La chica de la limpieza

Tengo 28 años y trabajo en una oficina. Mi hora de salida normalmente es a las 6 de la tarde. Pero no es nada raro, que suela salir casi siempre mas tarde. Lo que os voy a relatar sucedió uno de esos días en los que por motivos de trabajo tuve que quedarme hasta tarde en la oficina.

A las 7 de la tarde, cuando ya no queda casi nadie en la oficina, es la hora en la que empiezan a trabajar las chicas de la limpieza en el edificio en mi planta. Hacia poco que había comenzado una chica nueva. Se trataba de una jovencita de unos 23 años. Yo la primera vez que la vi, ya me quede asombrado. Era morena, con el pelo bastante largo, casi hasta la cintura, aunque casi siempre recogido en una coleta. También era muy morena de piel y muy guapa, con unos grandes ojos verdes. Y de su cuerpo que les voy a decir, parecía una diosa. No era muy alta, pero estaba muy bien formada. La verdad es que lo que más me llamaba la atención de cuerpo, era su culo, lo tenia pequeñito, pero muy apretadito, y normalmente llevaba pantalones muy ceñidos. Sus pechos no eran demasiado grandes, pero si que parecían muy apetecibles.

Yo casi nunca había hablado con ella hasta aquel día. Simplemente nos habíamos limitado a los típicos hola, como estas, y poco más. Hasta aquel día. Era bastante tarde, mas de lo habitual, pues serian las 9 de la noche, mas o menos. Ya no quedaba nadie en mi oficina, solo ella y yo. La verdad, es que con ella moviéndose por allí, no podía concentrarme en acabar el trabajo, mis ojos no podían dejar de observarla. Ella se daba cuenta de mis miradas, pero no decía nada, solamente de vez en cuando me deleitaba con una sonrisa, lo cual yo agradecía sobremanera.

Todo empezó cuando se acerco a limpiar cerca de mi mesa. Ella se daba cuenta de que me gustaba, de que estaba pensando en ella, y no en mi trabajo. Incluso, creo que me provocaba algo, por la forma de moverse, y más cuando se agachaba, y me enseñaba aquel trasero con el que yo tanto había soñado, y por que negarlo, también masturbado. Intercambiamos pocas palabras, a pesar de estar solos y ya muy cerca el uno del otro. Lo mejor, ya voy a ir al grano, fue cuando, a mí, y lo hice queriendo, se me cayo una hoja al suelo. Los dos al mismo tiempo, nos agachamos para recogerla, pero yo fui mas rápido. Sin embargo, al incorporarme tras recoger la hoja, ella se quedo allí, de rodillas, delante de mí. Era una situación mil veces imaginada por mí. Con un poco de descaro, la acaricie el pelo. No sabia como reaccionaria ella, pero ni se molesto, por lo que seguí acariciando su largo pelo. Ella al mismo tiempo, puso sus manos en mis piernas. No dijimos nada, solo nos miramos. Entonces, la cogí de la nuca y acerque mis labios a los suyos. Nos besamos apasionadamente. Notaba su lengua contra la mía.

Como ella se encontraba de rodillas delante de mí, yo estaba sentado en mi silla, mientras nuestras lenguas se conocían, empezó a tocarme el pene por encima de l pantalón. Yo estaba ya bastante erecto, por lo que ella me bajo la cremallera y se separo de mis labios. Me saco la polla, la cual estaba ya del todo dura, y la empezó a masajear con sus manos, de arriba abajo, una y otra vez. Poco a poco, fue acercándosela a su boca, y sus labios se posaron sobre mi glande. Primero empezó a darle besitos, despacito, solo con los labios. Luego, siguió dándole lametazos, esta vez con la lengua, rápidos. Yo me notaba excitadísimo, y quería me la comiera, que se la metiera entera en la boca. Y así lo hizo ella, pero sin prisa. Despacio y suave. Yo sentía un gran placer mientras ella se metía mi enorme y dura polla en la boca una y otra vez. Así estuvo un gran rato, hasta que yo note que no iba a aguantar mas y me iba a llegar el orgasmo en su boca. Le avise que me iba a correr, para que dejara de chupar y así no correrme en su boca. Pero, al revés, ellas se metió mas y más dentro mi polla y me corrí en su garganta. Y ella parecía muy satisfecha.

Después de correrme, fuimos al baño por si acaso pudiera vernos alguien. Ya allí, nos desnudamos, nos besamos apasionadamente mientras la acariciaba las tetas. Tenia unos pezones enormes, rosaditos, y muy erectos. Yo jugaba con ellos con mis manos, pero quería chupárselos, saborearlos. Así que baje con mi boca por su cuello hasta llegar a sus pechos. Empecé dándoles pequeños mordiscos y lamiéndolos. No podía parar de tener aquellos pezones en mi boca, de lamerlos con mi lengua, pero fue ella la que me pidió, que quería correrse mientras le comía el coño. No tenia nada mas que pedirlo. Así que seguí bajando, dándole besos por la tripa hasta que llegue a su coño. Lo tenia completamente depilado, y se encontraba muy húmedo. Le acaricie el clítoris con mis labios, para luego bajar mi lengua e introducirla en su vagina. La oía gritar de placer y pedirme que no parara. Le seguía lamiendo el clítoris e introduje dos de mis dedos en su vagina. Los moví adentro y afuera, con ritmo, pausadamente. "En el culo, en el culo" me pidió ella. Me gustaba que me diera ordenes y la obedecí. Saque mis dedos de su agujerito, y le introduje uno en el culo, con cuidado. Notaba su agujero caliente en mi dedo y como lo apretaba mientras se lo introducía. No sintió ningún dolor, solo pedía mas y más, que la follara con el dedo. Mientras mi dedo permanecía en su culo, mi lengua no dejaba de comerle el coño, metiendo mi lengua en su vagina, notando su flujo en mi boca. Así fue como ella llego a su primer orgasmo.

Mi polla se había vuelto a poner dura, y solo pensaba en notarla dentro de su cuerpo. Me hizo sentar en el retrete, con mi polla dura apuntando hacia ella. Se puso encima de mí, cogiendo mi pene con su mano. Fue ella la que se la introdujo en su vagina mientras se sentaba encima de mí. La note caliente y húmeda por su orgasmo anterior. Me polla se deslizaba sin problemas dentro de su agujero, pero era ella la que marcaba el ritmo, moviendo su culo arriba y abajo. Que bien se movía. Me estaba volviendo loco, la agarre de las tetas mientras se movía arriba y abajo para seguir mejor el ritmo de sus embestidas. Sentía un placer enorme, pero quería correrme siendo yo el dominador de la situación. Saque mi dura polla y la hice ponerse delante de mí, de espaldas, ofreciéndome una maravillosa visión de su culo. Ahi fue donde se la metí. Nada mas notarla dentro de si emitió un gritito de placer. Sin prisa, la fui metiendo hasta el fondo, hasta que note que ya no me cabía más. Y empecé a moverla con furia, con rabia. Ella me pedía eso, que la follara rápido, que le gustaba como mi polla se movía en su culo. Sus comentarios me excitaron aun más, y así fue como me volví a correr, esta vez en su culo. Explotamos los dos a la vez en un prolongado y placentero orgasmo.

Después de eso, nos vestimos y volvimos a salir a la oficina. Seguía sin haber nadie. La bese y volvimos cada uno a su trabajo. Yo ya no volví a concentrarme en el, así que lo deje por imposible. Se había hecho tarde y me encontraba cansado. Nos despedimos dulcemente con un largo y cálido beso.

Desde aquel día, siempre era el ultimo en salir del trabajo aunque creo que nadie sospecho nunca nada.