Una fiesta en la piscina

Era un sábado por la noche del mes de julio y unos amigos habían montado una fiesta al borde la piscina comunitaria en Toledo, yo estaba de viaje y me invitaron a participar en ella. Como me pareció algo algo divertido no dudé en aceptar. Cada uno llevamos algo de comida y por supuesto, mucha bebida, todo ello con el fin de pasar una noche divertida entre vecinos. Después de la cena, poco a poco la mayoría de los vecinos se fueron retirando a sus casas y después de un par de horas de tertulia, sin darnos cuenta, nos habíamos quedado sólo 11 personas al borde de la piscina, cuatro matrimonios, dos chicas de unos 30 años que compartían piso y yo. Pilar estaba sentada al lado de su marido, yo me había fijado en ella desde el principio de la cena, ya que se la veía una chica muy simpática y tenía algo sensual y provocativo en la mirada. Durante la cena intercambiamos varias miradas que yo no sabía interpretar bien, pero que, de alguna forma, me aprecian una cierta insinuación mutua. Todos habíamos bebido bastante y debido a esto la conversación se hacia cada vez más animada y los chistes cada vez iban derivando a chistes e historias cada vez mas verdes. Eran la 3 de la mañana y el nivel de alcohol seguía subiendo, entonces un vecino del grupo dijo:

- ¿Por qué no nos bañamos?.

Su propuesta fue recibida con risas más o menos de aceptación. Hacia calor y no parecía mala idea.

- Vale - dijo alguien - Vamos a casa a por los bañadores y en 5 minutos todos aquí.

- No, no. Todos en pelotas - Dijo otro.

Aquella era la broma típica que nadie iba a secundar y alguien le dijo:

- Venga gallito tú el primero.

Sin pensarlo dos veces, se quitó la ropa, entre las risas de todos, se quedó en pelotas y se lanzó a la piscina. Entre las risas de todos alguien dijo:

- A ver el siguiente.

Marcos que así se llamaba el chico, dirigiéndose a todos dijo:

- Venga no seáis cortados.

Y miró a su mujer gritándola:

- Venga métete conmigo, venga.

Su mujer, probablemente debido a los cubatas bebidos, chilló entre risas:

- ¡Espérame cariño que ya voy! Y rápidamente se despojó de las ropas y se tiró junto a su marido.

Aquello encendió una chispa en todos y con lo animados que estábamos por el alcohol uno tras otro, entre empujones y risas, nos fuimos quitando la ropa y tirándonos a la piscina.

Yo me desnudé y tire al agua de los primeros y desde dentro vi a los demás desnudarse. No pude evitar mirar a Pilar mientras se desnudaba y vi como ella también me miraba de reojo. No creo que le diese mucha vergüenza la situación, más bien estaba disfrutando e incluso noté como me dirigía una mirada sensual, incluso algo provocativa. Parecía que le excitaba que la mirase y sentirse deseada.

Todos estábamos en el agua jugando y tonteando y alguien sacó una pelota y propuso hacer un partidillo de waterpolo con unas porterías improvisadas. Nadie sabía como habíamos llegado a esa situación pero lo estábamos pasando bomba. Pilar cayó en el equipo contrario al mío y durante todo el juego yo intentaba estar a su lado, no sabia bien por que, pero me atraía de forma especial. Su forma de mirarme no hacia más que provocar en mí un deseo de acercarme a ella y abrazarla. En un lance del juego di un salto frente a ella que hizo que mi pene quedase a la altura de sus pechos y al caer perdí el equilibrio cayendo encima de ella de forma que no pude evitar abrazarla, con lo que pude sentir sus pechos pegados a mi cuerpo. En ese momento y mientras caíamos los dos la abracé por debajo del agua poniendo una de mis manos en su culo mientras mi pene casi en erección se apretaba contra su cuerpo. Cuando nos separamos ella reía y vi que no solo no le había importado, sino que me pareció notar que el contacto le había sido agradable. Miré de reojo para ver si su marido reaccionaba de alguna forma, pero vi que él seguía jugando sin darse cuenta de nada.

Pasados un par de minutos le dije a otro compañero de equipo que me dejase cubrir esa parte de la piscina, justo donde estaba Pilar, de esa forma nuestros cuerpos empezaron a rozarse una y otra vez y mi miembro ya estaba reaccionando a ello. Una de las veces me puse detrás de ella intentando que no le pasasen el balón, lo que hacia que por detrás casi la tuviese abrazada. Más juntos no podíamos estar y mi pene estaba totalmente en erección. Ella debió notarlo, pero en vez de retirarse me pareció percibir que se apretaba más contra mí.

A partir de ahí y durante todo el partido estuve rozándome con ella de forma mas o menos intencionada, unas veces rozaba su sexo, otras el pecho y cada vez me daba cuenta que ella estaba disfrutando con ese juego. En otro salto su mano rozó mi miembro y sentí como la retiraba rápidamente, aunque en unos segundos la bajó nuevamente, como si lo hubiese pensado mejor, y mantuvo ese contacto durante unos segundos.

Poco a poco me fui volviendo más audaz y una de las veces que el juego se paró porque la pelota había salido fuera de la piscina, me acerqué a ella y suavemente roce su sexo, pero esta vez en vez de retirar la mano mantuve el contacto buscando su clítoris. Fueron apenas 10 segundos pero noté como se estremeció mientras la acariciaba y como inconscientemente dirigió su mano a mi miembro acariciándolo durante un momento. Durante los siguientes minutos casi no me atrevía a mirarla a los ojos. Pero justo cuando el juego estaba más divertido los focos se apagaron, ya que estaban programados para un tiempo concreto. Todo el mundo empezó a hacer bromas diciéndose unos a otros:

- ¡Esas manos! ¡A ver que hacéis! etc…

En plena oscuridad noté, más que vi, como Pilar se acercaba al borde de la piscina para empezar a salir. Me acerqué a ella y justo en el momento en el que iba a tomar impulso para salir la sujeté por detrás y le dije:

- No salgas por favor.

Me apreté contra ella presionando mi erección contra su culo. Los demás estaban nadando o hablando en corro y yo sentía una tremenda excitación notando el cuerpo de Pilar junto al mío. Bajé una mano y comencé a acariciar su sexo rítmicamente. La situación, la noche, la oscuridad, la gente y su marido que no podía vernos, todo era tan excitante que en un momento dirigí mi miembro hacia su sexo y cuando lo noté en la entrada de su vagina comencé un lento roce de la punta de mi glande con su sexo. ¡Ya no podía más! Ella después de unos momentos así, me dijo en un susurro:

- ¡Ya por favor!.

Suavemente aumenté la presión, notando como mi pene se iba introduciendo suavemente dentro de ella. Ya totalmente dentro inicié lento y profundo movimiento. Saber que su marido estaba a unos metros aumentaba aun más mi excitación y no creo que vuelva a tener sensaciones como esa. Poco a poco fui notando como a los dos nos iba invadiendo el placer, hasta que sentí una explosión dentro de mí que terminó con un orgasmo increíble, justo en el momento en el que sentía como a ella le comenzaban a flaquear las piernas debido a la llegada de placer.

Finalmente me retiré suavemente y ella se quedó apoyada en el borde. A los pocos minutos todos abandonamos la piscina y regresamos a nuestras casas. No he vuelto a ir por casa de mis amigos, pero estoy impaciente por poder ver otra vez a Pilar, no se que es lo que nos diremos, pero la experiencia de aquel día no la olvidaré