Me follé a la profesora de mi hijo

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Cada vez que iba a dejar a mi hijo al Kindergarden no podía más que admirar esas bellas piernas de la profesora, de pelo corto, una rica morena clara, unos senos enormes, unas nalgas redonditas y unos muslos gruesos y unas piernas torneaditas, me enloquecían. Cada mañana no podía faltar a esa escuela, y yo me afanaba por estar los cinco días de la semana, viendo a la más buena de todas las profesoras de esa escuela. En varias ocasiones le compre varias flores, aunque con discreción se las obsequiaba.

Hasta que en la fiesta de graduación de mi hijo, después del festival, mi hijo se retiro con mi esposa y yo me quede a colaborar metiendo las bancas, quitando la lona y ayudando, hasta que por fin, sin ningún impedimento me puse a platicar con la maestra. Era un poco más del medio día, ella iba sensacional, con una falda arriba de la rodilla, floreada, una blusa y un saco del mismo color de la falda, unas zapatillas altas, que me prendieron. Estuve grabando la ceremonia y sobre todo a esa preciosidad. Le comenté que la había grabado y que iba a ser un bonito recuerdo, sobre todo para mí, también le dije que había tomado algunas fotos y que, sinceramente estaba espectacular.

Como manejo un camión de carga, alguien me pidió de favor, lleváramos unas mesas que la escuela había ocupado y eran prestadas. Se tenían que llevar a otra escuela. Así que diligente acepte, aunque desconocía el lugar. La maestra sabía el lugar y bueno, lo que es el destino, me tenía que acompañar, y no podía creer que una ricura subiera a mi camión. Así que con delicadeza le ayude a subir y lo que vi, que muslos, como nos excita a los hombres ver como la falda se alza más de lo normal, parece que solamente cubre las nalgas y la conchita. Estaba súper excitado y poco me falto que en el trayecto me abalanzara. Me estaba quedando bizco, un ojo al gato y otro, a… mmmm.

Llegamos al lugar, me quite el saco, me arremangue las mangas de la camisa y pude observar como la maestra admiraba mis músculos. Creo que también estaba fascinada. Terminamos, le ayude a subir, mientras me deleitaba con sus piernotas y mi verga cada vez más se ponía tensa y dura, pero en eso, resbala un poco y logro detenerla, pero irremediablemente la atrapo en mis brazos y huelo el perfume que ha usado, nuevamente sube y se acomoda en el asiento de mi camión. El camino es un poco largo, unos cinco kilómetros y por fin me atrevo a decirle que se ve bien buena, que me gusta un chorro, y que si le gustaría que le midiera el aceite, total, si me mandaba a volar, ni modo. Que se pone colorada de la cara, que se acomoda en el asiento, tratándose de subir la falda y cubrir un poco los pechos, desvió el camión en un camino, pegado a una montaña, son como cien metros que meto mi camión, y me dice que no, que regrese, y que le daba miedo, que era casada y que no podía hacer eso.

Estaciono mi troca, y me acerco, le acaricio las piernas, le digo que las tiene bien chulas, y que sus senos están grandes, como para terminarme de criar. No dice nada, parece muy asustada, le toco su cabello, su rostro, muy delicado al contacto con mis curtidas manos. Se sonroja, veo sus senos, acaricio su blusa, mis manos recorren su cuerpo, subo un poco su falda, muevo mis dedos sobre sus muslos, cubiertos por unas medias color natural, toda la ropa fina. Y le dijo, pos si no quieres, pos no, y me regreso al volante, y me dice, sí pero aquí no, no me hubiese dicho eso, porque me voy sobre su trompita, la beso, mientras me agazapo con su cuerpo, no tan delgado, la sigo besando y consintiendo, la recuesto, pongo los seguros de las puertas, que delicia, y creía que esas pulgas no brincaban en mi petate, decimos aquí en México. Me quito la camisa, tengo muchos bellos en mi pecho, y eso la excita, que ahora me responde con pasión, y busca su comida, esta prendida la educadora, parece que me va a enseñar, busca su verga, y comienza a gemir, me besa en mis pechos, mientras acaricio su cabello, se da gusto la condenada, y aprovecho para quitarle su saco verde, y ahora me voy sobre sus pechos con los que había soñado, mientras ella me toca la espalda y mis brazos.

Hago a un lado, sin quitarle, la blusa, y nuevamente voy a succionar, que digo, mamar sus pechos, que parecen explotar con su bra, quito las copas, sólo las bajo y a darle gusto, a lo que te truje chencha. Que ricura de Profesora. Ella gime, aaahhh, aaahhh, y ahora si, parece que le da por hablar, mmmm…, que rico, me encanta, mientras se da gusto con mis brazos y mi torso. Yo mido 1.85 ella apenas, 1 64. Su esposo acaso 166, y muy feo. Sigo mamando uno y otro pecho, los cargo, mi lengua pasa por debajo de esos senos, doy mordiditas a los pezones, sin lastimarla, con delicadeza. Se empañan los cristales de mi camión, y voy para abajo, se para un poco, se acomoda en el asiento del camión, cabe muy bien, y voy sobre, bueno ahora son mías, mis piernas y recorro con mis manos, desde sus pantorrillas, hasta los muslos, y le dijo que me estorban sus medias. Y me dice que se las quite, la levanto un poco, mmmm… la tomo de sus nalgas, bueno mis nalgas, y bajo sus panties, pero sólo un poco, por que no quiere más, todavía con el temor de que llegue alguien.

Le beso sus muslotes, de una y otra pierna, mmmm… que chamorros, como nos encanta a los hombres, me estaba volviendo loco sólo de acariciar esas piernas, y que a mucho, dicen que no les importa, porque es lo que se hace a un lado, pero a mi, como me encantan las piernas de la Profesora, estaba yo perdido en esa dos columnas, que no me quería retirar. Hasta que ella, me exigió su pajarito, su verga, su pene, su rabo, su pito, diciéndome que quería sentirlo, verlo y mamarlo. Yo muy obediente le acerque, mi pito, y con maestría, lo acaricio por fuera del pantalón, estuvo varios minutos, mientras le rascaba su cabello, estaba semiacostado, pero como gozaba que mi profesora, comenzaba a tratar de sacar la verga de mi pantalón, así mejor le ayude y me quite el cinto, y quedaron al descubierto mi bóxer, que casi no podía contener mi verga de 21 cm.

Pero, mi suculenta y comestible profesora, pasaba sus manos, después su boca, pintando con sus labios mi bóxer, azul celeste. Mi verga estaba parada y solo escuchaba como me decía, mmmm… que rica verga tienes mi rey, me la voy a comer papacito, y de repente, que la saca, y que la aprieta con sus manos, y que la comienza a saborear, lamía hasta las bolas, su lengua recorría todo el palo, no aguante más y ha hacer el 69, ya no había orden, con mis pantalones abajo, le enseñe la verga y yo tenia, todas sus piernas para mi, le baje más sus pantis, de repente pensé que eran medias con liguero, pero ni modo, se las quite, y le puse nuevamente sus zapatillas, y ahora si comencé a saborear esos deliciosos muslos. Sus rodillas, me costaba, pero como gozaba, y valía la pena, después de que varias veces me masturbe pensando en ella.

Quería explotar, hacia esfuerzos por no eyacular y ella, agitaba el pito, una y otra vez queriendo sacar su crema. Por fin, me exigía sentarse en la verga, se paro un poco, y me ofreció sus nalgas, me senté, con el pantalón atorado, le levante su falda, y oh, que asombro unas muy ricas nalgas, no pude mas y a morderlas, a jugar otro rato, mientras mis manos se agazapan con sus piernas, y de repente subían para abrir su ano, que exigía el pene. Al fin, poco a poco y para hacerme sufrir, se fue acercando a mi pito parado, poco a poco, y por fin pude sentir su vagina, ya bien lubricada, como con rapidez se abría para mi vergon, y se clavaba, mientras la tomaba de sus pechos. Y ella se comenzó a mover que no pude más, que comencé a eyacular, pero ella gritaba, que rico, que la cogiera, que la penetrara, que la vergueara,… meteme tu palo mi rey, soy toda tuya, quiero ser tu puta, ensártame, ese pájaro adorable. Y yo, claro, que le decía… mamacita, que buena estas, esta es tu verga, es tuya y nada más que tuya, y ooohhh, que deliciosa cogida.

Después, descansamos un rato, ahí estuvimos como dos horas, ya era de tarde, y otra vez, me la quería coger otra vez y ella estaba dispuesta, ahora la acosté, le abrí las piernas, y que la ensarto, de repente, tocaron una cornetas, era un de mis compañeros camioneros, que lata, se bajo y se acerco y tuve que bajar el cristal, mientras mi verga tenia a ella, a la maestra, y sólo saque la cabeza y le dije que no chingara, que no veía que estaba ocupado, me entendió y se fue y yo a seguir disfrutando del mejor culo de la escuela y de la región.

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AlfredoTT
AlfredoTT
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