores amigos y vecinos, nuestra boda, los frecuentes viajes que hacemos, la presencia continua e inquebrantable del uno en el otro en los momentos duros…

La razón para el ataque furibundo de nostalgia se encuentra en el dilema que tengo desde hace una semana. Acabábamos de meternos en la cama, habíamos estado calentándonos durante toda la tarde.besándola en el cuello y tocando sus pechos, Elsa estaba tan caliente que echaba humo.No siempre, pero cuando llegamos a ese grado de calentura lo que nos gusta es el morbo, por eso le pregunté:

-Si no estuvieras conmigo, ¿qué es lo que te gustaría hacer ahora mismo?

Ella, con los ojos cerrados, gimiendo y en susurro, contestó:

-Un pollón…me gustaría ser penetrada por un pollón…no, dos…dos pollones taladrándome…

Hasta ese momento, por raro que parezca, nuestras charlas morbosas sólo habían orbitado alrededor de nosotros dos: fetichismos, juegos de rol, pequeños juegos de dominación….Por esa razón, por incluir algo ajeno a nosotros dos, me sorprendí.

Al quedarme callado, ella, que bien me conoce, abrió los ojos y, viendóme sorprendido, se asustó un poco:

-Cariño…-dijo ella.

-No, no. No pasa nada, es sólo que me ha sorprendido. ¿Esa fantasía la has tenido siempre?

-No, ni mucho menos. ¿sabes esa foto viral del negro…

-Si, ¿con un negro?

-No necesariamente. No tiene que ver con la raza, si no con el tamaño de la herramienta.

-Ah, ya- contesté sonriendo.

-Bueno, pues es una de esas cosas de las que te acuerdas de vez en cuando y te despierta la curiosidad. No esa, obviamente, que sería como morir a manos de Vlad Tepes, pero una dentro de los límites “razonables”, pues…

Me hizo gracia la comparación con el empalamiento y no pude evitar reirme a carcajadas.

-No es una fantasía que me provoque ansiedad, ni siquiera una muy presente. Sólo una idea con la que excitarse en momentos morbosos. ¿Sabes cuando hablamos de viajar a algún sitio que, en el fondo, sabemos que no vamos a ir por ser demasiado caro, o lejano o algo?- preguntó ella

-Pues algo así-continuó-.Una experiencia que te llama la atención como sería vivirla una vez, pero que no pasa nada por no vivirla.

Se acerco, me beso en la mejilla, y sin alejar los labios más de dos milimetros de mi cara, llegó a mis labios dándome un profundo beso en los labios.

-Así que no le des importancia cariño. Ya sabes que nos lo contamos todo y me satisfaces completamente. En todo. Si tuviera alguna necesidad sexual, sabes que te lo diría.

Y es cierto. Lo sabía.

-No me importa para nada haberme quedado sin vivirlo como precio por estar contigo. Es algo a lo que renuncio con gusto.

Nos besamos e hicimos el amor.

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“Renunciar”, esa es la palabra que despertó mi dilema. Siempre atentos de lo que necesita el otro para ser más feliz. el oirla usar esa palabra me hizo plantearme algunas cosas. No es que no existan pequeños sacrificios en el día a día en pareja, pero hay algo en oirlo verbalizado que le da un toque más “real”.

Mi confianza en Elsa es plena, y me consta que la de ella en mi, también. Nuestro amor es inquebrantable, así como nuestra fidelidad.

Y, pensando, me percaté de muy probablemente seguiría pensando así, sin importar qué, mientras mi confianza en su amor fuera total. Y en eso consiste todo, en el amor. Mi vínculo con Elsa es el amor. Nada más y nada menos. El sexo puede representarlo o no.

Dándole vueltas, no podía evitar llegar a la conclusión “¿Por qué debería renunciar a nada sólo por quererme?”

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Unos días después, y tras varios días sin sexo por cansancio por el trabajo, teníamos varios días libres por delante. Decidimos cenar formalmente, para crear buen clima para una noche de buen sexo. Ella, trabajando desde casa, llevaba varios días necesitándolo.

Hablamos sobre hacer algún plan para los días libres y, sin evitarlo ni querer hacerlo, Elsa siempre terminaba llevando la conversación hacia el sexo.

A mitad de la cena, le dije:

-Te voy a hacer un regalo.

-Cariño, nuestro aniversario es dentro de un mes. Sabes que no es necesario que me compres nada.

-Bueno, no es un regalo propiamente dicho. Es en realidad una promesa de regalo.Tardaré un mes, más o menos.

-Ahora me estás intrigando…

-¿Recuerdas el otro día en la cama? Lo del negro…

-No…-replicó ella con cara de asombro.

Levanté la mano para indicarle que me dejara hablar.

-He estado pensando. Ambos estamos demasiado enamorados de la idea de personas responsables. Ya hemos hablado de tener hijos ya. Lo hemos aplazado bastante y estamos de acuerdo en que estamos preparados. Sabes que cuando tengamos hijos hay muchas cosas que no nos vamos a permitir a nosotros mismos. Aunque lo sepamos, hay cosas que nos harán pensar “ésto no lo haría un padre perfecto”, y nosotros mismos nos cohibiremos. ¿Qué es una estupidez? Probablemente, pero es así como somos.

Elsa asintió con cierta resignación, reconociendo una parte profunda de ella misma.

-Así que he estado pensando. – continué – Lo he hecho excitado y sin excitar. Y prestando especial atención a lo último, me he dado cuenta de que, antes de tener hijos, pues deberíamos darnos algunos “caprichos” que no podremos darnos después. También me he dado cuenta de que, aunque lo pasaría un poco mal, podría soportarlo sin problemas, y que, incluso me alegraría bastante saber que has cumplido tu fantasía.

-Cariño, ya te dije que sólo era una fantasía sin importancia. No es necesario que…

Volví a alzar la mano para interrumpirla.

-No, sabes que la única razón para no hacerlo sería yo. Más concretamente hacerme daño. Y ya te he dicho que eso no sería un problema. Es sólo una vez y no tendrá ni la más mínima consecuencia al día siguiente ni nunca. Bueno, ninguna mala, quiero decir, que tú si te lo habrás pasado bien y acabado con tu curiosidad- afirmé sonriendo.

Elsa quedó en silencio, observándome cuidadosamente, como tratando de leer en mi rostro si estaba siendo totalmente sincero. A la vez no podía evitar empezar a morderse la comisura del labio, signo inequívoco de un estado de excitación enorme. La sonreía, y sus dudas parecieron acabar cuando hice un ligero asentimiento con la cabeza.

Elsa rompió el silencio:

-Entonces…¿qué te propones hacer exactamente? ¿Traer un stripper o algo así que se preste?

-No exactamente.

-¿Ir a algún club o algo?

-No, no. Me refiero a que, como sólo va a ser una vez, pues lo suyo es que te quites la curiosidad pero bien quitada. Con una, no, con cinco o seis.

Elsa abrió los ojos como en un shock.

-Vale, escucha mi escenario. Si te conozco tan bien como creo, probablemente acierte en casi todo.- dije.

-Te escucho.-replicó Elsa.

-Mi idea es contratar esos cinco o seis, con el requisito indispensable de tener una polla de proporciones más que considerables. Que vengan aquí, a nuestro chalé, que está suficientemente aislado. Como yo soy bastante celoso y lo pasaría bastante mal, lo mejor sería que me fuera a dar un laaaargo paseo de horas hasta que todo haya acabado. Para poder compartirlo contigo y como recuerdo para tí, que tengan un par de cámaras de video para grabar todo y que se las vayan pasando a los que no estén ocupados. Porque dudo que puedas tener ocupados a más de tres a la vez- dije riendo -. Que te sienten en una silla para empezar y, uno a uno, que te vayan haciendo un strip tease. Como en una despedida de soltera, sin poder tocar, pero sabiendo cuando les veas finalmente la polla, que cuando terminen todos, la vas a tener dentro- dije tratando de ser lo más morboso posible.

Elsa escuchaba con una cara entre la excitación y la estupefacción.

-Cuando hayan terminado de desnudarse,-seguí- que te levanten de la silla y te desnuden lentamente. Cuando esté completamente desnuda, menos las bragas, te pones de rodillas, se pondrían en corro alrededor tuyo y comenzarías a menearsela y chuparla a todos para levantarlas al máximo. Luego, te levantarías, elegirías al primero, que se acercaría, te bajaría las bragas y te tumbaría, no se, en la mesa o en el sofá o donde quieras de por aquí, porque me gustaría que nuestra cama y dormitorio siguiera siendo sólo para nosotros, y que te la vaya a meter, dándote la opción de con condón, que traerían ellos o a pelo…

-¿A pelo?- preguntó Elsa saliendo de su asombro momentaneamente

-Bueno, eso lo dejaría a tu elección pero yo no querría saberlo hasta después. Tu aún tomas la píldora. Ellos habrían pasado análisis y es tu experiencia. Lo suyo es que no te prives de nada que quieras, que para una vez que lo vas a hacer…

-De momento estás acertando en todo.

-Bueno, pues poco más hay. Luego ya a partir de ahí, a probar todas en solitario, a pares o como quieras y te pida el cuerpo. Eso si, que te echen un par de buenos polvos todos y, pasadas las tres horas o por ahí que dure todo, me mandas un mensaje y vuelvo. dejan las grabaciones aquí y se van. Tú realizada y yo ya tranquilo.

Elsa continuó con un silencio, que rompió con:

-No te puedes ni imaginar los polvos que te voy a echar esta noche. Te voy a dejar seco.

-Me alegro- respondí con una sonrisa-. Vamos a recoger la mesa y nos vamos a la cama.

Comenzamos a recoger la mesa yendo del salón a la cocina tres veces sin que Elsa pronunciara ni una sola palabra más.

Al terminar, aún en la cocina, miré el reloj y le pregunté en un tono jovial:

-Bueno, que no dices nada más. Que la que cumplirá su fantasía serás tú y yo el que lo pasará regular, y parece que yo tengo más entusiasmo que tú.

-Lo dudo, otra cosa es que lo muestre. Estoy un poco como en una nube.

Me acerqué y la besé en los labios. Pasé la mano por debajo de la falda, alcancé sus bragas y, apartándolas, pasé un dedo.

-Madre mía, Elsa, estás como un pato. Pocas veces te he visto tan empapada.

-Jajaja, bueno, la verdad es que creo es que es más por la narración de tu plan que por otra cosa. En un mes anda que no hay tiempo de que te arrepientas.

-Ya te he dicho que no te preocupes. Lo he pensado bastante, así que te darás el gusto seguro. Vamos, que se te ve que te lo hacías ahora mismo.

-Pues si.

-Pues mejor, porque en un cuarto de hora están aquí.

-¿Qué?-Dijo Elsa con los ojos como platos.

-Que en un cuarto de hora están aquí. Al menos esa es la hora que acordamos y les dije que fueran puntuales.

-No se…de verdad. Una cosa es el morbo y otra que vaya a convertirse en realidad ahora mismo.

-¿No tienes ganas? Estabas muy excitada hace tres segundos

-No se. A pesar de lo que has dicho, me da cierto miedo que algo cambie.

-No. Ya sabes que cuando soy categórico es porque es asi. No te preocupes, que no me hará daño. Tomatelo como un parentesis de horas que no cuenta entre nosotros. Lo que quiero es que te lo pases lo mejor posible sin tener en cuenta nada más que tu fantasía.

Elsa se quedó mirándome como una niña pequeña que pide autorización. Le puse las manos sobre los brazos, con una sonrisa para darle seguridad.

-No tengas dudas. En serio. Quiero que te lo pases lo mejor posible. Sin ningún tipo de sentimiento de culpa. Sólo una vez. Sin consecuencias. En serio.

Elsa cambió su semblante a una sonrisa y empezó a moverse nerviosa.

-Estoy muy nerviosa. No me puedo creer del todo ésto que está pasando…De verdad, que no me lo creo…pero en el buen sentido.

Levanté la mano para detener el habla atropellada y nerviosa que tenía.

-Bueno, como parece que acerté en el escenario, jugándomela un poco, ese es el que seguirán. Es el que les propuse punto por punto. Recuerda que tu comunicación conmigo son las cámaras. Puse un micro en el salón al que puedo acceder con el movil, pero no creo que pueda escucharlo más que unos segundos dos o tres veces. Así que, cuando vayais a empezar en serio, mándame un mensaje para saber que todo va bien, que, aunque he tratado de ser lo más seguro posible, no dejan de ser unos desconocidos. además, creo que me lo hará más fácil. Saber que ya la tienes dentro me quitará la tentación de volver y liarme a hostias con todos- dije riendo.

-¿Estás seguro de esto?

-Totalmente. Ten total seguridad. Es sólo un juego. Cuando hayas terminado, mándame también el mensaje para volver. Bueno…Llegarán en seguida, luego unos quince o veinte minutos de strip tease…¿qué se siente al saber que como mucho en media hora vas a estar siendo taladrada por pollones.

-Uffff…lo dices así y tengo una cascada en el coño.

Sonó el timbre. Elsa soltó un gritito nervioso. Voy a abrir la puerta y cogo un sobre que dejé en la salita. Al abrir saludo a los cinco chicos que elegí y les doy el sobre.

-Hola. Aquí está la mitad. Mañana por la mañana os hago la transferencia bancaria por el resto de lo acordado.

-Muy bien.

Los chicos pasaron. Eran dos chicos de raza negra, uno de raza árabe y un cubano y otro que parecía ser español. Caucásico, en todo caso.

Pasaron al salón donde estaba mi mujer con las palmas de las manos tapando su boca, pero se leía en sus ojos una sonrisa de oreja a oreja.

-Bueno, chicos, esta es Elsa, mi mujer. Tratadla bien, ¿eh?

-Si. No se preocupe. Aunque no lo crea, somos profesionales de esto. Ya hemos hecho alguna cosa parecida varias veces – contestó uno de ellos.

-Bueno, me alegra oir eso. Mi mujer está de acuerdo con todo lo que os dije. Así que ya sabeis que hacer. Yo me voy y ya os dejo a lo vuestro. Pasadlo bien- dije con una sonrisa que delataba algo de nerviosismo.

Me acerqué a mi mujer, que me acercó la boca para darme un pequeño beso en los labios.

-Pasatelo muy, MUY bien, cielo. Te quiero- le susurré al oido para tranquilizarla.

Me dirigí a la puerta sin perder el contacto visual con mi mujer durante buena parte del pequeño trayecto hasta que la vi a ella lanzándome un último beso soplando sobre su palma abierta. Sonreí y salí por la puerta. Resoplé un poco, con cierta sensación de mareo, pero decidido y me dirigí a pasear cerca de la playa. El tiempo pasaba tan lentamente que me dí cuenta de que había mirado el reloj seis veces en apenas tres minutos. Tenía la tentación de conectarme al micrófono, pero a la vez algo parecido al miedo. Me contuve.

Estaba a lo que serían unos diez minutos de casa, vi un bar y me senté en la terraza. Pedí una cerveza y empecé a tranquilizarme un poco. Me quedé mirando el móvil luchando entre conectarme al micro o no. Introduje los cascos en el jack, mientras le daba un par de sorbos a la cerveza. Había un partido de futbol en la tele que habían puesto en la terraza, que me serviría para pasar el rato.

Cuando iba a abrir la aplicación para conectarme al micrófono, sonó la notificaciñon de la llegada de un mensaje. Me dió un vuelco el corazón. El mensaje rezaba “Todo ok. Gracias, cariño. Te quiero mucho”. Ya estaba, o la tenía dentro o estaba a punto de tenerla, en cualquier caso, no me daba tiempo a volver. Ya sabía que iba a pasar estos nervios y que luego se me pasarían, que nada importaría al día siguiente. Pero saberlo, no lo evita. El cerebro es un órgano curioso…y bastante esquizofrénico. Es capaz de mantener unos argumentos por el lado emocional, otros por el sexual y otros por el racional como si fueran tres cerebros distintos. Curiosamente, el hecho de la inevitabilidad de la consumación, me tranquilizó bastante, como había supuesto.

Esperé unos diez o quince minutos más antes de sucumbir a la tentación de conectarme al micro que había puesto en el salón. Una de las indicaciones que les hice a los chicos es que la hicieran hablar todo el rato, porque así estaría menos nerviosa, y que todo fuera lo más morboso y jueguetón posible. Crear el clima de un juego divertido sin mayor importancia. La única condición fue que en ningún momento se dirigieran hacia mi o ella en términos despectivos ni la incitaran a ella a que lo hiciera. Por lo demás, que la incitaran a decir guarradas y a pedir lo que quería.

Me puse los cascos y escuché:

-Ufff…dime, ¿te gusta mi polla?

-Ah….ah…pollón más bien…me encanta…-se le oía decir entre gemidos a Elsa.

-¿La quieres más dentro?

-Si…si…hasta el fondo por favor.

Me quité los cascos y apagué la app.Tenía un poco el corazón en la garganta, pero me gustó no oir nada que contradijera mis instrucciones. Ya seguro que no había nada que evitar. Estaba siendo taladrada a placer.Me pregunté cual de los chicos sería. El árabe es el que tenía la herramienta más grande que había visto nunca.

Terminó el partido en la tele. Ya habían pasado algo más de dos horas, y no se si es que se me habían pasado los nervios o que me había acostumbrado a ellos, pero me encontraba bien. Pagué, me levanté y anduve un rato más, acercándome a casa, hasta verla de lejos. Me senté en la playa. Y, mirando el mar, cuando sonó la notificación de mensaje, me di cuenta que casi una hora había pasado en un suspiro.

Miré el móvil. “Gracias, cariño. Ya está. Puedes volver. Ha sido genial. Espero que no lo hayas pasado muy mal. Te compensaré a lo grande :-). Pero en un par de días que ahora no puedo ni andar”. Sonreí, me gustó que tuviera en mente como lo había pasado, aunque era evidente que había disfrutado mucho.

Me levanté y me dirigí a casa tras ver que los chicos salían. Nos cruzamos.

-¿Qué tal?

-Muy bien. Le costó un poquito al principio, pero se ha soltado bastante. Yo creo que se ha quedado bastante satisfecha-dijo uno de ellos.

-Perfecto, entonces. A primera hora de la mañana os hago un ingreso por el resto del dinero.

-Le hemos dejado las tarjetas SD con las grabaciones en la mesa del salón. Ella ha dicho que era sólo un capricho de una vez, pero si cambia de idea, ya sabe, cuente con nosotros.

-Os ha gustado también a vosotros, ¿eh?

-Si, es que algunas veces con estas cosas, se suelen pasar de guarras, o salen con rollos bastante raros, que te echan un poco para atrás. Pero su mujer es muy simpática y divertida. Sin malos rollos.

-Vale, vale, lo tendré en cuenta-dije con una media sonrisa y dando a entender que la conversación había terminado.

-Adios, entonces, y si cambia de idea, insisto, ya sabe…-dijo otro haciendo el gesto de llamar por teléfono.

-Si, entendido. Contad con ello si se da la situación- dije alejándome un poco incómodo.

Abrí la puerta.

-¿Elsa?

-Estoy en la cama

Me acerqué al dormitorio y estaba desnuda con una enorme sonrisa y cara de sueño.

-Hola, cielo. Me acabo de duchar. Lo siento, pero me temo que me voy a quedar dormida en un instante. No te importa, ¿verdad?

-No, cielo. Esta era tu noche. Mucho has aguantado hasta que llegara.

Siempre me sorprendió como Elsa rompía el tópico. Durante el sexo es muy actica, pero en cuanto acaba, cae dormida casi al momento. A veces, apenas un par de minutos después, y en medio de una frase, me doy la vuelta y ya está dormida. Supongo que eso es lo que el comisario Gordon debe sentir con Batman. Bueno, si Batman tuviera tetas, follaran y Batman se durmiera en lugar de irse. Por lo demás. lo mismo.

Me acosté junto a ella, abrazándola desde la espalda, giró la cabeza para darme un beso. Susurró:

-Te quiero más que a nada- se dió la vuelta y se quedó dormida.

La solté y me quedé boca arriba varios minutos mirando al techo. La verdad es que en ese momento ya no tenía nervios, ni ira, ni nada más que excitación. Sabía lo que quería hacer, pero, por otro lado, no estaba seguro por lo que me encontraría. Si todo había ido según lo planeado, no habría problema, pero si en el calor del momento había dicho cosas que no me gustaran, probablemente me haría daño.

Finalmente me decidí. Me levanté, fui al salón, cogí las tarjetas y me fui a la habitación en la que tenemos el ordenador. Como la acción era la misma, aunque con dos puntos de vista distintos, elegí una al azar y lo intruje en el lector de tarjetas.

Todavía dudando, comencé a reproducir el video. Comenzaba cuando debían haber pasado apenas un par de minutos de haberme ido, si no inmediatamente, ya que se estaban presentando con dos besos.

Ellos estaban bastante relajados y le preguntaban y elogiaban la decoración. Ella sonreía y reaccionaba tarde a las preguntas mientras miraba absorta a los chicos. Finalmente uno de los de raza negra, dijo:

-Ya hechas las presentaciones formales, vamos con las íntimas.

Cogió una silla, la colocó detrás de mi esposa y la instó a sentarse y pusieron música en un móvil. Ese chico de raza negra comenzó a moverse mientras los dos restantes sin cámaras daban palmas y bailaban en el sitio. mi mujer trataba de contener la enorme sonrisa por el nerviosismo. Al chico que llevaba la cámara se le oyó decir en tono divertido:

-Pero aplauda también usted. Vamos, señora.

Mi mujer miró a la cámara y luego al chico que bailaba delante de ella y empezó a dar palmas rítmicas. El chico iba desnudándose y moviendo las caderas, acercando cada vez más la entrepierna a la cara de mi esposa, para volver a retroceder y empezar el ritual de quitarse otra prenda. La mayor parte de lo que se oía, además de la música eran gritos de animo y silbidos de ánimo. Trás unos minutos, el chico negro ya estaba desnudo y penduleaba su pene a escasos centimetros de la cara de mi mujer. Mi mujer levantó las manos para ir a tocar, pero el chico se las sujeto y negó con la cabeza, bajádoselas.

Aceleré el video para pasar rápido toda esa parte,volviendo a velocidad normal cuando ya estaban todos desnudos y levantaron a mi mujer, que estaba con los dedos entrelazados moviendolos nerviosa. Los tres chicos sin cámara, uno de ellos el árabe que había pasado la cámara al chico español, separaron sus manos y la hicieron levantar los brazos y comenzaron a tocarla muy suavemente mientras la hacían girar muy despacio sobre si misma, no dejaban rincón sin tocar sobre la ropa. Uno empezó a desabotonarle la blusa mientras los otros dos suavemente la deslizaban sobre sus hombros. A continuación siguieron con la falda. Lo hacían todo con mucha delicadeza. Continuaron con el sujetador, dejándole sólo las braguitas. La indicaron que se pusiera de rodillas.El punto de vista de la camara se acercó a Elsa, puesto que los cinco se pusieron alrededor de ella, y giró hacia abajo, de tal modo que se veían las cinco pollas y la cabeza de mi mujer. Al principio de espaldas, ya que empezó a pajear la polla de uno de los chicos negros, que estaba enfrente del que tenía la cámara. después de unos minutos, se giraba un poco y continuaba con la siguiente. Cuando llegó al chico de la cámara cuya grabación estaba viendo, Elsa sólo miraba a la polla y empezó a moverla de atrás hacia delantedando un ligero giro de muñeca. El chico de la cámara le dijo:

-Mire a la cámara, por favor.

Mi mujer elevó la vista y sonrió tratando de mantener la vista en ella sin mucho éxito, ya que no podía evitar esquivar la mirada de vez en cuando. La conozco demasiado para no saber lo que sentía en ese momento, con demasiada autoconsciencia. El chico de la cámara dijo:

-Con la boca también puede. De hecho, debe.

Mi mujer dudó un poco, pero finalmente sujetó la polla firmemente, con la vista fija, sacó tentativamente la lengua y, en un movimiento rápido, la pso por la punta del capullo. Miró hacia la cámara, aunque probablemente fuera a la cara del chico que la llevaba, sonrió con satisfacción como si le gustara lo que veía y repitió varias veces la misma acción con menor intervalo cada vez. Abrió la boca, y con los ojos cerrados se introdujo la punta rapidamente en la boca. El chico repitió:

-Mire fijamente a la cámara.

Mi mujer elevó la mirada mientras chupaba realizando un giro de cuello. El chico dijo:

-Pero no hace falta que sea de una una.

Dos chicos se desplazaron para acercarse más y quedar los tres muy cerca de mi mujer. No se si era lo que pretendía, pero al quitarle la iniciativa a mi mujer, dándole indicaciones, se iba soltando y perdiendo pudor. Elsa agarró las otras dos pollas que tenía cerca y, pajeándolas a la vez trató de introducir la punta por las comisuras de los lábios en el poco espacio que le restaba de la que chupaba por el frente, la del chico de la cámara.

-Muy, muy bien. Eso es.

Decía el chico con el tono de un director de cine mientras Elsa mantenía la mirada fija en el objetivo.

-Ahora haga como si se tomara un selfie.

Mi mujer rió y con dos pollas en la boca guiño un ojo, haviendo el signo de la “V” con los dedos mientras asomaba la lengua por un lado de la boca.

Mi mujer estaba ya relajada, a juzgar por sus acciones. Las pollas se veían enormes desde ese ángulo, y ver a mi mujer mirando fijamente de ese modo, casi daba la sensación, de que me la estaba mamando a mí en ese instante. Me tuve que acomodar la polla en el pantalón.

Trás unos minutos y con los chicos totalmente erectos, Elsa se giró sobre si misma para continuar con los restantes. Se la veía con la cabeza ligeramente hacia arriba mirando a la otra cámara.

Volvía acelerar viendo a mi mujer dando dos o tres vueltas más. Volví a la velocidad normal cuando ví que la cogían por el brazo para ayudarla a levantarse.

De nuevo, el chico que llevaba la cámara, preguntó:

-Bueno, ya llega lo gordo. ¿Quién empieza?

Elsa señaló al cubano. Si bien no era tenía la más grande, era probablemente la de más grosor. La camará giró hacia el suelo y se oyó decir a su portador:

-Vale, y esto va para todos. El que se la esté follando coge una cámara y apunta a su cara mientras se la folla, bajando al coño alguna vez, pero casi siempre a la cara de ella, que lo que más les suele gustar luego son las expresiones. El que lleve la otra cámara que se ponga en un sitio en el que se vea todo lo que está pasando. Si se tiene que acercar, para no tener que estar pasando las cámaras todo el rato, que apunte sobre todo al coño y la penetración, para que se vea todo al juntar las dos tomas- estaba ya bastante claro que el español es el que coordinaba a los demás.

Lo que me sorprendió un poco fue el tono, era más propio de un capataz en una obra que de alguién realizando algo sexual. Siempre he pensado que da igual a que te dediques, podrías ser asesino a sueldo, político corrupto o cualquier barbaridad, que tarde o temprano terminas normalizando tus actos y pierden importancia y las connotaciones que tienen para el resto del mundo. Casi sentí que era una pequeña confirmación a mi teoría.

Se vieron unos pies que se acercaron al portador de la cámara.

-No, no. Primero te grabo quitándole las bragas y luego te la paso.

Se alejaron los pies desnudos y se levantó la visión de la cámara para enfocarse en mi mujer. El cubano se acercó y colocando sus manos en las caderas de Elsa, fue bajando lentamente las bragas. Elsa levantó un pie y luego otro para quitárselas del todo y en el salón estalló un grito conjunto de alegría y aplausos. Mi mujer se pasó el pelo detrás de la oreja con una sonrisa en sus labios y un más que evidente rubor en sus mejillas.

Se oyó al español decir:

-Tu marido nos pidió que te dieramos a elegir.

Elsa pareció a dudar un poco. Contestó:

-A pelo, a tomar por culo. La experiencia completa.

-Buena elección- dijo el chico español

-¿Te puedo follar en ese mueble?-preguntó el cubano mirando a Elsa

-¿El de la pared?

-Si, es alto y así no tengo que flexionar las piernas. Es más comodo. Mejor moverlo un poco para que haya espacio por los dos lados.

-Vale-rió mi mujer.

Se acercaron tres de los chicos y mi mujer, retirando las figuras y las fotos que había sobre el pequeño armario. Y luego, agarrando cada uno de un lado, lo movieron lo suficiente lejos de la pared como para que cupiera comodamente una persona entre la pared y el mueble.

El cubano indicó a mi mujer que se desplazara sujetándola por lo hombros.

-Y ahora tumbate encima- indicó el cubano a Elsa con esa “t” “chiclosa” tan propia del habla cubana.

Mi esposa se tumbó cuidadosamente sobre la improvisada cama en que se había convertido el armario. La cámara apuntó al suelo, cambiando de manos. Cuando se alzó, estaba centrada en el coño de Elsa, con un capullo deslizandose arriba y abajo a lo largo de sus labios vaginales.

-Ah,si-dijo Elsa-pasadme el móvil que está en la mesa. Y tú espera, ¿eh?- dijo dirigiendose al cubano.

Dieron el móvil a mi mujer, la cámara volvió al coño, con el capullo aún dando repasos.

-Ya está- se oyó a Elsa mientras la cámara volvía a enfocar la cara.

-Ya está, ¿qué?-contestó el cubano

-Pues eso…que ya puedes…Eso…

-¿Poder qué?

El español, al ver a mi mujer un poco perdida, y para meterla más en la situación, dijo:

-Su marido nos dijo que sólo podemos hacer lo que pida.

-Pero, ¡si lo estoy pidiendo!

-No, no. Tiene que pedirlo literal.

Me resultó evidente que el chico sabía lo que hacía. Cuando estaba más nerviosa, le quitó la iniciativa, ahora que estaba más caliente que un reactor nuclear y más confiada, se la devolvía.

La cámara, que seguía enfocando la cara de mi mujer, mostró su expresión al comprender lo que le decían. Girando su cabeza al frente, en dirección al cubano, y dijo:

-Quiero que me la metas

-Meterte, ¿que?

-Esa polla enorme que tienes

-¿Dónde?

-En mi coño

-¿Este coñito tan bonito?

-Si, este coñito que es vuestro por esta noche.

La expresión de mi mujer cambió, como haciendo un esfuerzo. Sostuvo esa expresión durante varios segundo, mirando más abajo de la cámara, dirección a su coño. Expulsó un bufido y lanzó su cabeza hacia atrás. La cámara bajó, para mostrar que había empezado a entrar, para volver casi inmediatamente a la cara de mi mujer, que volvía a tener la cabeza ligeramente levantada, pero esta vez mirando directamente a la camara.

-Eso es, despacio, ve metiéndola despacio…joder, que bueno…eso, poquito a poquito…que gorda…ufff

-Que coñito tan rico, señora

-Llamame Elsa, que me hace sentir vieja

-Que coñito tan rico, señora Elsa

Elsa sonrió como resignada y negando ligeramente con la cabeza

-Bueno, da igual, tú sigue…poquito a poquito…poquito a poquito…ufff.¿falta mucho? Estoy llenísima.

-Sólo un poquito…yyyy….ya.

-Ufff…vale…espera un poquito…espera un poquito…arde un poco…ufff…espera un poquito-gemía Elsa como si estuviera de parto.

Viendo a Elsa asi, y como si fuera mi punto de vista, ya no pude evitar bajarme los pantalones y sacarme la polla. Estaba cachondísimo.

-Vale, dame un empellón y empieza a follarme.

-¿Un qué?

-Que la saques un poquito, hasta la mitad o así, la vuelvas a meter de golpe de un empujón y empieza a follarme.

La cámara volvió hacia abajo para mostrar como salía. Estaba llena de rastros de los flujos de Elsa. Siempre ha sido muy humeda, pero eso era mucho incluso para ella. Volvió a su cara para mostrar su expresión, propia de alguien que se prepara para un impacto. Sopló entre dientes y hubo un temblor en la cámara, signo inequívoco de la había vuelto a meter.

-Dale ahí, mulato. Vaya pollón que gastas…dale ahí…despacio…

-Ufff…dime, ¿te gusta mi polla?

-Ah….ah…pollón más bien…me encanta…-se le oía decir entre gemidos a Elsa.

-¿La quieres más dentro?

-Si…si…hasta el fondo por favor.

Se oyó al chico español de fondo:

-Mire a la cámara. Dígale algo a su marido, que le ha regalado esto.

-Cariño- dijo Elsa mirando a la cámara- te quiero mucho. Que gusto me has dado…ufff, no te arrepientas nunca de haberme dado este gusto…que gusto…que gusto…-bajó la mirada a su coño y luego, de nuevo a la cámara, aunque dirigiendose al cubano- dale, dale ahí, que me corro…¡No!, ¿qué haces? ¡No pares!

-No se, señora Elsa, quiero acabar dentro.

-¿Dentro?

-Si, señora Elsa, si no, salgo y que venga otro.

-No, sigue tú

-Pero me corro dentro

-¡Que si!, pesado, pero dale.

-¿Que si, ¿qué?

-¡Que te corras dentro! Echame toda tu leche dentro.

El cubano empezó amoverse como indicaba el ligero movimiento de la cámara. Elsa, mirando muy fijamente a la cámara, dijo resoplando, y esta vez dirigiendose a mi:

-Cariño, espero que no te importe. Te quiero mucho.

La verdad es que yo mismo les había dicho que, si quería ir a pelo, que la incitaran a dejarles correrse dentro. Si yo hubiera estado allí, el gesto que hubiera puesto, seguramente la hubiera cohibido. Y, aunque quisiera, probablemente no lo pediría si no la incitaban un poco. El caso es que yo empecé a acelerar mi paja, fruto de la excitación. En la pantalla se veía a otro de los chicos que acercó la polla a la boca de Elsa, que giró la cabeza y empezó a mamarla. la soltó un momento, para decir, en dirección a la cámara:

-Dale, dale ahí, mulato, que me corro- y volvió a meterse la polla en la boca.

Uno de los chicos negros, el más bajo de los dos, se puso al otro lado, entre la pared y el mueble. Elsa se percató y empezó a alternar entre las dos pollas que tenía para chupar. Sus gemidos eran cada vez más continuos, se mantuvo durante esos minutos chupando sólo la polla del chico negro, hasta que cerró con fuerza los ojos, chupando con fuerza la polla, indicando que se estaba corriendo. El culo del chico negro se contrajo en un espasmo. Elsa, recuperando la consciencia, abrió los ojos, abrío la boca en una amplia sonrisa, vislumbrándose semen en el interior de la boca, mirando hacia donde debia estar la cara del chico negro y pasando rapidamente la lengua por debajo de su glande. Se apartó, soltando su polla, y sin dejar de mirar al mismo lugar, dijo:

-Ha sido mucha mamada para ti, ¿eh?

-Lo siento, señora, se me ha escapado.

-Nada, hombre, no te preocupes. Eso si, recuperate, que luego quiero que también me la metas.

-Si, señora- se oyó en un tono un poco triste.

En ese momento no pude evitar acelerar brutalmente el ritmo de mi paja y correrme salvajemente. Paré un momento el video mientras me recomponía con una cierta sensación de culpabilidad. La polla no se me bajaba, y empecé a masajearla otra vez. Continué viendo el video.

Elsa giró la cabeza hacia la cámara.

-Y tú, ¿qué?. ¿Te has corrido?

-No, señora Elsa.

La cámara bajo para mostrar que había dejado de bombear y estaba completamente quieto.Volvía hacia la cara de Elsa a la par que decía:

-Pues dale, hombre. Que vaya orgasmo me has dado. Brutal

-Pero, ¿me corro dentro?

-Pues claro. Lo prometido es deuda

Elsa se incorporó ligeramente, apoyandose sobre sus codos y mirando la penetración. La cámara comenzó a agitarse suavemente, indicando que el cubano había empezado a percutir con velocidad creciente. Elsa mantenía la vista fija en su zona pélvica, pero levantaba a veces la mirada a la cámara, para sonreir y levantar una ceja, arqueándola, o hacer un gesto de aprobación o curiosidad moviendo ligeramente la cabeza. La cámara comenzó a moverse más rapidamente. En el vaiven se mostraban la mano libre del cubano en la cadera de Elsa, con la tensión de la carne mostrando que agarraba fuertemente para empujar hacia él.

-Vas con ganas…vas con ganas- dijo Elsa con una sonrisa.

Se oyó un gruñido muy cercano a la cámara, a la vez que se detenía el vaivén repentinamente. Elsa decía en un tono casi maternal:

-Eso es. Vaciate. Echa todo lo que había en esos huevos. Muy bien…¿qué tal?

-Genial, señora Elsa- contestó el cubano seguido de un resoplido.

-Perfecto, pues sacala ya y echate para atrás- contestó Elsa. Giró su cabeza y gritó- ¡Siguienteeee!

Se oyó una carcajada generalizada de los chicos. Se oyó una voz profunda, que sin duda provenía del chico negro más alto:

-Yo. En sofá.

-Vale-dijo Elsa levantándose.

La cámara continuaba enfocándola pero desde más lejos. Se veía la corrida chorrear un poco por sus piernas. Se acercó al sofá y diriguiendose al chico negro, que parecía enorme a su lado, preguntó:

-¿Qué hago? ¿Me tumbo?

El chico de color negó a la vez con la cabeza y las manos, contestando:

-No,no. Yo sentar y tu sientas encima- era obvio que tenía problemas con el idioma, por lo que reforzaba lo que decía con gestos con las manos, para asegurarse de ser entendido.

-Trae la cámara- se oyó decir al español.

La cámara enfocó al suelo, pasando de manos. El chico español continuó:

-Con esa postura es muy dificil coger la cámara, así que la llevo yo, me pongo detrás del sofá para tomar su cara, y el que tenga la otra que enfoque desde un lado.

La cámara volvió a enfocar al sofá, en el que el chico negro más alto ya estaba sentado y Elsa empezó a abrir las piernas para sentarse encima, de cara a él. La cámara empezó a moverse para colocarse detrás del sofá y enfocar la cara de Elsa y el cogote del chico. Elsa, mirando hacia abajo con una sonrisa dijo:

-¡Allá vamos!

E inició un lento descenso con ocasionales gestos de dolor, que interrumpió para exclamar:

-¡Hostias! Si es hasta más grande que la otra- y buscó con la mirada de los demás, girando la cabeza de un lado a otro, de los que se oía alguna risa.

Continuó su descenso hasta que se detuvo. Volviendo a dirigir su mirada hacia abajo, dijo:

-¿Sabes que es la primera polla negra que me meten?

-Tú gustar-contestó

Elsa empezó a moverse lentamente. El chico abrazó a Elsa, empujándole hacia él y enterrando su cabeza entre sus tetas. Elsa elevó la cabeza y empezó a mirar a la cámara, sonriendo y haciendo gestos continuos , algunos cómicos, mientras subía y bajaba. Era muy erótico verla así, pero, de alguna extraña manera, poco lascivo. Era como una niña jugando.

Aceleré el video, y el lento movimiento se convirtió en uno rápido, con los gestos de Elsa todavía más divertidos. La cámara se movió violentamente, acercándose a mi mujer. Volvía la velocidad normal, justo para oir al chico español, que llevaba la cámara, decir:

-Chupamela Elsa. Chupame la polla- era el primer momento en el que se le oía dejar el tono seguro, sonando con cierta desesperación.

Elsa trató de bajar la cabeza sin detener el vaivén de arriba a abajo, que probablemente llevaba el chico negro sosteniendola en sus brazos, que había abandonado su abrazo. Comicamente, Elsa trataba de alcanzar la polla, para decir entre risas:

-¡Que no llego!

La cámara se balanceó hacia arriba. Probablemente el chico se puso de puntillas, permitiendo a Elsa llegar a chuparle la punta. Sólo aguantó un par de minutos antes de volver a bajar. Se oyó al chico español decir:

-Nada, así no se puede. Pues luego.

-Eso, luego te resarces- contestó Elsa.

Mi mujer, apoyando las manos en el respaldo del sofá y comenzó a acelerar el ascenso y el descenso hasta convertirlo en frenético. Se comenzó a oir el gruñido grave del hombre negro hasta que se quedaron inmoviles de repente.

-¡Hostias! La siento adentrísimo. La estoy sintiendo echarla. ¡Casi parece que me va salir por la boca!- dijo Elsa dirgiendose a la cámara. Unos segundos despues, continuó- ¡Pero para ya!¿Qué tienes ahi? ¿Una fuente?- siguiendo con una carcajada- ¡Voy a poner bonito el sofá al levantarme! Me va a costar limpiarlo…pero, bueno, merece la pena- añadió guiñando un ojo a la cámara-¡Siguienteeee!

-A mi me gusta de pie, por detrás- se oyó decir al árabe.

-No, por el culo, no- dijo Elsa.

-Vale, pero apoyada en una silla y por el coño.

Elsa se levantó, echando un gruñido como el de los mayores cuando se echan una mano a los riñones.

Aceleré de nuevo la velocidad del video. Se veía como en las peliculas de cine mudo. El arabé señaló la silla, se veía a Elsa hablar, tras un intercambio de palabras, apoyó las manos en el respaldo de la silla, arqueándose y ofreciendo su culo y coño. El árabe se colocó detrás y se la introdujo, comenzando a moverse rápido desde el principio, incluso teniendo en cuenta la velocidad del video. La cámara se desplazó de nuevo para enfocarse en la cara de Elsa, con el árabe visible al fondo moviendo furiosamente la cadera. Mi mujer continuó con lo que estuvo haciendo con el chico negro más alto, haciendo caras y reaccionando a las embestidas con gestos. Ocasionalmente giraba la cabeza para decirle algo. En lo que en tiempo real debieron ser unos quince minutos, y apenas cuatro a la velocidad del video, cuatro empellones cada vez más espaciados dieron por concluido ese polvo.

Se veía a Elsa incorporarse mientras el árabe se retiraba e intercambiar conversación con todos, tras unos segundos hablando a la cámara, o a quien la sujetaba, señaló el sofa como pidiendo confirmación, debió recibirlo porque afirmó y se dirigió al sofá. La cámara apuntó al suelo y cambió de manos, se levantó y se vió al chico español acercándose a Elsa, que estaba semisentada sobre el repaldo del sofá. Rapidamente, el chico se acercó, la introdujo rapidamente y comenzó a moverse. En seguida la levantó en vilo y se la follaba de pie, subiendo y bajando a Elsa, sosteniéndola por el culo, con una mano abierta en cada nalga, Y con las piernas de Elsa rodeando su cintura.

Mi excitación era máxima de nuevo, aunque en esta ocasión no era debida a que la cámara coincidiera con el follador, ya que el plano era lejano y era la otra cámara la que iba buscando su cara y expresiones. Volví a la velocidad normal para terminar mi paja. El chico decía:

-Ufff…Elsa…que buen coño.

-¿Te gusta?…ah, ah…sigue metiendola hasta la campanilla…ah,ah.

El chico se desplazó al brazo del sofá, tumbandola y dejando su entrepierna en alto, con ayuda de dicho brazo.

Elsa empezó a gemir:

-Tio,tio,tio…que me vas a hacer correr…ufff

-Solo si también me dejas correrme dentro- jadeo el chico

-Lo que quieras, lo que quieras…-contestó con una risa entrecortada por jadeos- lo que faltaba…si les he dejado a todos…pero no pares,no pares- pasando a un semblante serio

El chico puso sus manos en la caderas de Elsa, y empezó a bufar y empujar y a tirar de Elsa violentamente.

-Siiiii, vamoooooooos, ¡correteeeee!- dijo el chico expulsando el aire entre dientes y follándola con una velocidad frenética.

-Si, ya voyyyyyy, sigue asíiii, sigueeeeee…

-Pidemelo, ¡pidemelooooo!

-¡Hazme correr con tu polla!. ¡Hazmeeee correeeeer!

-¿Quieres mi polla?. ¡Dimeeeee!

-¡Quiero tu pollaaaaa! ¡Quiero tu pollaaaaaaaaaaaa!…ah…ufffff…¡quemecorroquemecorroquemecorro! ¡Me corroooooooooooo! ¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhh!- y Elsa se empezó a convulsionar. Sus ojos se pusieron en blanco mientras sus músculos se movían sin control.

El chico continuó follando, pero mucho más lento, para exprimir el orgasmo de Elsa al máximo, hasta que ella se quedó inmovil. El chico se salió para dejarla descansar un momento.

-¡Qué polvo, tio!¡Qué polvazo!- Dijo elsa llevandose la mano a la frente y pasándola luego por el pelo.

Tras un par de minutos en el que se escuchaba a Elsa recuperar la respiración. Finalmente, y dirigiendose al chico que le acababa de propinar tan tremenda follada, dijo:

-Bueno, ¿qué? Te tendrás que vaciar, ¿no?

-Claro- contestó el chico.

En un movimiento brusco apoyó medio cuerpo en el sofa, sobre su brazo izquierdo, levantó hacia el techo una pierna de Elsa, que se desplazó imitando la postura del chico, que comenzó la penetración a buen ritmo.

Elsa, diriguiendose a la cámara que se fijaba en su cara en ese momento, que no era la que estaba viendo, dijo:

-Cariño, tenemos que probar todas estas cosas, ¿eh?- en un mensaje que iba dirigido a mi.

El chico comenzó a acelerar todo lo que le permitía la postura.

-Elsa, me voy a correr en tu coño.

-Dale, echamelo todo

-Te voy a empapar por dentro…ufff… que coño…

Bruscamente la sacó y se sentó en el sofá, y, practicamente levantando a Elsa en vilo, la colocó en posición de sentarse sobre su polla. Mirándola, dijo muy inténsamente:

-Vamos, sacamela. Hazme correr como yo te he hecho correr antes

Elsa comenzó a descender sobre su polla, mirándole a los ojos y con una gran sonrisa. Comenzó un movimiento no demasiado rápido, pero girando las caderas.

-¿Así?-preguntó Elsa

-Sí, así…ufff…-respondió el chico inclinando la cabeza hacia atrás mirando al techo- Dejame chuparte las tetas- reincorporando la cabeza, paraempezar a chupar un pezón- Dios…¡qué pezones! ¡Qué pezones!

-¿Le gustan al niño mis tetas? ¿Quieres que te dé de mamar?

-Si,eso, ¡eso!…hablame como si fuera tu hijo…¡vamos!

Elsa soltó una ligera carcajada, pero le siguió la corriente:

-¿Está mi niño cachondo? ¿Necesita echar la leche? Dásela a mamá, vamos, ¿no se la quieres dar?

-Uffff…si, si que quiero…

-Vamos, vamos, dale la leche a mamá en el coñito

Elsa comenzó a acelerar su movimiento

-Mamá quiere la leche de su niño. Quiere que vacies tus huevecillos en el sitio del que vino- Elsa empezaba a gustarse en su papel. Desde luego parecía surtir efecto, y no sólo en el chico que se veía en video.

-Ah, ah…si…

-Una buena madre quiere ver feliz a su hijo. Una buena madre quiere dar placer a su hijito. Mami quiere ver como te corres, vamos, daselo a mami…dáselo

-Mevoyacorrer, mevoyacorrer-jadeaba atropelladamente el chico.

Elsa se acercó a su oido, y aunque susurró, se oyó:

-Mami quiere que te corras…

Yo ya me estaba pajeando furiosamente.

-¡Yaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!¡Me corrooooooooooooooooooooooooo!¡Me corrooo en tu coñooooooooooooooo!

Mirando y oyendo las convulsiones y jadeos del chico mientras empujaba a mi mujer hacia abajo, para llegar lo más profundo posible dentro de ella me llevó al limite. Un chorro me golpeó en la mejilla. No recordaba haberme corrido nunca así.

Paré el video y cogí un pañuelo de papel para limpiar la corrida que había saltado por todas partes.

Estaba cansado, tenía sueño e iba a apagar el ordenador, pero en seguida quería más y continué tocándome la polla lentamente. Volví al video, pero acelerado. Se veía a Elsa sentada con otros tres chicos en sofá, los otros dos, los de las cámaras debían estar en los sillones, por el ángulo de visión. Estuvieron hablando lo que debían ser varios minutos. Luego Elsa se levantó y fué a la cocina, volviendo con varias bebidas en una bandeja, que depositó en la pequeña mesita enfrente del sofá. cada uno cogió una y continuaron hablando. Volví a la velocidad normal, justo en el momento en el que Elsa se dirigía al chico negro más bajo, que estaba a su derecha:

-Hablas muy bien español

El chico hizo un gesto como de sorpresa desagradable dejando los ojos en blanco.

-Soy de Guinea, señora.

-¿Y?

-Pues que hablamos español. Era colonia española hasta hace poco. En terminos históricos, claro.

-Ah, pues no lo sabía. Estais todos muy bien educados, eso si.

-Bueno-continuó el chico negro-todos nosotros, menos él-dijo señalando al chico negro más alto, que se encontraba junto a él- somos universitarios. Hacemos esto para sacar un dinerillo, aunque casi que se gana más que en un trabajo cualificado.

-Ah, ¿si?. ¿Lo habeis hecho muchas veces?- preguntó Elsa

-Bueno, para mi es la primera vez- contestó el chico guineano- los demás, bastante a menudo

-Juntos bastante a menudo, no, pero si unas cuantas veces juntos. Por separado, muchas- contestó el chico español

-¿Y qué tal?-continuó con el interrogatorio Elsa

-Pufff, pues depende, es un trabajo, y hay cada una por ahí…por cada una como tú, hay 30 que hay que verlas, fisicamente y de la cabeza.

-Oye, ¿Y el rollito ese de la mami?- dijo Elsa con una sonrisa pícara

El chico español se echó la mano a la cara, tapándose los ojos, en señal de vergüenza

-¿Qué pasa? ¿Que te va ese rollo o algo?

-Que va…cuando vino su marido a proponernos esto, vino con su foto, y cuando la ví, me recordó a mi madre…

-¿Cómo?- dijo Elsa con un falso tono de enfado

-Pero mucho más joven…

-Ah, bueno, de la que te has librado- contestó Elsa soltando una carcajada.

-Y llevo toda la semana con el parecido en la cabeza y, no se, me ha puesto la idea muy cachondo. Espero que no te haya molestado.

-¡Qué va! Ha sido divertido.

Hubo un pequeño silencio incómodo.

-¿Cuántas veces te has corrido, Elsa?-preguntó el chico español

-Dos, una al principio con mi mulatito- dijo señalando a la cámara- y luego otra al final contigo.

-Poco, ¿no?

-Si, yo creo que la primera vez me he corrido por nervios. Y, luego, he estado varias veces a punto, pero pensaba que todavía quedaba mucho, me retenía y se me iba, y luego no era capaz de volver a ese punto. Era como volver a empezar. Pero lo disfrutaba bastante, de todos modos. Yo creo que me he corrido de una manera tan bestial contigo por todos los “casis”.

-Vale, pero, ¿puedes correrte otra vez, ¿no?

-Si, si-afirmó Elsa con muchísima rotundidad-. Yo soy muy fácil de hacer correr- y es verdad-. Puedo correrme sin problemas otra vez. Es más, puedo y ¡QUIERO!- dijo Elsa y soltó una carcajada.

-Vale, como por el culo no quieres, ¿qué tal si hacemos un concurso?

-¿Qué concurso?

-Bueno, te tumbas en el mueble ese del principio y se la vas chupando a dos, mientras tanto, uno te folla. Durante tres minutos. A los tres minutos, cambio de polla en el coño. El que haga que te corras, gana

-¿El qué gana?

-No sé…el honor de hacerte correr, supongo- dijo tentativamente el chico español, consciente de había flecos sueltos en su concurso

-Vale-dijo Elsa riendo-.Perfecto. ¿Me pongo ya?

-Si hay alguno ya preparado para follar…

-Si, yo- dijo el chico guineano

-Anda, ¡mira!, la que me había quedado sin catar- dijo Elsa-. Vamos a ello- Se levantó y se diriguió al mueble seguida por la cámara- ¡A veeeer! las de mamar. A ver si nos ponemos a lo que estamos…

El chico árabe y el chico negro alto se pusieron cada uno a un lado a la altura de su boca. El chico guineano se colocó a la altura de su entrepierna y comenzó a introducir su polla. Llevaba la cámara que estaba viendo. Elsa, mirando a la cámara, dijo jocosamente:

-¿Sabes que tu polla es la segunda polla negra que me folla en mi vida?

Se oyó una risa proveniente de la cámara.Aceleré el video. Se turnaban con rapidez, junto con la cámara, las expresiones de Elsa iban volviendose serias y encendiendose sus mejillas.Llevaban tres rondas cuando la camará tuvo pequeñas sacudidas, la cámara bajó para enfocar el coño de Elsa, y se vió una polla negra saliendo de ella, dejando caer abundante semen. En ese momento, al darme cuenta de que en ese momento ya estaba en la playa, cerca de casa, tuve un ataque de celos, excitación y vértigo, al pensar que, mientras estaba sentado a pocos metros de mi casa, un desconocido se estaba corriendo dentro de mi mujer. Al volver la cámara a la cara de mi mujer, estaba con una amplia sonrisa y aplaudiendo en señal de aprobación.

Yo ya tenía ganas de correrme otra vez, pero me estaba costando.

Continuaron turnándose. El árabe, que era uno de los que estaba recibiendo una mamada, agarró de repente la cabeza de mi mujer y comenzó a moverla de alante a trás, pajeándose con su boca, hasta que la sostuvo firmemente. La sacó y Elsa le dió un beso en la punta antes de girarse a chupar la del otro lado. Elsa estuvo pocos segundos chupando, soltándola y lanzó lo que debía ser un grito al que la estaba follando, para volver a chupar la polla con fuerza. Se estaba corriendo. En seguida se vió como lanzaba su “¡mevienemevienemeviene!Yayaya…ya…..ya……..ya………..yaaaa” que yo tanto conocía. Todo se detuvo por un momento y la cámara apuntó al chico español, que haciendo un gesto circular con dos dedos le indicaba que continuara. La cámara volvió a apuntar a la cara de Elsa que sonreía de nuevo con una expresión relajada. En pocos segundos, la cámara tuvo los bruscos movimientos que delataban el orgasmo de su portador. Bajó la cámara y se vió la polla del chico negro alto saliendo empapada en flujos y semen propio y ajeno.

Elsa se levantó con algún esfuerzo en cuanto el portador de la cámara le dejó espacio.

Volví a la velocidad normal, pues suponía que el video ya acababa. Elsa dijo:

-Bueno, ¿quién se ha quedado a medias? A aver, mi mulatito y el hijito. A ver, mi cubano, ¿me dejas hacerte una paja? Que a mi ya el coño no da para más.

-Claro, señora Elsa.

Elsa se puso medio arrodillada detrás del cubano y empezó a pajearle.

-Dime, ¿lo hago bien?

-Ufff…si, señora Elsa…

Elsa cambiaba el ritmo, alternando el número de movimientos rápidos con los lentos.

-Señora Elsa, yo ya casi…

-¡Espera!, que ya está casi todo bastante manchado. ¡Ya está! ¡Correte sobre la mesa!- Y se fueron desplazando hacia la mesa grande.

Elsa, ya con el arma apuntando a la mesa, y siguiendo con la paja, dijo:

-¡Madre mía! Y pensar que he tenido esto dentro…si no puedo cerrar la mano a su alrededor. Me parece alucinante…

-¡Señorita Elsa!…

-Si, si, puedes echarlo todo. ¡Vamos!

Chorros muy liquidos empezaron a salir cubriendo buena parte de la longitud de la mesa. Elsa continuó con la paja a un ritmo más lento y constante hasta que la vibora dejó de escupir veneno.

-Esto habrá que limpiarlo- dijo Elsa, pasándose el pelo detrás de las orejas e inclinándose sobre la mesa, sacó la lengua y recogiendo todo lo que pudo de un lametón. Se giró y dijo mirando a la cámara-¡Mmmmmmm! ¡Buenísimo!- para, a continuación, volver a repetir la operación varias veces hasta no dejar rastro sobre la mesa.

-Bueno, vamos con el hijito,¿eh?. Para ti las tetas- dijo mientras se tumbaba en el sofá- ¡Ven!, ¡ven! sientaté encima mío y ponla entre las tetas.

El chico español se puso a horcajadas sobre Elsa, llebaba una cámara que apuntó hacia ella, mientras que yo veía la otra toma.

-Vamos, chiquitín. ¿Te gustan las tetas de mami?¿Si? ¿Vas a cubrir la cara de mami con leche?

Oir a Elsa de nuevo metida en ese papel me excitó aún más, como también le pasaba al chico que iba acelerando el movimiento de su polla entre las tetas de mi mujer.

-¡Elsa! ¡Me voy a correr en tu boca! ¡Me voy a correr en tu cara!

-¡Eso es! Avísame para abrir bien la boca. La quiero probar toda. Mami la quiere toda en la boca

-¡Pues ya viene!

Se vió a Elsa abriendo la boca todo lo que podía y sacando la lengua al límite. Al ver el primer chorro restallar sobre los dientes superiores de Elsa y acertando con los siguientes en la boca, me hizo correr a mi también.

-Uffff…tremendo. Te pagaría yo por un servicio- dijo el chico a Elsa.

-Anda, golfo, quita de encima- dijo Elsa riendo.

Empezaron todos a vestirse, dejando las cámaras sobre la mesa. Se oía a los chicos hablar con Elsa, sobre todo al español:

-Bueno, si quiere repetir…

-No creo. Es una función de una sóla noche

-Si cambian de opinión, ya sabe.

-Vale, vale, lo tendré en cuenta- dijo Elsa riendo.

Una mano se acercó a la cámara y se acababan las imágenes.

——————————————————————-

Empapado en sudor y restos de semen, me fui a dar una ducha. Me encontraba totalmente vacio, cansado, pero muy satisfecho. Me fui a la cama y me dormí frente a Elsa.

Me despertó la mano de Elsa pasando por mi frente.

-¡Ten cuidado! No te vayas a pinchar

Elsa soltó un chasquido de disgusto

-No me jodas, cielo, me vas a hacer arrepentirme.

-Que nooo…

-Vale, pues no vuelvas a insinuar cosas de cornudo. Tú mismo dijiste que lo de anoche era un parentesis que no contaba para mi. Para tí, tampoco.

-Ok, ok.

-Hoy estoy escocida, pero dame un par de días y te voy a dejar seco. Te voy a dar hasta el culo.

-¡No me digas!

-Te lo has ganado- y se inclinó para darme un beso en la frente.

——————————————————————

Nuestra vida sexual se disparó de inmediato. No es que antes fuera mala, pero entramos en una vorágine de posturas y frecuencia. Varias veces nos pusimos a ver el montaje que había hecho de sus videos, aunque en su mayor parte era una pantalla partida con las dos graciones en sincronía. Rara vez vimos más de unos poco minutos, porque nos abalánzabamos el uno sobre el otro en poco tiempo.

Tres meses después, aunque el nuevo tirón sexual continuaba al mismo nivel, practicamente ni mencionábamos esa noche. Supongo que Elsa lo verá de vez en cuando.

Estaba viendo la tele y oía a Elsa reir a carcajadas muy a menudo, pero no alcanzaba a oir lo que decía. Llevaba más de dos horas al teléfono, lo que no era anormal, aunque si con tantas risas. Finalmente , vino y se sentó a mi lado.

-¿Con quién hablabas que era tan gracioso?

-Primero con Lydia y luego con Mónica

-¿Las gemelas?

-Si.¿Te puedes creer que son incapaces de retener ni un novio? Ya están libres las dos otra vez. ¿Tú lo entiendes?

-No. Son simpáticas y son bastánte cultas.

-¿Simpáticas? Lo dices como si no fueran preciosas

-Bueno, si, fisicamente son un cañón. Entre la genética y el gimnasio, son impresionantes. Lo que me refería es a que, por muy buena que esté una tía, si luego es gilipollas, pues vale para echar un polvo y poco más. Quería decir, que no me parece el caso.

-Vale

-¿Y eso es tan gracioso? No sé…

-¡Qué va! A ver, tienen el imán de cretinos averiado y suelen tener que dejarlos ellas. Pero lo de los novios me lo he inventado para saber si te resultaban sexualmente atractivas.

-¿Cómo?

-Que vienen en media hora. Como la próxima semana tenemos vacaciones, la vamos a pasar metidas en esta casa las tres completamente desnudas a todas horas

-¿Qué?

-¡Calla!- dijo haciendome un gesto para que no hablara-. Las tres disponibles para ti. Si te despiertas a las cinco y te apetece un trio con ellas, te levantas y te vas al cuarto de invitados en el que van a estar, y a follar. Si entras en el baño y hay alguna de nosotras duchándose y te apetece, pues entras y a follar bajo el agua. Si estoy cocinando y al verme el culo desnuda te apetece follarme o darme por el culo, te acercas, me agacho y haz lo que quieras. Si estás viendo la tele y te apetece una mamada, chasqueas los dedos y señalas tu polla y allí que vamos.Sin protestas. Lo que quieras, cuando quieras, donde quieras de la casa…

Me quedé mirando con una cara de gilipollas que no se me quitó ni cuando sonó el timbre.

Ya han pasado tres días desde el fin de la semana y aún la tengo en carne viva. Lo peor es Elsa ha insinuado que probablemente me de otra semana de estas.

Estoy pensando que si no se queda embarazada pronto y nos calmamos, podría morir. De muerte dulce.

Fin

YMCES

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