¿Quieres correrte dándome por el culo?

Diego, un joven canario, moreno, de veintisiete años, normalito y un poco tímido con las mujeres, estaba en bañador la playa, bajo una sombrilla y sentado sobre una tolla al lado de su hermana Daniela, una muchacha morena, de veintidós años, bajita, gordita y con grandes tetas que llevaba puesto un bañador negro de una pieza. Al lado de Daniela, en bikini rojo y en una tercera toalla, estaba su pareja, Verónica, una joven de veinte años, morena, alta y flaca. Los tres llevaban gafas de sol.

Con la playa petada de gente, Daniela, de lado y cara a Verónica, le pasaba un dedo por el vientre y jugaba con él en su ombligo. Diego le dijo:

-Esas cosas no se hacen en la playa, Daniela.

Daniela no estaba para oírlo.

-Zapatero a tus zapatos.

-O paras o me voy.

Daniela puso cara de pícara.

-¿Te pone nervioso lo que ves?

Lo ponía nervioso porque le tenía ganas a la flacucha, pero lo negó.

-No, me haces sentir vergüenza ajena.

El dedo subió hasta el pezón de la teta izquierda.

-¿Qué le harías si la pillas desnuda en mi cama?

Le gustaría decirle que la follaría por los tres agujeros, pero le dijo:

-No lo quieras saber.

-Ya lo sé, la comerías viva.

Verónica se sentó y le dijo a Daniela:

-Deja de habar de mí.

-¿Qué pasa? ¿Es qué a ti también te gusta él?

-No me digas que estás celosa.

-No te lo digo.

Diego se cansó.

-¡A tomar por culo las dos! Yo me piro.

Diego y su hermana se volvieron a encontrar en su casa. Él estaba sobre la cama de su habitación, vestido solo con un pantalón de deporte de color azul y mirando algo en el teléfono móvil, ella entró en la habitación sin llamar, se sentó en la cama, cruzó las piernas y le dijo:

-Perdona por lo de esta tarde, pero es que Verónica me dijo que tiene ganas de probar con un hombre y ver como nos mirabas me puso mal el cuerpo.

Daniela llevaba puesto un vestido corto y Diego le estaba viendo las bragas.

-Tápate que te estoy viendo las bragas.

No se tapó.

-No has entendido bien lo de tener mal el cuerpo.

-¿Qué debía de entender?

-Que yo también quiero probar con un hombre.

-Pues prueba, a mí que me dices.

-Si te digo que papá y mamá no vuelven hasta mañana… ¿Aún no sabes con quién quiero probar?

Diego la había entendido desde un principio.

-A ver, Daniela, somos hermanos, y solo de pensar en follar contigo se me ponen los pelos de punta.

-Yo lo que quiero es que se te ponga de punta otra cosa.

-No voy a hacer nada de lo que nos arrepintamos el resto de nuestras vidas.

Daniela se echó sobre su hermano, y con su boca a centímetros de la de él, le dijo:

-¿Es por qué estoy gorda?

-No.

-¿Por qué es?

Daniela le dio un pico en los labios.

-Es porque eres mi hermana.

Le dio otro pico.

-Es por qué no te parezco bonita.

-Si follamos lo vamos a lamentar.

Vio que su hermano empezaba a cambiar de opinión y le dio un beso con lengua.

-Lo vamos a disfrutar.

Diego puso el móvil encima de la mesita de noche, y boca arriba, le dijo:

-Ya verás como la jodemos bien jodida.

-Eso a Verónica, pero otro día.

Daniela bajó de la cama y se desnudó con prisas. Tenía ganas atrasadas de polla. Sus tetas eran grandes y tenían tremendas areolas color carne, los pezones picudos, tenía un michelín por aquí un michelín por allá, y un coño bien rasurado.

-¿Haces tú o hago yo?

-Haz tú que yo me sentiría culpable.

Al regresar a la cama le quitó el pantalón de deporte a su hermano y vio su polla morcillona.

-Te la voy a poner dura.

Daniela le echó la mano a los huevos y luego lamió la polla de abajo a arriba, le lamió el glande, se lo chupó, le lamió y le chupó los huevos… Le hizo una mamada en toda regla y le dejó la polla como le había dicho, dura.

-Para no haber estado antes con un hombre, mamas de maravilla.

-Es que me he documentado.

-¿Cómo?

-Un tutorial porno.

Mamando, jugó con la yema de un dedo en el ojete, y luego se lo metió en el culo. Al ver que la polla se balanceaba, le preguntó:

-¿Te gusta que juegue con tu ojete?

-Sí. ¿Venía en el tutorial?

-No, a Verónica y a mí nos gusta danos dedo en coño y en el culo y luego ponernos el arnés con polla, darnos por el coño y por el culo y corrernos. ¿Te gustaría probar a ver si te gusta?

-No es lo mimo un dedo que una polla.

-No, gusta más la polla, y hablando de polla, voy a follarte.

-¿Has visto otro tutorial de sexo?

-No, te voy a follar como follo a Verónica.

Se puso a horcajadas sobre su hermano, agarró la polla, la puso en la entrada de la vagina, bajó el culo, la metió hasta las trancas y se folló como con la polla de látex, haciendo la batidora con el culo y poniendo las manos sobre las tetas, es este caso sobre los pectorales.

Las gordas tetas de Daniela comenzaron a subir y a bajar a ir en todas las direcciones. Diego se las agarró y se las magreó. Al rato, y descargando, le dijo Daniela a su hermano:

-¡Me corro, me corro, me corro!

-Yo también.

-¡No te corras dentro, no te corras dentro!

Diego sacó la polla, se la llevó al ojete, le clavó la cabeza y le llenó el culo de leche a medida que se la iba metiendo, y de leche pringó Daniela su vientre, pues su corrida era lechosa y más espesa que el semen.

Daniela, luego de correrse, volvió a hacerle la batidora, y sus tetas volvieron a ir a su bola.

-Ahora puedes correrte dentro.

A Diego le gustaban hacer las cosas con calma.

-Para un poco y dame las tetas a mamar.

Le dio las tetas a mamar, y mamándolas, le folló el culo al tran tran.

-No creo que te sepan bien, estoy sudando como una cerda.

-Están saladitas y tu coño está mojándome. Me gustaría comértelo después de correrte.

-Si ahora lo tengo sucio, después de correrme lo tendré asqueroso.

-Así quiero tu coño, asquerosamente asqueroso.

Daniela le volvió a hacer la batidora y cuando se iba a correr le puso el coño en la boca. Retorciéndose y gimiendo, le dio una corrida lechosa larga y espesa que Diego se tragó con lujuria.

Al acabar de gozar, le dijo Diego:

-No sabía que hay mujeres que al correrse echaban leche.

-Creo que soy alguien especial, ninguna de las chicas con que he estado se corren como yo.

-Desde luego yo no he visto otra.

Daniela aprovechó el momento

-Ya que estás por ahí, si quieres más leche entierra tu lengua en mi coño y magrea mis tetas.

Le enterró la lengua en el coño. Daniela comenzó a follársela como si fuera una polla, primero subiendo y bajando el coño, luego moviendo la pelvis de atrás hacia delante y de delante hacia atrás, después moviendo el culo alrededor y continuó moviendo el culo como le salió del coño, hasta que del coño le salió otra cascada de leche que cayó por la lengua de Diego y bajó hasta su boca.

Luego de correrse en su boca, y de sentir como se tragaba la leche, le dijo Daniela:

-¿Quieres correrte dándote por el culo?

-No soy maricón.

-No te daría otro hombre, te daría una mujer.

-Visto así, ya que estamos… Probar una cosa nueva, nunca está por demás, aunque sea extrema como esta.

Daniela se fue y regresó con un arnés puesto que tenía una polla que ella había lubricado. Ya en la cama, le dijo:

-Ponte a cuatro patas.

Diego se puso a cuatro patas. Daniela se arrodilló detrás de él y le clavó la cabeza de la polla.

-¡Hostias!

-¿Te dolió?

-No, me hizo cosquillas, no te jode.

-En ese caso te voy a seguir haciendo cosquillas.

Le metió la mitad de la polla.

-¡Me estás desgraciando de por vida!

-Tranquilo, te acabará gustando.

Se la sacó despacito, luego le echó la mano a la polla, y pajeándolo, le folló el culo con lentitud.

-¿Mejor?

-Sí.

Al rato apuró un poco.

-¿Ya te gusta?

-Sí, es mejor de lo que yo pensaba.

Le dio más rápido a la mano y a su culo.

-Pues cuando te metan una polla de verdad vas a alucinar.

-Ya estoy alucinando.

Daniela le preguntó:

-¿Quieres que te caliente las nalgas? A Verónica le gusta.

-Calienta.

¡Joder si se lo calentó! Lo tenía del color del tomate maduro, cuando le dijo:

-¡Me corro, golfa, me corro!

Se corrió en la mano de su hermana.

Al acabar le preguntó Diego a Daniela:

-¿Lo de follarnos a Verónica iba en serio?

-Claro que iba en serio.

II

Verónica seguía deseando probar con un hombre, pero tenía miedo de hacerlo con alguien que la tratase mal. Era de noche y estaba sentada a una mesa que había en una esquina de un bar. Le preguntó a Daniela, que estaba a su lado:

-¿Cuándo lo haga que me recomendarías?

-Hacerlo en un sito íntimo y distendido.

-No conozco un lugar así, ni un hombre en el que pueda confiar.

-¿Recuerdas lo de la última vez en la playa?

-Claro que lo recuerdo. Ese día creí que estabas celosa.

-Estaba, y fue porque sabía que le gustas a mi hermano, pero luego recapacité y pensé que si tiene que ser. ¿Quién mejor que él?

-¿De verdad que no te importaria?

-No, porque estaría contigo.

-¿Y cuál sería ese sitio íntimo y distendido?

-Mi habitación.

Al día siguiente, por la tarde, Verónica estaba en la cama de Daniela, tenía a Diego sentado a su izquierda y a Daniela sentada a su derecha. Muy lentamente las yemas de los dedos medios de Daniela y de Diego recorrieron su cuerpo hasta posarse sobre sus pezones. Verónica sacó las pequeñas tetas de las copas y los dedos acariciaron los pezones. Daniela besó con lengua a Verónica, y luego le echó una mano a la nuca a Diego para que también la besara. La besó con tanta dulzura como la había besado Daniela. A continuación la besaron en el cuello, jugaron con las lenguas en su oreja y después le mamaron una teta cada uno. Mamando su teta, Daniela le acarició el periné y el ojete con la yema del mismo dedo con que había acariciado su cuerpo y sus pezones y luego se lo metió dentro del culo. Verónica, mientras Diego la besaba, le cogió una mano, le separó dos dedos y se los llevó al coño. Los dedos entraron en su vagina y comenzó una paja a tres dedos. Verónica cerró los ojos y comenzó a gemir. Se turnaron en los besos en la boca y juntos le mamaron sus pequeñas tetas con pequeñas areolas y pequeños pezones.

Al rato, cuando sintió que se iba a correr, les juntó las bocas a los dos hermanos, y al ver como sus lenguas se unían se le cerraron los ojos, se arqueó, y sacudiéndose, descargó.

-¡Me corro!

Al acabar de correrse, Verónica le ayudó a quitar el bañador a Daniela. Luego, de rodillas entre sus piernas, le comió la boca, le magreó y le mamó las tetas. Diego se quitó el bañador, y con un empalme brutal, se puso detrás de Verónica y le lamió el coño corrido Verónica le comió el coño a Daniela esperando a sentir por primera vez una polla en su coño. No tuvo que esperar mucho, Ya que poco después se la metió. La polla entró como una bala por el coño engrasado. A Verónica le encantó.

-¡Que diferencia!

La diferencia debía ser enorme, porque luego de unos veinte trallazos, Verónica se corrió, al correrse se derrumbó sobre la cama y quedó con la boca abierta y con el coño de Daniela entre sus dientes.

Daniela la dejó tirada. Se puso ella a cuatro patas. Diego le echó las manos a las, tetas, y estrujándolas, le clavó la polla de una profunda estocada y luego le dio con ansia viva hasta que su hermana explotó.

-¡Me corro, me corro, me corro!

Se corrió ella sobre la cama y se corrió él en sus nalgas.

Diego no daba abasto, y es que Verónica ya quería más.

-Quiero que me la metas en el culo y me hagas correr de nuevo.

Daniela salió en ayuda de su hermano.

-¿No ves que se le ha puesto blanda?

-¿Y qué hay que hacer para ponérsela dura?

-Mamársela.

-Yo no sé hacer eso.

-Diego quiso aprovecharse.

-Pero sabes comer un culo ¿no?

-Eso sí.

Diego se bajó de la cama, y al lado de ella, les dijo:

-¿A qué esperáis?

Se pusieron en cuclillas delante y detrás de él. Mamando y lamiendo una, y lamiendo y follándole el ojete la otra, a Diego se le puso dura. Daniela tomó la voz cantante.

-¿No querías que te la metiera en el culo, Verónica?

-Sí.

-Ponte en medio de los dos.

Se puso. Daniela la besó con lengua. Veronica cogió el lubricante encima de la mesita, junto al arnés con polla, lubricó la polla y le metió el glande. Entró justa, y justa se fue deslizando por el canal hasta llegar al fondo del culo.

-Esto es mucho mejor que lo que nos metemos, Daniela, tienes que probarlo.

-Daniela, comiéndole las tetas, le dijo:

-Luego me toca.

Cuando Daniela se puso en cuclillas y vio su coño abierto, empapado y goteando, le lamió  el clítoris, luego le enterró la lengua en el coño, después lamió de abajo arriba, le volvió a lamer el clítoris y Verónica se corrió en la boca de Daniela. Sus piernas comenzaron a temblar, y si no fuera por el gancho que la sujetaba por el culo, daría con sus huesos en el piso.

Cuando recuperó las fuerzas, regresaron a la cama. Era el turno de Daniela y no se cortó.

-Ponte mi arnés. Verónica.

-¿Para qué, tenemos polla?

-Tú ponlo y lubrica la polla.

Hizo lo que le había dicho.

-¿Y ahora qué?

-Ahora ponte boca arriba que me voy a follar. Se puso, Daniela subió encima de ella y se metió la polla en el coño.

-Lubrica la polla, Diego, y después méteme solo la cabeza en el culo.

Diego hizo lo que le había dicho y Daniela comenzó a follar las dos pollas. Follándoselas, le comió la boca a Verónica, aplastó sus grandes tetas contra las de la muchacha, y folló a su hermano moviendo el culo de atrás hacia delante y de delante hacia atrás. Chocaban los huevos de su hermano contra su coño, cuando dijo:

-¡Qué cooooorriiiiiidaaaaa!

La corrida fue tremenda, tan tremenda fue que la leche se metió entre el arnés y mojó el coño de Verónica. Antes de quitarse Daniela de encima de ella, al oído, le dijo Verónica:

-Ahora tengo miedo de que le vaya contando a los amigos que me folló y que me dio por el culo.

-Tienes razón, de mí no va a decir nada, pero de ti… Tienes que darle por el culo para que no diga nada.

-No se va a dejar.

Diego les preguntó.

-¿Qué cuchicheáis?

-Dice Verónica que le gustaría volver a comerte el culo.

-Eso me lo podías haber dicho a mí, Verónica. ¿Cómo quieres que me ponga?

-Quiero que salgas de la cama que tu hermana te la chupe de pie…

Diego la pilló volando.

-Tú lo que quieres es metérmela en el culo, ¿no?

No se lo negó.

-Un poquito, así no le dirías a nadie lo que me has hecho.

-Ya no se lo iba a decir, pero si te quedas más tranquila, dejaré que me la metas en el culo.

Diego salió de la cama, Verónica lubricó otra vez la polla del arnés, se puso detrás de él, y echándole las manos a los hombros, le clavó la cabeza de la polla en el culo. Daniela, en cuclillas, agarró la polla y empezó a mamarla. Diego comenzó a gozar desde el segundo uno, y como estaba muy cachondo, ni dos minutos tardó en correrse en la boca de su hermana.

Ya no siguieron follando más, ese día.

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Sevilla1972
Sevilla1972
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