Un marido muy feliz de ser cornudo

Desde hacía tiempo queríamos montar un trío con un hombre, así que buscamos en uno de los anuncios de la revista alguno que realmente se ajustara al tipo de relación que queríamos.
De entre todos ellos uno nos gustó, el texto ponía: ?hombre morboso y bien dotado busca matrimonio donde al marido le guste ser cornudo y sumiso del amante de la esposa?.

Precisamente era la fantasía que hacía mucho tiempo nos habíamos planteado Ana y yo, pues aunque en nuestra vida sexual nos lo pasábamos muy bien los dos, teníamos ganas de probar la excitación que produce el ver a tu mujer con otro y convertirse en el perrito faldero de los dos.

Nos pusimos en contacto con Antonio (así se llamaba la persona que había puesto el anuncio) y quedamos citados en una sala de fiestas para conocernos y ver si realmente era lo que se anunciaba; después de las presentaciones nos sentamos los tres y mientras tomábamos una copa estuvimos comentando nuestros gustos, a los tres nos pareció bien todo lo que hablábamos y decidimos ponerlo en práctica aquella noche, y esto fue lo que sucedió:

Antonio sacó a bailar a Ana que estaba ya super excitada, y me dijo que a partir de aquel momento era el novio de ella, y yo sería sólo un criado que les acompañaba, y que permaneciese allí sentado observándolo todo hasta que se me ordenara algo, cosa que hice con la polla ya tiesa debajo de mi pantalón y con total sumisión.

Empezaron a bailar Antonio y Ana muy pegados los dos, él empezó a magrearla y a sobar su maravilloso trasero de nalgas soberbias y salidas, mientras la morreaba ella empezó a restregarse el coño contra el paquete de su pantalón. Cuando paró la música se acercaron hacía donde yo estaba sentado y me ordenaron que fuera a buscar el coche, pues tenían ganas de seguir en un lugar más tranquilo, yo obedecía al instante preso de una terrible excitación.

Los recogí y desde mi posición al volante pude observar a Ana mirándome con cara de complicidad, más bella y sexy que nunca, entraron en el coche los dos en la parte de atrás, Antonio se dirigió a mí diciéndome: ?como es temprano aún, hemos pensado en dar una vuelta, tú conducirás y por el retrovisor podrás mirarlo todo y a partir de ahora cuando te dirijas a nosotros será como señor y señora?.

Mientras yo conducía despacio oía y veía cómo Ana se apoyaba en la puerta y con un pie sobre el asiento como aquella que no quiere le enseñaba las bragas y le explicaba a Antonio una aventura de calienta pollas de cómo ella, en sus trayectos de autobús, se situaba de pie en la plataforma central y acercaba su redondo culo a la bragueta elegida, le gustaba notar en la raja de su culo crecer algo duro y largo, que se iba apretando contra ella y no pudiendo aguantar más, escurría su mano hasta la bragueta del que se refregaba en su culo, y desabrochando un par de botones, acariciaba la suave piel de una polla gorda y palpitante, que al cabo de dos pasadas terminaba llenándola la mano de una espesa leche. Entonces Antonio me dijo:

-¡Has visto lo golfa que es Ana, cabrón! Claro, que no me extraña que sea así, pues tú no le das la polla que necesita, tendrá que buscarlo fuera, ¿me has oído? -añadió.
-Sí, si señor ?respondí.
Sentí la voz de Ana que me decía:
-¡Carlos para el coche, gírate y mira!
-Sí señora.

Aparqué en un lugar tranquilo y me giré. Ana sacó la polla de Antonio de su escondite acariciándola, comenzó una lenta y placentera masturbación, subiendo y bajando su mano, a lo largo de la polla de Antonio que lucía su esplendor dura y tiesa. Entonces me ordenó Antonio que enganchara mi boca a su polla, sin tocarla ni por un momento con mis manos, nunca había chupado una polla, pero tenía tal excitación que obedecí sin rechistar, mientras Ana me observaba y buscaba el mejor ángulo para ver como mi boca recorría el capullo de Antonio. Después de llevar un rato chupándosela, Antonio me ordenó que volviera a mi posición inicial con las manos en el volante del coche y mirara fijamente lo que sucedía. Ana y Antonio se engarzaron en un largo y profundo morreo, mientras sus manos buscaban sus cuerpos, Antonio tomó los pechos de Ana y los amasó, para luego dejarlos salir de su sujetador, tenía los pezones duros y excitados, Antonio me decía:

-¡Mira cabrón qué tetas tiene tu esposa! ¡Cómo disfruta con un macho!
Ana le sacó los slips y los pantalones y acariciaba con sus manos la polla y los huevos, las manos de Antonio se introdujeron por debajo de la minifalda y notaban los labios mojados del chocho por encima de la braguita.

-¡Qué coño, qué coño más rico!
-¡Uhm! ¡Qué polla, me la voy a comer toda entera! ?dijo ella.

Y saltó sobre la dura polla, Antonio le quitó las bragas mojadas de Ana y me las introdujo en la boca. Antonio recorrió con su dedo la raja del culazo y chocho de Ana y me la tendió para que la lamiera: ?chupa cabrón, chupa los jugos que destila el chocho de tu esposa, aunque sé que te gusta tener en la boca una buena polla?. Luego volvió a meterme en mi boca las bragas de Ana y mientras ella no dejaba de chuparle la polla y los huevos, acercó su boca a su coño para comérselo, a ratos paraba y me decía ?¡mira cabrón cómo me come la polla la golfa de tu esposa, porque luego me la vas a comer, vas a limpiar con tu lengua la leche del cuerpo de tu esposa y nos vas a lamer el culo a los dos, cabrón!?.
Yo estaba muy excitado, tenía el paquete muy abultado, me gustaba ser humillado y ver a Ana comiéndose una dura polla, refregándola por mis morros, me humillaba y me hacía sentir un cornudo feliz.

Ana le dijo a Antonio: ¡Vamos, fóllame! ¡Méteme esa polla dentro y hazme gozar! ¡Que vea el cabrón cómo me corro cuando estoy llena de dura carne!

Ana se colocó a horcajadas sobre Antonio y cogiéndole la polla se la refregó por su chocho dejándose caer sobre la verga, ésta entró hasta lo más hondo, luego iniciaron un titánico bamboleo de caderas entrando y saliendo la polla del coño de Ana.

-¡Estoy notando cómo te corres! Tengo la polla llena de tus jugos.
-¡Sí, sí me corro... me corro!
-¡Tú, cabrón! ?me ordenó Antonio- ¡cómeme las pelotas y saborea los líquidos de la corrida de Ana!

Yo obedecí y metí la cabeza entre los asientos del coche, chupaba la corrida de Ana. Luego bajó Ana de la tranca de Antonio, éste la colocó a cuatro patas y me ordenó que le comiera el coño y el culo diciéndome que los dejara bien limpios, entonces en esta posición Antonio que aún no se había corrido le metió la polla en la boca a Ana haciendo que ella la engullese, se la iba sacando muy poco a poco apretando sus labios rojos de mamona contra ella.

Ana le estaba haciendo una mamada de campeonato a Antonio y al mismo tiempo se corría con mi lengua, Antonio me insultaba y no pudiendo aguantar más, sacó toda su leche sobre la boca y pechos de Ana, yo lo limpié todo, lamí los pechos de Ana, su boca, y le limpié la polla a Antonio, cuando terminé tenía la polla a punto de reventar y llegó el momento en que mis señores decidieron que podía correrme, pero de una manera totalmente agradecida. Antonio me puso de rodillas y delante de los dos me dejaron masturbarme mientras besaba los pies de Antonio y Ana en señal de agradecimiento, ellos me acariciaban como a un perro de su propiedad, como podéis imaginaros no tardó en salir un chorro de leche que me hizo ver las estrellas.

En aquel instante acabó aquella primera experiencia y volvimos a la normalidad, cada uno en nuestro papel real con total respeto, y educación por parte de los tres.
Antonio nos dijo que había sido una gran noche y que si no nos importaba volveríamos en alguna otra ocasión a repetir.

Lo único que os podemos decir es que Ana y yo somos un matrimonio feliz en todos los aspectos, pero desde aquella noche nos queremos mucho más. Desgraciadamente Antonio se cambió de residencia, y no pudimos realizar más que un par de morbos, que en próximos relatos os contaré, por lo que si algún lector se identifica con nuestros morbos que se ponga en contacto nuestro, igualmente alguna pareja o mujer sola que le interese. Recibid un saludo de un cornudo feliz.