Con mi hermana en una cala desierta

Era verano y hacía mucho calor. Mi hermana me propuso ir a una cala que conocía y que siempre estaba desierta. Tras una hora de viaje, llegamos y, efectivamente, estábamos solos. Extendimos las toallas y yo me fui a bañarme. Mi hermana dijo que prefería tomar el sol un rato antes de bañarse. Cuando salí del agua, la encontré acostada boca arriba, completamente desnuda.

Tenía unas tetas pequeñas, pero muy altivas, y el coño perfectamente depilado.

—Mari, ¿qué haces desnuda?

—Me gusta tomar el sol en pelotas. —No te importa, verdad? —¿Por qué no te quitas también el bañador?

Me quité el bañador y se le puso morcillona. Estuvimos tomándonos el sol durante 30 minutos.

—Tete, acompañame al agua.

Me levanté y, al moverme desnudo al lado de mi hermana, tuve una erección enorme.

Mi hermana me miró y dijo: —¿Se te ha puesto así por mí?

—Sí, es que estás buenísima.

Nos metimos en el agua y mi hermana se subió al caballito, pegando sus tetas a mi espalda.

—¿Notas mis tetas?

—Ya lo creo. Están durísimas.

—Date la vuelta y abrázame.

Lo hice y quedé completamente pegado a ella. Entonces ella bajó su mano, me cogió la polla y se la metió hasta el fondo.

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