Noche de fiesta

Hola, esta es una historia que sucedió hace un tiempo en el que yo salía con una chica de Mieres, en Asturias. María, es rubia y con los ojos azules, de 1.60 de estatura, delgadita y con los pechos pequeños. Yo, por motivos laborales, viajaba a menudo y en esta fecha llevaba un mes sin verla. Quedamos para ir a una fiesta que se llama Los Mártires, es en las cercanías de Mieres y se celebra en Septiembre, tiene lugar en un prado situado a unos kilómetros del centro urbano. En esta fiesta toda la gente bebe sidra y siempre está a rebosar (sobre todo debido a la fama que le dio una canción de Víctor Manuel que se llama “La Romería”), estuvimos allí desde las 12 del medio día hasta las 7 de la tarde, que empezó a llover (cosa cotidiana en esta zona), momento en el que bajamos al pueblo a tomar algo.

Yo aquél día no bebí casi nada (es extraño, por que en las fiestas le doy al Whisky bastante bien, y a los demás alcoholes también) y estaba sereno. Pero mi novia María iba bebida, junto a nosotros iba una amiga suya que se llama Elena y es también de Mieres, estaba un poco deprimida por que su novio la había dejado a la vuelta del verano. Esta amiga es la única de las que tiene María que me caía bien, por que las otras eran unas pijas de cuidado. Estuvimos tomando unas cañas y luego fuimos a comer una Pizza, luego volvimos a los bares.

Hacía las 2 de la mañana Elena quería ir a dormir a mi coche, por que no quería irse a casa, ya que estaba bastante bebida y no quería que sus padres le pillasen. Así que le dejé las llaves y le dije que luego pasaríamos por allí a ver como estaba. Una hora después, más o menos, a María y a mí nos empezó a entrar la calentura y fuimos al coche, lo tenía aparcado en un descampado bastante grande que está en el centro del pueblo, está oscuro y por allí nunca pasa nadie.

Mientras nos dirigíamos al coche, nos paramos en un callejón que había de camino y nos empezamos a magrear y a meter mano, yo llevaba un montón sin mojar y ella iba totalmente desinhibida por el alcohol. Le comencé a acariciar los pechos y a meterle la mano dentro del pantalón, para acariciarle el clítoris. Ella estaba que no aguantaba, y, como hacía siempre, me abrió la camisa y se levantó la camiseta que llevaba, le gustaba sentir sus pechos rozando contra mí. Le estuve acariciando de continuo, ella rodeaba mi cuello con los brazos para sujetarse hasta que el típico tembleque me indicó que estaba llegando al orgasmo. Ella me correspondió bajándome un poco los pantalones y sacando mi miembro, se agachó y se lo metió en la boca, le dio un par de chupadas y se volvió a levantar, entonces empezó a masturbarme con una mano mientras con la otra me acariciaba los testículos, a veces me acariciaba el ano con el dedo índice, siguió prodigándome con sus caricias hasta que me corrí en su vientre. De esto y saciados, en principio, fuimos hasta el coche. Por el camino María me contó que Elena estaba así por que su novio la había desvirgado y justo después de acostarse con él la había dejado. Yo le conteste que se tranquilizara, que en cuanto le echaran un buen polvo que se le pasaba, que se daría cuenta de que todos podíamos hacer que se corriese y no era propiedad exclusiva de su ex, nos estuvimos riendo hasta la puerta misma del coche.

Al llegar allí, María llama a Elena y le dice “eh! Despierta, que necesitamos el coche”, como Elena estaba cabreada y no tenía humor para aguantar bromas le dijo “aquí podéis hacer lo que queráis que yo no os voy a molestar”. Elena estaba tumbada en el asiento de atrás, el coche era un Opel Corsa (digo era por que días después lo estampé contra un muro), estaba tapada con una cazadora y al momento se durmió de nuevo. Nosotros nos fuimos a los asientos delanteros y pusimos música, esperando a que Elena le diera por despertarse. Pasados unos minutos comenzamos a besarnos y yo me pasé al asiento del copiloto y María se sentó a horcajadas frente a mí. Volvimos de nuevo a besarnos y a acariciarnos, ella estaba inquieta por si su amiga la veía, yo le metía la mano por la parte de la espalda y sin quitarle los pantalones acariciaba su culo, le pasaba el dedo muy despacio por el clítoris, lo mojaba y subía despacito hacia su ano, hacía presión sobre él y vuelta a empezar.

Ella no aguantaba más. Como les he dicho cuando se excitaba necesitaba sentir sus tetas rozando contra mí, además, a veces cogía mi mano y la llevaba a sus pechos y hacía presión, haciendo que yo se las apretase. Entonces acercó su boca a mi oreja y susurró “ que mire y sepa lo que es un buen polvo”. Se quitó la camiseta y se quedó con los pechos al aire, casi nunca utilizaba sujetador. Yo le empecé a rodear la aureola del pezón con la lengua y cuando ella estaba ya excitada a tope le mordisqueé el pezón. A esto yo tenía curiosidad en lo que hacía Elena, así que sin que María se diera cuenta giré el espejo retrovisor para tener panorámica de lo que sucedía en el asiento de atrás, pero debido a que María estaba erguida y había muy poca luz no tenía buena perspectiva.

Seguimos igual, hasta que yo le bajé los pantalones y le dejé el culo al aire, se lo acariciaba y le metía el dedo índice en el coño y el pulgar en el ano, ella se movía sin parar pero a mí no me tocaba, tenía una mano sujetando el reposacabezas del asiento del piloto y la otra en la manilla de sujeción que suele haber encima de la puerta del acompañante (en mi coche por lo menos la había). Los dedos se los iba metiendo y sacando despacito, y, a veces, se los apretaba haciendo tenaza. Con la mano izquierda le acariciaba los pechos, hasta que se la acerqué al vello del pubis, entonces le metí el dedo índice de la mano izquierda en el coño, junto al dedo de la otra mano, le acariciaba la rugosidad logrando que se menease sin parar. Ella no paraba de jadear y las ventanillas del coche estaban llenas de vaho. Siempre que follábamos ella me decía al oído cosas como “así mi semental, hazme sentir” y cosas por el estilo, ella pensaba que me excitaba, pero lo que hacía era desconcentrarme, por lo que tardaba aún más en correrme y María se volvía loca.

Ella se desabrochó los cordones de una bota, se la quitó y se sacó la pernera del pantalón, dejándose puesto un tanga de color violeta. Acto seguido me bajó la bragueta del pantalón y desabrochando el botón me dijo “levanta el culo”, yo lo hice y me bajó los pantalones. Ella se acabalgó encima de mí, y se apartaba el tanga para que la empalase, pero yo quería putearla ya que no me había tocado ni siquiera la polla, así que no se la metí y seguí acariciándola, tenía una mano en su culo y la otra en su vientre para mantenerla a una distancia prudente. Ella es reía y decía “eres un hijo de puta, fóllame” y se excitaba más y más. María de vez en cuando acariciaba la cabeza a mí y desviaba la vista al asiento de detrás, yo miraba por el espejo, pero no veía nada.

Seguimos así unos minutos, yo mordiéndole las tetas y con un dedo en su culo, pero sin metérsela. A esto oigo la voz ronca de Elena que dice “fóllatela ya de una vez, no seas maricón, ¿no ves que ya no aguantamos?” Entonces yo reclino del todo el asiento del copiloto y le quito a María la otra bota, y le saco el tanga, desnudándola por completo, entonces María se colocó mi polla en la entrada de su coño y se dejó caer de golpe, sentía su coño ardiendo y mojado, ella hacía unas semanas que tomaba la píldora y nunca lo habíamos hecho a pelo, empezó a moverse en círculos, subía y bajaba, cada vez más deprisa hasta que se corrió y calló desfallecida encima de mí, no tardó ni siquiera un minuto desde que se la había metido.

Yo, como no había acabado, le hacía indicaciones para que se moviera, pero ella estaba cansada y no seguía, pero como me vio así, se levantó y se la enfocó hacia el culo. Ella sabía que cuando se la metía por el culo me corría enseguida. Cuando se la empezó a meter miró hacia el asiento de atrás y le dijo a Elena “ahora por el culo”, dejándose caer poco a poco. Se la metió hasta el fondo, abriendo la boca como un pez y con la mandíbula desencajada. Se apoyó con una mano en el salpicadero y se empezó a acariciar el coño, yo miraba como se tocaba, y como se arqueaba hacia atrás, mostrándome sus pechos y su vello rubio y recortado. Comenzó a apretar y aflojar el culo, pero sin moverse en vertical hasta que notó en mi cara que estaba acabando, comenzó a decir “córrete para nosotras, así, así”, entonces movió el culo arriba y abajo unas cuantas veces hasta que me corrí.

Entonces María miró la hora y le entró la prisa, ya que su padre es muy severo y no le gusta que llegue a casa muy tarde y siempre antes de las 5. Yo me vestí y pase al asiento del piloto, arranqué el coche y María me dijo “vete primero a casa de Elena por que no me fío de vosotros ni un pelo”.

Mientras iba conduciendo hacia la casa de Elena, pensaba en que nunca había visto así a mi novia, tan excitada y desnuda en medio de un descampado con una amiga mirándonos, ella que es tan celosa y que nunca se pone en Top-less en la playa, con mi polla en su culo vibrando de placer y masturbándose frente a nosotros. Cuando llegamos a casa de Elena ella se acercó a mi asiento y me dijo “me ha gustado bastante la faena, si tienes un amigo que folle tan bien como tú me llamas, ¡que pena que María no te dejase mirar lo que yo hacía!”. Puso una mano debajo de mis narices y añadió “huele, esto es un adelanto para el que sea”. Su dedo olía a flujo y a sudor, la cerda se debió estar metiendo los dedos hasta atrás. Luego se bajó. María se reía y me dijo “seguro que de esta aprende que más de uno puede follar tan bien o mejor que su ex”.

Cuando llegué a casa tuve que masturbarme para quedarme dormido, tal era el grado de excitación que el olor de Elena me había hecho sentir. Nunca había pensado que pudiera ser así, ya que es muy recatada y tenía unos valores morales bastante altos (comparados con los míos altísimos). A mí sólo se me pasaba por la cabeza como quedarme a solas con Elena y darle una buena sesión. Pero la verdad, eso nunca sucedió. (Ahora que lo pienso, me gustaría encontrarla un día por la calle).

Fdo.- Carlos
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