La inglesita me hizo sentir pequeño tenía mucho que dar

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Nos encontrábamos en la costa de levante, en un pueblecito muy bonito que estaba a unos 1000 metros de la playa, éramos 4 amigos y entre todos habíamos juntado dinero para alquilar un apartamento para 10 días en segunda línea de playa, nos levantábamos tarde ya que por la noche íbamos al paseo marítimo a tomar copas y picar algo hasta ya entrada la madrugaba y cerraban los locales.

Lo estábamos pasando genial, luego de ir al apartamento seguíamos bebiendo dado que teníamos bebida allí, nos divertíamos mucho y había muy buen rollo y caíamos en la cama rendidos.

Llevábamos como 3 o 4 días por allí y esa tarde hacíamos el recorrido “reglamentario” por los locales, entramos en un local de comida rápida y estuvimos sentados a una mesa comiendo cuando entraron 3 chicas que se reían mucho y se sentaron en una mesa junto a la nuestra, las tres iban ataviadas con bikini y pareo y una de ellas llevaba una gorra de visera (Voy a contar esta historia tan brevemente como ocurrió todo) nos quedamos mirando a las chicas que no paraban de reír, ellas pidieron para comer y nos dimos cuenta que eran extranjeras porque no entendíamos nada de lo que decían.

Les sirvieron la comida y seguían riendo. Se percataron de que las mirábamos y una de ella nos dijo algo que no entendimos por mucho que lo intentamos pero una de ellas chapurreaba algo de español y comenzó a traducir con cierta dificultad lo que nos decían – ¿vosotros sois de aquí?,¿ conoceréis sitios guay?, hemos llegado esta mañana y no conocemos esto – era lo que nos estaban diciendo nosotros nos echamos a reír y les dijimos que si, que algún sitio conocíamos Iván les preguntó si podíamos juntar las mesas y estar juntos y ellas aceptaron.

Permanecimos largo rato con ellas y nos comunicamos a duras penas a través de la que hacía de interprete, al rato salimos al paseo y yo invité a entrar en un local de copas, para eso me serví de señas y ellas lo entendieron a la perfección, entramos al local y pedimos bebidas, ellas no paraban de reír, entre ellas una parecía que se había fijado en mi y otra en Manolo ya que en su idioma se dirigían a nosotros particularmente y nos decían cosas que no entendíamos aunque algo iba traduciendo.

La otra chica a mi la que mas me gustaba era la de la gorra pero se mostraba inaccesible, casi no hablaba con nosotros solo se reía con las otras dos y decían cosas que no entendíamos. tomamos la consumición y dijeron que querían ir a su apartamento a ducharse y cambiarse, les dijimos que nos podíamos ver mas tarde, ellas aceptaron y quedamos en otro local cercano, la que se fijaba en mi se acercó y me cogió del brazo haciendo señas con el dedo apuntando a mi y a ella, me miraba y se reía al ver la cara de extrañeza que ponía yo (seguramente).

Se marcharon y nosotros estuvimos dando unas vueltas por el paseo comentando lo sucedido y que yo le había gustado a una y manolo a otra pero nada de Ivan y Israel, a la hora convenida nosotros llegamos al local poco antes que ellas que nuevamente llegaron riendo, empezamos a pasear y mirar cosas sin dejar el cachondeo y las risas la que se había fijado en mi tenía el pelo muy rubio y mucho mas corto que las otras, tenía unos ojos azules preciosos y una nariz respingona, parecía una muñeca, venia vestida con una camisa verde anudada por debajo de los pechos y unos tejanos muy cortos, le cogí la mano con la mía y ella me envió una sonrisa y siguió cogida de mi mano.

Estuvimos un rato paseando y entramos en otro local de copas y allí estuvimos bebiendo unas pocas, ellas reían a carcajadas cada vez que alguno de nosotros decíamos algo, eran muy simpáticas (la de la gorra algo mas seca) estábamos sentados en taburetes de esos altos y Dafne (creo recordar que así se llamaba la que venia conmigo subió un pie a la barra que traen esos bancos mas abajo del asiento y dejaba ver su braga de color rosa, tenía unas piernas preciosas.

Me dijo algo que no entendí y la otra me dijo – quiere dar una vuelta contigo a solas – a lo que dije que encantado, nos acabamos la bebida, nos dimos la mano y salimos rumbo a la playa que era donde dijo ella, no nos entendíamos para nada y nos teníamos que comunicar por señas, fuimos paseando por la playa un largo trecho, me dijo algo que me sonó muy raro y yo no acababa de entender pero insistía, frente a nosotros había una zona de cañas y me indicó hacía allí, yo pregunté ¿quieres ir a las cañas? y ella no se si lo entendió pero me dijo que si con la cabeza y mirándome fijamente.

¿Quieres follar? le pregunté y nuevamente meneo la cabeza en sentido afirmativo (no se si por intuición o me entendió), nos dirigimos a las cañas, la playa estaba ya casi vacía a excepción de varios grupos dispersos de gente, al llegar ella hizo ademan de entrar entre las coñas, el suelo estaba cubierto de hierba muy verde y nada mas taparnos de la vista de algún curioso la besé y ella respondió al beso pero con mucha pasión, le metí la mano por el pantalón que era muy ancho y no ofrecía dificultad, le toque el coño, dios mío o estaba tocando mal o tenía un coño inmenso me abarcaba toda la mano.

Le desaté la camisa y quedaron sus pechos a la vista, se los besé y ella me agarró el pene metiendo la mano por la cintura de mi pantalón corto, lo apretó y la movió con fuerza poniendo unos ojos que se le salían, la desnudé por completo y me desnudé yo, entonces lo vi en todo su esplendor, era un coño grandísimo, unas labios rasurados y gordos que le daban mas anchura, la eché al suelo encima de nuestra ropa, me puse encima de ella y le metí la tranca en ese gran coño.

Tengo unas medidas aceptables, algo mas de la media y parecía que me bailaba dentro de aquel gran coño, no lo llenaba o eso me parecía, la fricción era muy poca corría dentro y fuera con total facilidad.

No tardó mucho en correrse dando unos gemidos y chillidos que debieron escuchar en el pueblo, siguió adentro y afuera con mi pene y al poco se apretó mucho contra mi abrazada a mi cuello (casi me asfixia) y dando otro gran grito se corrió nuevamente.

Al poco lo hice yo que tenía el pene como un palo y los testículos me explotaban, le pegue una corrida suprema nos mantuvimos un rato en la misma postura que estábamos, a mi se me aflojó la maza y se perdió allí dentro, al sacarla me sentí ridículo, parecía que la tenía muy pequeña y me avergoncé, me hizo sentir pequeño a su lado.

Al rato nos vestimos y volvimos a la playa y nos dirigimos hacia donde estaban los demás. Esa sensación de tenerla diminuta me duró un tiempo, se lo conté a mis amigos y se reían. Eso fue todo.

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