Mamá me quitó la depresión
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Tras la separación de Martha, mi esposa, caí en depresión, ya que seguía enamorado y la amaba, a pesar que decidió cambiarme por otro que, según ella, le daba lo que no podía darle en sexo y en cosas materiales.
Le pedí hospedaje a mamá y regresé a mi antiguo cuarto de donde no salía más que para ir al baño.
Después de varias semanas de estar encerrado, una mañana mi madre que se llama Lourdes, abrió las cortinas y ventanas y me exigió que “ya basta de morir en vida por otro, porque debes entender que a ella lo que siempre le interesó fue el dinero y lo material y tu solamente fuiste su cornudo que le daba todo”.
Se acercó a mi cama, me quitó la colcha y me llevó jalando hacia el baño donde tenía abierta la regadera y con todo y el pijama me metió a la tina y empezó a echarme agua y jabón porque, como más tarde me dijo, apestaba a animal en descomposición.
Me dejó desnudo y me puso jabón. Empezó por la espalda y posteriormente inició por la cara abdomen y pies, pero cuando llegó a la ingle casi se golpea la cara con mi enorme rabo que estaba bastante tieso y con las venas hinchadas.
Esta reacción de mi pene, que no la tenía desde hace varias semanas, empezó desde el momento que se detuvo durante más tiempo a lavarme el culo, sentí rico que me tallara con sus dedos mi agujerito.
Al momento no dijo nada y yo tampoco, pero procedió a enjabonarme los huevos, me subió y bajó el cuero del pene para lavarme y me recorrió varias veces todo el tronco para ponerle bastante jabón mientras que yo estaba que eyaculaba en sus manos.
Me enjuagó todo el cuerpo y cuando me lavó nuevamente los huevos y el pene como cuando era un niño, ya no aguanté y eyaculé en su cara precisamente cuando estaba en cuclillas diciéndome que iría por una cuchilla porque necesitaba urgentemente una buena recortada de los pelos púbicos, ya que ella desde siempre se ha dejado pelona la cuca o a veces solo una tirita de pelos.
Vaya que el niño empieza a reaccionar, eso me da gusto hijo, no puedes dejarte morir. Se levantó y vi que discretamente se pasó la lengua y con la misma se tragó varios poquitos de semen y hasta se pasó la mano y se chupó los dedos creyendo que no me di cuenta.
Desde ese día todo cambió, empecé a ver a mi mamá con otros ojos, con lujuria, con calentura, con ganas de meterle el pene en la boca para que se tragara toda mi leche.
Desde hacía varios años mamá no tenía pareja, El último fue Gilberto, a quien ella adoraba porque se cargaba un rabo enorme y le daba unas cogidas de campeonato, pero de un día para otro se fue de la casa y tiempo después supimos que se había fugado con una prima a la que mamá le contaba sus cosas íntimas.
Al día siguiente mi madre me acompañó nuevamente al baño, por la hora aún llevaba puesta su ropa de dormir transparente, realizó el ritual de todos los días, que consistía en desnudarme, abrir la llave del agua y ponerme jabón por todo el cuerpo.
Cuando me terminó de lavar el pene, que estaba que brillaba de tantos jugos y con las venas hinchadas, se lo metió en la boca y no lo soltó hasta que se tragó la última gota de semen. Lo necesitaba, dijo mamá, al tiempo que se despojaba de su pijama y me invitó a mamarle los pezones.
Desde ese día todo cambió entre nosotros, nos comportábamos como unos enamorados y hacíamos el amor varias veces al día, además de dormir juntos.
Gracias mamá, me has devuelto a la vida, me gusta disfrutar de tu cuerpo, de tu vagina que, a tu edad, 60 años, se moja bien rico y disfruto tragarme esos mocos que son una delicia, a lo que mi madre respondía que también estaba disfrutando de cada momento, desde que hacía tiempo no tenía pareja porque también había sufrido una decepción.
Ya tenemos 20 meses de felicidad y así queremos seguir por mucho tiempo, no deseo buscar otra pareja, mamá me da todo lo que necesito en el plano sexual y ella también me ha dicho que disfruta de mí, de mis penetraciones y de todo lo que le hago y lo que me hace en la cama, en la ducha, en el comedor, donde sea que hagamos el amor.
¡¡¡Gracias mamá!!!