Un fin de semana divertido en la casa de los patrones

Autor: Anita | 06-Jun

Confesiones
"¡Adiós, que les vaya bien en el viaje...!" Dije emocionada desde el pórtico de la mansión, mientras veía como el carro que llevaba a mis patrones, Don Armando y su esposa, se alejaba lentamente por la oscura vereda.

Este prometía ser un fin de semana divertido.
El señor Armando me había contratado para ser la niñera de sus 2 hijos durante el fin de semana, porque haría un viaje de placer con su esposa a Francia. Y claro, como la paga siempre era jugosa y dada mi precaria situación económica había aceptado sin dudar.

Y sin dudas, no habría una niñera más sexy en toda la ciudad.

Sonreí con vanidad, viendo mi reflejo en una de las ventanas. Con apenas 18 años, ya era toda una visión sensual. Mi largo cabello negro caía por mis hombros hasta mi espalda, enmarcando un precioso rostro de muñequita, con una expresión traviesa y seductores ojos café que seducirían a cualquiera. Y aunque no era muy alta tenía un cuerpecito deliciosamente curvilíneo, especialmente mi culito firme y paradito.

Y por si fuera poco venia vestida de una forma espectacular. Traía puestos unos micro shorcitos negros, que apenas si lograban cubrir mis nalgas. También una blusita rosa, que se apretaba sensualmente a mis bien proporcionados pechos, y finalmente completaba la imagen con unos coquetos tenis negros.

Sí, yo sabía que venía vestida demasiado sexy, pero nunca había recibido una queja al respecto. Me reí coquetamente ante esa idea, y entonces volví a la realidad al ver que el carro de mis patrones se había perdido en la distancia.
"Iré a ver a los chicos..." Dije entrando en la casa, pensando en los 2 personajes que tendría bajo mi cargo durante el fin de semana, Alan y Paquito.

De repente oí unas pisadas bajando por la escalera a toda velocidad.

"¡Ana... Ana...!" Gritaron Alan e Paquito emocionados a la vez que corrían hacia mí y me abrazaban con fuerza. "¿Te vas a quedar con nosotros el fin de semana?"
"Si chicos... "Respondí con una sonrisa a la vez que los abrazaba de vuelta. "¿Ya cenaron? Estamos solos en la casa, así que si quieren les preparo algo..."

"Ya cenamos, mejor vamos a jugar, Ana..." Dijo desesperado Paquito mientras me jaloneaba del short.

No pude evitar reírme al ver esto, ya que Paquito siempre tenía la facilidad de causarme gracia. Era un chico muy travieso, y se la pasaba metiéndome en problemas todo el tiempo. Aun recordaba como la última vez había escondido mi bolsa y la había tenido que buscar durante 3 horas....
¡Ah! ¿Pero como enojarme con el cuándo me ponía esa sonrisita tan picara?
Y bueno, por otro lado su hermano Alan también tenía su encanto. Tan serio él, tan intelectual y metido todo el día en sus libros. Ese chico siempre andaba con un cierto aire enigmático a su alrededor que me fascinaba.

En fin, mis dos amores.

Aunque?
?últimamente había notado algo que me preocupaba un poco.
De un año a la fecha los dos chicos mostraban muchísimo más interés en mí. Claro, toda mi vida había convivido con ellos, pero esto era diferente. Era un tipo de atención que yo sabía reconocer en los hombres y que era totalmente sexual. Como por ejemplo ahorita...
...Que los chicos no me quitaban la vista de las piernas.
No es culpa de los chicos, pensé, sino que yo siempre ando vestida de forma muy sexy y ellos pues están creciendo y son vulnerables a eso.
Pero aun así me sentí algo apenada de estar provocando esas reacciones en ellos.
"Ana... ¿Te vas a quedar tu sola a cuidarnos?" Me interrumpió Alan a la vez que nos sentábamos los tres en el sofá de la sala.
"Si, todo el fin de semana hasta que vuelvan sus papas." Dije mientras le daba un beso en el pelo. "Aunque va a venir todos los días la Señora Montes a preparar la comida y lavar la ropa.
"¡Que bueno, Ana!"Dijo Paquito mientras se apretaba contra mí de una forma cariñosa.
"¿Y ya tienen sueño? ?Les dije entre risitas- Porque es viernes, si quieren vamos a desvelarnos, ¿Va?"
"¡Va...!" Dijo Paquito inmediatamente mientras Alan solo me miraba de forma enigmática.
"Bueno... ¿A que jugamos entonces?" Pregunté.
"Pues Ana... de hecho te tenemos un reto..."Dijo Alan mientras Paquito lo veía con una cara de complicidad.
"¿Un reto...?"
"Si, un reto... "Dijo Alan mientras señalaba al exterior, a la alberca."¿Ves esa pelota flotando en la esquina?"
"Si."
"Bueno, tienes que ponerte una cuchara en la boca y llevar un huevo ahí, llegar a la pelota, agarrarla y traerla de regreso... claro, todo eso sin que se te caiga el huevo."
"¿Ah sí?" Dije tratando de no reírme. "¿Y qué me gano si hago eso?"
"Juntamos nuestros domingos, y si haces eso te daríamos $3000 pesos." Respondió muy ufano Paquito.
"¿T..tres... mil pesos?" Respondí sorprendida. "Eso es mucho dinero, chicos..."
"Si, pero aquí esta..." Dijo Alan mientras sacaba unos billetes de su pantalón y me los mostraba. "¿Ves?"
Sentí algo de ansiedad al ver ese dinero.
"Y... ¿Si no logro cumplir con el reto?"
"Si no lo logras como castigo te tienes que quedar desnuda toda la noche." Dijo Alan, sonrojándose.
"¡¿Queee?¡?" Dije mientras me levantaba enojada del sofá. "A ver chicos, ¿Como esta eso?"
Paquito se asusto un poco al ver mi reacción y volteo a ver a su hermano para darse seguridad. Alan trato de mantener la compostura y con tranquilidad me dijo:
"No te enojes, Ana, es un juego y además, no tienes nada que perder... seguramente vas a poder hacer el reto y te vas a ganar mucho dinero..."
"Es que..."
"Tres mil pesos... ¿Eh? Vamos Ana, anímate..."
"Pero Alan... es que si tus papas se enteran que ando en esos juegos con ustedes..."
"No les vamos a decir nada, ¿Verdad Paquito?" Dijo Alan mientras le daba un zape a su hermano.
"¿Eh? Ah... claro que no les vamos a decir nada, Ana... "Respondió Paquito mientras me sonreía con picardía.
Camine unos segundos de un lado para al otro de la sala, pensando acerca de lo que estaba sucediendo. Por un lado, era muy tentadora la idea de ganarme ese dinero. ¿Pero y si fallaba....? ¡Ay Dios, que problema...!
Pero yo sabía que me hacía falta el dinero, por lo que eventualmente tome una decisión...
"Bueno... lo haré. Pero no quiero que le digan a nadie, ¿Entendido?" Dije mientras los miraba con mi más intimidante expresión.
Los chicos se miraron felices y asintieron con la mirada. Paquito salió corriendo entonces como loco a la cocina por el huevo y la cuchara.
"Si Ana, nadie sabrá de esto..."Dijo Alan mientras me miraba con seriedad.
"Uff... porque Alan, si alguien se entera..."
"Tranquila, te lo prometemos, nadie sabrá nada..."
"Bueno, voy a confiar en ustedes... ¿Va?"
En ese momento llego Paquito y sin poder evitar una cara de felicidad me dio la cuchara y el huevo. Sin mucho entusiasmo los agarre y rápidamente caminamos los 3 hasta la puerta del jardín.
"¿Lista?" Pregunto Alan.
"Si..." Respire resignada mientras veía a la distancia la pelota en la alberca. Acto seguido coloque la base de la cuchara entre mis dientes y coloque el huevo ahí. Entonces comencé a moverme con mucho cuidado en dirección de mi objetivo. De repente...
¡Zas...!
No había dado yo ni 5 pasos cuando con una torpeza infinita se me cruzaron los pies y caí en el pasto. Y obviamente, ni hablar del huevo?.
"Ay no.. ay no... no Diosito, no.." Dije muy mortificada, aunque viendo los saltos de alegría de los chicos era obvio que estaban disfrutando al máximo mi problema.
"¡Vamos Ana, fuera ropa...!" Dijo emocionado Paquito mientras me jaloneaba traviesamente el Top.
"¡Ay, Paquito espérate!... Yo solita puedo." Respondí algo irritada mientras me levantaba del suelo. Alan solo se limitaba a verme a la distancia, con una sonrisita que no dejaba lugar a dudas de sus pensamientos. "Pero vamos a la sala, chicos, porque no voy a quedarme desnuda aquí con este frío..."
Y apenas entramos de nuevo a la casa los chicos se sentaron en el sofá, esperando su premio.
"Chicos... realmente yo... no estoy muy segura de..." Trate de decir en mi defensa.
"Ah no, Ana, tu lo prometiste... "Dijo Alan visiblemente molesto."Y una promesa se cumple, ¿O no?"
"Bueno... si... pero..."
"Ana, vamos..." Dijo Paquito con una actitud más relajada. "No le vamos a decir a nadie... "
"Uff... "Suspire resignada. "Pero de esto, nada. No le digan a nadie, ehhh?"
Agarre los costados de mi blusita y con mucho cuidado la fui subiendo por mi torso hasta que me vi libre de ella, dejando mis pequeños pechos completamente expuestos. Luego agarre los costados de mis shorcitos y de un jalón los baje por mis piernas, y cuando también mi delicada tanguita negra quedo en el suelo, con mucha pena vi que los chicos estaban en shock.
Ahí estaba yo, desnudita, con mi precioso cuerpecito completamente expuesto ante un par de niños calientes. Y los ellos no se movía ni un milímetro. Paquito solo me veía obsesivamente el delicado triangulito de vello negro entre mis piernas, y Alan sudaba copiosamente. Y claro, los dos usando un cojín sobre las piernas para "tapar" los efectos de su excitación.
Yo mientras tanto me estaba poniendo roja por la situación, porque lo único que llevaba ahora encima eran mis tenis negros.
"Ya lo hice... ¿Contentos, par de pervertidos?"Dije tratando de meter algo de humor a la situación.
"E.este..Si, Ana... "
"Vamos... digan algo... me pone nerviosa estar así frente a ustedes..." Dije tratando de cubrirme un poco con las manos.
"No te pongas así, Ana... pero... ¿Podrías darte una vueltecita?" Pregunto con picardía Alan.
"¡Eso quisieran!" Respondí con una risita.
"Vamos Ana... "Dijo Paquito mientras se inclinaba a un costado para tratar de verme mejor.
"Una y ya... ¿Ok?" Respondí sintiendo algo de coquetería por la súbita atención, y en menos de un segundo ya había dado la vueltecita. "¿Ya?"
Los chicos casi se mueren al ver eso.
Y bueno, ser el centro de atención así pues se me estaba haciendo divertido. Quizás sería interesante jugar con ellos así un rato.
Si...en definitiva sería divertido

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