Un reflejo de mi espejo: me la daba muy rico
Mariano S fue mi jefe y más también, nos unió una relación de muchos años
El es escribano, y nos conocimos solo por un roce de barrio. El había alquilado una pequeña casucha para convertirla en su despacho, con orgullo había colocada en el frente una placa dorada que decía ‘Mariano S – ESCRIBANO’
En esos días yo promediaba mis estudios secundarios y cada tanto pasaba por el frente porque su despacho y mi casa paterna estaban separados por solo seis casas y casi que era camino obligado para el día a día
En esos tiempos, solía cruzarlo en forma casual, siempre parecía muy educado y siempre cruzábamos un saludo de vecinos, respetuoso, siempre vestido de punta en blanco, con trajes impolutos y zapatos en cuyo brillo una podría mirarse casi como si fuera un espejo
Yo lo veía con mucho respeto, imaginen que él tendría unos treinta años, y cada tanto estaba con su esposa, una rubia muy bonita, delgada, alta, muy educada, psicóloga, ‘forman una linda pareja’ solía decir mi madre, ‘parece un tipo derecho’ solía decir mi padre
También tenían un bebe, era pequeño y llorón, con buenos pulmones, peladito, era un malcriado que andaba de brazos en brazos y que se dejaba mimar fácilmente
Mariano S era ese tipo de hombre que rozaba la perfección, que no tenía un lado flaco, impecable en su trabajo, familia ejemplar, amable, siempre sonriente, impoluto en vestir, acaso, que más podía esperarse?
Tiempo después, habiendo llegando a mi mayoría de edad, mis padres vieron con buenos ojos adquirir un pequeño y modesto departamentito a mi nombre en la zona céntrica de la ciudad, los tiempos cambiaban, yo quería estudiar y la facultad estaba demasiado lejos de nuestro hogar y ya quería ser una chica independiente
Fue cuando caímos con los servicios del conocido escribano para hacer la escritura de rigor, sería la primera vez que mis padres y yo estaríamos hablando de negocios escritorio de por medio con Mariano S
Y un poco en eso, obviamente salieron temas personales, sobre todos los proyectos de vida, cosas que se hablan entre vecinos, incluso, él, con su sonrisa de impecables dientes perlados nos confesaría que estaba en planes de ser padre nuevamente, y que las cosas le iban tan bien que casualmente pensaba también mudar su estudio al centro, donde se negociaban propiedades de otros valores
Pasaría casi un año, ya me había mudado, y era una veinteañera llena de sueños, repartiendo mis días entre estudios terciarios, salidas con amigas y amigos, y también disfrutando la soledad de mi pequeño departamento
Un día como cualquiera recibiría una llamada inesperada en mi celular, el miso Mariano S, me dijo que las cosas andaban de maravillas, que necesitaba una secretaria para que le organizara las cosas, que había pensado en mi, porque me conocía del barrio y conocía a mis padres y sabía de que familia venía, además, el recordaba haberme escriturado el departamento y sabía donde quedaba, y sabía que estábamos cerca
Le pregunté como había dado conmigo, me dijo que a través de papá, y que incluso él vio con muy buenos ojos la situación, era cierto que yo no tenía empleo y que todos los gastos salían de su bolsillo
Entonces le pregunté por su bella esposa, su hijo, y si había vuelto a ser padre, pero él a cambio me ofreció una cita en su despacho donde podríamos hablas de todo un poco
Así se dieron las cosas, Mariano y yo volveríamos a vernos la cara escritorio de por medio, ahora como futuros jefe y secretaria.
Hablamos mucho, café de por medio que el mismo preparó, me explicó que sería a medio turno para que pudiera ocuparme de mis estudios, cuales serían mis actividades diarias, me mostró el lugar y me comentó que tendría una sueldo básico por ley, como corresponde, pero además, el daba mes a mes una gratificación a sobre cerrado, podía ser desde la nada hasta un montón de dinero, y eso solo dependía de mi comportamiento, según como el lo evaluara en forma unilateral y que no daba lugar a discusiones, lo cual me pareció interesante
Luego si, más distendidos hablamos de temas personales y familiares, padres, esposa, hijos, porque ahora tenía hijo e hija, y también de nuestro viejo barrio, hasta que decidimos vernos en breve, tenía un empleo por delante
Así empezarían mis mañana de secretaria junto al escribano Mariano S, tarea que tomaría con muchas ganas, era joven, con ganas de aprender y mi jefe era tan buena persona que hasta parecía increíble que fuera real!
No paraba de comentarle a papá y mamá como me había cambiado la vida y todo lo bueno que me estaba pasando
A la fecha de cobro, tendría mi primer sueldo depositado como habíamos acordado y un sobre blanco me esperaba sobre mi escritorio, pero me sorprendería al abrirlo, no había ni una moneda
Fui con Mariano, a mostrarle, no como reproche, ni a pedirle explicaciones, solo quería entender, mi jefe me dijo
Tu trabajo es perfecto, y por eso tienes el dinero depositado en tu cuenta, eso era lo acordado, pero para llenar ese sobre, tienes que hacer cosas extraordinarias, y por ahora…
No entendí, me esforcé más al mes siguiente, pero el sobre, volvería a estar vacío, y no podía encontrar la llave que abriera la caja de pandora
Todo se daría por casualidad, llegaban los días cálidos y una mañana fui al empleo con una pollerita minifalda, mu cortita, tenía lindas piernas, y noté que ese día, Mariano estuvo más interesado en mi que de costumbre
Tal vez fuera casualidad, tal vez no, pero repetí la vestimenta un par de ocasiones, y al fin unos billetes aparecieron en mi sobre
No dije nada, puesto que la decisión era mía, podía dejar mi empleo, denunciarlo por acoso, arruinarle la familia y la vida, pero en verdad él jamás me había molestado, o podía seguir el juego, ver donde me llevaba esto, y ver cuantos billetes podía poner en mi sobre
Al empezar mi cuarto mes de empleo, le dije a mi jefe, si creía conveniente que como imagen de la escribanía, de la misma forma que él lucía impecable, tal vez quisiera pagarme un par de uniformes, no se, le dije, a lo que luego de escucharme atentamente, le pareció correcto, me indicó que lo hiciera, a mi gusto
Al día siguiente llegaría al estudio con una camisa lila entallada al cuerpo, con algún botón sugerentemente suelto en el escote, una chaqueta negra y una mini falda también negra en licra súper adherente, unos finos zapatos de tacos altos y me tomé un tiempo para maquillarme, me sentí adictivamente puta, y no me molestó, solo era un juego
Cuando Mariano me vio pareció no creerlo, se reclinó en su sillón y dejó de hacer todo lo que estaba haciendo
Guau… – exclamó –
Di una vuelta sobre mi eje, ciento ochenta grados, para decirle
Así está bien jefe? – dije en fingido modo inocente –
Sin palabras… – respondió como un tonto –
Obviamente, mi nuevo sobre, tendría ya varios billetes extras…
Empezarían días de idas y vueltas, con un nuevo integrante, Kevin, quien hoy en día es mi esposo, en ese momento mi novio de facultad y las charlas con mi jefe se hicieron mas y mas interesantes
Fantaseábamos mucho, yo le preguntaba por su esposa, Graciela era muy bonita y distinguida, de vestir elegante, entonces, que me veía a mi? Mariano me decía que siempre había tenido fantasías bizarras conmigo, desde los días que me veía pasar con las cortas faldas tableadas al colegio, que siempre había tenido un presentimiento de que el presente sería tal cual siempre lo había imaginado, incluso esa mañana cuando me llamó por celular para ofrecerme el empleo
Y era directo en mi relación con Kevin, sobre toda la parte sexual, lo que hacía y lo que no hacía, la lencería que usaba, que era lo que me gustaba y lo que no, y confieso que en ocasiones solía exagerar un poco, con tal de calentarlo hacía cualquier cosa
Y noté que mi jefe era un doble vida, un doble cara, la perfección publica para todos, un maldito perverso puertas adentro
Una mañana pasaríamos de las palabras a los hechos, el me llamó a su despacho, estaba sentado como de costumbre, yo me quedé parada frente al escritorio, fue directo y se refirió a su duda eterna, si en verdad nunca me la habían hecho el culo, que le llamaba la atención, incluso que ni siquiera Kevin tuviera acceso a mi tesoro y volví a decirle que no, que era virgen, y que aun no había encontrado el indicado para regalárselo
El se incorporó, dio un rodeo y se puso a por detrás, sentí su aliento en mi espalda, no dije nada, y una de sus manos hizo que reclinara mi pecho sobre el escritorio, levantó la corta minifalda de licra y sus manos se empezaron a llenar con mis nalgas, coló los dedos por los bordes de mi ropa interior y la bajó por mis piernas, solo empezó a jugar con sus dedos en mi culito, me mordí los labios y me relajé para lo que vendría
Respiré soltando el aire con fuerzas, y sentí como el pene de un hombre me penetraba por primera vez por detrás, al final de cuentas, mi jefe me estaba robando mi preciado tesoro
Después del dolor inicial empecé a gemir, no podía evitarlo, era rico, era perverso, era loco
En ese momento su celular comenzó a sonar sobre el escritorio, y pude ver que era Graciela, su esposa
Mariano tomó el móvil con una mano para atenderla y con la otra me tapó la boca para acallar mis gemidos y se siguió moviendo lentamente en mi culito
No se si el tema de su mujer lo excitó más aun, pero lo cierto es que apenas le respondía con monosílabos cuando lo sentí eyacular en mi interior
Cortó la llamada antes de sacármela del culo, yo estaba agitada y falta de aire, aun sin creer lo que terminaba de ocurrir
Luego, empezó a acomodarse sus prendas y yo las mías, me dijo
A partir de ahora, ese culo tiene dueño, tienes prohibido practicar sexo anal con nadie que no sea yo, ni siquiera tu noviecito
Asentí con la cabeza, podría haberlo engañado, mentirle, nunca lo hubiera sabido, pero ese no era el juego
Al retirarme me dijo
Flor! una cosa más… esa ropa interior que usas… parece la de mi abuela, voy a hacer algo al respecto…
Con la nueva mensualidad, habría más billetes en mi sobre blanco de cada mes, solo que en esta oportunidad no eran billetes de Argentina, sino dólares estadounidenses.
El tema en todo esto, era que el juego que había empezado a jugar con mi jefe, ya no era por dinero, era por un sucio morbo, cuya tentación era demasiado fuerte de evadir, una doble vida secreta, por fuera de mi esposo, por fuera de su mujer, donde nunca habría amor, solo perversión
Lo extraño sería que después de que me rompiera el culo, volveríamos a nuestro trabajo, como si nada hubiera ocurrido, como si fueran dos mundos diferentes
Un par de días después, Mariano me llamaría a su despacho, hizo que me sentara frente a frente, abrió uno de los cajones de su escritorio, sacó una bolsa y la tiró sobre él, entonces dijo
Toma, quiero que uses estas tangas para mi, podría haberte comprado unas nuevas, pero honestamente, se las compré a unas prostitutas de la calle, no me las cogí, solo le pagué por su ropa interior, tendrás que lavarlas, por cierto…
Luego sacó otro presente, un plug anal plateado que brillaba llamativamente, y agrego
Mira, agenda el viernes a las diez de la mañana, tengo una reunión importante, necesito que estés presente, deberás traer una de las tangas, el plug, será excitante, también deberás estar atenta a tomar anotaciones, y pase lo que pase, yo controlaré lo que suceda bajo tu corta pollera
Era todo muy loco, de películas, porque por algún motivo, Mariano me ponía los nervios de punta, me hacia caminar por el filo de la navaja, por fuera éramos dos personas ejemplares, pero puertas adentro, dos sádicos perversos, y como buena geminiana tenía una vida con mi marido y otra con mi amante
El viernes escribiría un nuevo capítulo en mi historia de oficina, estaba puntual, en su despacho, con la notebook lista para tomar nota, sentada en una silla de lado, con mi jefe distante, mirándome, sabiendo que no solo escondía una diminuta tanga de alguna sucia prostituta, sino también un pequeño plug anal que me hacía mojar toda con cada movimiento
Pero lo peor de todo sería la persona con quien tendría esa reunión, cuando sentí la voz de Graciela, su esposa, quise morirme, ella apareció en la sala, como siempre, impecable, me saludó con un falso beso en la mejilla, era obvio que no le agradaba, que no le caía en gracia, como si sospechara algo, por lo que solo acomodé mis lentes sobre mi nariz y bajé la mirada sobre la pantalla de mi notebook
Ellos empezaron a hablar, planifican un viaje, a Europa, hablaban de posibilidades, recursos, lugares, vuelos y demás cosas donde yo solo tomaba nota, Graciela hablaba en forma muy elocuente, como queriendo refregar en mi rostro que ella estaba muy por encima de mi en la escala social, mientras mi jefe parecía disfrutar con todo o que ocurría, y yo, yo no podía con mi pena, estaba nerviosa y sentía transpirarse mis axilas, mi frente, mi espalda, era todo una mierda…
Pero tuve que pasar el mal rato, y cuando todo había terminado, ella pareció irse contenta, con el objetivo cumplido, rechinando sus finos tacos en el avejentado piso de madera
Al regresar, Mariano se sentó en su silla, en silencio, sin decir palabra, estudiándome lentamente, yo solo tomé la iniciativa, cerré mi notebook, y caminé a su lado soltando y agitando mi morena y larga melena, pasé una pierna por sobre las suyas, frente a frente, recostando mi trasero en su escritorio, liberé uno a uno los botones de mi camisa para desnudar mi sostén armado y calado, con la respiración agitada, clavándole los ojos a través de mis lentes de aumento, con las piernas entre abiertas, para decirle
Te gusta? Seguro que la frígida de tu mujer nunca te ofreció nada igual
El pasó sus manos por detrás para aferrarse en mis glúteos para enterrar su cabeza entre mis pechos, al medio, para empezar a lamérmelos, jugando a buscar mis pezones con su lengua, quienes se escondían bajo el sostén y ese juego se seducción me encantaba, me enloquecía y sentía mojarme en demasía, el recuerdo se su esposa aun estaba muy fresco en mi mente
Mariano ya había desnudado mis tetas y me lamía los pezones llevándome al borde del orgasmo, orgasmo que trataba de retener con todas mis fuerzas
El se incorporó, y con el apuro de la calentura del momento buscó su miembro entre sus prendas, no me dio tiempo a nada, abrió más mis piernas sobre el escritorio, apenas hizo a un lado la tanga y me la metió toda en mi jugosa conchita
Solo me la daba muy rico, quedé haciendo equilibrio sentada sobre ese mueble que chirreaba bajo mi peso, con las piernas sostenidas por sus manos, asida de su cuello por mis brazos, y en esos movimientos calientas de refriegue que iban y venían como agitadas olas de mar, sentía el plug que seguía enterrado en mi trasero, dándome placer, completando el juego, y como si fuera poco, mi jefe, no pensaba en su esposa, por el contrario, mientras me cogía me preguntaba sobre mi esposo, quien me cogía mejor, quien lo hacía mas rico, y si no me sentía sucia ocultándole todo lo que hacíamos, que era su puta y que solo ya…
Cuando sentí su leche llenar mi concha tendría uno de los orgasmos mas grande que recuerde de mi puta vida
Y la historia solo seguiría adelante, porque no podía detenerla, no podía cortarla, no podía solo olvidarla, aunque supiera que estuviera mal, era dueña de mis pecados
El vivía con su esposa en el paraíso de la perfección, lo mismo que hacía yo con Kevin, mi esposo, familias pulcras, intachables, las parejas que todos admiran y por dentro, puertas adentro, Mariano y yo viviríamos un infierno eterno, un infierno de pecados, de sexo y de bajeza, porque al final de cuentas, él era un reflejo de mi espejo
Avanzamos en nuestros juegos, lo recibiría alguna vez con porta ligas y volvería a cogerme sobre el escritorio, alguna vez me dejaría esposarlo para chuparle la pija con tanta ternura, con tanta paciencia que casi le daría un infarto antes de acabar
Y las locuras seguirían puertas adentro, Mariano me decía que le daba el mejor sexo de su vida, y lo mismo era para mi, porque Kevin era un muy buen esposo, pero la perversión de la vida secreta con mi jefe no podía hacer que dejara de pensar en él.
Incluso mi esposo tenía una verga mucho mas gorda y larga que la de mi amante, pero eso no lo compensaba, Mariano le ponía calidad a cada detalle y eso no era negociable
El me regaló un pequeño vibrador íntimo, para estimular mi clítoris, y con ese juguete me descubriría multiorgásmica, no importaba por cual agujero estuviera metiendo su sexo, solo me hacía perder la conciencia con tanto placer
Hasta llegó con la idea de hacerse un pequeño tatoo en una de sus pantorrillas, dejándome elegir el diseño entre varias opciones, algo que, según sus propias palabras, le hubiera correspondido a su mujer
Parecía ser todo demasiado perfecto, incluso los billetes verdes que llegaban en el sobre blanco cada mes, sobrepasaban mis posibilidades, solo tenía un escondite en mi casa, a espaldas de Kevin, porque no hubiera podido justificar esos ingresos clandestinos
Pero nada dura para siempre, un embarazo indeseado te puede abrir los ojos
Yo lo sospechaba, estaba sensible, me sentía diferente, en mi cuerpo, en mis pensamientos, y cuando lo confirmé estaba segura de quien me había embarazado, no me hacían faltas pruebas de laboratorio ni nada de eso, y un bebé de Mariano era algo demasiado preciado, pero también implicaba mezclar las cartas y volver a repartir
Y para Mariano, no sería una buena noticia, no lo tomaría como yo hubiera deseado que lo tomara, lógico, ya era muy mayor para volver a ser padre, no le interesaba, él ya tenía su familia, y esta situación solo sería una piedra en su zapato.
Empezarían las discusiones, los tironeos, hasta las amenazas, la relación se enfrió de repente, él apuntó toda su dialéctica a convencerme de abortar, cosa que no era de mi agrado, además no me olvidaba de mi marido, y hablando de mi marido, esa sería su segunda táctica, empezar a desentenderse de la situación, diciendo que como podía estar segura de quien era quién me había embarazado
Un par de pruebas hubieran bastado para demostrar lo que yo ya sabía, pero no me interesaba, para que obligar a ser padre a alguien que no quería serlo, y no podría estar todos los días compartiendo el trabajo con alguien que se había transformado en un desconocido.
Tampoco quería romper su familia, tampoco romper la mía, y menos después de ver la cara de alegría que tenía Kevin al entrarse por mis labios que sería padre
El embarazo que avanzaba sirvió de excusa ante mi esposo para dejar el empleo, y los billetes que tan celosamente escondía sirvieron como justificativo a una fingida indemnización que Mariano me había dado por mis años de servicio
Las páginas del libro se siguen escribiendo, Fernandito tiene ya cinco años, somos una familia feliz, completa, Kevin se desvive por él, el mejor padre que pudiera tener, poco se le parece, y aunque quiera mentirme a mi misma, mi pequeño me trae demasiados recuerdos a quien fuera mi jefe, y eso es algo que guardaré por siempre
Ya se que el final no pueda sonar justo, ya se que hubieran preferido que su mujer y mi esposo se enteraran y que todo hubiera volado por los aires, se que Mariano merecía el desprecio de su familia perfecta, y también que Kevin me abandonara y seguir mi vida en soledad, pero la vida real no es como las telenovelas de ficción donde al final los buenos siempre ganan, no, claro que no, y lo pienso cada noche al apoyar mi cabeza en la almohada, antes de conciliar el sueño
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