Angie 1 – El despertar de una puta

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Angie es una virgen e inocente colegiala de 18 años que siempre se ha avergonzado del tamaño de sus grandes tetas y sus descomunales nalgotas, impropias para una adolescente de su edad, pero un día descubrirá ciertos placeres que serán aprovechados por el pervertido viejo conserje de su villa.

Angie es una hermosa colegiala de 18 años, sus ojos eran de color verde y poseía una mirada coqueta e inocente, con esos hermosos sus ojos eran verdes y su piel blanca, su boca es muy sexy con gruesos labios en forma de arco, su cabellera era lisa y de color negro, la cual se extendía hasta el inicio de su con un trasero descomunal, mide 1.68 y pesa 57 kilos.😍

Sus pechos eran redondos y turgentes, bien duros y puestos en su lugar, esos desarrollados melones se mostraban orgullosos y desafiantes coronados con un par de pequeños y sutiles pezones.

Poseía una cinturita breve y estrecha que acentuaba sus amplias y sensuales caderas, pero sin duda alguna su mayor orgullo, y lo que provocaba la mirada de los hombres era su trasero.

Un tremendo culo soberbio e imponente con forma de corazón, redondo y bien respingón, compuesto por ese duro par de enormes glúteos, los cuales eran sostenidos por unas piernas bien carnosas y macizas. Sus medidas son 102-63-115.

Era de personalidad alegre, amable y respetuosa, dulce y de buen trato, destacaba por ser una chica educada, tranquila y enfocada en los estudios, ya que su padre siempre le inculcó que su única responsabilidad en la vida eran los estudios.

La chiquilla vivía en un acomodado micro barrio junto a su padres, celeste era su madre, una caribeña de piel blanca y ojos verdes, de sangre caliente, personalidad alegre y vigorosa, que se dedicaba mucho a su figura en sus tiempos libres, su piel se mantenía muy tersa a pesar de ser tan voluptuosa. Sus medidas eran 115-74-120.

Enrique era su padre, un hombre de 48 años de carácter duro y estricto, piel trigueña, cuerpo fornido, se mantenía bastante bien, le gustaba jugar tenis cuando podía para para equilibrar su gusto por comer, tenía una pancita pequeña, socio de una empresa de turismo, por lo cual se mantenía viajando constantemente por todo el país.

Desde que su cuerpo comenzó a desarrollarse durante en la adolescencia, comenzó a sufrir con la espalda producto del crecimiento de sus grandes pechos, pero más le dolía la zona del coxis por la inclinación que se formaba en el nacimiento de su culo, ya que sus nalgas no paraban de crecer ostensiblemente, dotándola de un trasero impropio para una chica tan joven.

Sus padres desde aquel entonces fueron muy abiertos y transparentes con ella, le explicaron los asuntos relacionados a la sexualidad, lo biológico, el proceso menstrual, embarazo, y claro, las relaciones sexuales, pero sobre todo, el real significado de unirse con otra persona tan íntimamente, un profundo actor de amor.

La adolescente por su parte le daba mucha vergüenza y se acomplejaba de tener el culo tan grande, sentía que se veía mal por la desproporción con respecto a la cintura, analizando la idea de quitarse pompis cuando cumpliera la mayoría de edad, pero su madre se negaba rotundamente, le decía que debía agradecer y sentirse orgullosa.

Se acomplejaba ya que los hombres de todas las edades la miraban sin disimulo en sus trayectos al colegio, o simplemente cuando salía a comprar cerca de casa, llenándola de piropos debido a sus sensuales formas, algunos le gustaban a la inocente muchachita, la cual se ruborizaba y sonreía coqueta, sin embargo otros la hacían indignarse por lo desvergonzado y obscenos que llegaban a ser, le desconcertaba que pudiesen existir hombres tan groseros y maleducados, sintiéndose asqueada por lo desagradable que eran algunos.

Especialmente los hombres maduros y los viejos mas pervertidos que la miraban de manera lujuriosa, y no dudaban en hacerle comentarios morbosos acerca del tamaño de sus grandes tetas o sus tremendas nalgotas, confesándose lujuriosamente todas las cosas que deseaban hacerle en la intimidad, dando mucho detalle a cosas que la joven aún no conocía.

Sus complejos e inseguridades la llevaron a protegerse e intentar pasar desapercibida, no le gustaba despertar esos bajos instintos que provocaba en los hombres, le daba mucho miedo, por lo cual comenzó a vestir con ropas anchas buscando esconder la exuberancia de sus atributos, desde el inicio de la secundaria, compraba toda la ropa varias tallas más grande para no que le ajustarán el cuerpo, aunque por más que vistiera holgado, era realmente imposible esconder la soberbia y magnitud de semejante trasero. Además creía que el hombre que la fuese amar, lo haría por lo que ella realmente era, independiente de su figura, solo ese hombre sería digno de gozar su voluptuoso cuerpo como se le diese la gana.

Durante los años de colegio se beso algunos chicos del colegio y de su villa, donde los chicos más osados buscaron acariciar los tremendos cachetes de la nena, pero ella no se dejaba y detenía en seco sus avances, le hacía creer que se acercaban meramente por su físico, no por cómo era realmente.

En el último año del colegio y con 18 años poseía más madurez que sus amigos y compañeros respecto a sus metas, la mayoría le parecerían infantiles y algo vacíos, muchos hablaban por hablar, sin ningún porqué de sus opiniones, lo cual le impedía conectar más allá de algo físico, estaba acostumbrada a otro tipo de comunicación.

Por otra parte, los que eran respetuosos se ponían muy nerviosos de lo buena que estaba, aunque habían algunos compañeros que la hacían reír y eso lo valoraba, sin embargo, los seguía viendo como chicos, así que simplemente no llamaban su atención, ciertamente se había vuelto demasiado selectiva desde los últimos años, por lo cual seguía siendo virgen y bastante inexperta en la práctica de amar.

Todo comenzó un día sábado que estaba sola en casa, sus padres una vez al mes se quedaban fuera para tener una cita de enamorados, eran alrededor de las 20 horas y hacía un calor insoportable, hace unos 5 días su cuerpo venía sintiéndose diferente, estaba más sensible e irritada sin razón alguna, lo que desconocía la chiquilla es que se debía a los altos niveles de estrógenos que producía su desarrollado cuerpo.

De la nada comenzaba a sentir una calentura que se expandía y aumentaba su temperatura corporal haciéndola sudar, las mejillas se le ponían coloradas y la respiración se le agitaba, al igual que sus grandes pechos, los cuales se ponían duros y se hinchaban como si estuviesen inflamados, generando un leve malestar, una ducha helada era lo único que le brindaba alivio en aquellos días de intenso calor primaveral.

En la tranquilidad y confianza de su pieza, la nena mucho más aliviada después de un refrescante baño, dejó caer la toalla que protegía las exuberantes formas de su cuerpo, era impresionante la tremenda y curvilínea figura de angie para sus inocentes 18 años, con ese par de ricas tetotas y unas nalgotas impresionantes.

Se aplicó una loción humectante por todo el cuerpo para revitalizar y suavizar la piel, aunque no fuese necesario, ya que su piel era suavecita como la seda, sin embargo, le fascinaba cuidarse y mantenerse bella.

La voluptuosa nena estando totalmente desnuda, se contempló por unos segundos frente al espejo, donde por primera vez reconoció que poseía un cuerpo despampanante, no siempre le había gustado ser dueña de semejantes atributos, por eso no acostumbraba a presumirlos, cuestionando el hecho de llevar los últimos años ocultándose, no quería seguir sintiendo vergüenza ni acomplejarse de las formas de su cuerpo, al contrario, deseaba sentirse orgullosa.

Se preguntaba qué pasaría si fuese más provocativa para vestir con el tremendo cuerpazo que se gastaba, de solo imaginarse saliendo a correr con unas calzas ajustadas la hacían estremecerse por las cosas que le podrían decir, así comenzó a caminar por la pieza practicando su inherente sensualidad que poco a poco iba despertando, meneaba las caderas con provocación intentando que fuese lo más natural posible, realzando las imponentes curvas de su exuberante trasero, el cual se bamboleaba sabrosamente mientras caminaba completamente desnuda.

Envuelta en aquella danza de provocación sólo se detenía para mirarse frente al espejo y sentirse observada, apreciando que sus pechos estaban más grandes que nunca, con la yema de los dedos comenzó a recorrerlas desde la parte superior con dulzura y sutileza, palpando la dureza que sufrían sus inflamadas glándulas mamarias, así empezó a darse suaves apretones disfrutando de un placentero alivio que aminoraba el malestar.

Ante tales situaciones la virginal conchita de la chiquilla se comenzaba a humedecer con suma facilidad, se arqueaba de solo sentir aquellos placeres junto con esos extraños escalofríos recorriendo su bien formado cuerpo, mientras se contoneaba frente al espejo fue consciente que su cuerpo pedía a gritos ser consentido, necesitaba desahogarse y liberar esa energía que sentía contenida dentro, pero nunca le había gustado masturbarse, sin embargo, con el pasar de los días su calentura y excitación no dejaban de crecer, aunque intentara no pensar en ello, su cuerpo la traicionaba reclamando alguna atención, delatando sus deseos por entregarse a los placeres carnales.

Su instinto de hembra estaba anhelando sentirse mujer y desatar esa enorme calentura, se dio la media vuelta y juntando las piernas alzó pecaminosamente esas inmensas montañas de carne que se mostraron en toda plenitud, haciendo que se vieran aún más descomunales, más soberbias y esplendorosas, exponiendo sus intimidades más ocultas, no bastó más para comenzar a recordar todo el deseo que inspiraba sus deseadas pompis, mientras reanudaba su caminar moviendo sensualmente ese impresionante par de nalgotas,

Estaba anhelando sentirse admirada, deseada, entre tantas otras cosas, pero mas que todo aceptar su cuerpo junto con todo el deseo que inspiraba, estaba pensando en hacer cambios en su vestimenta, quería comenzar a vestir más ajustada y sentirse orgullosa del cuerpo que poseía, así fue a su armario donde estuvo varios minutos clasificando prendas, dándose cuenta que lo único ceñido que tenía era su ropa de años anteriores, tendría que hablar con sus padres para comprarse nueva ropa.

Luego de revisar todo escogió una linda y sexy tanguita blanca que por delante poseía finos y delicados encajes con transparencia, que revelaba gran parte del pronunciado pubis de la adolescente, que no poseía rastro de pelo alguno, le gustaba usarla así por tacto y estética. Los laterales de la tanguita y la parte trasera no eran más que un simple hilo que se perdía lujuriosamente entre los prominentes cachetes de la nena, la escogió con la intención de que no se marcase a través del calza.

Arriba se puso un top blanco ajustado de tirantes sin mangas, que dejaban sus hombros y la parte superior de la espalda al descubierto, el escote era circular y mostraba una más que considerable porción de los tremendos melones que formaban un canalillo demasiado provocador, le quedaba unos 5 centímetros por encima del ombligo, dándole un toque muy sexy al dejar la estrecha cintura descubierta.

Por debajo se puso una calza antigua tipo short transparente que traslucía y se ajustaba como una segunda piel a las formas de sus descomunales glúteos, le quedaban tan apretadas que incluso le marcaban muy notoriamente su pronunciado monte de venus, al mismo tiempo que se le enterraban morbosamente en el canal que separaba tan majestuosas montañas de carnes.

Como si todo eso no fuese suficiente espectáculo, las calzas dejaban al descubierto sus tremendas piernotas, desde sus macizos y torneados muslos, hasta sus bien definidas pantorrillas. Finalmente se puso las zapatillas que tenía para hacer deportes, las cuales utilizó sin calcines producto de las altas temperaturas.

Luego se peino, se encrespo las pestañas y se pintó los labios de color crema suave, para contemplarse nuevamente frente al espejo, apreciando que lucia increíble, pero se veía demasiado provocativa, rozando lo vulgar por las dimensiones de sus enormes nalgas, simplemente no podía salir vestida de esa manera.

Sin embargo tampoco deseaba seguir avergonzándose, no sabía qué hacer, lo meditó algunos minutos y pensó en ponerse un buzo para cubrirse las pompis, pero eso no servía sí quería dejar de esconder su cuerpo, aparte el calor era insoportable.

No aguanto más tanto dilema y decidió que la usaría temblando de la emoción, sin saber que esa decisión cambiaría su vida para siempre, era la primera vez que saldría así de ajustada a la calle.

Apenas comenzó a trotar por los caminos de la villa se fue robando la atención de los vecinos que a esas horas aún trabajaban en sus jardines o lavando sus autos, los cuales llegaban a voltear para seguir disfrutando del tremendo espectáculo que ofrecía la curvilínea jovencita con su enorme culazo, ajustado por esa calza que transparentaba sus carnosas nalgas bamboleándose morbosamente de un lado para otro.

Donde varias vecinas que paseaban a sus hijos se quedaron mirándola con envidia y desprecio, pero no le dio importancia y continuó hasta llegar al hall principal donde se encontró a don felino regando el pasto, era el conserje del micro barrio donde vivía la chiquilla, un señor de 59 años y 181 de altura, cuerpo robusto y espalda ancha, unos brazos gruesos y musculosos producto del trabajo como albañil en su juventud, era de piel trigueña, si bien no era gordo, poseía una tremenda barriga de tanto que le encantaba beber alcohol.

Inmediatamente pudo comprobar el asombro en la mirada del maduro, quien apenas la vio no se cortó en mirarla de forma libidinosa, como siempre lo hacía, clavando su perversa mirada sobre su escote, para luego descender hacia su entrepierna, donde se mordió los labios cuando observó el pronunciado pubis que se marcaba muy notoriamente, al viejo se le hizo agua la boca y tuvo que tragar saliva de la tremenda impresión de apreciar como se le transparentaba todo.

El vejete no cabia del gozo de contemplar la amplitud de semejantes caderas y tremendas piernotas que le parecieron riquísimas de lo macizas que estaban, de solo imaginarse cómo se vería desde la retaguardia hizo que su miembro despertara espontáneamente por los exuberantes encantos de la jovencita, ya que esa calza no se la había visto nunca en sus años trabajando ahí, era la primera que la veía vestida así de ajustada, para su mente perversa no habían dudas, la nena andaba buscando verga, por eso estaba exhibiendo ese culo descomunal como una calienta verga.

Ese hombre le parecía de lo más desagradable, un viejo verde y sinvergüenza que no disimulaba su enorme deseo hacia ella, haciéndola sentir muy incómoda por su mirada lasciva, era un desvergonzado y le parecía muy feo de lo panzón que estaba, cuando en eso se le pasó una loca idea por su cabeza, se imaginó provocando a ese detestable vejete con la sola intención de fastidiarlo, y recordarle que nunca podría estar con ella, era un contragolpe a su desfachatez y descaro.

La nena de solo imaginar a don felino siguiendo el vaivén sus grandiosas nalgas, la llevaron a realzar las formas de su enorme culo, el viejo por su parte se quedó absorto contemplando cómo se meneaban los inmensos cachetes, con esas calzas ajustadas y transparentes que se le enterraban morbosamente en el canal que separaba las suculentas porciones de carnes, fue tanto su deseo que se apretó la verga de la calentura que le estaba generando la voluptuosa jovencita, se le había puesto dura como fierro..

Angie se dispuso a correr hasta un parque forestal que estaba a dos kilómetros más menos de su casa, mientras inevitablemente comenzaba a ser asediada por las miradas de algunos hombres que quedaban embobados con sus poderosos dotes, sintiéndose algo cohibida en un comienzo siguió enfocada en correr, diciendo que debía acostumbrarse a ese tipo de miradas, ya que con el paso del tiempo había aceptado que su cuerpo llamaba mucho la atención, mientras tanto algunos hombres ya se aventuraban a decirle cosas.

La nena no pudo evitar sentirse feliz por el hecho que reconocieran su belleza, produciéndole satisfacción de saberse atractiva y deseada para el sexo opuesto, así continúo sintiéndose el centro de atención de las miradas masculinas e incluso algunas femeninas, cada vez más orgullosa por ser la dueña de un cuerpo tan privilegiado, experimentado una vanidad que nunca antes había sentido.

Envuelta en aquellos pensamientos y sensaciones fue que llegó a una intersección en la cual debía doblar para llegar al parque, donde se percató que a unos 30 metros había un grupo de cuatro obreros que ya pasaban la cincuentena en edad, los cuales dejaron de trabajar para observar con lascivo deseo los movimientos de su despampanante figura acercarse.

Desde que los vio supo que le iban a decir cosas, una desconocida e intensa sensación le recorrió la columna por la intensa atención que le estaban brindando aquellos lascivos obreros, que más parecían una jauría de lobos hambrientos y sedientos por su voluptuoso cuerpo, cosa que le generó un extraño y rico cosquilleo en el estómago.

Específicamente por un señor mayor de piel oscura que parecía gorila con unos brazos enormes y tonificados, en ese instante quedó sorprendida de lo recio que parecía ese hombre para su edad, le pareció muy intimidante por su color de piel y las cosas que decían de los hombres de color.

Cuando estaba a unos 15 metros los viejos obreros comenzaron a aplaudirle en conjunto, lo cual generó gracia en la dulce jovencita que no pudo evitar que se le escapara una sonrisa coqueta por la ocurrencia de los señores, aunque inmediatamente borraría su hermosa sonrisa por todas las cosas que le dirían al pasar por su lado.

Qué melones tienes pendeja tetona, tienes cara de que te fascina la verga, dale bebita chúpame el biberón que lo tengo lleno de leche espesa, tremendo pedazo de culo nena, ¿te gusta mostrar las nalgas pendeja rajona?.

Angie simplemente desvió la mirada muy avergonzada y nerviosa por los obscenos comentarios que le decían esos desvergonzados obreros, sintiendo su corazón acelerarse por el miedo que le pudieran hacer algo cuando vieran su tremendo culazo con esas calzas, sintiendo como sus nalgas se abrían vergonzosamente cuando corría para luego contraerse haciendo que vibraran por tan suculentos movimientos, era imposible que no chocarán entre sí, sacudiéndose como si estuvieran aplaudiendo, mientras exponía las partes más íntimas partes de su cuerpo escuchó al que parecía gorila.

Que ganas de ponerte en cuatro y romperte esas enormes nalgotas a vergazo limpio puta calienta vergas.

La inocente jovencita quedó impactada por las palabras del obrero, una intensa y poderosa sensación le recorrió por completo toda la columna haciendo que aumentará su presión sanguínea mientras tanto su corazón se precipitaba con alteradas contracciones, generando un intenso calor que evocaba desde su interior hacía todo su cuerpo, especialmente a su cara donde sus mejillas las sentía muy calientes y coloradas, nunca se habían referido a ella de esa forma, simplemente siguió corriendo sintiendo un nerviosismo que nunca antes había experimentado, entre muchas otras cosas.

Por su parte los lascivos obreros no dejaron de expresar las cosas que deseaban hacerle mientras miraban como depravados las carnosas y voluminosas nalgas moviéndose con provocación, con aquella transparencia que dejaba muy poco a la imaginación, o quizás todo lo contrario, despertando y desatando la lujuria de los viejos obreros, y por supuesto en sus miembros viriles, los cuales se endurecieron dentro de sus pantalones producto de la calentura que les generó la exuberante chiquilla, especialmente el gorila que se gastaba una vergota descomunal.

Angie siguió trotando muy consternada pensando en los dichos del viejo obrero, seguía resonando en su cabeza que la había llamado puta, eso era lo que más afectada e inquietaba a su ser, no sabía porque, pero algo le produjo esa palabra cuando la escucho, que la mantenía en un estado de alteración constante, sabía que era una palabra sucia y vulgar, la había escuchado antes, pero nunca se lo habían dicho a ella.

Cuando la chica llegó al parque aprovechó para descansar en una banca, intentando serenarse ya que su respiración estaba muy agitada, fuera del esfuerzo propio del ejercicio, más por el nerviosismo e inquietud que sintió con los señores obreros, ella siempre se indignaba con esa clase de comentarios sobre todo viniendo de tan desagradables sujetos, pero esta ocasión por alguna extraña razón eso no ocurrió, ya que en el lugar más recóndito de su cuerpo había disfrutando despertar aquellos bajos instintos en ese grupo de viejos, que sólo podían soñar con una jovencita tan voluptuosa como ella, pero que jamás podrían tenerla, aquello le brindó un intenso y perverso placer que le mojó la conchita, recién ahí fue consciente que su almejita estaba completamente empapada..

Aquello desconcertó a la dulce colegiala que apretó con fuerza los muslos entre sí por los ricos cosquilleos y estremecimientos que asaltaban su panochita, no entendía cómo podía sentir aquellas íntimas y placenteras sensaciones con esos viejos lujuriosos, menos en plena calle, ya que ella era una chica decente y nunca le habían llamado la atención los hombres maduros, le parecía totalmente insólito, sin embargo… No podía dejar de pensar en todas las morbosidades que podrían estar deseando hacer con ella.

Fue ahí cuando descubrió que una parte de ella había disfrutando sentirse el centro de atención de aquellos lascivos señores, de calentar y excitarlos a conciencia con su voluptuoso cuerpo, si bien se sentía un poco avergonzada, era un reconocimiento al despertar de su sexualidad, pero también pensó en las posibles consecuencias, qué pasaba si ese viejo de piel oscura que parecía gorila impulsado por la calentura que provocaba la exuberancia de sus atributos, pudiera terminar abusando de su voluptuoso cuerpo como se le diese la gana junto con los otro señores.

De solo imaginarse algo así de perverso le produjo un intenso y poderoso placer en la entrepierna, aunque le costará reconocerlo, su cuerpo estaba muy excitado, no podía concebir cómo había pasado algo así, simplemente no lo entendía, menos con palabras tan sucias como esas, muchas veces le habían dicho comentarios de esa índole, pero nunca nadie había sido tan explícito y directo a la hora de confesar sus impúdicos y pervertidos deseos hacia ella, manifestando sus ganas de querer ponerla en cuatro para gozar rompiendo sus preciadas e inmaculadas pompis.

Ciertamente romper era la palabra más adecuada, ya que ella era completamente virgen y ese obrero seguramente debía tenerla grande, así comenzó a pensar en las cosas que se decían de los hombres de color, ¿la tendrá muy grande?, ¿será gorda? O ¿quizás ambas?… ¿se la habré puesto dura?, ¿qué sentiría cuando lo hiciera por primera vez?. Había escuchado que dolía mucho, sin embargo, con la calentura que estaba experimentando se imaginó cómo sería hacerlo por las pompis?

¿pero qué estás pensando?, ¡si es algo asqueroso se gritó a sí misma!!.

La nena ya quería dejar de pensar en más cosas, así continuó a corriendo durante 15 minutos más, dando vueltas alrededor del parque quedando así completamente transpirada, cuando en eso un viejo vagabundo de unos 65 años estaba tirado a los pies de un árbol le pidió algo para comer, apenas angie lo vio sintió mucha pena por el señor y la forma que vivían ciertas personas, ya que se veía muy mal físicamente, así que le respondió de forma amable…disculpe señor no tengo nada.

Entonces déjame lamerte el sudor y chuparte la zorra culonsita puta?

Angie cuando escucho esa última palabra fue dominada por una sensación que la hizo quedarse paralizada observando cómo el degenerado viejo se acariciaba la verga por encima del pantalón con una mirada llena de lujuria y perversión, quedó atónita de la impresión y la conmoción por unos 3 segundos, con su inocente y curiosa mirada puesta en la entrepierna de ese viejo vagabundo, sin decir nada se dio la media vuelta y salió corriendo a toda velocidad con el corazón palpitando a mil, decidió volver a casa, solo que esta vez lo hizo por otra ruta para no encontrarse con ese grupo de obreros, durante su trayecto de vuelta no se podía sacar todas las cosas que le habían dicho.

Estando a unas cuadras de su villa vio al viejo conserje en la entrada, quién apenas la vio llamó su nombre… ¡angie!, le vinieron a dejar el pedido de las aguas, como no había nadie en casa las dejaron acá en recepción.

La despistada jovencita recién en ese instante recordó que su madre le había anunciado antes de irse que irían a dejar el pedido de las aguas, el cual realizaban cada 2 semanas…muchas gracias don felino, lo olvidé completamente, le respondió algo complicada por la idea de cargar 2 botellas de 25lt ella sola, ya que siempre el camión llegaba hasta fuera de su casa, y luego su papi las entraba y las ponía sobre un dispensador.

No se preocupe, si gusta yo se las llevó, ofreció amablemente mientras su mirada descendía al pronunciado pubis de la nena, no cabía de gozo de apreciar como se le transparentaba todo, junto con la amplitud de semejantes caderas y tremendas piernotas que le parecieron riquísimas de lo macizas que estaban.

Bajo la mirada un poco avergonzada por la intensidad y calentura que irradiaba ese hombre mirándole la entrepierna, por un lado consideraba que era un descarado, un viejo verde que no se cortaba lo más mínimo, pero el hecho que no disimulara comenzaba a despertar sus más bajos instintos, ese extraño gusto de sentirse admirada y deseada por hombres que jamás tendrían oportunidad con ella, instantáneamente una intensa sensación le recorrió la columna, no entendía como podía estar sintiendo tales cosas con ese señor.

¿en serio usted podría?, está bien don felino, muchas gracias… Agradeció con su característica educación, algo incómoda por cómo la miraba ese viejo verde, intentó actuar normal, sin embargo se la estaba comiendo con la mirada, su admiración era tan intensa que no pudo evitar inquietarse aún más por la idea de que ese viejo fuese a su casa estando ella sola, pero no tenía más opción que aceptar el cordial ofrecimiento.

El viejo conserje fue a la recepción y volvió cargando cada botellón en una mano, donde la chiquilla pudo comprobar cómo el viejo cargó aquellas pesadas botellas como nada, apreciando como sus grandes brazos realizaban el trabajo, quedando bastante impresionada de lo recio que estaba don felino para su edad, que siendo 59 mantenía con bastante vitalidad.

La nena sintió su cuerpo acalorarse aún más de lo que ya estaba porque ese hombre fuese a su casa con lo provocativa que lucía, rozando lo vulgar por el tamaño de sus grandes atributos, así llevó su curiosa mirada hacía el velludo pecho que mostraba el señor por las aberturas de la musculosa blanca, que le daban un toque recio y de madurez que le pareció atractivo, a pesar de su prominente barriga.

La nena impulsada por las extrañas sensaciones que le estaba generando la situación con ese hombre, se dejó llevar por lo que experimentaba su cuerpo, más aún al saber que don felino seguramente se iba a deleitar con el vaivén sus pompis, a sabiendas que seguía su paso caminó hacia su casa procurando realzar las formas de su cuerpo.

Don felino quedó inmediatamente hipnotizado con el sensual bamboleo que había adoptado la culona jovencita, moviendo esos tremendos cachetes de un lado para el otro, con esas calzas que se le enterraban morbosamente en el canal que separaba las suculentas porciones de carnes, era como ir persiguiendo un sueño de forma literal, su referencia absoluta en esos momentos eran los descomunales glúteos de la joven..

La muchacha no se reconocía, siempre había sido una chica decente y recatada, pero algo dentro de ella la incitaba a mostrarse ante los ojos de ese viejo lascivo, sintiendo un nerviosismo que nunca antes había experimentado, podía sentir unas mariposas revoloteando dentro de su estómago por el hecho que un viejo estuviera mirándole el trasero a solo un par de metros, así permaneció en silencio sintiendo que sus calores aumentaban por estar comportándose de esa manera, que poco a poco comenzaba a disfrutar.

Cuando llegaron a la casa la chica muy nerviosa abrió la puerta y encendió la luz escucho la voz del vejete, ¿dónde se la pongo?, preguntó con voz sugerente mientras hacía alusión a las aguas con sus manos.

La joven pudo percibir el doble sentido de sus palabras, por un lado consideraba que era un descarado, un viejo verde que no se cortaba lo más mínimo en mirarle los senos y la cola sobre todo, un sin respeto, sin embargo, aquello mismo, el hecho que no disimulara esa manera tan lujuriosa, sin importarle nada, comenzaba a despertar sus más bajos instintos, esos confusos gustos que estaba sintiendo al sentirse admirada por hombres mayores.

Cuando llegaron a la casa la chica muy nerviosa abrió la puerta y encendió la luz escucho la voz del vejete, ¿dónde se la pongo?, preguntó con voz sugerente mientras hacía alusión a las aguas con sus manos.

La joven pudo percibir el doble sentido de sus palabras, por un lado consideraba que era un descarado, un viejo verde que no se cortaba lo más mínimo en mirarle los senos y la cola sobre todo, un sin respeto, sin embargo, aquello mismo, el hecho que no disimulara esa manera tan lujuriosa, sin importarle nada, comenzaba a despertar sus más bajos instintos, esos confusos gustos que estaba sintiendo al sentirse admirada por hombres mayores.

En la cocina por favor? Respondió de manera suave, mientras cerraba la puerta y se acercaba a la entrada de la cocina, para ver como el caballero le instalaba un bidón nuevo.

¿le puedo ofrecer algo para beber? – preguntó con su dulce voz.

Encantado, lo que usted quiera? – dijo mientras salía de la cocina con los bidones vacíos, los cuales dejó en el pasillo.

La agradecida y bien educada chiquilla entró en la cocina y sacó un vaso del estante superior, inclinando así levemente las pompis para alcanzarlo, luego abrió el refrigerador para sacar el hielo, el cual se encontraba en la parte inferior, como si todo ocurriese en cámara lenta se inclinó sin flectar las rodillas para alcanzar la cubeta, que estaba al fondo del aparato, sintiendo así como se le abrían mucho las pompis por la sugerente posición que empleaba.

Ofreciéndole al vejete un plano inmejorable y totalmente inédito para los hombres de su enorme trasero empinado, exponiendo así las partes más íntimas de su cuerpo para regocijo del viejo conserje, imaginando las cosas que podría estar deseando hacer con ella, estaba disfrutando de provocar y de excitar a conciencia, algo dentro de sí y fuera de su razón la impulsaba a sentirse deseada, ya que tanto su mente como su corazón rechazaban totalmente su comportamiento, pero su cuerpo decía otra.

Sintiendo las mejillas ruborizadas fue a llenar el vaso con el agua recién instalada para seguir mostrándole el trasero a solo un par de metros, completamente solos, así permaneció en silencio sintiendo cosas que nunca antes con los chicos de su edad, así le entregó el vaso de agua muy nerviosa y avergonzada por cómo se agacho, por su parte don felino agradeció el gesto y se fue tomando el agua lentamente mientras miraba hacía el techo.

¡ahh! Fue el sonido de placer del vejete después de tomarse toda el agua producto de la emoción y la calentura que estaba sintiendo, se le había secado la garganta, una vez repuesto le devolvió el vaso mientras le decía:

Le agradezco el agua, pero más le agradezco el placer de presenciar lo hermosa que es, con todo el respeto que merece usted señorita… Pero permítame decirle que hoy luce increíble… Esas calzas le quedan espectaculares?

Angie se puso más colorada y sintió ese intenso calor que provoca la excitación, su cuerpo pedía más, por alguna extraña razón deseaba que siguiera refiriéndose a su cuerpo, quería jugar con don felino.

Ay gracias don felino, pero no diga esas cosas que me hará sonrojar?-

Es que… Cómo no hacerlo angisita, además no debería avergonzarse, a los ojos de este humilde servidor, su cuerpo es digno de admiración, una verdadera oda a la perfección.

Ay no sé, ¿usted cree don felino? ? Preguntó coqueta y vanidosa mientras ponía las manos en la cintura y movía las caderas sutilmente de un lado a otro, como chica juguetona, por qué el hecho que ese viejo se estaba refiriendo explícitamente a su cuerpo, que era digno de ser admirado, esa idea le encantó a la nena ya que lo hacía con respeto e iba en la mísma línea de estar orgullosa de su cuerpo, por ende se dejó llevar y tomó su comentario como halago, sin saber que se enredaba en una red de morbosidad y perversión.

Pues claro mi putita, si mírese nada más, usted está tremenda por donde se le mire, tiene todo grande?

Las palabras del vejete le hicieron sentir cositas en todo su cuerpecito, antiguamente se hubiese indignado, pero le encantaba lo sincero y directo que estaba siendo, opinando con respeto, admiración y morbo, aquella melodía la llevó a seguir ese peligroso camino hacia su propia perversión, que antes había iniciado junto a los señores obreros.

Ay don felino ya le dije que no me dijera esas cosas?Girándose hacía el mueble de cocina producto de todas las emociones y sensaciones que le estaba haciendo sentir ese hombre, tampoco entendía cómo había permitido que la conversación llegará tan lejos, a pesar de todos sus cuestionamientos y la tremenda vergüenza que sentía, paró sutilmente las nalgas.

Es la pura verdad, un cuerpo tan perfecto como el suyo no puede esconderse, al contrario, la belleza está para mostrarse, como lo hizo hoy, es cosa de costumbre, porque es imposible que la miren y le hagan comentarios, seguro le dijeron muchas cosas con esas calzas?

La verdad sí? Dijo muy apenada la excitada jovencita del solo hecho de recordar todos los momentos que había vivido, sintiendo una calentura que le estaba haciendo perder la razón, la conchita le palpitaba como si tuviese vida propia cuando sintió al vejete acercarse por la retaguardia.

Uhm cómo no hacerlo.. Si pareciera que vas a reventar las calzas de lo culona que estas?

¡don felino!!, ¡qué cosas dice por favor, contrólese un poco! – increpó con una voz cargada de inocencia, mirándose ella misma las pompis, parando aún más el culo con la intención de verse mejor, no sabía qué le pasaba, era como si estuviera embriagada por el morbo de sentirse deseada por hombres como don felino y los mismos obreros, que la incitaban a comportarse de otra manera, haciendo cosas que nunca había hecho, cómo estar parando sus enormes nalgas de manera tan provocativa, sabiendo que aquello enardecía el libido de viejos lujuriosos como lo era el pervertido conserje.

La respiración del maduro se comenzó a entrecortar, era irreal estar viviendo algo así, estaba tan nervioso que sentía que no podía controlarse, menos aún teniendo a tan voluptuosa muchacha que le estaba parando esas tremendas nalgotas a escasos centímetros para su total admiración, no aguanto más tanta provocación y dio un paso al frente posando sus viejas manos sobre la estrecha cinturita de la nena.

¡aaaaah! ¡uhm don felino!, ¿qué hace?…, se le escapó un tierno y sensual suspiro, casi desfalleciendo de placer al sentir el tacto de esas grandes manos apoderándose con propiedad de su estrecha cintura, aquel contacto fue una descarga de eléctrica de placer hacía todo su cuerpo, para luego cuestionar sorprendida los avances del vejete, pero realmente estaba excitadisima de sentir esas viejas manotas disfrutando de su delicada y suave piel, haciéndole sentir ese raspadito que le daba escalofríos y le causó sensaciones inexplicablemente maravillosas.

Tranquila mi zorrita, solo quiero sentir su piel? Uhmm qué suavecita eres, pareces una bebe?Le dijo cerca del oído con una voz cargada de lujuria y perversión, haciendo que la colegiala se estremeciera de las ricas sensaciones que le hacía sentir el viejo zorro.

¡ay! Don felino, no haga eso? Que me hace cosquillas…reconoció torpemente la dulce jovencita dentro del nerviosismo, ignorando que su inocencia enardecía aún más al exaltado conserje, pero estaba demasiado vulnerable, era la primera vez en su vida que sentía calentura, nunca había sentido algo así de intenso con los chicos de su edad, por eso no paso realmente de los besos.

¡uff qué cinturita tienes!, moviendo una de sus manos hacia el liso vientre de la jovencita, el cual comenzó acariciar suavemente, casi rozandola con las yemas de sus agrietados dedos, disfrutando de la desquiciante suavidad y tersura de la piel, logrando que la chiquilla experimentará unos ricos escalofríos producto de las rasposas manos.

¡uhmmm don felino por favor suélteme, me está poniendo nerviosa, reclamó sumisa y sin mucha convicción, mientras intentaba detener los lujuriosos avances del viejo conserje, que la apretó nuevamente de la cintura de manera dominante, apresando su cuerpo con fuerza entre sus viejas manos, obligándola a apoyar sus manos sobre el mueble de cocina para equilibrarse del brusco movimiento.

El maduro dominado por la calentura acercó su panza a la espalda de la muchachita haciendo que se arqueara y que por consiguiente sus nalgotas se alzarán dentro de las calza, momento que el viejo aprovechó para apoyar su dura erección sobre los descomunales cachetes de angie, haciéndole sentir toda su calentura a través de su miembro viril.

¡uhmmm siente como me pusiste pendeja puta…

¡aaaaah nooo!!, ¡uhmm don felino ya basta, déjeme por favor!!, pidió la desesperada jovencita, que seguía resistiéndose a pesar de las poderosas emociones que se estaban desatando dentro de ella, estremeciéndose internamente por la manera que la estaba llamando ?Puta?, esa palabra que tanto la había alterado, despertando intensas y potentes sensaciones debido a que nunca antes habían sido exploradas, experimentando una excitación que la asustaba.

No podía creer que un viejo como don felino le estuviera apoyando el trasero con tal descaro y perversión, restregando su enorme bulto sobre sus deseadas pompis, el cual se empezaba a mover descaradamente por encima de sus nalgas, en ese momento sintió culpa de haberlo provocado, en ese mismo instante sintió un calor infernal que se transformó de pronto en vergüenza absoluta, de manera instintiva apretó aquellas enormes montañas de carne para cerrarlas y protegerse de la evidente amenaza que significaba sentir la dura erección del viejo sobre sus posaderas.

Tenía que evitarlo a toda costa, como era posible que un viejo feo fuese el primero en disfrutar de su cuerpo, entre la cordura y la racionalidad cuestionaba lo que estaba ocurriendo, sobre todo después de haberse negado a las caricias de los chicos más populares y atractivos del colegio, recién ahí fue consciente que la situación se le estaba yendo de las manos, ya que realmente estaba excitándose.

¿está segura que desea eso?, preguntó el morboso maduro moviendo sus rasposas manos por encima de las costillas de la nena con una sola intención, apoderarse de los tremendos pechos de la colegiala, los cuales comenzó a estrujar con lujuriosos apretones al palpar y dimensionar las tremendas tetas que se gastaba la muchachita.

¡mmmmmmm don felino uhmm!!, la nena solo pudo gemir retorciéndose entre las manos del vejete, al sentir por vez primera las manos de un hombre sobre sus pechos, experimento un placer descomunal, sin embargo algo de cordura guardaba e intentó apartar las enormes manos del viejo por acto reflejo, pero sus manos no tenían las fuerzas, ni la voluntad para detener esa lujuria que estaba desbordando el perverso conserje sobre su cuerpo, sintió su concha acalambrarse de tanto placer por estar siendo manoseada de tal manera.

¡oooh que par de melones más grandes te cargas pendeja, aparte de estar culona estas bien tetona, eres una diosa!!, dijo el sulfurado vejete mientras sus manos no dejaban de manosear con desesperación esas tremendas chichotas entre sí, acercando su hedionda boca al sensible cuello de la nena para comenzar a chuparlo y lamerlo con toda la calentura que lo dominaba en ese momento, buscando acrecentar al máximo la excitación de la inocente colegiala.

¡aaaah aah! ¡ay no, aay! Um no, la nena cerró los ojos y se mordió el labio inferior producto del intenso placer que empezó a generar la babosa boca del viejo chupando su sensible cuello, mientras se agasajaba como un poseso con sus inflamados melones, como tanto anhelaba la chiquilla en sus más íntimos deseos, podía sentir su concha rebozando de placer por cómo la estaba tocando ese viejo.

Junto a esa lengua deslizándose apasionadamente por la extensión de su cuello, haciendo que todo su cuerpo se estremeciera de placer, más aún al sentir la dura erección del vejete bien clavada entre medio de sus pompis, podía sentir la vergota del viejo deslizándose por el canal trasero de sus glúteos, nunca había experimentado una excitación así de poderosa.

¡aaaah aah no haga eso! ¡uhmm um aah!!, con sus manos intentaba moverse y detener lo que estaba pasando, pero el viejo la tenía tan bien sujeta que la hacía sentir débil e impotente ante su lujuria, muy asustada por lo que realmente estaba sintiendo, que estaba derritiéndose con las caricias y tratamientos que ese hombre mayor le estaba proporcionando a su necesitado cuerpo..

No sabía si haberse aguantado tantos años al ser tan selectiva, eran los responsables de que su cuerpo la traicionará de tal manera, reclamando lo que realmente necesitaba, sentirse mujer, cómo nunca se había sentido, pero cómo podía ser con don felino.

¡ummmm no sabe cuánto deseaba tenerla así mi putita culona!…pasando su lengua por el cuello para saborearla con perversión, la deslizó como una brocha por la extensión de su cuello mientras punteaba con bravura el enorme trasero de la nena, así fue bajando con su boca hacia los hombros que se encontraban descubiertos para besarlos con auténtica pasión, utilizando mucha lengua, sin dejar de apretar los turgentes senos de la chica.

¡aaaaaaah aah ah dooon umm noo haga eso, aaah que estoy sudada mmm!! Gemía quedita por sentirse a merced del placer que desbordaba el sulfurado maduro, que la estaba tocando como tanto deseaba en sus más perversas fantasías, la calentura simplemente se estaba apoderando de ella y no podía hacer nada para oponerse, así levantó el rostro con los ojos cerrados y la boca entreabierta, recargándose sobre el pecho del vejete para disponerse a disfrutar del placer que le brindaba.

Don felino impulsado por la calentura y la entrega de la jovencita, le mordió la parte trasera del cuello, haciendo que la nena se quebrará abruptamente y bajará la guardia por unos segundos.

¡aaaaaaaay!! Fue el intenso grito que largo la escultural colegiala cuando sintió aquel mordisco de gato en celo, haciéndola sentir más débil y vulnerable, dominada ante el deseo y lujuria del arrebatado vejete, que no perdió el tiempo y haciendo honor a su nombre, llevó sus manos a los tirantes del top para dejarlos caer a través de los brazos y con actitud dominante le bajó el top, sin darle tiempo a reaccionar.

La chiquilla sintió como su top cayó dejándola con su ropa interior al descubierto, instintivamente llevó sus manos hacía sus pechos para cubrirlos, momento que el conserje aprovechó para soltar el sostén con maestría desde la parte trasera, ante los infructuosos intentos de la nena por detenerlo, luego le tomo las manos y se las apartó con autoridad hacia los costados de su cuerpo, con esa manera dominante la mantuvo por unos segundos, demostrando quién mandaba.

Uhmmm por favor don felino no lo haga, yo soy una chica decente, déjeme por favor… Dijo a penas y de manera muy sumisa, casi con sus últimas fuerzas, estaba demasiado caliente por cómo la estaba tratando don felino, que se mostraba más pervertido y dominante que nunca, sin darle tiempo a reprocharle sus avances cuando ya la tenía disfrutando de ellos.

¿decente?, no eres más que una pendeja calienta penes que le fascina mostrar el culo!!, le dijo con perversión al oído, enterrando su verga entre los gordos cachetes de la joven.

¡uhmmm don felino!!, eso no es verdad, yo no soy eso que dice? Protestó débilmente, experimentando una sumisión que nunca antes había sentido, disfrutando de un morbo inexplicable de sentirse dominada por ese viejo lascivo, dispuesto a todo por gozar y saciar sus más bajos instintos con su voluptuoso cuerpo.

Uhmmm apuesto que tienes la conchita mojadita por andar mostrando el culo enorme que tienes, ¿cierto? Soltando las muñecas de la joven, con su mano derecha hizo el ademán de meterse por dentro de la calza para comprobar sus tesis .

!Uhm noooo don felino, no me toque ahí!! Grito desesperada llevándose ambas manos hacía su pubis para detener la desvergonzada mano del vejete, no podía permitir que la tocará ahí abajo, se moría de vergüenza de lo empapada que estaba.

El conserje rápidamente utilizó su otra mano para sacarle los sostenes, junto con bajarle el top a la cintura dejándolo arremangado como si fuese un cinturón, logrando desnudar el torso y los enormes melones de la colegiala, que se mostraban agitados por la evidente excitación que estaba viviendo, con varias gotitas de sudor que los hacían ver aún más apetitosos y deseables, con sus delicados y pequeños pezones duros como rocas.

¡aaaaaah umm noo que hace uhmmm dooon!!. Fueron los sensuales gemidos que lanzó la jovencita cuando el maduro abalanzó sus grandes manos para apoderarse de sus desnudos y sensibles melones, experimentando las sensaciones más ricas de su vida al sentir esos agrietados dedos sobre la suavidad y turgencia de sus inflamados pechos, sobre todo cuando empezó a manosearla con más rudeza, era la primera vez que le tocaban los senos y no sabía lo sensible que eran.

!Uhmmm que duras y suavecitas bebe, mmm ¡son enormes!, tan tetona y culona que me salió bebita, ¿sabe que?, me dan ganas de adoptarla pa? Hacerla adicta a mi pichula, ¿por qué eso andas buscando con estas calzas, cierto?, besándole el cuello apasionadamente con su lengua circulando lentamente.

¡aaaaaah aaaah uhmmm aah ay uy mmmmmmm!!, la nena desfallecía de excitación por las cosas y palabras que utilizaba ese viejo lascivo, palabras sucias vulgares que siempre la avergonzaron e indignaron, pero que ahora la hacían calentarse más mientras solo se dedicaba a gemir de tanto placer que experimentaba con las manos del viejo sobre sus tetas, enloqueciendo de la perversión por imaginarse las cosas que le decía el vejete.

Pero jamás se entregaría a reconocer algo tan íntimo y personal, una sensación reciente que no definía su presente, aunque en ese momento una parte suya deseaba responderle con todas sus fuerzas la verdad, pero por dignidad no lo haría, además que ella tenía el derecho de vestirse como quisiese.

¡responde puta de mierda!!, presionó de manera autoritaria y dominante, enterrando sus viejos dedos sobre los turgentes e inflamados pechos para propinarle intensos y poderosos apretones llenos de lujuria y desbordante deseo, por la desquiciante sensación que le ofrecían los enormes y duros pechos de la colegiala, junto con esa suavidad que lo estaba volviendo loco.

¡uhmmm don felino!!, no me llame así, ¡aah aah mmm! Yo no ando buscando eso que dice? Recargándose nuevamente sobre el vejete con sus manos puestas sobre las del viejo, sintiendo ella misma como le manoseaba sus juveniles pechos , sin poder hacer nada para evitarlo.

El vejete comenzó chupar el otro lado del cuello como si fuese un vampiro alimentándose, aprovechándose de la entrega de la chiquilla realizó un movimiento en fracción de segundos, bajó y metió una de sus manos como flecha dentro de la calza, incluso por dentro de la tanguita.

Uhmmm vamos a ver sí es cierto?

¡mmmm don felino!!, ¡oooh noo!, mmm por favor, ¡aaah!, se lo suplico, uhmm no me toque ahí? Pidió la desesperada nena estremeciéndose completa sintiendo como su corazón se aceleró abruptamente al sentir los agrietados dedos hacer contacto directo con su inexplorado monte de venus, uno de sus rincones más sagrados, donde nunca un hombre había estado.

No podía dejar que bajará más a pesar del enorme placer que le generaba sentir los viejos y callosos dedos frotando la suavidad de su vulva, juntando los muslos empujó su trasero con todas las fuerzas contra la vergota que sentía clavada entre sus posaderas para cerrarle el paso a la mano del vejete.

Don felino sin despegar su mano del lugar que estaba se mantuvo recio y aprovechó el culazo que lanzó la chiquilla para mandarle un fuerte golpe de cadera, dejando ese enorme trasero para su completa admiración mientras la nena movía ese par de tremendos cachetes producto de las tocaciones que le aplicaba en la vagina, sin duda alguno lo que más le calentaba a don felino de angie eran sus descomunales nalgotas, impulsado por el deseo de años le estampo una sonora nalgada que resonó en todo la casa, haciendo vibrar esas inmensas montañas de carne en toda su magnitud.

¡¡aaaaaaaah!! Gritó por la intensidad y ferocidad de aquel golpe, le había dolido mucho, pero de la misma manera, había sentido un extraño y perverso placer que la llevó a menear sus 115 centímetros de trasero de manera circular.

El viejo conserje creía que iba a morir de placer y calentura, experimentando un morbo desquiciante al sentir la suavidad que había en el pubis de la nena, percatándose que no habían pelitos y parecía una bebita, aquello lo terminó de enloquecer y lo impulsó a dar la estocada final para abrirse paso con determinación con sus viejos y toscos dedos hacia los viscosos y estrechos labios vaginales de la virginal colegiala, donde al fin pudo comprobar que efectivamente angie no solo tenía la concha mojada, si no que la tenía completamente empapada.

Uhmmm no lo puedo creer… Estás completamente empapada culona de mierda, ¿ves como tenía razón pendeja puta?, te dije que tenías la concha mojada, ¿ahora sí vas a admitir que te gusta andar mostrando el culo?

El maduro dentro de toda la emoción que estaba sintiendo, quedó consternado, no podía creer que la nena estuviese tan empapada, así la siguió masturbando con más ganas, mientras su otra mano bajaba hacía las enormes ancas para manosearlas como tanto deseaba, apretando y estrujando con fuerza los prominentes glúteos.

.

Angie al sentir los dedos del vejete en su conchita fue una descarga eléctrica de miles de ondas que se desplazaron por todo su cuerpo, no lo podía creer, ese viejo le estaba tocando las nalgas mientras la masturbaba, causándole un placer descomunal, estaba sucumbiendo al placer más grande su vida a manos del pervertido conserje de su villa que estaba manoseando su voluptuoso y virginal cuerpo cómo se le daba la gana, no daba más del enorme placer que le producían aquellos dedos, estaba a punto de experimentar el primer orgasmo de su vida.

¡aaaah aaaaaah mmm sí uhm sí aaaaah! ¡aaaaaah!? Dijo entre suspiros y gemidos con mucha vergüenza por reconocer algo así de personal y reciente, sin embargo el morbo que sentía por decir la verdad era superior, retorciéndose entera comenzó a sentir la venida un placer inexplicable recorriendo su figura.

Don felino no podía creer que una de sus mano estaba tocando y masturbando la empanada y delicada conchita de la joven chiquilla, mientras que la otra manoseaba con depravación aquellas inmensas nalgas que tanto lo calentaban, apretando con todas sus fuerzas las exuberantes carnes de la voluptuosa jovencita.

¿¡si que puta de nalgas grandes!!?. Estrujando y amasando esos grandes trozos de carne, le faltaban manos para agarrar tanto culo, estaba enloqueciendo con el descomunal trasero de la chiquilla, aumentando a su vez la velocidad de sus dedos gatilladores, haciendo que la nena se arqueara de tan suculentas tocaciones y siguiese con sus endemoniados meneos.

¡aaah aah aaay mm me gusta mostrar las nalgas mmm aaah sí, ummm dios mío que rico, que rico, mm siga don felino siga aaaa sí sí mmm me voy a venir!!

Aún no bebe, antes me vas a mostrar las nalgas como corresponde, ¡bájate las calzas puta de mierda!!, hazlo pensando en todas las vergas que paraste!! Deteniendo los dedos que estimulaban la palpitante panochita de la nena, comenzó acariciarle la vulva para desesperarla aún más tras haberse detenido segundos antes de su orgasmo.

En ese momento la inocente colegiala supo que ya no había vuelta atrás, el viejo conserje la había dominado a través del placer que ansiaba y necesitaba su cuerpo, dispuesta a complacer las pervertidas peticiones del conserje para alcanzar el orgasmo, llevó las manos hacía los bordes del calza para desnudar sus grandiosas pompis por vez primera para un hombre.

Despertando el lado más calenturiento y lascivo de la colegiala, y que revela la inédita personalidad de la jovencita hasta ese entonces, la angie puta, ese alter ego que hace meses pedía a gritos atención, ese que deseaba comenzar a vestirse más ajustada para mostrar los impresionantes dotes de su cuerpo.

Ese que gozó sentirse deseada al provocar los más bajos instintos en el sexo opuesto, ese que se empezaba a fijar en hombres mayores por el fuerte morbo que le generaban cuando la admiraban y deseaban con tal ímpetu y sin disimulos. Ese lado que estaba disfrutando la sumisión que experimentaba al sentirse dominada por el vejete, tanto por sus formas recias, como sus tratos rudos para referirse a su persona, siempre había sido muy soberana, sin embargo era primera vez que un hombre la trataba de esa manera, haciéndola sentir débil ante sus pervertidos deseos.

Angie con el corazón latiendo a mil nuevamente comenzó a bajarse las calzas con algo de trabajo debido a las dimensiones de sus voluptuosas ancas, sin embargo lo hacía lentamente, disfrutando cada segundo por estar desnudando su más preciado atributo, el cual se comenzaba a desbordar a medida que iba siendo descubierto, expandiendo las inmensas proporciones de sus robustos glúteos, así hasta dejar ese impresionante par de nalgotas totalmente expuestas?

Don felino quedó pasmado frente a tan espectacular obra de la naturaleza, el trasero de la nena era inmenso y se mostraba en toda su magnitud y majestuosidad, con nada más que ese diminuto hilo que yacía completamente perdido entre las descomunales ancas, ya no le quedó ninguna duda acerca de sus razonamientos cuando la vió salir, la nena efectivamente andaba buscando verga exhibiendo el culo como una calienta verga, complacido por la entrega de angie se agachó para terminar de quitarle las calzas.

Ummmmm que par de nalgotas tan descomunales tienes culona puta, no hay duda que saliste bien sexy en busca de verga, mírate nada más, mostrando todo el culo con esto que no te cubre nada? Dijo lascivamente cerca de su oído mientras comenzaba a sobar las portentosas nalgas, experimentando la calentura más grandes de su vida al sentir la curvatura y suavidad de tan enormes nalgotas

La colegiala por su parte no se aguantó las ganas de voltear su rostro para observar el pervertido rostro del vejete mirando su casi desnudo trasero con insano deseo, con esa calentura enfermiza que tanto la inquietaba, podía sentir la lujuria de ese hombre quemado la piel de sus desnudas pompis, experimentando un morbo muy intenso por estarle mostrando el culo a un viejo como don felino.

Mmmmmm ¿le gustan mis pompis don felino?, preguntó de pronto con una inocencia cargada de sensualidad mientras paraba el culo como si estuviera ofreciendo las nalgas, sintiendo las viejas manos directamente sobre sus grandes glúteos, lo cual le producía un desesperante cosquilleo producto de los callosos y agrietados dedos, los cuales recorrían la suavidad de su redondo y lozano trasero.

Mmmmmm me vuelven loco mi zorrita, no sabe todas las cosas que deseo hacer con sus pompis? Sin poder aguantar más tanta calentura, así comenzó a propinarle fuertes y sonoras nalgadas que hacían vibrar los desnudos glúteos, le desquiciaba observar el tremendo trasero de la nena a su completa disposición, con nada más que ese hilo que lo separaba de la vagina y el nudo rectal de la chiquilla, estaba como loco desatando su calentura a través de las palmadas.

¡ooooooh mmmm aaah aah ¿cosas como que don felino?

Mmmmmm ¡sigue meneando el culo y te vas a enterar pendeja puta!… Nalgueando fuera de sí las poderosas asentaderas de la nena

La nena solo se dedicaba a gozar entre fuertes y lastimeros gemidos, deleitándose de placer por los perversos azotes que castigaban sus gordas pompis, estaba gozando sus dominantes tratos, apretaba sus carnosos muslos entre sí de la desesperación, buscando aguantar el dolor por los intensos golpes que le propinaba el desalmado vejete, que extrañamente entre más fuerte le pegaba, más placer que le generaba al ir sintiendo como sus posaderas comenzaban a prenderse en fuego, así comenzó a moverlo sensualmente y con suma provocación.

¡aaaaah aaaah! ¡mmm aaaah!, ¿así está bien don felino? Mmm!! No podía creer que su virginal cuerpo estuviera gozando de los sádicos golpes que recibían sus pompis, mordiéndose los labios gemía gustosa al recibir las placenteras palmadas que le daba, estaba realmente disfrutando ser nalgueada por el pervertido y viejo conserje de su villa.

¡ummm noo, para más el culo pendeja puta!! ¡paf paf paf paf!! Pegándole fuertes nalgadas a cada glúteo con toda la calentura que le generaba el imponente culo de la colegiala.

¡aaaaah aaaah mmmm sí! Mmm don felino yo las paroooo masss mmm pero aaaaah no me pegue tan fuerte mmm aaaaaah! Respondió entre intensos gemidos, sabiendo que el lujurioso conserje no le haría caso y que sus ruegos excitaban aún más al exaltado conserje, enervando los deseos de la inocente colegiala que a esta altura, solo pedía un alto para no obtenerlo, para seguir sintiéndose más dominada por don felino

Quebrando la cintura alzó pecaminosamente sus tremendas nalgas, las cuales se expandieron en toda su magnitud haciendo que se vieran aún más descomunales, más soberbias y esplendorosas para seguir disfrutando de ser nalgueada.

Mmmmm que bebita más puta, ¿te gusta lo que te hago culoncita?, es tu castigo por andar disfrutando de parar vergas, preguntó el perverso vejete que buscaba descubrir los más íntimos secretos de la jovencita.

¡ummmm sí me gusta! ¡aah aah mmm todo lo que me está haciendo me gusta, aaah mmm siga don felino, siga por favor, mmm me quiero venir! Reconoció totalmente entregada al placer de estar siendo tratada de esa manera, ya que ni se quejaba por el dolor de los tremendos golpes que azotaban sus enormes posaderas, que recibían heroicas los castigos del exaltado vejete mientras movía deseosa las nalgas de una manera que invitaban a sodomizarla.

El maduro conserje no podía creer que estuviese disfrutando de sus más perversas fantasías con esa voluptuosa jovencita, esa nena sin duda alguna era una de las colegialas más deseadas y codiciadas no solo en la villa y el colegio, sino de todos los lugares que circulaba, ya que era imposible no contemplar semejante jovencita, era la obsesión inalcanzable para todos y ahora se encontraba entregada a sus deseos.

Mmmmm si se quiere correr, entonces dígame… ¿que buscaba una chica decente como usted, mostrando y moviendo este inmenso trasero como una vil ramera? Preguntó buscando desnudar los deseos de la excitada jovencita, volviéndose loco al contemplar cómo vibraban las suculentas y descomunales porciones de carne entre sí, descargando toda su lujuria sobre las inmensas ancas de la jovencita, junto al fuerte sonido que acompañaba cada palmazo, los cuales iban dejando el portentoso trasero cada vez más colorado.

¡mmm mmmm aaaah uuuhhh mmm peneee!!.. ¡aaah! Ahh peneeeee don felino, peneee!

Don felino sonrió complacido y se abrió el pantalón y bajó el cierre del mismo para revelar parte de los blancos calzoncillos, que no eran suficientes para cubrir los 18 centímetros de carne, ya que un poco más del glande se escapaba por la parte superior, agarrándola desde de la base la sacó hacía fuera para posicionarse detrás de la nena, procurando que su desnuda y palpitante erección quedará bien metida entre los soberbios cachetes de la nena.

¡mmmm entonces pídeme verga!! Exigió el dominante vejete que pudo sentir cómo las enormes nalgotas de la colegiala se abrazaron a su vergota, experimentando una calentura sin precedentes al sentir la endemoniada curvatura de semejantes posaderas apretando con intensidad su vergota, así volvió a masturbarla con todo mientras su otra mano se apoderaba de los increíbles melones, término abalanzándose a su cuello para chuparlo fuera de sí.

Angie estremeciéndose completa de tantos estímulos simultáneos, sintió como la visión se le comenzó a nublar y comenzó a gemir y gritar cada vez más alto del inmenso placer que le estaba haciendo sentir don felino, específicamente por ese enorme pedazo de carne gruesa y palpitante que se había metido irrespetuosamente entremedio de su pompis, a sintió tan grande que instintivamente apretó las nalgas con fuerza.

El viejo conserje bufó como un toro y cerró los ojos de tanto placer que sentía por los ricos y placenteros apretones que le propinaba la jovencita con sus increíbles nalgas, que, haciendo que se escaparan muchas lágrimas por ese glande, que lloraba de la emoción de estar alcanzando la gloria.

Aquello fue demasiado para la inexperta jovencita que sentía que algo enorme iba a explotar dentro de ella, un placer inmenso que estaba asaltando cada rincón de su juvenil y exuberante cuerpo, eliminando cualquier vestigio de resistencia o dignidad, solo había una idea, entregarse.

Mmmmm ¡aaah aah no aguanto más, sí sí que rico me ummm me voy a venir, me voy a venir, ¡aaah aah sí sí mmm quiero vergaaaa, deme verga don felino, deme vergaa aaaah ooooh mmmm me vengo oh sí.

Fue así como angie explotó en el primer orgasmo de vida, experimentando un placer colosal que la hizo moverse lascivamente con sensuales movimientos de cadera, meneaba el culo de manera endemoniada sin cesar los apretones de sus descomunales nalgotas, mientras su inmaculada conchita se estremecía entre fuertes palpitaciones que expulsaban abundantes líquidos, por 15 segundos estuvo corriéndose en un prolongado orgasmo.

By: Darkghostwritte 💕💕

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AlfredoTT
AlfredoTT
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