Me animé a mostrarme como mujer

Mi viaje a Río de Janeiro con Gregory, fue la salida perfecta para poder cortar la relación con mi mamá. Para mí, fue el inicio de ser mujer en público. En pocos meses de convivencia con él, aprendí a bailar bachata en el rol de mujer.

Gregory centro su empeño en perfeccionar mis movimientos y pasos del baile. Nuestra idea era de vivir en Brasil y trabajar impartiendo clases de Bachata. El ya era profesor de baile en su Venezuela natal.

Llegamos a Río con el buen apoyo de dos de sus amigos residentes en Brasil. Nos instalamos en un pequeño departamento y fuimos a visitar a los chicos que nos orientaron en el viaje.

Llegué vestido como una chica y creo que estaba bastante sexy. Desde ese momento. Gregory me llamó Roberta.

Así me presento a sus amigos venezolanos que no se sorprendieron al conocer  mí verdadera identidad. Sugirieron que nos diéramos a conocer como una pareja de profesores de baile, (bachata sensual, en la comunidad trans, gay y lesbianas. Ellos comenzaron a contactar nuestros potenciales alumnos.

Fueron cinco días de incertidumbre hasta recibir nuestros primeros alumnos. Tiago y Julia, deseaban aprender ese baile y acordamos darles las clases en su domicilio, ya que el nuestro es muy pequeño.

Tiago es un morocho robusto, de mucha estatura. Julia, también es morocha y su estatura llega a 170. Poseedora de buenas tetas y generoso culo. Ambos fueron muy cordiales y simpáticos.

Gregory explicó  lentamente en  español, dirigiéndose a Tiago y su chica trans. Luego de la charla inicial, dijo que la conexión de los ojos es fundamental, desear y sentirse integrado con la pareja.

Gregory comenzó a bailar con Julia tomados de las manos. Dirigiendo sus pasos y giros. Tiago observaba para luego bailar conmigo. Lo hicimos con bastante soltura. A ellos les agradó y llegaron a divertirse mucho. Para Gregory y para mí, fue nuestro primer ingreso de dinero.

Dos veces en la semana íbamos a su casa para impartir las clases y pronto nació una hermosa amistad. Dada su buena onda. Dieron a conocer nuestros servicios de profesores, entre sus parejas amigas.

Una tarde de práctica surgió el tema de las derivaciones de ese ritmo dominicano tan sensual. Tiago se esforzaba por comprender todo cuánto explicaba Gregory. También yo ponía atención en las palabras de Tiago y de Julia intentando descifrar o traducir

En el momento que Gregory dijo que ese baile era preludio de encuentros íntimos y en ocasiones de intimidad lo bailaban desnudos, Tiago exclamó:― Pelados e apasionados ―Riéndose y festejando.

Está situación llevo a qué el siguiente baile lo hiciéramos únicamente con tanga nosotras y ellos con sunga. Al cabo de unos cuantos minutos de baile, Julia restregaba su culo en el sexo de Gregory. Tiago, cada vez que apoyaba una mano en mi cintura la bajaba acariciando mis nalgas. El bulto que ocultaba la sunga era muy grande y caliente al tacto cuando tocaba mi vientre o espalda. Los cuatro disfrutamos mucho de ese baile con fricciones.

A la semana siguiente, Gregory y yo, ya teníamos otra pareja de alumnos. Estábamos felices por lograr crecer en nuestro emprendimiento.

Tiago nos invitó a compartir una cena con ellos y aceptamos gustosos la invitación de nuestro nuevo amigo. Fue un encuentro bonito, por su muy buena onda.

En esa ocasión me atreví a ponerme una falda muy corta. ya que tengo lindas piernas. con rodillas pequeñas. Un top blanco  completaba mí vestir.

Tiago exclamó al verme― ¡Oh! Que belas pernas e joelhos.

Sonreí y lo besé en una mejilla. Permanecimos tomados de la mano y continúo diciendo― Voce tem uma bunda pequena, mas lindas.

Lo miré sin entender. Igualmente sonreí con gesto de aprobación.

Tiago tocó mí culo y dijo― Bunda.

Luego llevó su mano a mis rodillas diciendo― Johelos.

Nos reímos los cuatro, había ido a enseñar a bailar bachata y estaba aprendiendo portugués.

Después de cenar, Tiago puso música de bachata sensual. Comenzó a bailar con los pies descalzos. Sus pasos de baile eran mezcla de bachata y samba. Me puse de pie y me sumé a sus movimientos. Gregory y Julia también comenzaban a danzar tomados de las manos. Ella movía las caderas con gracia y maestría.

Yo me sentía pequeña girando rodeada por los gruesos brazos de Tiago. Miré sus pies para advertirle sobre algún paso a destiempo. Luego levanté la vista para encontrar sus ojos. Conectamos profundamente moviéndonos en sincronía

Quince minutos después, se quitó la remera acalorado por el esfuerzo. Lo mismo hizo Gregory. Algunos minutos más de baile bastaron para despojarnos los cuatro de casi toda la ropa.

Mí tanga, encajada entre las nalgas dejaba a la vista mi culo blanco. Cuando giraba frente a Tiago, el me atraía hasta hacer apoyar mis nalgas en el montículo de su sexo. Eso me excitaba. El contacto de nuestros cuerpos era a cada momento mayor. Y su erección también.

Julia ya estaba completamente desnuda apoyando su culo bronceado en el sexo de Gregory y moviendo sus caderas.

Tiago me dijo casi al oído :― Eu quero ver tua bunda nu.

― Mirándolo sin entender respondí― Si y me comenzó a bajar el tanga hasta que cayó al piso.

Sentí un poco de incomodidad por estar desnuda frente a Tiago. Busqué con mis ojos a Gregory. Julia estaba de rodillas frente a él. Entonces me volví hacia Tiago y apoyé una mano sobre su sexo inflamado y apartó un poco la sunga. Su oscura y gruesa verga salto hacia afuera.

Gregory, que se esforzaba por mantener su postura de profesor, hizo ponerse de pie a Julia, y dijo― Veo que ya han comprobado que es un baile muy sensual. Cuando lo practiquen pueden darle el final que más les agrade.

Julia y Tiago rieron.

Me aparte de Tiago y abrace a Gregory.

Luego de cenar, regresamos a nuestro departamento, contentos. Yo estaba muy excitada y deseaba hacer el amor. Gregory sugirió ducharnos juntos antes de dormir.

Cuando se quitó la ropa, su verga estaba despierta. Abrazados bajo la ducha disfrutamos la lluvia de agua tibia sobre nuestras cabezas. El jabonó mi cuerpo haciendo ponerse duros mis pezones. Llegó con sus dedos hasta mi ano y lo acarició con suavidad.

Me arrodillé frente a él, tomé entre mis manos su pene, ya caliente y palpitante. Mi lengua acarició el glande y jugó con su prepucio.

Gregory ya fuera de sí, llevado por su instinto de macho, hizo apoyar mí pecho sobre la encimera. Separó un poco mis pies apoyados en el piso. Hundió dos dedos en mí orificio, poco dilatado, pero hambriento de su carne. Los movió haciendo círculos. Al sacarlos apoyó la punta del pene y presionó. El dolor inicial me hizo gritar, pero pronto fue un vaivén acompasado que me arrancó suspiros y temblores. Entonces llegué al orgasmo.

Continuamos nuestro juego de amor en la cama. Luego de un rico 69. Volvió a inyectar su semen en mis entrañas. Cuando nos relajamos para reponer fuerzas, mire mí teléfono que había recibido un mensaje.

Era Julia y decía:― Tiago quebrou minha bunda.

Nos miramos sin saber que responder así que escribí― Gregory quebrou minha bunda.

Julia respondió― Voce e eu satisfeitas e felizes.

Roberta

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