Mi chica descubre que le gusta ser mirada – I, II, III
Voy a ser breve.
Esto ocurrió hace ya cinco de años. Mi actual pareja y yo nos conocimos en una fiesta de nochevieja con amigos comunes, en una discoteca. Bailamos, nos emborrachamos y nos enredamos esa noche. Hasta ahora.
Ella venía de una relación en la que se sentía poco valorada, poco atractiva y deseada. Pero a mi me gustó mucho y me pone un montón, cada día más. Es delgada, con unas tetitas y un culito pequeños y prietos. Está muy buena.
Pero ella piensa, pensaba, que era delgaducha y plana, que no gustaba a los tíos. Pero para gustos los colores. A mí me encanta.
En la primavera siguiente, un día de calor fuimos a dar un paseo por un pantano que hay cerca de casa. No está permitido el baño, pero suele haber mucha gente caminando por la orilla, gente tomando el sol o caminando, chavales y chavalas con sus cosas de adolescentes, pescadores buscando los mejores sitios. Un buen sitio cuando aprieta el calor.
Nos quedamos en un sitio que nos gustó. Algo apartado, un saliente de arena al descubierto por el bajo nivel del agua en ese momento, con una gran piedra en el extremo, en la orilla, alta y muy plana arriba. Nos subimos a ella y nos tumbamos, la brisa refrescaba el ambiente y estábamos relativamente apartados del paso de la gente por la orilla.
Yo me quité la camiseta y me quedé con el pantalón corto. Ella me miró y comentó que si se quitaba la camiseta y la falda era como estar en bikini. Con el sujetador y el tanga. Y lo hizo. Se quedó en sujetador y bragas. Estaba preciosa. Y muy sexy.
Yo sonreí y dije que el sujetador se notaba mucho que no era un bikini, que se lo quitara y se quedara con el tanguita, que sí pasaba por un bañador. Se lo quitó. Yo me empalmé al instante y ella sonrió. Todo normal.
Bueno, el caso es que por aquí cerca hay un aeródromo donde se hacen prácticas de vuelo. Suele haber avionetas volando por la zona. Y nos pasó una por encima.
Y, al cabo de unos minutos, volvió a sobrevolarnos. En un vuelo un poco más bajo que el anterior. E hizo otra pasada ya en dirección al aeródromo. Con esa eran tres. Ya no volvió más.
Lo comentamos. Yo la dije “ha vuelto para mirarte”. Se puso un poco colorada y nerviosa, ya os dije que no se sentía atractiva como para que la miraran.
“¿Seguro? ¿Tú crees?” me preguntó. Y yo le dije “¡tía estás muy buena y medio desnuda, pues claro que te miran los tíos y se empalman, como yo antes!
Nos reímos, nos besamos, enseguida nos fuimos hacia el coche muy calientes… Ella acababa de encontrar una nueva imagen de sí misma… Se gusta y ha descubierto que le gusta que la miren. La excita. Yo estoy encantado.
Lo que ha venido ocurriendo desde entonces entre nosotros es una sucesión de juegos, de actuar algunas fantasías compartidas. Creo que quiere recuperar el tiempo de atrás, de su anterior relación. Y mostrarlo. De diferentes maneras. Y yo, pues eso, encantado.
Contaros esto forma parte de este juego. Pero hasta aquí el cómo descubrimos la parte más descarada de mi chica. De ese día hasta hoy, sería para otras historias. Si no hoy no sería una historia breve, como había prometido.
Bueno. Al pantano seguimos yendo…
PARTE II
Vemos que el anterior relato ha sido leído por bastantes personas. Nos ha gustado que lo leáis y nos anima a contaros (otra vez brevemente) cómo continuó nuestro pequeño juego que, como ya os conté, ahora ha llegado a estos pequeños relatos.
Tras la experiencia del paso y repaso de la avioneta, también notamos que nos observaban las personas que pasaban por la orilla, aunque esto no lo hablamos en ese momento, pero sí cuando comentamos la experiencia. Y eso nos puso muy cachondos a los dos.
Fantaseamos con los mirones de la orilla. Gente que caminaba sola, en pareja o en grupos. De todas las edades, maduros, jóvenes y adolescentes. Pero los más numerosos, con diferencia, eran pescadores que pasaban arriba y abajo con sus trastos, buscando lugares para situarse y, al poco, seguir recorriendo la orilla.
Y decidimos volver al pantano. Volver a tener la experiencia, pero ahora buscada.
Fuimos unas semanas después, una mañana de sábado soleada. Ella llevaba un bikini pequeñito, una talla menos a la suya, de modo que la realzara aún más. Por encima un vestidito corto y escotado. Aparcamos el coche, nos acercamos a la orilla y comenzamos a recorrerla buscando un sitio discreto, como la vez anterior. Al cabo de un rato encontramos un espacio de arena tras unas rocas y unas encinas. Extendimos las toallas y nos quitamos la ropa. Ella estaba muy sexy con ese bikini, que le apretaba las tetas y con un tanga que permitía mostrar su culito.
El lugar era discreto sí, como si nos ocultáramos, pero lo suficientemente expuesto como para ser vistos con discreción también, como pudimos comprobar al cabo de unos minutos, cuando pasó una grupito de chavales que miraron hacia nosotros.
Abrimos unas cervezas y la pedí que posara para unas fotos. Es algo que hacemos habitualmente, eso de hacer fotos. También mirar fotos, de porno casero. Pero eso, si acaso, es para otro día. Había prometido un relato breve.
En esas estábamos cuando pasaron los primeros mirones. Tres pescadores que remolonearon tras las encinas y los arbustos. Como quien está decidiendo hacia dónde se dirigen. Dejamos de hacer fotos como si nos hubiera sorprendido verlos y nos hubiéramos cortado. Se marcharon y lo comentamos y nos reímos.
Al rato escuchamos unas voces. De nuevo pescadores (ya os dije que suele haber muchos pescadores) hablando en voz alta. La pedí que se quitara el sujetador y que se acercara a la orilla. “Pónselo fácil, mójate y vuelve hacia aquí, deja que te miren”, la susurré. Y lo hizo. Se acercó a la orilla, se remojó y salió del agua mostrándose. Con el tanguita y luciendo tetas.
Se quedó un rato en pie exhibiendo su cuerpo, cogió otras cervezas y se sentó a mi lado. A mí se me puso la polla dura. Supongo que a ellos también. Ella estaba muy excitada. “¿Cómo eres tan puta?”, dije. “Porque me gusta”, contestó. Casi me corro.
En fin, siguió pasando gente. Se desnudó completamente. Hicimos más fotos. La pedía que posara cuando sabíamos que había alguien mirando. Más pescadores claro, un grupo de adolescentes, alguna pareja.
Desde entonces vamos asiduamente al pantano. Vamos cambiando de sitio, pero el juego es el mismo. Enseñarla, dejarse mirar. Ella, cada vez, me pregunta qué se pone ese día. “Da igual, vas a acabar desnuda”. “Ya lo sé”. “Pues elige tú”. Y cogemos el coche y nos vamos.
En otros momentos, cuando toca, también jugamos en playas. Le gusta que la miren y a mí me gusta enseñarla. Fantaseamos con lo que se les pasará por la cabeza a esos tíos cuando la miran mientras nosotros miramos las fotos que hemos hecho. Y follamos como locos…
También seguimos haciendo fotos, pero, como ya dije, eso es otra historia. Quizá os la cuente otro día.
PARTE III
Las fotos. Eso era otra historia.
Como seguís leyendo el relato de nuestro pequeño juego, e incluso haciendo algún comentario, os vamos a contar dónde nos ha llevado nuestra fantasía. De nuevo muy breve.
Ya os contamos que nos gusta jugar con fotos. Hacer fotos y mirar fotos en páginas de porno casero. Tenemos muchas fotos muy eróticas, muy explícitas, muy provocativas.
Vale. Un día, mirando fotos que habíamos hecho en el pantano, empezamos a fantasear con qué se les pasaría por la cabeza a los tíos que miraban. ¿Se masturbarían luego fantaseando con ella? ¡Pues claro!
¿Y si subimos unas fotos a alguna de las páginas porno que miramos? Al fin y al cabo, nosotros jugamos mirando fotos de otras parejas, me masturba, la manoseo, follamos… Se pueden comentar…
Y puedo mostrarla a muchos tipos a la vez. Puede provocar a un montón de gente. Sentirse mirada, deseada. Ser un poco más puta.
Y recibir comentarios, fotocorridas, intercambiar fotos… Conocer las fantasías de algunos tíos al mirar las fotos y masturbarse. Pensamos sugerir que nos contaran esas fantasías. Algo como “si me cuentas qué te sugiere, que harías con mi chica, te enviamos algunas fotos más por privado”.
Y lo hicimos. Elegimos algunas fotos muy sexis, en bikini, con tanga, desnuda… Las subimos a la página. Y al día siguiente teníamos respuestas. Muchas. Al cabo de unos días subimos otra serie…
Y lo hemos disfrutado. También mucho. Por eso también queríamos contarlo aquí. Como parte del juego y la fantasía. He disfrutado mostrando a mi chica y ella ha disfrutado sabiéndose mirada, deseada, viendo corridas sobre sus fotos. Ahora sabe que la miran, la desean, que la harían de todo. Ha descubierto que le gusta ser mirada.
Y ya está. Hasta aquí nuestro pequeño relato.
Me gusta mucho mi mujer, me gusta mostrarla y ella ha descubierto que la excita ser mirada y excitar a otros. Provocarles. También provocarte a ti que estás leyendo esto. Esperamos que tú también lo hayas disfrutado.
¿Te gustó este relato? descubre más placer con palabras en nuestra página principal.
Una vez en una fiesta familiar me di cuenta que mi cuñado, el hermano de mi esposo me miraba demasiado las piernas. Tenia una minifalda y me di cuenta que al cruzar las piernas se me veia el calzon pero como estaba sentada mirando hacia la pared, mi cuñado era el unico que podia mirar. Jaja me dio risa por dentro porque mi cuñado es un hombre casado pero al mismo tiempo decidi actuar con maldad y no me tape, lo deje que me siguiera mirando. A partir de ese mi cuñado empezo a mandarme mensaje de whatsapp personales, algo que no hacia antes. Aveces me ha mandado memes un poco calentones jaja me da risa porque creo que mi cuñado quiere cogerme y esta buscando la forma de como hacerlo. Le pienso seguir el juego por un rato jaja
Me gusta eso que cuentas. Eres una cachonda y eso me gusta. Gracias por contármelo.
Supongo que tu cuñado se masturba, a escondidas de su esposa, cuando te envía memes y recuerda tus piernas y te imagina desnuda. ¿Verdad?
Y pensar eso también te excita a ti. Que te mire un tío que no es tu esposo, provocarle para que mire más y que, después, se masturbe pensando en ti. Fantaseando contigo…
Por eso quieres continuar con tu juego. También has descubierto que te gusta ser mirada. Y está muy bien. A mí también me gustaría mirarte desnuda… Y que me masturbe mi chica mientras te miro…