Cuernos de ida y vuelta

Autor: Anónimo | 26-Dec

Infidelidades
Conocí al que hoy es mi marido hace veinte años, por aquel entonces yo tenia 18 y el 28, mi experiencia con los hombres era totalmente nula en aquel momento, ni tan solo un beso había dado nunca a un chico, y claro está, virgen. Nos casamos tres años después, yo ya no era virgen, y más cosas sabia de los hombres, bueno, mejor dicho, de un hombre. Tuvimos dos preciosos hijos, que llenaron nuestra vida de felicidad, también nuestra vida sexual era muy buena, mi marido si tenia experiencia, y me enseño muchas cosas que yo perfeccione.

Entre mis amigas yo era la única que había estado sola con un hombre, ellas no sé si tenían una vida sexual mejor, pero seguro que más variada, ya que me contaban cosas de sus novios, hacían comparaciones de manera de hacer, de tamaños..., etc., cosa que yo solo podía contribuir con los comentarios de mi sexualidad, primero con mi novio, y después de mi marido. La vida me trato muy bien, mi marido es un cielo, cariñoso conmigo y con los hijos, trabajador, amable y buen amante, económicamente estábamos muy bien situados, el tenia un trabajo que le gustaba con un buen sueldo, y yo ocupaba un puesto de responsabilidad en una empresa con un sueldo similar al suyo. Con una vida tan “perfecta”, ¿Qué podía ir mal?, pues que a mí me daba vueltas por la cabeza la idea de conocer a otro hombre íntimamente, quería saber que se sentía cuando era otro el que te tocaba, que sabor tenia otra polla, como haría el amor otro hombre, pero claro, por nada en la vida quería que mi vida actual resultara afectada, y como no veía la manera de hacer encajar esto, me limitaba a masturbarme pensando en otros hombres.

Tenemos unos amigos, Clara y Manuel con los que compartíamos muchas veladas, ambos eran muy agradables, socialmente muy iguales a nosotros, la amistad de Manuel con mi marido es desde que iban a párvulos juntos, es decir, se conocen desde siempre, además coincidió en el tiempo en que nos conocimos con mi marido cuando Manuel conoció a Clara, y nos casamos con poca diferencia de tiempo. Un día, hará ya tres años, en que estaba sola en casa, Manuel vino, estaba destrozado y nervioso, no sabia que pasaba, nunca lo había visto así, le hice pasar, el se sentó en el sofá y me dijo: Sé que Clara me engaña con otro No puede ser, Clara es mi amiga, me hubiera enterado, respondí yo. Es verdad, hace tiempo que lo sospecho, pero hoy los he visto juntos, es un compañero de trabajo. Yo no daba crédito a lo que me decía, además, nunca habíamos notado que su relación tuviera una crisis.

Al día siguiente opté por llamar a Clara, quedamos para almorzar este mismo día, fue en un céntrico restaurante, cerca de donde trabajo yo, no tenia mas que dos horas, por lo que no podía desplazarme mucho. Solo de verle vi que su rostro estaba desmejorado, hacia unas ojeras de no haber dormido, me contó que si, que tenis un amante, y que le apenaba mucho que su marido la hubiera descubierto, ya que pensaba que lo llevaba muy bien, pero que se confió demasiado, me dijo también que era solo una relación física, que así se lo contó a Manuel, además me enteré de que no era el primero, que en este tiempo que llevaban casados, habían pasado por su cama mas de diez hombres distintos, “No soy mujer de un solo hombre” me dijo, “Necesito tener algo distinto en la cama, amo solo a Manuel, y no se si lo podré recuperar ahora, la he cagado, es un riesgo que ya conocía, pero creía tenerlo controlado”.

Manuel lo tuvo claro, no quiso recuperarla, y más cuando tiró del hilo y se entero de todo lo que me había contado Clara, y muchas cosas más. Manuel se convirtió entonces en un asiduo a nuestro domicilio, creo que pasaba mas horas con nosotros que en su casa, además, como mi horario laboral era mas corto que el de mi marido, nos pasábamos muchas horas los dos solos, cosa que se lo agradecía, ya que tenia un carácter muy abierto y simpático. Desde que tuve la charla con Clara, la idea que ya tenia en mi mente de que me gustaría conocer sexualmente a otro hombre se intensificó, pero también tenia muy claro el riesgo que esto suponía, al contrario que pensaba ella, este riesgo para mi era no era asumible. Ya había pasado un año de su separación, cuando un día cenando los tres, le dije que ya seria hora de que volviera a pensar en las mujeres, él me respondió

- Ya pienso en las mujeres, incluso tengo una escogida, entonces yo le pregunte

- Pues a que esperas para conquistarla,

- Hay un pequeño problema, él nos dijo, esta casada, pero es guapa, maravillosa, simpática

- Y ella que opina?

- Ella no me hace caso, esta demasiado enamorada de su marido

- Vaya, pues lo tienes mal, se puede saber quien es?

Entonces riendo nos dijo:

- Si, claro, eres tu!

Y levantando la copa dijo - Por la mejor mujer del mundo, por ti, no tienes una hermana gemela? Con Manuel este tipo de bromas no nos extrañaban, teníamos mucha confianza, además de que su carácter hacia que decir esto se tomara siempre en broma. Un día comente que quería ir de compras, pero me daba pereza, porque tenia que ir sola, ya que mi marido no le gusta acompañarme, Manuel inmediatamente se ofreció a ser él quien viniera conmigo, yo lógicamente acepte enseguida. Me vino a buscar con su coche un sábado por la mañana, una oportunidad así no la dejaría escapar, y le dije a mi marido que no me esperara hasta por la noche, aparcamos en el centro de la ciudad, odio los grandes almacenes, prefiero el pequeño comercio, me siento mas atendida, además hay mucha mas variedad de estilos.

Después de dar vueltas mirando escaparates, entramos en una tienda, el se sentó a la salida de los probadores, yo entraba y salía con los modelitos que había escogido, él opinaba e íbamos separando lo que nos gustaba y lo que no, hasta que toco probarme un precioso vestido de tubo, sin tiras y abrochado por la espalda, entre en el probador pero no había manera de que pudiera abrocharlo, opte por salir e intentar pedir ayuda a la dependienta, pero estaba atendiendo a otros clientes, entonces Manuel se ofreció a ayudarme, a mi me daba vergüenza, la cremallera llegaba hasta mas abajo del culo, dejando al descubierto toda mi braguita, además eran de este tipo que son casi transparentes, por lo que podía verse todo mi culo. Entonces él dijo riendo que no me preocupara, que se taparía los ojos, me convenció, entro en el probador, le di la espalda muerta de vergüenza, diciéndole que ya podía subir la cremallera, mientras aguantaba en vestido por encima de los pechos con las dos manos para que no se cayese, Manuel me dijo que llevaba unas braguitas muy bonitas, le recordé su promesa de no mirar, y me dijo que yo ya sabia que no lo haría.

Cuando la cremallera llego arriba, me gire, dándome la vuelta para enseñárselo, el vestido me quedaba divino, pero estaba pensado para llevar sin sujetador, y yo lo llevaba, Manuel insistió que me lo sacara, pero me daba corte estando el allí, además la maniobra era complicada, sin que el me ayudara con la cremallera, no podía sacarme el sujetador, pero con esta prenda puesta no sabría nunca si me quedaba bien. Opte por hacerlo, le dije que bajara un palmo la cremallera, después procedí a desabrocharlos, Manuel no me dejo, quiso hacerlo él, muy lentamente saco los corchetes uno a uno, comento que hacia mas de un año que no hacía esto, procedí a sacármelo, yo estaba muy nerviosa. El vestido me quedaba como un guante, parecía una segunda piel, se marcaba claramente el contorno de mis braguitas, cosa que note yo, pero también Manuel, que comento que estaba pensado para llevar tanga, o nada, dijo. Pues mira, tanga no llevo hoy, le conteste, pero él dijo que si podía sacarme las braguitas.

A mí la situación me asustaba, pero me excitaba, quede dudando un momento, puse las manos por debajo del vestido, y me las bajé, todo esto mientras Manuel no sacaba los ojos de mí, levante primero una pierna, para sacármelas, y después la otra, las deje encima del asiento, tenia miedo que viera que estaban algo mojaditas. Visto así el vestido me quedaba muy bien, yo pensé que lo estrenaría sin nada debajo, seguro que a mi marido le encantaría. Decidí quedármelo, pedí a Manuel que me ayudara a desabrocharlo, cuando llego con la cremallera a la altura del culo, me acorde que no llevaba nada debajo, y que estaba viendo directamente mi culo, sin nada de ropa que lo tapara, me puse mas nerviosa si cabe, me gire rápidamente tanto que no se que paso con mis manos, que sin querer se me escapo el vestido, bajándose de golpe hasta el suelo, quede de caras a el, con mis cuerpo totalmente desnudo a su vista, y yo no reaccionaba, claro que Manuel tampoco, estaba embobado mirándome, cuando me repuse, rápidamente coloque el vestido hasta su altura, y le pedí que saliera, roja de vergüenza.

El resto del día paso escogiendo ropa y más ropa, fuimos a comer, yo le manifesté lo avergonzada que estaba de lo que había pasado en el vestuario, pero él me dijo que no me preocupara, que a el le había gustado, que hacia mas de un año que no veía un cuerpo de mujer desnudo. Cuando llegamos a casa, estaba mi marido leyendo un libro, no quería que lo del vestuario fuera un secreto, pero temía que se enfadara, opte por contárselo delante de Manuel como una anécdota divertida, y así se lo tomó, no le dio ninguna importancia. Una noche que salimos a cenar los tres, me puse este vestido, cuando Manuel lo vio, delante de mi marido recordó la anécdota, todos nos reímos, entonces comento que veía que había optado por llevar tanga, mi marido interrumpió, dijo que no, que no llevaba nada debajo. Durante la cena, entre mi marido y Manuel comentaban constantemente este hecho, diciendo que me resfriaría, que si abría demasiado las piernas alguien se escandalizaría, etc., cierto era que con lo corto que era, con un poco de descuido dejaba mi chochito a la vista de todos.

Otro día comente sin pensarlo que quería volver a ir de compras, pero esta vez no pretendía que me acompañara Manuel, ya que pensaba comprar ropa interior, tendría que haber callado, ya que ante la oferta de Manuel de acompañarme, mi marido insistió, yo les dije que no, que quería comprar ropa intima, y no era cuestión de que un amigo la escogiera, pero entre bromas dijo que porque no, si Manuel ya me conocía entera, no me toco mas remedio que aceptar. Fuimos a varias tiendas, él opinaba sobre tal y cual modelo, en varios casos lo trataban como si fuera mi marido, yo no podía desmentirlo, haber quien dice que es un amigo solo! , y Manuel seguía la broma llamándome cariño, mi vida... Lógicamente nunca le deje entrar en los probadores. Al llegar a casa, enseñamos a mi marido los conjuntos que había comprado, él insistió en que me los pusiera, yo me negué, no era cuestión de pasearme con bragas y sujetador delante de Manuel, pero tanto mi marido como Manuel insistían, medio en broma medio en serio, además, mi marido dijo que ya que nuestro amigo tenia tanta paciencia, se merecía este premio.

Fue tal su presión, que acabe aceptando, me dirigí a la habitación, y me coloque el primero de los conjuntos, me mire al espejo y estaba preciosa, no me atrevía a salir, tuvo que venir mi marido, extrañado por el retraso para sacarme casi a la fuerza. Cuando llegué a la sala, Manuel lanzo un silbido, dijo que estaba muy buena, y que era una pena que fuera la mujer de su mejor amigo. Continué con los pases, ellos sentados tomándose algún licor, hasta que di por acabada la exhibición, pero Manuel recordó que había un conjunto mas, pero era demasiado atrevido para enseñarlo, y así lo comente, entonces mi marido insistió, diciendo que con Manuel había confianza y bla bla bla... Me fui a mi habitación, me saque el conjunto que llevaba y me puse un mini tanga, por detrás no era mas que un hilo blanco que quedaba completamente dentro del culo, y por delante un triangulito de ropa transparente, dejaba ver perfectamente todos los pelos de mi coño, los que no asomaban por los lados, además, era tan delgado que se colocaba dentro de mis labios vaginales, y asomaban completamente.

La parte de arriba no era más decente, la ropa era la misma, transparentaba completamente el pecho, se veía el pezón casi igual que si no llevara nada encima. No sabia que hacer, si salir o no, pero recordé que mi marido era quien más alentaba la situación, y yo estaba muy excitada, ¿Porque no aprovecharlo?. Solo de asomar por la puerta, mi marido aplaudió, Manuel quedo como bloqueado, estaba viendo mis pechos, mi vello púbico y los labios del coño, que asomaban por el lado, yo me lancé, de forma atrevida me di la vuelta, pudieron ver totalmente mi culo, ya que la tira quedaba escondida en él, ya no me importaba nada, veía que mi marido estaba muy contento de que me exhibiera delante de Manuel, por lo que hice un baile sensual, me estire en el suelo, e hice un juego de piernas que las abría y cerraba delante de Manuel, sabia que estaba viendo mi coño completamente, mientras mi marido aplaudía cada cosa que hacía, hasta que procedí a sacarme el sujetador, me puse de espaldas, lo desabroché, y aguantándolo con la mano, me giré, dejándolo caer lentamente, después procedí a sacarme el tanga, bajándolo lentamente, y de una patada lo lancé a su cara.

Quede completamente desnuda, veía que tenia la situación controlada, mi marido estaba contentísimo de ver como me exhibía delante de su amigo, y este ni que decir tiene que lo estaba mas, decidí continuar con el baile sensual, pasaba mi cuerpo cerca de cada uno de ellos, Manuel tubo mis pechos a escasos milímetros de sus ojos, opte por acabar el baile sentada en el suelo, de espaldas a ellos abrí las piernas tanto como pude, ni coño quedaba totalmente abierto, pero ellos no podían verlo, mi marido pedía insistentemente que me girara, entonces pilotando sobre mi culo, y sin cerrarlas me gire, quedando parada justo delante de Manuel, quien pudo ver el interior de mis intimidades, yo, sin cerrarlas le pregunté “¿Te gusta mi coño?”, “A quien no”, respondió sin apartar la vista de el, me fije en su bulto, estaba empalmadísimo, entonces opte por con las manos, separar los labios completamente y decirle “Míralo bien”.

Di por acabado el pase, me fui a la habitación y me puse unas braguitas y un vestido que suelo utilizar para estar por casa, de estos tirados, volví a salir, Manuel aún no reaccionaba, y mi marido decía que le había gustado mucho mi pase de modelos, especialmente el ultimo. Cenamos comentando cosas de lo que había hecho, Manuel me lo agradeció, nos confeso que estaba muy excitado por lo que había pasado, añadiendo que lastima que no tuviera una mujer para desfogarse. Después de cenar, charlamos de posiciones sexuales, mi marido comento como nos gustaba ponernos, cual era nuestra posición favorita, etc., Manuel dijo que con Clara muchas veces lo hacían en el sofá, el sentado, colocaba encima a su mujer, dándole la espalda y amarrándole los pechos, mientras la penetraba.

Mi marido decía que no lo entendía (cosa muy rara), pidiendo a Manuel que se lo enseñara conmigo, yo dije que de esto nada, entonces dijo que claro, vestidos, que no pasaba nada. Avergonzada me acerque a el que ya estaba sentado, me cogió por la cintura e hizo que me girara dándole la espalda, además izo que me sentara sobre su falda, quedando sus piernas entre las mías, también hizo que la falda del vestido quedara abierta por encima las piernas, a no ser por mis bragas y sus pantalones, aquello era una follada con toda la regla. Manuel empezó a moverse, como si estuviera follándome, mi coño reacciono, estaba seguro que cuando me levantara notaria su pantalón mojado por mi coño, a mí me gustaba. No se como lo hizo Manuel, pero puso su mano debajo de la falda, desabrochándose los pantalones, saco su polla, aparto mis bragas y me penetro. Me estaba follando delante de mi marido sin que este ni tan solo lo sospechara, y yo apunto de correrme, me costaba disimular el placer que sentía, entonces mi marido dijo “No decías que le agarrabas las tetas, no veo que lo hagas ahora”.

Manuel agarro mis pechos con las dos manos, por encima la ropa, yo ya no disimulaba, mi marido se pensaba que simplemente era unas caricias, pero realmente me estaba follando, además, las caricias en los pechos hicieron que me corriera rápidamente, mientras Manuel continuaba bombeando hasta que medio minuto mas tarde lleno mi coño de leche. Me levanté como pude, haciendo lo posible para que Manuel tuviera tiempo de taparse la polla.

Yo notaba que la leche de Manuel bajaba por mis piernas, mi marido creía que había visto un jueguecito de su mujer con un amigo, pero realmente me había follado completamente.

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