Mi mujer y el portero del edificio

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Soy José Luis. Me casé muy joven y mi matrimonio terminó porque mi ex era alcohólica. Fue duro, pero lo superé. Eso fue hace diez años.

Estaba en pleno proceso de divorcio cuando conocí a Ana, una vecina muy atractiva. Alta, con tipo de modelo, educada y con clase. Aunque nos conocíamos de vista, comencé a charlar con ella en la piscina de casa. En ese momento yo tenía 38 años y ella 30.

Curiosamente, había tenido un novio con el que acababa de romper por un motivo parecido, y ella no aceptaba su adicción. Compartía piso con una amiga con novio, pero quería dejarlo para irse a un apartamento por la misma zona para tener ambas más independencias. 😁

Fuimos intimando y aceptó que saliéramos un día a cenar. Comenzamos a vernos a diario y a tener una relación más seria. No acababa de creerme la suerte que tenía al estar con ella. Era la mujer ideal.

Pasaron casi dos meses hasta que tuvimos nuestra primera relación íntima

Fue maravilloso, y yo me sentía como en una nube. Como ella quería dejar su apartamento, propuse que se mudara a mi piso, y comenzar una convivencia. Aceptó, y la convivencia se desarrollaba normalmente entre nosotros.

Pero al poco tiempo la empresa para la que yo trabajaba como director de ventas fue absorbida por otra, y mi actividad cambió por completo, teniendo que hacer muchos viajes semanalmente, sobre todo entre España y Francia donde estaba la central de la nueva compañía. Los horarios eran difíciles, pues en muchas ocasiones debía viajar de noche para acudir a una reunión en parís a primera hora de la mañana, y tener luego una serie de reuniones sucesivas durante todo el día. Muchos días dormía fuera de casa, y cuando por fin llegaba, me sentía agotado. 😂

A causa del cansancio, me ponía nervioso, trataba a Ana de forma impaciente y, lo peor, cuando me quise dar cuenta, llevábamos meses sin tener relación sexual. Ella me lo comentó en varias ocasiones, pero yo me sentía atacado. Para colmo, cuando lo intentábamos, por el cansancio o el estrés, tuve varios episodios de impotencia.

Mi pareja se comportaba muy bien conmigo, trataba de ser comprensiva, pero al mismo tiempo se quejaba de que yo ya no era el mismo, incluso me pidió que dejara el trabajo. Ella tenía su profesión en una empresa de diseño textil, y me decía que podíamos pasar con lo suyo mientras me salía otra cosa. Incluso me habló de ir a terapia. 😉

Ahora comprendo que debí hacerle caso en todo, pero mi orgullo me llevó a reaccionar mal. No quería ni oír hablar de nada de ello. Para colmo, teníamos intención de casarnos, pero ella me dijo que mientras no estuviera yo más estable, prefería que siguiéramos conviviendo, pero sin casarnos aún.

Yo estaba tan seguro de ella, que no hacía nada por querer ver la realidad. Como tampoco era consciente de que, una mujer tan atractiva podía ser codiciada por otros. Lo que ocurrió después aún me cuesta aceptarlo.

Ana recibía frecuentemente envíos de prendas textiles en cuyo diseño y comercialización ella participaba, para enviarlos de vuelta a la fábrica con sus correcciones. Cómo eran cajas grandes y pesadas, le dábamos una pequeña cantidad al mes al empleado de la finca para que le ayudara con ello. Se llamaba Román, y era un tipo bastante alto y varonil, de 40 años, que tenía asignado un pequeño piso en el propio edificio donde vivía con su mujer, bastante obesa y dos hijos aún pequeños del matrimonio. 😍

Román era muy servicial con nosotros, aunque tenía maneras chulescas y un poco macarra. Pero no se podía negar que era un tipo muy viril y atractivo.

En una ocasión en que traían cajas de ropa a Ana mientras yo estaba fuera, una señora madura, Isabel, estilista de la firma de ropa, vino a la vez a casa para comentar algunas cosas con Ana, y llevarse prendas que mi pareja ya había revisado. Al bajar en el ascensor las dos con Román, Isabel se atrevió a comentar a Ana que tenía un portero muy guapo.

Román, con sus habituales maneras un tanto groseras, le dijo: “señora, no se ofenda, pero es un poco mayor para mí. Sí me lo dijera una chica tan guapa como Ana, sería distinto“. Isabel no le dio importancia a las maneras de Román, pero no dejó de comentarle a Ana que el portero le tiraba claramente los tejos. 😎

Ella no me comentó entonces nada. Pero era una mujer desatendida por su pareja, y algo así era un peligro que no tardó en materializarse.

A los pocos días coincidió de nuevo con Román quien le ayudaba a subir cajas, y este se disculpó por si le había molestado su comportamiento anterior. Ana quiso eludir la conversación, pero él le dijo claramente que era una chica muy atractiva y él simplemente había manifestado su admiración. Pero que sabía que yo viajaba “demasiado”, y si en alguna ocasión se sentía sola, podía contar con él para lo que fuera. Ana cortó educadamente la conversación, pero al quedarse sola en casa no pudo evitar darle vueltas. Muchas. Empezó a fantasear con aquel hombre tan distinto socialmente a ella. 😃

El hecho fue que, tras pensar en ello en mis ausencias, se le ocurrió algo que le asustaba al tiempo que parecía excitante, y fue tentar a Román. En la primera ocasión en que le tuvo que subir cajas el portero, ella lo recibió con un vestido muy mini, semitransparente, tan solo con una mínima braguita debajo y descalza.

Yo estaba en uno de mis viajes, y no había peligro de que volviera. Román, tras colocar las cajas, le dijo a Ana con toda claridad que se sentía muy atraído por ella y deseaba besarla. Ana se limitó a mirarlo con una sonrisa. Él la besó, y al poco rato estaban en nuestra propia cama. Cuando Ana vio a Román desnudo, resultó ser un tipo tan dotado como parecía. Ella le practicó una felación, y él le puso boca arriba y la penetró sin protección alguna, haciéndole el amor furiosamente y eyaculando dentro de ella. 😁

Por supuesto, no me enteré de nada.

Ana y Román continuaron su relación clandestina en mi ausencia

Ella le pidió que usara preservativo, pues ella no tomaba anticonceptivos, pero él prefirió seguir sin precauciones. Ella aceptó, y antes de un mes estaba embarazada.

Yo no me enteré de nada. Y ella pensó en dejarme y empezar una nueva vida con Román, pero él no quiso saber nada del embarazo, temiendo además un enfrentamiento conmigo. 😘

Debido al estrés y otros condicionantes, Ana abortó espontáneamente. Parece ser que esperaba gemelos.

Yo finalmente cambié de trabajo, y Román fue despedido de la casa por pequeños hurtos que había cometido.

Ana y yo retomamos nuestra relación poco a poco. Pero hace un año, me enteré por un vecino de que Román había perdido uno de sus hijos en un accidente. Se lo conté a Ana, y no entendí por qué se echaba a llorar tan desconsoladamente. Me contó todo lo que había pasado. Me quedé en shock. 😢

Ella llamó a Román y quedó con él. Me dijo que se habían vuelto a ver y habían ido a un hotel donde habían tenido sexo. Y que él se divorciaba y ella me dejaba por él.

Hace dos meses que Ana se casó con Román, nuevamente embarazada de él. 😒

By: José Luis

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AlfredoTT
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