Otra vez con la hija de mi vecina
Después de follar el culo de la hija de mi vecina, solo pensaba en follar su coño, después de lo que me comentó.
Unas semanas después, me le encontré en la calle. Iba vestida con un vestido floreado, de tirantas, ajustado a su torso, pero de vuelo desde las caderas. Se veía preciosa y excitante.
.- Hola vecino… Me saludó, con un beso en la mejilla.
.- ¿Qué tal?… Respondí al saludo correspondiendo a su beso.
.- Voy a un recado… Me comentó… Si dentro de media hora estás en tu casa, nos vemos allí.
Yo me quedé un poco paralizado por su comentario, pero reaccioné.
.- Si, si… Pude balbucear… Iré en un rato para ventilar el piso.
.- OK… Respondió… Hasta luego.
En la despedida, me dio un beso en la comisura de los labios y casi rozó mi polla con su mano. Yo fui a mi piso, pensando si me había citado para volver a follar. Solo con pensarlo, mi polla se puso dura. Entré en mi piso y esperé fumando un cigarrillo en el balcón. Pasado casi media hora, sonó el porterillo.
.- Si… Contesté descolgando el telefonillo.
.- Soy yo… Sonó la voz de ella… Abre.
Le abrí y dejé la puerta de mi casa encajada. A los pocos segundos la vi entrar por la puerta. Cerró y se acercó a mí abrazándome y besándome en los labios, correspondiendo al beso, entrelazando nuestras lenguas, mientras agarraba sus nalgas, levantándole el vestido.
Se separó, y bajándose las tirantas del vestido, lo dejó caer, quedándose solamente con un tanguita negro, que poco tapaba de su coño. Se acercó de nuevo a mí, se agachó y desabrochando mi pantalón lo bajó junto con mis bóxer, dejando salir mi polla como un resorte, que casi le da en la cara. Me la agarró con una mano, la empezó a sobar y se la metió en la boca, mamando dulcemente, mientras me miraba a los ojos. Yo solo soltaba pequeños suspiritos de placer.
Después de unos minutos mamando mi polla, se levantó, me la volvió a coger con la mano y tirando de mi, me llevó a mi habitación. Se tumbó sobre la cama y quitándose el tanga me dijo…
.- Quiero que me folles el coño… Expresó mientras se separaba los labios vaginales.
No lo pensé. Me deshice del pantalón y me tumbé sobre ella, apuntando con mi polla a la entrada de su coño. La rozaba por sus labios vaginales, hasta que encontré la entrada y poco a poco se la fui metiendo hasta el fondo, mientras ella suspiraba y envolvía mi cintura con sus piernas.
.- Ummm… Soltó mientras entraba… Que rico, aaaah
Yo la follaba lento, sin prisas pero sin pausa, mientras le mordía sus pezones. Ella no dejaba de gemir mientras la taladraba.
Se la saqué y la coloqué de perrito, volviendo a taladrar su coño de una sola vez hasta el fondo, haciéndola soltar un gemido, mientras jugaba con mis manos en sus tetas. Poco antes de correrme, escupí en su ojete y sacándola de su coño le penetré el culo, bombeando hasta que me corrí dentro, soltando varios chorros de leche. Nos tumbamos sobre la cama, con mi polla aun dentro de su culo, que salió cuando se fue poniendo fláccida, dejando escapar restos de mi semen.
.- Ummm, ha sido genial… Susurró… Igual que como decía mi madre.
.- También me follé a tu abuela… Le confesé… Por lo visto, tu madre no se lo quedó en secreto y os lo contó a las dos.
.- Si, lo sé… Comentó… Por eso quería probar esa polla que las volvió loca a las dos, y no ser la única sin ser follada.
.- ¿Ya follaste con tu novio?… Pregunté.
.- Si… Respondió… A los dos días de follar contigo por mi culo. Estaba deseando sentir tu polla en mi coño.
Dicho esto, me dio un beso en la polla, se puso el tanga y salió de la habitación para ir al servicio. Yo me vestí y esperé que saliera. La ayudé a ponerse el vestido, nos dimos un beso con lengua y se despidió, prometiendo volver a repetirlo.
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