De Amazon Prime a la realidad
Mi nombre es Juan José y estoy en pareja con Lola desde hace más de 15 años; ella 38, yo 36, no tenemos hijos. En todos estos años crecimos juntos en todos los aspectos, pero especialmente en el sexual, aunque algún tiempo la relación se vio afectada por una colopatía tóxica entre ambos; esos días quedaron atrás. Con el correr de los años y la rutina, tuvimos que ingeniarnos para mantener viva la pasión; pasamos desde disfraces y juegos de roles hasta tener sexo en lugares públicos. Pero un día viendo una serie en Amazon, “El juego de las llaves”, nos picó el bichito del
Intercambio de parejas. Lo charlamos y a ambos nos calentaba la idea de coger con otra pareja, pero viendo cómo garchamos cada uno. Empezamos a investigar el mundo swinger, pero a Lola no le copaba mucho coger con un completo desconocido. Entonces empezamos a pensar en cómo hacerlo con una pareja amiga (hace aproximadamente 10 años) que vive en otra ciudad y una vez al mes viene a ver familia y a visitarnos. No sabíamos bien cómo encarar el tema, aunque la confianza con ellos solía hacer que tuviéramos charlas calientes, pero nunca de ese tema.
El día que venían a visitarnos preparamos todo: una rica picada, bastante vino como para relajar, Lola una bomba con un vestido blanco cortito, escotado y suelto, a media luz y con la propuesta de ver la serie como para de esa manera ver si el tema puede prender. Llegan Fede y Vero, 21 h, un clima inmejorable y todo muy normal. Al segundo capítulo, Vero exclama: “¡Qué adrenalina!”, Lola responde: “¡Y qué calor!”. Aprovecho y digo: “Es para parejas muy sólidas eso, pero debe ser insuperable hacer algo así y que sea supersecreto”. Fede se ríe y dice: “No sé, con las personas correctas puede ser un planazo”. ¿Estás? Le pregunto, y él dice: “¿Lo preguntas en general o acá ahora?”. En ese orden, respondo.
Él, mirando a Vero: “Yo con mi reina voy a la guerra si ella está; obvio que la confianza facilita mucho las cosas”.
Vero se pone muy colorada, y con una sonrisa nerviosa confiesa que ellos habían hablado hace tiempo del tema pareja abierta, pero nunca de intercambio, y menos con amigos, pero Fede tiene razón, la confianza relaja todo y vos, Juan, también tenés razón, el que sea un secreto entre 4 personas y 4 paredes le da mucho picante.
Lola, con un timing exacto, me da un profundo beso de lengua y se levanta de mi regazo para ir a buscar otro vino, y yo agarro su hermoso culo y levanto ese corto vestido. Fede exclama: “¡Apa!”. Al toque mira a Vero y le pide perdón; Vero solo se rio. Cuando Lola vuelve, vino en mano, Vero pregunta si vemos un episodio más. Ya el ambiente era embriagante y se podía sentir una tensión y calor sexual enormes. Lola le propone a Vero cambiar lugares y que cada una quede sentada al lado del marido de la otra; ella, notablemente nerviosa, accede.
Nos miramos con Fede y, sin decir una palabra, cada uno dio el ok para que las cosas fluyan. Se produjo un silencio incómodo que estuvo a punto de romper el clima. Pero Lola me dice: “Amor, si nosotros proponemos, seamos nosotros quienes empecemos”, y besa muy suavemente a Fede. Nos miramos con Vero e hicimos lo mismo, y la tensión se convirtió en sexo; todo fue pasión en sofás enfrentados. Separados por una mesa ratona, ambas nuevas parejas empezamos a coger con tanta calentura que los gemidos de los 4 eran muy fuertes. Yo desvestí a Vero muy rápido y bajé a comerme esa concha deliciosa, totalmente depilada, y ella se retorcía y gemía.
de reojo y Fede tenía a Lola en 4 la tanga corrida y chupaba concha y culo como si fuesen fruta, Lola estaba extasiada, nunca la vi así, Vero acaba y aprieta mi cara contra su concha mientras gime y pequeños gritos, la beso y ella me pajea me acuesta en el sofá y empieza a chuparme la pija y los huevos y aunque escuchaba de todo del otro sofá, no podía abrir los ojos del placer que me daba Vero; se sube y empieza a cabalgar con mucha lujuria, miro al otro sofá y veo que Fede se garcha en 4 a Lola y salivaba el culo preparándolo para cogérselo, Lola en el cielo siendo detonada por nuestro amigo, Vero me agarra de la cara y me pide que solo me ocupe de ella, entonces la traigo a mi y la bombeo con fuerza mientras nos besamos desaforadamente, empiezo al mismo tiempo a meterle un dedo en el culo y cada vez gemía más, hasta que me dice “haceme la colita mi amor por favor!” Entonces saqué la pija de una empapada concha y empecé a apoyar la cabeza en el culo así como estábamos, ella arriba mío, y fui empujando y ella sentándose en el picho despacito, y al rato estaba literalmente cabalgando a todo ritmo con la verga adentro del culo y yo con un pulgar estimulaba su clítoris hasta que acabamos y sé queda acostada arriba mío, miramos al costado y Lola estaba ordeñando la poronga de Fede hasta que le sacó la última gota.
El éxtasis pasó, pero todo era muy relajado, fluía; nos quedamos todos desnudos tomando vino y hablando como si eso que había pasado no fuese novedoso, como si fuese la vez 100 que lo hacíamos. Se hicieron las 4 de la mañana y nos despedimos afectuosamente. Desde ese día, 1 vez al mes, nuestra casa era un refugio hermoso donde el sexo y la desnudez reinaban; la libertad que experimentamos nunca más la volvimos a sentir. Ellos fueron padres hace un par de meses y entendemos los 4 que, por un tiempo, nuestras juntadas no se iban a repetir. Pero también tenemos muy claro que es solamente una pausa; esto recién empieza.
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