Una noche de viernes como cualquier otra

había salido a divertirme con mis amigos como suelo hacer todos los fines de semana. Había trabajado el viernes, y claro? estaba cansado, pero aun así me encontraba a las cuatro de la madrugada en un bar tomando cervezas con mis amigos. Aun así el cansancio era evidente, aunque lo estaba pasando bien solo quería irme a mi casa y estar tranquilo. Me despedí de todos ellos y me fui hacia casa.

Ya estaba en mi calle, pero de una calle salieron dos chicas, la primera era alta tenia el pelo corto y castaño, los ojos negros, no se le notaba mucho la figura, llevaba unos pantalones vaqueros y una camiseta negra. La segunda me gusto mas, era baja de estatura, incluso mas que yo, aparentaba unos diecisiete o dieciocho años, no mas, llevaba una camiseta azul y una falda blanca que le llegaba por la mitad de los muslos, su ropa ajustada dejaba ver una silueta un tanto desproporcionaba pero a la vez bastante excitante, tenia el pecho pequeño, no destacaba frente al resto del cuerpo, pero las caderas? me encantaron, la falda ajustada dejaba ver unas caderas anchas y un culo redondo de esos que siempre me imagine poseer en mis sueños.
Estas chicas se percataron de mi presencia pronto, dieron un grito que no logre entender y aceleraron su paso hacia a mi. A medida que se acercaban pude observar su paso torpe y sus risas absurdas, estaba claro, estaban borrachas. Cuando llegaron a mi me sonrieron y entre risas decían un tímido ?hola?. No dejaba de mirar a la chica de azul, mientras les regresaba el saludo, me puse otra vez camino de mi casa.
La chica alta al ver que me iba me dijo algo que no entendí, gire y vi que la empujaba a la otra chica hacia mi, y esta la miraba como diciéndola que no.

La discusión concluyo cuando la chica alta le dio un empujón mas fuerte, y echo a correr hacia la misma calle de la que habían salido. Yo, la quede mirando y le dije ? me tengo que ir a casa, lo siento, recorrí los últimos pasos al portón de la casa, estaba metiendo la llave en la puerta cuando me percate que me había seguido, di la media vuelta y ella se lanzo a mis brazos simulando que se había tropezado. Fue un abrazo? como decirlo, excitante. Se había quedado abrazada a mi con su cabeza sobre mi hombro, podía sentir sus pechos rozando mi cuerpo, y desde la posición que tenia mi vista encima de su hombro, baje los ojos y vi desde arriba ese culo? me volvía loco, no podía resistirme, ¿que podría pasar?.
No me lo pensé mas, quite mi mano de su espalda y agarre con fuerza el trasero, me encantaba, era grande y blando, desde arriba veía como mi mano se iba hundiendo en sus nalgas. Ella dio una especie de gemido y me miro, me empezó a tocar el pecho y el ombligo, fue bajando la mano poco a poco y me empezó a tocar el pene que en ese momento ya estaba en plena erección, por un momento me deje llevar, al mismo tiempo que ella frotaba torpemente, comencé a meter mi mano por debajo de su falda, pero un ataque de responsabilidad vino de repente y me aparte bruscamente. Ella se quedo mirándome con una cara triste, pensaría que no querría mas con ella, pero no era así, no podía resistirme, ese cuerpo, ese culo, era el de mis sueños, el de mi fantasía, no podía dejar pasar esta oportunidad.

Abrí la puerta del portón, la cogí de la mano y la lleve conmigo. No podía llevarla a mi habitación, me dirigí a las escaleras que bajan al garaje, por las noches no había nadie, y si lo había tendría que abrir la puerta principal por lo que el ruido me alertaría y me iría antes.
Las escaleras eran estrechas, había poca luz, apenas la que entraba desde el portal, ella se sentó como pudo, yo estaba enfrente de ella, empecé a tocarle los pechos, le levante la camiseta, quería verlos, no llevaba sujetador, eran pequeñas pero redondas y preciosas, los pezones estaban duros, seguramente hundí mi cara en sus pechos, los mordí, ella gemía excitada. De repente ella me abrazo por el cuello acercando mi cara a la suya, nos besamos.

La tome de los brazos ayudándola a que se levantara, le di media vuelta y se quedo de pie, de manera que ahora miraba su trasero, levante la falda, llevaba puesta una tanga amarilla, sin pensarlo la mordí, tanto que ella dio un ligero grito, con los dientes empecé a bajar su ropa lentamente, su trasero era hermoso, no creía lo que me estaba pasando. Empuje un poco su espalda de manera que ella se quedo a cuatro pies, subí su falda a la cintura y empecé a masturbarla mientras admiraba ese delicioso trasero. Ella parecía cansada de esa posición, y se dejo caer, ahora estaba tendida boca abajo sobre los escalones, veía como su rostro reflejaba el placer. había llegado el momento, me puse encima de ella y fui introduciendo mi pene. ella dio un gemido fuerte, cualquiera podría haberlo oído, pero me en ese momento daba igual, estaba yo allí perforando ese hermoso y excitante trasero. Acelere el ritmo, estaba excitadísimo, no dejaba de mirar como mi pene entraba por esa vagina rosada? que estaba húmeda en extremo, arremetí con mas fuerza y al cabo de varios minutos explote inundando su interior con semen caliente, nos tumbamos sobre las escaleras y no dejaba de tocarla, ella se había quedado tumbada todavía gimiendo del placer, me quise quedar con un recuerdo del día que convertí sin planearlo, mi fantasía en realidad, guarde su tanga en mi bolsillo, como olvidar ese trasero.

Después la acompañe a la calle, al mismo lugar donde la había encontrado, allí me despedí de ella con un beso?