Ayudando a mi hermana a depilarse

Era verano. Estaba en el comedor viendo la televisión cuando mi hermana me llamó desde su cuarto. —Tete, puedes venir. Me acerqué a su cuarto. La puerta estaba abierta. Estuvimos solos todo el fin de semana.

Mis padres estaban fuera por trabajo. Entré a la habitación y en medio de ella estaba mi hermana de pie completamente desnuda. Sus tetas eran pequeñas, muy turgentes y con unos bellos pezones.

Tenía un triángulo de pelo alrededor del coño.

Me quedé parado. ¿Qué pasa, nunca has visto una chica desnuda? Sí, claro. ¿Qué puedo hacer por ti? Quiero que me depiles las axilas y el coño. Entonces se tumbó en la cama y extendió los brazos abiertos. Empieza. Cogí la máquina de afeitar y, con la excusa de apurar bien, le aplasté las tetas con la mano. Como no decía nada, me envalentoné y le acaricié las tetas descaradamente.

Te gustan mis tetas, dijo. Mucho. Vale, ahora depílame el coño. Se tumbó más en la cama y se abrió de piernas, dándome una visión espléndida de su vagina. Primero le recorté los pelos con la tijera y luego le rasuré con la máquina. Quedó espectacular.

Bueno, tete, ahora me gustaría que me acompañases a una cala que conozco a tomar el sol y a bañarnos. Dicho y hecho. Llegamos a la cala y se quitó toda la ropa.

¿Qué, no piensas desnudarte? Me bajé los pantalones y la polla se me puso morcillona. Mi hermana, sin cortarse un pelo, me cogió de la polla llevándome hasta el agua.

Ni que decir tiene que se me puso como una roca. Ya en el agua, mi hermana, sin soltarme del rabo, se acercó a mí metiéndose la polla hasta el fondo y empezó a moverse.

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Pablopgr74
Pablopgr74
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