El nuevo encuentro de Emma

Autor: marcosurbina | 10-Jun

Confesiones
Emma se sentó en su silla soñando con que un día él besaría de nuevo sus labios. Con solo pensar en su último encuentro un temblor le recorría toda la espina dorsal. Añoraba la forma como su boca acariciaba la de ella tan suavemente. Una vez más deseaba sentir el calor de sus manos sobre los senos que le dolían. También deseaba la forma como su duro pene se sentía cuando se lo metió dentro de ella en su vagina, dentro de tanta humedad en esa cuca que lo pedía todo. El había cumplido con esta parte que ella necesitaba, aquella que había permanecido dormida durante 27 años. También era alguien especial para ella; mucho mas que el aspecto sexual.

Nelson tenía la misma edad que Emma, pero mucha más sabiduría para su edad. Era un experto en las artes del sexo y conocedor del orgasmo femenino. O por lo menos era lo que creía ella. Con sólo tocarla enviaba un temblor a través de cada nervio que llegaba a su cuerpo porque era un amante de verdad, aquellos que una mujer solo cree que existen en las novelas de romance y amor. De esos que te dejan sin fuerzas, sin aliento después que te hacen el amor, la mujer más tímida se volvía una amante desesperada.

Este hombre llegaría a su casa en menos de tres horas por lo que su corazón se le aceleraba, el pulso se le alteraba con sólo pensar en él. Su forma de tocarla, sentir su lengua lamiéndole el clítoris, ya eso era suficiente para ella. En vano intentó no pensar en nada para dejar la mente en blanco, pero todo lo que intentó resultó en vano porque él había dejado una imagen plasmada en ella; había fundido con ella sus propios secretos, dejado una marca sexual. Ningún hombre la podía satisfacer en la forma como él lo hacia y no dejaría que algún otro lo intentara porque no era necesario.

Por fin tocaron a la puerta y el corazón parecía que se le salía del pecho. Apenas podía creer que fuera él. Ya terminaban para ella muchos meses sin verse y sin sentir el calor que él le proporcionaba. Hasta que finalmente pudo respirar y sentirse como si comenzaba a vivir de nuevo.

Lentamente abrió la puerta, anticipando la sonrisa en su cara sexy y pícara: y no se desengañó, porque él le tomó los lados de la cara con ambas manos tan suavemente como una persona recoge una delicada flor. Luego bajó su boca hasta la de ella. Sus labios se encontraron para proveer la fuente de vida en cada uno, que se habían extrañado por tantos meses sin verse. Luego sus lenguas se encontraron en una danza de bienvenida, dándose un mutuo deleite. Ella se fundió con su contacto y le rogó a Nelson que la tomara, le rompiera sus ropas y le hiciera lo que quisiera una vez más.

Nelson haría de esta la noche de Emma, una que ella jamás olvidaría. Había deseado mucho estar cerca de ella todo el tiempo, por lo tanto esa noche iba a ser el momento para toda la vida. Quería asegurarse cuando Emma se acostara en la noche, que era su palpitante huevo el que alimentaba sus pensamientos sexuales cuando pensaba en ella; ese el momento de restregarle el clítoris en medio de tanto éxtasis había llegado. Sabía qué era lo que mas deseaba y algo más hizo que el pene se le pusiera más erecto: todo lo imaginable de ella hacían crecer aquel pene. No estaba jugando y todo era en serio: el contacto de ella lo envenenaba igual que él a ella. Eran el uno para el otro, juntos para siempre. Nelson la tomó por la mano para conducirla escaleras arriba hasta el dormitorio en donde lentamente cerró la puerta detrás de ellos quedando encerrados fuera del resto del mundo. Nada importaba excepto que estaban juntos. Apagó todas las luces y maniobró por todo el cuarto encendiendo la cantidad adecuada de velas para este encuentro. Era solo otro deseo: hacer aquel momento el más especial de todos. Ella se quedó allí parada sin saber si sus rodillas podían seguir soportando su peso. Hasta que él llegó hasta ella para colocar el beso más exquisito y sexy en sus labios, quitándole hasta el último rastro de fuerza que le quedaba en el cuerpo para luego envolverse dentro de él.

Lentamente la acostó, semi apoyada en la cama. Luego extendió la mano hasta la cintura en los pantalones para, lentamente desabotonárselos con la boca. Luego recorrió el cuerpo con sus manos por todo el cuerpo hasta llegar al las firmes y grandes tetas. Las colocó en sus manos con tanta delicadeza y aún así se le maltrataban los pezones, porque estaban muy sensibles y les dolían puniéndose mas parados. Luego le comenzó a desabotonar la blusa; más bien le provocaba romperle toda la ropa para tomar sus dulces pezones en su boca pero de nuevo tuvo control porque sabía en que momento iba a saborear sus jugos y oler el perfume de la mujer dueña de su alma. Emma por su parte, deslizó sus manos hasta abajo frente a él para hacer lo suyo en la cintura del hombre, y apresuradamente soltó los pantalones. Sintió cuando cayeron al suelo. Sabía que no había regreso, que esta sería la ruina de sus días en este mundo porque sin el corazón de Nelson no podría vivir. Se acostaron de lado, uno frente al otro en la cama tamaño matrimonial, medio desnudos. Nelson de nuevo le tocó los pechos y esta vez ella no dudó porque era como si supiera lo que él estaba pensando antes que lo hiciera. Ella se dobló hacia delante para colocar los senos directamente en sus manos fuertes que los invitaban y comenzó a sentir una cosquillita en el clítoris y una calorcito cada vez mayor en medio de sus piernas. Nelson desplazó su boca hasta arriba para reemplazar las fuertes manos que sostenían los senos, que le colgaban sobre su pecho, bebiendo todo el tiempo su olor. Luego no pudo esperar más y la saboreó toda. Lentamente la tomó por la cintura soltando el agarre de su brassiere tan delicado. Luego suspiró y bajó la boca hasta llegar abajo.

- Siento como si me voy a morir si no pruebo todos tus dulces caramelos, amor mío - le susurró en un tono cuando soltó un respiro.

Sentía como ella temblaba. Ambos sabían lo que vendría y entonces todo iba a ser un paraíso. El llegó hasta el borde de las pantaletas con un beso suave. Era un beso que le dolía pero que se sentía sabroso. Ella por su parte abrió las piernas lentamente, sintiendo el fuego alimentado por tantos besos y contactos por sus manos. El estaba tan complacido y seguro de lo que hacía que el resultado de tantas caricias fue demasiado difícil de contener, y en ese momento sintió un dolor en el solitario huevo dentro de los boxers. Ya rogaba introducírselo bien adentro dentro de la cuca caliente de Emma, lo necesitaba, pero tendría que esperar.

Utilizando solo su boca, Nelson se deshizo de las mojadas pantaletas y la besó toda, llevando la lengua hasta el interior de su concha entre las piernas. Necesitaba comerse ese durazno que ya estaba esperando por él. Lo necesitaba como el aire que respiraba y sus pensamientos lo consumían tanto que lo que hizo fue sumergirse dentro de sus piernas para devorarla. Luego abrió los labios de la cuca y metió la lengua bien adentro, para comenzar a lamer todos los jugos que se habían formado por la acción de su lengua.

- Dios mió, nena, sabes mejor que todo lo que te había hecho antes y necesito tenerte toda - le dijo con dificultad para poder hablar porque no estaba concentrado mas que en ellos dos.

-¡Tómame, Nelson, hazme tuya!! - dijo tratando de respirar al faltarle el aire - Quiero sentir tu lengua dentro de mi clítoris. Quiero sentir como me metes la lengua y me haces acabar. Quiero que me lamas hasta que me saques todo y no me dejes nada.

El, muy contento, se puso a trabajar, y darle a Emma todo el placer porque con eso bastaba, lo dejaba mas satisfecho que la preocupación por tener su propio orgasmo. Era mejor tratar de que ella consiguiera el suyo, para lo cual le lamió en pequeños círculos alrededor del clítoris, en una danza alrededor de este pero si hacer presión directa en su monte peludo. Luego, lentamente, le tomó el clítoris en la boca chupándolo suavemente. Sabía que esta era la forma de complacerla bien. Emma se acostó sobre la cama gimiendo de placer y buscaba aire tratando de no perder el control aunque con mucha dificultad. Agarrada en las barras del copete de la cama ya hacía que le dolieran las manos, pero no le importó, porque luego echó las caderas hacia delante para que él tuviera mejor acceso a la cuca. Luego movió las caderas con fuerza hacia adelante cada vez que la lengua se le metía; ya casi iba a acabar en medio de una erupción volcánica y su respiración se hizo más pesada y rápida.

Su amante sonrió para si mismo, consciente de que estaba a punto de apagar su sed por tanto líquido que saliera de la cuca cuando ella acabara y con ese sabor tan delicioso. Ya movía la lengua más rápido lo cual hizo que Emma llegara al borde de la locura hasta que todo el cuerpo de la mujer comenzó a sacudirse. Sabía que en unos cuantos segundos explotaría esa dama: más y más rápido giraba esa lengua hasta que se introdujo el clítoris en la boca completamente.

- ¡Así, así me gusta!! – gritaba ella bien complacida y aliviada de tanto placer.

- Ya voy a acabar - gritó tan duro que casi hace despertar a toda la gente del pueblo, porque el cuerpo se le sacudía y retorcía debajo de la lengua del hombre por lo que parecieron horas: ya estaba aliviada… y satisfecha.

Luego subió hasta su boca para besarla en los labios; unos labios en los cuales ya había desaparecido toda humedad por tanto jadeo que le causó su amante. Se besaron en un beso interminable y fue la forma como ella le dio las gracias por complacerla de esa manera. Luego Emma hizo acostar a Nelson completamente de espaldas:

- Ahora me toca a mi - dijo ella lamiéndose los labios y él se dio cuento de lo que la chica iba a hacer.

Bajó la cabeza hasta el huevo que ya le dolía y sacó la lengua para lamer la cabeza del palo que palpitaba y sonrió:

- Mmmmmm, que rico!!! Sabes delicioso!! - dijo ella con una sonrisa maliciosa, justo antes de metérselo dentro de la boca.

Se lo metió pulgada por pulgada lentamente, y lo mas hondo que pudo llegar porque necesitaba saborearlo y lamerlo igualito que él se lo había hecho a ella. Emma se metió el huevo dándole vueltas a la lengua sobre cada pulgada del palo, llegando hasta todas los bordes y curvas del ese pene. Luego comenzó a chuparle las bolas tomando cada una para chuparla también. Luego llevó la lengua hasta la parte de atrás de la verga dándole toquecitos a todo lo largo. Otra vez lo volvió a agarrar con la boca, pero esta vez no lo hizo con lentitud como antes, porque se lo meneaba y sacudía hacia arriba y hacia abajo con furia. Sintió cuando él desplazó la mano hasta el medio de las piernas de ella, hasta ese lugar asqueroso.

- Emma, otra vez te estás poniendo mojada, amorcito mío!! - dijo mientras metía un dedo dentro de la empapada cuca.

Ella le mamaba el huevo como si fuera una persona que intenta sacar un veneno de mordida de culebra cascabel y él le metía el dedo en la cuchara. Luego Emma sintió el huevo crisparse y contraerse cuando comenzó a tener el otro orgasmo.

- Quiero sentir como te tragas todo lo mió, Emma. Agarra mi huevo y mételo dentro de la boca. Tengo que acabarte en la boca y mirar como te lo tragas y saboreas todo.

Ella lo obligó, porque lo deseaba tan urgentemente como él: Se lo metió todo sintiendo las sacudidas cuando el huevo comenzó a tener el orgasmo, cada vez mas fuertes hasta que no se pudo contener mas y derramó todo su caliente deseo dentro de su boca. Emma recibió hasta la última gota y hasta lamió todo el pene cuando terminó. Nelson inmediatamente la lanzó de espalda a la cama. Ella no esperaba esto. Le cubrió los senos con la boca de nuevo y le chupó los pezones como un hombre que tenía meses sin comer. Luego le abrió las piernas y al mismo tiempo metió su parte íntima dentro de ella.

- Aayyyyyy! - fue todo lo que pudo hacer, murmurando y hablando entre los dientes, justo cuando se lo colocó adentro sin moverlo - Siento como si otra vez me vengo - dijo.

Emma levantó las caderas para invitar al huevo a meterse mas adentro porque ahora si quería que se la cogieran bien. No tuvo a capacidad para esperar más y apretó la pelvis contra él, quien interpretó el mensaje y comenzó a darle al huevo dentro de ella, primero lentamente. Primero, todo metido y luego se lo metía y sacaba, haciéndola sentir como si fuera a morir de éxtasis.

- Nelson, no me tortures mas así, mi amor. Te he esperado meses. Lléname otra vez - le rogaba.

Ella sabía que él utilizaba todo su esfuerzo y voluntad para cocérsela como nunca y siempre lo había mencionado en sus conversaciones. Se necesitaban el uno al otro. Diciendo esto y Nelson colocó a Emma de lado, sin sacarle el huevo de la mojada cuca. Ella le pedía mas y él se lo metía bien adentro llenándola toda de una sola vez. Le comenzó a dar golpes en la cuca, más y más duro. Se lo tenía bien metido y ella movía las caderas para que le entrara mas cuando le daba con tanta fuerza, porque necesitaba que la dominaran, que él fuera su dueño, ya era suya y no habría ningún regreso. Sus cuerpos se sacudían casi como al ritmo de un coro musical, aumentando el crescendo que ya estaba a punto de llegar. Eran como dos moldes en uno, juntos. Se complementaban entre si hasta que se besaron y exploraron entre si sintiendo cada pulgada de calor entre ellos.

- Emma, tu piel es como terciopelo. Siempre deseaba tocarla cuando venía a visitarte. Ya vas a explotar, mi amor, nenita linda, porque yo también estoy a punto - le dijo con un tono de seguridad en su voz.

Inmediatamente la agarró por el culo acercándola lo mas que dos personas pueden estar juntas, para llenarle la cuca con el disparo que soltó cuando llegó el orgasmo mas intenso que ella jamás hubiera experimentado, sin mencionar todos los pequeños orgasmos anteriores que tuvieron antes.

Después que todo terminó se acostaron agarrándose entre si, besándose y acariciándose. Todavía se lo tenía encajado, metido, sin querer salir de aquel sueño. Si dejaban ir el disfrute de esta experiencia en esa noche, de todos modos lo iban a tener en el futuro. Todo lo que sabían era que si lo volvían a hacer sería maravilloso y complaciente.

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