Masajeo a mi madre y ella me pide follarla

📋 Lecturas: ️
⏰ Tiempo estimado de lectura: min.

Tengo 20 años, y mi madre 38, es soltera y me tuvo en un desliz con un profesor aprovechado. Tan pronto supo que mi madre estaba preñada renuncio a su trabajo y se perdió para siempre. Este profesor también era muy joven, y supo aprovecharse de los encantos y la inocencia de mi madre que todavía era muy inexperta, aunque ya se le había desarrollado los senos, su cuerpo era de una chica inocente, y su bello púbico era todavía escaso.

Lo sé porque mi madre me lo había comentado en un acto de franqueza. Pasaron los años, y mi madre novata en la crianza, salió adelante con más valor que experiencia. Apareció un oficio, el de estilista, y diría que es una experta. Como su profesión es muy integral, arreglo de imagen, cortes, peinados, maquillaje, tinturas etc., ha conocido infinidad de personas, entre ellas muchos hombres y por supuesto varios noviazgos. Con ella he aprendido la profesión, y la ejerzo maravillosamente. 😎😂

Mi madre ha vivido solo conmigo, y nuestra relación es de sinceridad, sin vergüenzas y de mucho dialogo. Calculo que ha tenido unos 20 novios, cada noviazgo es una encamada fija.  Me ha dicho que con todos ha tenido relaciones sexuales, se cuida y nunca ha vuelto a quedar embarazada. Mi madre no sabe decir no a una relación sexual, es un poco débil de carácter, y se deja convencer fácilmente.

Cierto día le comenté mi fantasía de darle unos masajes y depilarla en todo su cuerpo desnudo. Se me olvidaba decir que ella es uno poco voluptuosa, y de senos grandes, y caderas pronunciadas, aunque dormimos en cuartos separados, dormimos cada quien desnudos, y nos hemos visto así cuando nos dirigimos al baño.

Toda la vida mi madre se ha bañado desnuda conmigo sin que haya ninguna pretensión diferente que el aseo. Me sorprende que acepto mi petición, y sentí cierta excitación.

Los senos de mi madre siempre me habían despertado un morbo especial. Mi madre es de una belleza natural, y cuando se maquilla, no niego que se parece una fufurufa de burdel barato.

Llego el día, mejor la noche, y me dijo con una sensualidad de madre asombrosa – al fin me vas a depilar y darme masajes? Creo que ella había tomado varios días para prepararse emocionalmente. Me turbé y le respondí, – si madre si tú quieres – se desnudó en forma natural, e igual lo hice yo, fue el convenio.

Mi madre se postro boca abajo en una mesa grande y amplia, y espero que yo actuara. Varios segundos eternos contemplaba a mi madre desnuda, y ya con otros ojos, no como hijo, sino como hombre motivado de placeres.

Algo tembloroso, cogí el aceite, lo regué por todo su cuerpo desnudo, y empecé, el manoseo propio de un masaje, en esa actividad duré unos 15 minutos, una y otra vez mis manos frotaban, sus nalgas, su espalda y cuerpo.

Mi madre me rogo – mi amor dame masajes donde ya tú sabes – y más tembloroso todavía masajee su vagina, y toda esa protuberancia de carne, y madre bruscamente se puso boca arriba, y me dijo plácidamente – amor frótame todo el cuerpo, tetas, vagina, clítoris. Se me había olvidado primero depilarla, madre no te he depilado, – ah si mi amor hazlo, que bello eres.

Mi pene estaba a full, sin respiración y super excitado – era mi madre; pero la vi como cualquier mujer en mis anhelos.

Duraría una hora escribiendo, toda mi obra de arte, depilación, masajes, y mi parola sin poder ocultarla. Diría que en esa actividad duramos una hora. Mi madre abierta ante mis ojos desnuda, embardunada de aceite, y deseosa de yo no sé qué.

Ella mi miraba sonriente, perdió momentáneamente el juicio, y se olvidó que era su hijo, y me beso apasionadamente y me dijo dulcemente – Estas excitado, no lo puedes ocultar, me deseas papito? algo perturbado le responde que sí.

Sin pensarlo la empecé a besar, después mis labios y manos recorrieron todo su cuerpo, correspondido por las caricias de ella, y sucede lo inevitable, la penetré tan frenéticamente y tan profundo, que recordé a la puta de mi primera vez.

La embestí con mi verga en todas las posiciones imaginables, y un torrente de semen se descargó sobre su vagina, y un suspiro lento, pausado, sudorosos.

Quedamos cada uno mirándonos y con ojos húmedos, nos dimos las gracias.

No estamos avergonzados, al contrario, nuestro secreto está a salvo, lo hacemos dos veces a la semana, y casi que somos amantes. No sé si sea normal, no trastorno sexual, lo que sí sabemos es que cada vez que follamos, mi madre y yo, nos decimos una y otra vez entre susurros que nos amamos.

Que pena que sea mi madre, pero para el amor verdadero no hay sangre cercana que valga.

By: Pajito 😊😎

Compartir en tu redes !!
AlfredoTT
AlfredoTT
Relatos: 4237