Historias con mi hermana

Mi hermana estaba entradita en carnes. sin ser gorda. Tenía un delicioso culo que se le insinuaba con la ropa que se ponía y que con el tiempo se convirtió en mi obsesión. A  continuación explico como fue.

Mi padre estaba trabajando y mi madre fue al medico con mi otra hermana, por lo que estábamos solos en casa. Yo estaba haciendo las tareas y mi hermana estaba en su habitación. Tuve una duda sobre una de las tareas y cuando fui a preguntarle a mi hermana, me llevé la sorpresa. Estaba dormida boca abajo, con la falda subida hasta la cintura y las braguitas bajadas hasta las rodillas. Me acerqué y puse mi mano sobre una de sus nalgas y fue entonces cuando empecé a acariciarla, pasando mi mano de una a otra, sintiendo la suavidad de su piel. Se movió un poco y me asusté, salí de la habitación y fui al servicio a masturbarme pensando en ese delicioso culito de mi hermana. desde entonces, mi obsesión era volver a ver su culo desnudo.

Desde ese día estaba deseando poder tener una nueva oportunidad de ver desnudo el culo de mi hermana. Y esa buena oportunidad llegó en el verano. Como hace mucha calor donde vivimos, por las noches, sacábamos los colchones de las habitaciones, para dormir en el salón más fresquito. Mi hermana siempre dormía en el medio, por lo que la tenía a mi disposición.

Una de esas noches, mi hermana dormía de lado, de espaldas a mi y con  su culo en pompa, con una combinación transparente, y las braguitas semitransparentes. Cuando sentí que estaba roncando, poco a poco, con el pie, empecé a subirle la combinación lo suficiente para dejar su culo a la vista y poco a poco con mi mano, comencé a bajarle las braguitas. Ummmm, que excitación ver ese delicioso culito y poder acariciarlo. Después de unos minutos tocando y masajeando su culito, me fui al servicio a masturbarme. Así descubrí que mi hermana tiene el sueño pesado.

Los años pasaban y yo cada verano desnudaba el culo de mi hermana, y poco a poco las demás partes de su anatomía.

Una noche me colé en la habitación de mis hermanas para intentar desnudar a mi hermana mayor, mi obsesión desde niño. Mi hermana menor no estaba, pues había pasado el finde con su novio y sus suegros.

Cuando me acerqué a la cama de mi hermana mayor, estaba durmiendo con un sujetador sin tirantas y una combinación de falda muy transparente, pues notaba sus braguitas por debajo de la tela. Comencé lentamente a acariciar a mi hermana por encima de la ropa. Estaba boca arriba, por lo que comencé por los pechos y luego bajé a su coño. Subí despacio la combinación hasta la cintura, dejando ver sus braguitas por las que se le transparentaba el triángulo negro de su entrepierna. Antes de empezar a desnudar su coño, comencé a bajar el sujetador, dejando sus pechos al aire. Se mantenían firmes sujetos por el sujetador bajo ellos. Luego de jugar un rato con mi lengua y labios en sus pechos, mamando de sus pezones, cogí el elástico de sus braguitas y comencé a bajarlas hasta casi las rodillas, dejando su delicioso coño peludito a la vista. Me agaché y comencé a pasar mi lengua por sus labios vaginales, hasta llegar a su clítoris, Lo succioné y lamí durante un buen rato, Me saqué la polla y la rocé por su coño, sin llegar a meterla, hasta que me corrí en sus pelillos. Fui al servicio por un poco de papel higiénico para limpiarla. Después de limpiarla, me quedé un rato observando a mi hermana desnuda. No me di cuenta que se había despertado.

.- ¿Qué haces en mi habitación?… Preguntó entre cabreada y sorprendida… ¿Y que hago desnuda?

.- No lo se… Contesté… Cuando entré para ver a los gatos, y echarles algo de comer, ya estabas así.

.- Vete de aquí… Me dijo, señalando la puerta… Mañana hablaremos y se lo diré a nuestros padres.

Me salí de la habitación, sin contestar, pero miré atrás y vi como mi hermana se vestía, y vi su coño peludito por ultima vez esa noche.

A la mañana siguiente, me levanté tarde. Mi padre había salido a dar un paseo y mi madre estaba de compras con mi hermana menor, por lo que estabamos mi hermana mayor y yo solos en casa.

.- ¿Qué hacías anoche en mi habitación?… Preguntó cabreada… Y que querías ver a los gatos no me lo creo. ¿Qué hacía yo desnuda?

.- Solo entré a darle algo de comer a los gatos… Contesté… Desde mi habitación no puedo porque la mesa está en la ventana. Y lo de desnuda, ya estabas así cuando entré. Solo te miraba cuando te despertaste.

.- Por esta vez, lo voy a dejar pasar… Me dijo aun enfadada… Pero como te vuelva a pillar, se lo digo a nuestros padres.

.- Vale, No volverá a pasar… Contesté.

Creo que no me creyó.

Unos días después, cuando se calmaron los ánimos, volví a las andadas. Cuando me acerqué a la cama de mi hermana mayor, la observé unos instantes. Estaba durmiendo en ropa interior. Comencé lentamente a acariciar a mi hermana por encima de la ropa. Estaba boca arriba, por lo que comencé por los pechos, masajeándolos suavemente y notando sus pezones duros, que parecían querer salir a través de la tela del sujetador, que era fino y transparente. Lo subí, lentamente, dejando sus pechos al aire. Se mantenían firmes, con sus dos aureolas coronadas por dos deliciosos pezones. Luego de jugar un rato con mi lengua en sus pechos, lamiendo y mamando de sus pezones, bajé a su coño. Por sus braguitas se le transparentaba el triángulo negro de su entrepierna, cogí el elástico de sus braguitas y comencé a bajarlas hasta casi las rodillas, dejando su delicioso coño peludito a la vista y suavemente comencé a acariciarlo, pasando mis dedos entre sus labios vaginales, incluso introduciéndole uno, luego me agaché y comencé a pasarle mi lengua, hasta llegar a su clítoris. Lo succioné y lamí durante un buen rato. Después me quedé un rato observando a mi hermana desnuda. La volví a vestir y salí de la habitación.

Al poco rato regresé, mi hermana estaba de lado, de cara a la pared, dejando ver su delicioso culo. Cuando la sentí roncar, alargué mi mano para tocar y manosear su culo, separando el hilo del tanga y dejando ver su ojete y parte de su coñito.

Como no reaccionaba, intenté meter uno de mis dedos en su coño. Cuando lo conseguí, lo dejé un buen rato sintiendo el calorcito de su interior y comencé a follarla con él, haciendo un suave mete y saca. Como no reaccionaba, pasé mi brazo por su cuerpo para tocarle los pechos. Uff, que delicia sentir su pezón entre mis dedos. Lo pellizcaba suavemente, hasta que lo noté duro. Me tumbé a su lado y me pegué a ella, bajándome el bóxer, le puse mi polla entre las nalgas y comencé a rozarla como si fuera una cubana, apretándola con sus cachas. Aun dormida, mi hermana puso la pierna de arriba un poco hacia adelante y encogida, por lo que dejó su coño peludito a la vista y a mi disposición. Esperé un poco, por si despertaba y apuntando a la entrada de su coño, comencé a empujar, metiéndole casi la mitad de mi polla. Seguía sin reaccionar y la metí entera, comenzando un mete y saca, hasta que sentí que me iba a correr, sacándola y soltando un gran chorro de semen en su culo. Lo limpié con una toallita que había traído previamente del servicio. La observé durante un rato y volví a mi habitación y me acosté con una sonrisa por haberme follado a mi hermana.

Unos años después, fuimos a veranear a un camping, mis dos hermanas y tres amigas de ellas. En una habitación dormían las amigas y en la otra mis hermanas y yo.

Ellas se turnaban para dormir en una esquina, para charlar con sus amigas por la ranura que separaban las habitaciones. Las noches que mi hermana mayor estaba en medio, yo repetía los tocamientos por todo su cuerpo.

Una de las noches, tuve la mejor oportunidad y noche de todas. Llegaron bien entrada la noche, de la discoteca del camping. Estaban un poco ebrias, y esa noche a mi hermana le tocó en medio.

Entre la borrachera y el sueño pesado, comencé a acariciarla a mi antojo. Estaba en posición fetal, de espaldas a mi y dormía con una camiseta de tirantas y un pantalón corto. Después de acariciarla, por encima de la ropa, poco a poco empecé a bajárselo y dejar al descubierto su culo, solamente tapado por una braguita. Bajé la braguita y dejé su delicioso culo a la vista. Comencé a acariciarlo y a besarlo. Al ver que no reaccionaba, me decidí llegar más allá y me bajé mi bañador y comencé a rozarle mi pene por la rajita del culo, haciéndome una cubana entre sus nalgas. Separé las nalgas y apunté con mi glande a su ojete, introduciendo un poco más de la puntita. Me quedé un rato quieto y poco a poco comencé con el bombeo suave. La saqué antes de correrme. Salí de la tienda de campaña para ir al servicio. Cuando volví, mi hermana estaba boca arriba, sus pechos se les salían por la camiseta de tirantas y su coñito peludito estaba a mi vista, pues no le subí ni el pantalón ni las braguitas. Al notar que seguía dormida, comencé a acariciarle los pechos, besarlos y mamar de sus pezones. Luego bajé mi mano a su coñito y comencé a acariciarlo incluso metiendo un dedo, y a besarlo y chuparle el clítoris y armándome de valor, me puse encima, apunté con el glande a la entrada de su coñito, y poco a poco fui empujando, hasta que casi tenía la mitad de mi pene dentro. Después de un suave y delicioso mete y saca, cuando noté que me iba a correr, lo saqué, llenándole los pelitos de mi semen. La limpié con unas toallitas, la volví a vestir y me eche a dormir.

A la mañana siguiente, nos levantamos y todo transcurrió con normalidad.

Cuando yo tenía 24 años y mi hermana 33 años, se casó y pensé que ya se me acabaría el choyo. Estaba equivocado.

Como otros veranos, desde que me divorcié, iba a pasar unos días a casa de mi hermana mayor, siempre pensando en volver a desnudarla mientras duerme. Y conseguí abusar de ella toda la noche.

Después de cenar, nos quedamos solos, pues mi cuñado se fue a trabajar como Vigilante de Seguridad en una urbanización. Primero tomamos un par de cubatas, mientras veíamos una peli en la TV. Fui a preparar el tercero, cuando vi una caja de las pastillas que mi cuñado toma cuando no puede dormir. Por mi mente pasó una idea loca. Cogí una pastilla, trituré la mitad (pues no sabia que reacción podría hacerle) y le vertí sobre el cubata de mi hermana. Pensé que, entre el sueño profundo que tiene, la embriaguez por los cubatas y la pastilla, esa noche podría pasarlo bien con ella, y vaya si lo pasé.

Sobre la 1:00 de la noche y después de varios sorbos del cubata, notaba como le entraba el sueño a mi hermana. Entre comentarios y risas, noté como se iba quedando dormida poco a poco. Fui al servicio, y al salir mi hermana iba camino de su habitación. Por el efecto de la pastilla, pensé, iba casi dando tumbos, por lo que la ayudé a llegar a la habitación, agarrándola por debajo del pecho, acariciándolo por el camino, hasta llegar a su habitación y a tumbarla en la cama. La dejé allí y fui a cambiarme de ropa, poniéndome solo unas calzonas. Volví a su habitación para ver como se encontraba y al entrar su ropa estaba en el suelo, y al mirar a la cama… allí estaba mi hermana, tumbada en la cama totalmente desnuda, pues no usa ropa interior cuando está en casa, Su postura era boca abajo, abierta de piernas y abrazada a la almohada. Me acerqué despacio y con una mano cogí una de sus piernas, la alcé un poco y la dejé caer, sin ningún movimiento por su parte. Al principio me asusté un poco, pero al acercarme más, noté como respiraba y muy bajito, roncaba plácidamente. Poco a poco, comencé a acariciar su cuerpo desnudo, desde la espalda hasta el culo, metiendo mi mano por debajo, entre las piernas, hasta llegar a su coño, acariciándolo, incluso metiéndole un dedo, al principio, y luego dos, comenzando a follarla con mis dedos. Los saqué y me los llevé a la nariz para oler su coño y luego chuparlos. Tiré de ella y la atraje hacia el final de la cama, dejando los pies en el suelo, quedando de bruces sobre la cama. Me bajé las calzonas y el bóxer, y apunté a su coño con mi polla, penetrándola hasta que mis huevos chocaron con su piel. Me quedé unos minutos quieto, sintiendo su coño atrapando mi polla. Comencé un delicioso mete y saca, despacio al principio, y un poco más ligero a cada embestida. Cuando noté que me iba a correr, la saqué y esperé un tiempo prudencial, hasta que se pasó y apuntando a su culo, se la clavé poco a poco, después de lubricarlo con saliva y los jugos de su coño. Comencé con las embestidas, hasta que solté toda mi leche en su interior. Dejé mi polla dentro, notando como me la apretaba, hasta que salió sola debido a la flaccidez. Le limpié la lefa que salía, con unas toallitas que traje previamente del servicio, la coloqué bien en la cama y volví al salón a acostarme.

A las 5:30, me desperté y volví a su habitación, para cerciorarme que estaba bien, y desde la puerta la escuché roncar, y al mirar la vi boca arriba, con sus tetas firmes y sus aureolas sonrosadas, coronadas por dos deliciosos pezones y entre sus piernas separadas, un triángulo de pelitos negros que cubrían un delicioso coño. Me acerqué y comencé a jugar con mis manos en sus tetas, luego con mi lengua rodeando sus pezones y al notarlos duros, empecé a mamar de ellos, mientras con mi mano bajaba hasta su coño y jugaba con su clítoris y le metía dos dedos. Entre ronquido y ronquido, soltaba un pequeño gemidito. Me desnudé y colocándome encima de ella, coloqué mi polla en la entrada de su coño y volví a penetrarla, mientras seguía mamando de sus tetas, hasta que cuando me iba a correr, la saqué y solté toda mi lefa en su vientre y sus tetas. La limpié con las toallitas y me quedé un buen rato acariciando su cuerpo de arriba a abajo y viceversa, la vestí, como pude, con una camiseta y un pantanloncito que estaba en una silla al lado de la cama, y me volví al salón a dormir.

Estas son algunas de las muchas historias con mi hermana. Espero que lo publiquéis, por fa.

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Sevilla1972
Sevilla1972
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