Sexo Oral de Medianoche en el Patio
Qué rico que ya no hace frío, estoy sentada con un vestido de tirantes en el patio, la brisa de medianoche una caricia fresca en mi piel. Bebo otro sorbo de vino espumante mientras miro el móvil; estoy tan concentrada en la pantalla que no percibo el sonido de pisadas a mis espaldas, hasta que siento un apretón sorpresa en las costillas. Suelto un pequeño grito, mitad susto, mitad cosquillas. ¿Cómo es que siempre me pillas desprevenida? Y siempre lo haces, yo sé que te encantan todos los ruiditos que hago, desde mis chillidos sorprendidos hasta los gemidos desesperados.
Me río tras tu sorpresa furtiva, cómo te gusta hacerme eso, y la verdad es que a mí también me gusta. Me gusta cualquier excusa que usas para poner tus manos en mi cuerpo.
Tus manos vuelven a mi cintura y no puedo evitar ponerme tensa, anticipando otro apretón que me hará cosquillas, pero este apretón es diferente. Me relajo e inclino la cabeza hacia un lado, una de tus manos aparta mi cabello, tus labios besan mi cuello mientras la otra mano sube por mi cintura y aprietas mi seno.
- Mmmmmmm.
Ambas manos están ahora en mis pechos, las estrujas, las aprietas, resuello cuando pellizcas mis pezones a través del vestido, que bueno que ya me había quitado el sujetador, aún así quieres menos tela de por medio. Echo la cabeza hacia atrás y arqueo la espalda cuando bajas el escote, mis tetas grandes y suaves expuestas al aire nocturno, expuestas a las caricias excitantes de tus manos sobre mi piel.
Qué rico como me aprietas los pezones, siento tu erección presionado entre mis hombros. ¡Que hambre me das!
Me giro en la silla y te acerco a mi lado halando por las trabillas de tu pantalón. Acaricio tu miembro sobre la tela y siento como lo mueves. Inclino la cabeza y miro hacia arriba, veo tus ojos un reflejo hambriento de los míos. Desabotono y bajo la cremallera, mis dedos ahora bajan tu ropa para dejarte expuesto. Tu verga dura liberada apunta directamente hacia mi cara. Rodeo tu asta con mis dedos, presiono tu cabeza y lo deslizo como un pintalabios, restregando tu líquido pre seminal para solo lamerme los labios y saborear el principio de tu deseo. Te lamo el frenillo antes de envolver tu cabeza con mi boca y chupártelo. Tus manos vuelven a buscar mi pecho a medida que me meto cada vez más y más de tu hombría en mi boca. Me excita tanto mamártelo, sentir como tu verga llena mi boca. Mi cuerpo reacciona al tuyo, mi clítoris palpita cada vez que penetras mi boca un poco más.
El deseo aumenta y el desenfreno se abre paso, nuestro ritmo cada vez más intenso y salvaje. Me encanta sentir tu mano agarrándome el pelo, lo tomas con fuerza y te entierras hasta el fondo de mi garganta, me falta el aire, pero así con la boca llena de ti no me importa respirar. Entonces te retiras de la cueva oscura de mi boca, el pozo de saliva que se acumuló se derrama por la comisura de mis labios, y aún así un hilo conecta con mi lengua y tu glande hinchado. Abro la boca aún más, no me dejes con estas ganas, fóllate mi cara con todas tus fuerzas.
Vuelves a meter tu verga dura en mi boca, estoy gimiendo desesperada a medida que lo metes y sacas de mis labios una y otra vez, sujetándome con fuerza por el cabello. La saliva cae hasta mis tetas desnudas, mis ojos lagrimean, el éxtasis me consume al estar así, me encantas así, quiero vaciarte completo, quiero que me llenes la boca de leche. Te lo mamo voraz y cuando pienso que estás cerca lo vuelves a sacar.
- ¡No! ¡Dámelo! -gimoteo, pero no quieres acabar aún.
- Quiero sentir lo mojada que estás -me dices al levantarme de la silla y repentinamente alzarme y sentarme de culo sobre el borde de la mesa.
Me sacas el vestido y la tanga con facilidad, te paras entre mis piernas. Las separo aún más, no puedo resistirme. Tu boca sobre la mía en un beso profundo de lenguas enredadas, tu mano sube por mi muslo hasta alcanzar el triángulo de mi sexo. Tu dedo medio halla mis labios, desliza de arriba abajo hasta separar mis pliegos, y una vez hecho sientes el caudal que has provocado.
Me metes el dedo, desliza sin esfuerzo en aquel canal caliente y apretado. Lo metes hasta los nudillos, y lo sacas casi del todo para enterrarlo otra vez.
- Que rico como te mojas con tan solo mamármelo -dices contra mis labios mientras me metes el dedo-. No eres la única que le gusta comer.
Tu cara pasa de estar frente a la mía a estar entre mis piernas. Apenas tu lengua conecta con mi clítoris siento un estremecimiento como un relámpago de puro placer atravesar mi cuerpo. Tu lengua remplaza tu dedo y me chupas y me lames como un hombre muerto de sed.
Me echo para atrás, apoyándome sobre las manos sobre la mesa, tu cara entre mis piernas a medida que tu boca arranca gemidos cada vez más necesitados de mis labios y mis caderas no pueden evitar contonearse, necesito restregar mi coño contra tu cara, devóramela completa, chúpamela así, toda.
Termino acostada sobre la mesa del patio, tus manos sujetándome detrás de las rodillas, abriéndome toda para ti, soy tuya, ¡haz conmigo lo que quieras!
Chupas mis labios, penetras mi abertura con tu lengua, pero en cuanto te dedicas a lamer mi clítoris y me penetras ahora con dos dedos, la cima del placer es inescapable. Me agarro las tetas, pellizco mis pezones a medida que tu boca me acerca cada vez más al borde del éxtasis hasta que sucumbo al orgasmo que tu boca arranca de centro. Mi cuerpo se contrae y me agarras con más fuerza, imposible de eludir el asalto implacable de tu lengua. El orgasmo me atraviesa y no paras, mis jugos brillando en tu cara mi sabor invadiendo tu lengua, tu apetito por torturarme de placer, tu dicha traviesa, hasta que estoy temblando sobre la mesa.
Finalmente te apiadas de mi, te incorporas y rodeas la mesa. Con los pies me empujo un poco más hast que ahora lo que está al borde es mi cabeza. Tus dedos acarician mi piel desnuda hasta llegar a mi boca y chupo tus dedos relucientes con mis jugos, hasta que los remplazas por algo más delicioso.
Estás más duro que nunca, pasas tu verga dura por mi cara hasta que puedo lamer tus bolas y chuparlas. Me encanta hacerte gemir con eso. Ahora mi plato principal, boca abierta y hambrienta de ti, la cabeza colgando por el borde de la mesa, traspasas mis labios y te entierras. Tus manos agarran mis tetas, las aprietas duro a medida que te follas mi cara. Me embistes una y otra vez con tu verga dura, cada respiración una lucha deliciosa, quiero ahogarme en tu carne, quiero devorarte por completo, hazme tuya una y otra vez, lo único que quiero eres tú, metiéndomelo mil veces de mil maneras.
Te entierras duro y hasta el fondo, estirando mis labios con tu grosor, penetrándome hasta la garganta hasta que siento como te endureces un poco más, tu verga se hincha un poco más. Ahora dejas de metérmelo hasta el fondo de mi garganta y chupo tu cabeza con fuerza, embestidas cortas y rápidas hasta que tu orgasmo inunda mi boca. Eyaculas entre mis labios, siento aquel chorro tras chorro de tu semen llenar mi boca con el sabor espeso y caliente de tu placer.
Cuando terminas de vaciarte, dejo que mi lengua se arremoline alrededor de tu cabeza sensible, para que sientas aquel pozo de leche aun en mi boca antes de tragármelo todo con gula perversa.
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