Otro asado y cogida en casa

Hola a todos. De vuelta yo, Ezequiel, después de un tiempo. En este relato les contaré sobre otra juntada que hicimos en casa con Rosana y sus amigos del colegio primario.

La idea era hacer un cordero a la parrilla, carne que lleva varias horas de cocción para que quede bien a punto, por lo que temprano me puse manos a la obra con el asado.

Rosana me dijo que Sergio vendría temprano para ayudarme (en realidad fue a culear a Rosana mientras yo hacía el asado, además quería culearla sólo porque siempre lo hacía junto con Diego).

Bueno, yo comencé con el asado. A eso de las 6 de la tarde llegó Sergio, nos saludamos, charlamos un rato, y en un momento viene Rosana y le pide si podía ir a comprar más pan. Sergio le dijo que si y se fueron juntos para adentro. Rosana me mandó un whatsapp diciéndome: estamos en el dormitorio.

Yo esperé unos minutos y fui despacio a ver. Rosana había dejado la puerta apenas abierta, a propósito.

Los dos estaban desnudos, arrodillados sobre la cama besándose. Rosana con una mano abrazaba su espalda y con la otra acariciaba su verga y huevos. Sergio con una mano le abría las nalgas y con la otra metía sus dedos. Rosana paraba el culo para facilitarle el ingreso a los dedos.

Sin hablar, Rosana fue bajando lentamente hasta la verga y comenzó a lamerla y chuparla con mucha suavidad.

Sergio se acostó boca arriba y comenzaron a disfrutar de un rico 69. Sergio chupaba la concha y la cola de mí esposa, y luego comenzó a meterle despacito los dedos en la cola.

Después de unos minutos, Sergio le dijo: dame la cola hija de puta. Rosana lo trató de asqueroso y atrevido porque yo estaba en el quincho. Sergio le dijo: dale culiada si te morís de ganas de comerte mí pija por el culo. Rosana buscó un pote de vaselina y se puso en cuatro. Sergio le puso vaselina, él se puso en la verga y se la comenzó a clavar despacio pero hasta el fondo. Le dijo: por fin tengo este culo para mí solo, cómo me gustás Rosana. Ella gemía y le decía que la culeara despacio.

Yo estaba totalmente empalmado, quería masturbarme y acabar en la boca de mí esposa.

Ellos estaban a full. Rosana le dijo que le diera más fuerte y Sergio así lo hizo.

En un momento (de maldito nomás), me alejé de la puerta y Grité: Gordita. La escuché a Rosana decirme que estaba en la pieza y preguntarme qué quería. Yo me demoré unos segundos y me acerqué a la habitación. Rosana había cerrado la puerta, cuando golpeo me abre asomando sólo su cara y me dice: ¿Qué te hace falta? Estoy desnuda.

Le digo: dejame pasar que quiero ponerme un pantalón corto.

Me dice: No, estoy desnuda. Me guiñó un ojo y yo le hice una seña con la mano preguntando si Sergio la culeaba mientras hablaba conmigo y ella me volvió a guiñar un ojo y sonrió.

Me dice: mirá si vuelve Sergio y nos encuentra así, va a pensar mal. Ya me visto y cuando acabe te aviso.

Le dije: bueno dale. Me voy al quincho.

Rosana cerró la puerta.

Después me dijo que Sergio la apoyó contra la puerta y la siguió culeando parada y así le acabó en la cola.

Le dijo: hija de puta, de pedo no nos agarra el puto de tu marido pero estuvo genial. Amo tu culo. Más tarde te la pongo de vuelta.

Rosana le dijo que fue una locura lo que habían hecho pero estuvo divino.

Al rato aparecieron juntos en el quincho. Sergio dijo que recién llegaba de comprar pan y Rosana recién salía de bañarse.

Yo les dije que estaba sospechando porque se habían ido juntos para adentro y me largué a reír. Sergio me dijo: no amigo jamás haría algo así o capaz sí y nos reímos los tres.

Ahí si Sergio se quedó conmigo haciendo el asado y charlando. Comenzaron a llegar los demás comensales, entre ellos Diego.

El trío que hicieron después del asado lo contaré en otro relato para no hacer tan largo este.

Una última cosa, cada día agradezco por tener una esposa tan puta. Es maravilloso verla disfrutar con otros hombres.

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